LA VITRINA DE LA CONVERSA

lunes, enero 08, 2024

La “inteligencia” de la oposición inteligente y la estupidez de sus seguidores*

 


Por: Hernán Riaño

Porque no es solo la clase media, que por aspirar a ser de “la alta”, está en la tónica de defender al opresor; son personas de una condición muy humilde quienes son los que más los defienden.

Termina un año muy esclarecedor para el país y su futuro, marcado por muchos temas que en otras épocas de nuestra historia ni siquiera conocíamos ni mucho menos se trataban. Dejó en claro muchas cosas, develó muchos secretos muy bien guardados y mostró, crudamente, el cómo se había manejado Colombia y quiénes se habían apoderado de ella sin derecho y a sangre y fuego, literalmente hablando.

En los últimos años se ha informado sobre el despojo de tierras a los campesinos pobres por parte de los terratenientes feudales, usando a los paramilitares para ello. Solo hasta el 2.022, con ayuda de la JEP y el actuar del presente gobierno, empezaron a decantarse esas verdades. Comandantes paramilitares como Mancuso y muchos otros contaron ante los tribunales su forma de actuación y de quienes recibían esas órdenes, además del testimonio de militares activos y en retiro que informaron como era su articulación con los “paras” y el cómo se inventaron los mal llamados falsos positivos para obedecer a un gobierno en específico que quería mostrar resultados con su política de “seguridad democrática”.

El país ya lo sabía, pero por arte y magia de los grandes medios de comunicación, como en una novela de García Márquez, convencieron a los colombianos que eso era una fábula y que aquí no pasaba nada.  Solo con el ejercicio de la Jurisdicción Especial para la Paz, La Comisión de la Verdad, algunos periodistas que, si han investigado los hechos y funcionarios honestos del gobierno liderados por Gustavo Petro, se empezó a armar ese rompecabezas macabro de poder y muerte. Hoy muchos militares y exmilitares están investigados, condenados y en prisión por esas atrocidades. También empezamos a saber de grandes empresarios vinculados y financiadores de esos grupos irregulares, inclusive multinacionales que ya están siendo investigadas y sus ejecutivos citados a rendir cuentas.

Pero eso no es todo, el país comenzó a entender las verdaderas relaciones del poder económico con la postración de la mayoría de los ciudadanos, que, según estadísticas internacionales, al finalizar el gobierno Duque, fuimos clasificados como una de las sociedades más desiguales del mundo, con una pobreza y miseria tal, superada solo por dos o tres países en el globo. Su ambición ha llegado a puntos que harían sonrojar a ricos de otros países. Agravado, en la mayoría de los grandes capitales, por su vinculación directa o indirecta al accionar del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y sus sucesores.

Empezamos a saber del por qué les arrebataron los derechos a los colombianos, como la salud, el trabajo decente, las pensiones, la participación decisoria y tantos otros de los que gozan ciudadanos de otros países, inclusive cercanos al nuestro. Empezamos a entender que es “democracia”, aunque falta muchísimo para ser realmente conscientes de ese concepto, esa forma de vida y aplicarlo en Colombia; esa es una tarea ardua y dispendiosa que durará varias generaciones. Limpiar la mente de muchos compatriotas de ese gen feudal que se ha apoderado de su ser agravado por la tendencia a permitir y hasta a participar en cosas non santas, es algo que nos llevará mucho tiempo e inversión de recursos de todo tipo.

También vimos muchos líderes, periodistas y miembros del poder legislativo, que aprovechando el “boom” del estallido social, se camuflaron en la esquina progresista, pero no fue, sino que les dieran la oportunidad y pelaron el cobre poniéndose del lado al que verdaderamente pertenecen: la extrema derecha.

Conocimos todo tipo de “profetas del apocalipsis” que predijeron que con Petro el país sería como Venezuela, que muchos se irían del país, que los empresarios sacarían sus capitales para trasladar sus negocios a otras naciones, que, en síntesis, el país se derrumbaría, como si con los gobiernos uribistas estuviéramos igual a los países nórdicos o Suiza. Más que una profecía era un deseo personal; que Petro no hiciera las cosas bien para concluir que el progresismo no sabe gobernar y que solo ellos lo hacen, porque tienen el designio de dios para ello.

Empresarios que les mienten descaradamente a los colombianos, como los de las gaseosas, que a sabiendas de los pésimos efectos para la salud de esos productos, usan periodistas y sus medios, contratan “expertos” para que nos digan que esos efectos son mínimos, ignorando los estudios científicos mundiales que existen al respecto, solo para nombrar un ejemplo.

Ante las reformas supimos que la extrema derecha y los empresarios no tienen argumentos para mantener las cosas tal y como están; las EPS no son eficientes, están quebradas y han desangrado al país por  mucho tiempo, que los fondos de pensiones usan el dinero para enriquecer a sus dueños y cantidad de negocios privados que los ricos hacen con dinero público y por eso usan todos los medios posibles, legales o ilegales para mantener las cosas como están, a costa de la salud y la calidad de vida de los colombianos. Los argumentos se convirtieron en ataques personales a los funcionarios que las adelantan, tratando de deslegitimar su idoneidad y experiencia, hasta en su vida privada se han metido para desviar la atención de lo beneficiosas que son para los colombianos.

En todo esto, los grandes medios de comunicación de propiedad de grandes “cacaos” han jugado un papel muy importante, impulsados por la maledicencia de sus periodistas, que en esto son unos expertos, los “malos hígados” de todos ellos, muchos y muchas vinculados(as) a negocios non santos o a empresarios que los hacen, han demostrado una capacidad enorme de mentir, calumniar, inventar, entrampar para favorecer a sus patrones y a ellos en particular.

Este ha sido un año muy especial en el que hemos visto cosas que no se habían vivido en nuestro país. Nació algo muy raro llamado la “oposición inteligente”, pero que, de eso nada, no piensan, no raciocinan, no investigan, no razonan, no leen, no argumentan, solo salen en esos medios o en las tribunas o pasillos del Congreso a vociferar y gritar, como si con ofensas y alaridos pueden demostrar que tienen la razón. A senadores y representantes les han demostrado que no leen las reformas que no saben de qué se trata, en últimas que sus intereses son otros muy diferentes a garantizar una calidad de vida a los colombianos. Pero ni se sonrojan, pareciera que no “caen en cuenta” de que la embarraron, que hicieron el oso. ¿O será que esa inteligencia que pregonan no es tal, sino que el cerebro no les da para más? ¿Será qué solo los mueve las ansias de poder y de riqueza? O, en últimas, no les importa quedar mal porque saben que no pasará nada.

El cuadro se completa con una gran cantidad de colombianos estúpidos que son capaces de vender hasta a la propia madre con tal de mantener a Uribe y la extrema derecha en el poder. He visto estudios que tratan de explicar el cómo, un pobre que no tiene nada prefiere defender, a quien lo ha dejado en esa miseria; en vez de unirse a sus pares y luchar por una vida mejor. Pero el caso colombiano es de antología, vendedores ambulantes, campesinos miserables, gente que no tiene ni para comer dos veces al día, engrosando las filas de defensores y "apoyadores" de la extrema derecha, porque no es solo la clase media, que por aspirar a ser de “la alta”, está en la tónica de defender al opresor; son personas de una condición muy humilde quienes son los que más los defienden. Por eso traigo a colación esta frase: El enemigo del pobre es otro pobre que se cree rico. Además, atacan sin piedad a quienes, si piensan, dan argumentos y defienden la posibilidad de un mejor país. No se cansan de demostrar su ignorancia y estupidez.

¿Cómo se le puede llamar a esa actitud tan irracional? ¿Cómo se les puede hacer caer en cuenta de la realidad? Trabajo difícil para sociólogos, antropólogos y científicos de las ciencias sociales. La realidad es que son ellos los culpables de lo que ha sucedido con los gobiernos de los últimos 30 años, del estado en que Petro recibió al país y de la feroz oposición que le hacen.

NOTA ACLARATORIA: La RAE define la estupidez de la siguiente forma (1), tomado textualmente:

De estúpido y -ez.

f. Torpeza notable en comprender las cosas.

f. Dicho o hecho propio de un estúpido.

Sin.: idiotez, tontería, imbecilidad, bobería, sandez, memez, necedad, simpleza, tontada, cojudez.

Ant.: inteligencia, agudeza, perspicacia, sagacidad.

*Texto originalmente publicado en SoNoticias – Periodismo verídico para proporcionar elementos para la creación de conceptos propios (wordpress.com)

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

viernes, enero 05, 2024

ROBO PANAMERICANO *

 ¡Qué Juegos Panamericanos ni que mondá!

 Por: Felipe Priast.

La premisa es: ningún contrato en donde estén involucrados los Char, es honesto o legítimo.

Partiendo de esa base, hay que darle las gracias a Petro (o a la supuesta ineptitud de su ministra del deporte) por esos Juegos Panamericanos que se perdieron. Unos juegos de $500 millones de dólares en manos de los Char es como soltarle un contenedor de "Bom Bom Bum" a un curso de prekínder: se iban a robar al menos la mitad, eso para no decir que se iban a llevar toda la gloria, lo cual hubiese sido como añadir insulto al daño, lo cual ya era mucho.

Ahora, Petro, inteligentemente, mató esa vaina, también para joder a esos lavadores inmundos de los Char que están a "dos Doritos" de ser extraditados por traquetos de los carteles mexicanos, eso para no hablar del agravio causado por los Char sobre su hija y sobre él mismo en los partidos de la Selección Colombia en Barranquilla; y más recientemente, en escenarios taurinos.

 ¿A cuenta de qué iba Petro a financiar unos juegos para que la gloria se la lleven sus enemigos? Los argentinos tienen un dicho: “Calentar el mate para que se lo tome otro”, así, igualito.

Habiendo dicho todo esto, esos juegos panamericanos estaban torcidos desde el inicio.

Que dizque no fue la asamblea la que escogió a Barranquilla, sino que fue una decisión “ejecutiva”. ¡Éche!, ¿cómo así? Eso a lo que huele es a que los Char sobornaron a alguien por ahí para ganarse esos juegos, y ensillaron al gobierno de Iván Duque y al de Petro con esos juegos de manera arbitraria.

Ahora, Duque se montó en ese tren porque no le podía decir que no a los Char, a quienes les debía su elección por el cuento de la “Ñeñe Política”, y quizá también porque Duque está untado en el cuento de la facilitada de los puertos para el tráfico de estupefacientes de la Organización del Mayo Zambada. A ese cuento de que los Char fueron los que torcieron los puertos para la salida de droga de los cárteles mexicanos le falta un pedazo, y ese pedazo es el rol de Duque en ese esquema, pues los puertos son supervisados por el Estado, no por un político en particular, y torcer esos puertos requería del poder ejecutivo.

Entonces, Duque accedió a la vaina de los Juegos Panamericanos porque estaba comiendo del billete que generaban los Char con ese cruce. Pero lo que no puso fue el billete. Le dejó todo firmado a Petro para que este hiciera el desembolso. En otras palabras, esos Juegos obtenidos corruptamente fueron una granada con temporizador que le dejó Duque a Petro, quien no es ningún estúpido y vio por donde venían los tiros. Ahí es cuando yo creo que Petro maniobró para no pagar la cuota y así matar esos juegos de mierda.

Y seamos honestos: un país pobre como el nuestro con un presupuesto de $1 billón anual para deporte, ¿en realidad se iba a gastar $2 billones de pesos en esos juegos para que los Char y sus asociados se robaran la mitad?

¡Tú me tienes que estar jodiendo! ¡Bien muertos están esos juegos y ojalá no los revivan con nada!

 ¡Qué los organicen en otra parte, Colombia, y este gobierno de izquierda, tiene otras prioridades!

A mí lo que me da risa son las ambiciones de grandeza de los barranquilleros. Que Fórmula 1, que Juegos Panamericanos, que estatua gigante de Shakira. Es todo un velo de “grandiosismo” para robar. Los Char le están vendiendo milagros y eventos fastuosos a los barranquilleros para robar y lavar a lo perro. Toda la economía de Barranquilla es un lavadero asqueroso, toda la ciudad funciona con base al narcotráfico y el lavado de activos. Nada más hay que ver cómo ha crecido la construcción en Barranquilla en los últimos 30 años. Ha sido todo con dinero sucio o de dudosa procedencia. Es una ciudad narca al 100% y los capos de este “cartel” son los Char.

Barranquilla está en la misma situación que estaba Cali en los 90s. con los Rodríguez Orejuela.  Y a los que reclaman que porque Petro esto, o Petro lo otro, más bien cállense la puta boca.

 ¡A Dios gracias! Petro, mató esos juegos que no iban sino a servir para que los Char y su maquinaria de amigos y contratistas corruptos se robara la mitad y la lavara…

Loco, confórmense en Barranquilla con organizar el “Campeonato Nacional de Chequita”, porque las finanzas de Barranquilla no dan para más….  ¡Qué Juegos Panamericanos ni que mondá!

Eso lo que iba a ser era un “Robo Panamericano”.

Gracias Presidente Petro por proteger esos $500 millones de dólares…Y los Char que se coman un contenedor repleto de cotopla... ¡turcos traquetos de mierda! 

*Texto tomado del Grupo: Seminario Taller de Periodismo Alternativo y Contrahegemónico 

martes, diciembre 19, 2023

TransMilenio vence el temor a una condena por falsedad y fraude procesal*

 

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

La mejor dieta no es la parlamentaria sino la de la mesura.

Estuvimos preguntando a algunos conocidos boyacenses qué saben de los Ramírez: nos dijeron que son conservadores, lo cual es problema de ellos; que siempre han hecho plata con la política y que el papá se alió con alias “Mi Sangre” y “El Doctor” –connotados delincuentes, el uno paramilitar y el otro narco– y puso a disposición de estos su curul y su tiempo, como quedó acreditado con las horas de conversaciones que interceptó la Fiscalía entre el congresista y sus patrones

La obsesión de los alcaldes de Bogotá por el TransMilenio es rayana en un trastorno clínico: incluso antes de posesionarse, el alcalde electo ocupa sus primeras reuniones en garantizar la pervivencia del modelo económico del sistema, cuyo fracaso se ha probado y demostrado. Una de las primeras decisiones que deberá tomar Carlos Fernando Galán a su llegada al Palacio Liévano es si incrementa o no la tarifa del sistema de transporte. Los enterados especulan sobre un aumento entre el diez y el veinte por ciento, llevando el valor del boleto a alrededor de 3.200 pesos. Al margen de la discusión sobre su conveniencia y oportunidad, es preciso recordar que el ciudadano no paga la tarifa completa de su viaje pues este es subsidiado en porción importante con recursos públicos del orden de los 2.7 billones de pesos en la última vigencia fiscal. Y, aun así, prácticamente sostenido con el dinero de los contribuyentes, el modelo concesionado no logra llegar a números verdes. Los bogotanos recordarán que tan solo hace unos meses los operadores y su gerente (también pagado con recursos públicos) amenazaron con el cese de operaciones si el gobierno nacional no entregaba aún más plata para cubrir el que ellos llaman “déficit” y que, aunque semánticamente parecidos, realmente se debe a un defecto muy conveniente para ellos en la estructuración del negocio.

Hemos sabido que ante un juzgado municipal de Bogotá se adelanta una actuación penal en contra de funcionarios del Instituto de Desarrollo Urbano y de Catastro Distrital con ocasión de una acusación promovida por la Fiscalía por los delitos de falsedad ideológica en documento público y fraude procesal, cometidos durante la fiebre de la alcaldesa por la expropiación de bienes privados para la construcción de troncales de TransMilenio. Vemos con satisfacción que las protestas ciudadanas y los reclamos por las constantes intimidaciones y abusos de la administración distrital han sido atendidas por el ente acusador y están siendo dirimidas en una corte de derecho. Sin desmedro de lo anterior, hemos de advertir que incluso con causa penal a bordo los que siempre ganan siguen ganando: si se expropia y se derrumba lo suficiente antes de perder el poder, quien ha de sucederlo(a) no tiene alternativa distinta a seguir el curso de su predecesor(a) o de lo contrario se expone al detrimento patrimonial del Estado. Lo cierto es que cualquier bogotano debe preocuparse cuando vea a un funcionario distrital siquiera avistando su domicilio a la distancia, pues si tienen en mente pasar buses por encima de su casa o edificio no habrá tuitiva que valga. Dicho de otra forma, puesto el ojo, ordenada la expropiación.

–Pasando a otro tema– Estos son buenos días para la administración de justicia: la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia no se deja entretener en novenas ni baja la marcha en la víspera de la vacancia y por ello actuó sin demora ante la presencia de indicios graves de ideación, organización y dirección de un “entramado criminal” por cuenta del senador del Centro Democrático, Ciro Alejandro Ramírez. Si Ciro leyera esto hoy, lo haría desde una celda de la cárcel La Picota, establecimiento en el que estará recluido por un buen tiempo durante el cual el país se tendrá que privar de sus excelsos análisis económicos por los que algunos lo tenían como uno de los ‘buenos’ de la bancada uribista. Por lo visto Ciro Alejandro no solo lleva el apellido de su papá sino también su inri en materia penal. Estuvimos preguntando a algunos conocidos boyacenses qué saben de los Ramírez: nos dijeron que son conservadores, lo cual es problema de ellos; que siempre han hecho plata con la política y que el papá se alió con alias “Mi Sangre” y “El Doctor” –connotados delincuentes, el uno paramilitar y el otro narco– y puso a disposición de estos su curul y su tiempo, como quedó acreditado con las horas de conversaciones que interceptó la Fiscalía entre el congresista y sus patrones, a quienes habría convencido de ser “la puerta de entrada al Congreso”.

Los que han estado pendientes de la reforma laboral están contentos de que el recargo nocturno vuelve al comienzo de la noche mientras avanza el trámite de los demás artículos en el Congreso. Aunque haya asalariados que denostan del proyecto, que no es otra cosa que restituir los derechos globalmente reconocidos a los trabajadores y que en Colombia fueron cesados bajo la promesa de más y mejor empleo que jamás se hizo realidad, no son pocos los ciudadanos que celebraron este triunfo en el debate sobre la reforma.

En otra oportuna decisión de la justicia, esta semana un juez de la República condenó a cuarenta años de prisión al policía que torturó y asesinó a Javier Ordóñez en un grotesco caso de abuso policial que encendió las calles por haber quedado registrado en video. Esperamos que con la misma eficacia y seriedad sean decididas las causas abiertas con ocasión de los excesos en el uso de la fuerza que siguieron a la publicación del video de la tortura a Ordóñez y que concluyeron en al menos once homicidios extrajudiciales.

Adenda: los que están de plácemes con la llegada del nuevo año son los gastroenterólogos y los nutricionistas que atenderán los excesos de diciembre. A todos nuestros lectores les deseamos una feliz Navidad.

Adenda dos: un internauta nos recuerda este titular del 25 de febrero de 2023 publicado en Infobae: “Claudia López sería investigada por gastar un billón de pesos en publicidad”. ¿Qué será de eso? Averiguaremos.

Texto publicado originalmente en https://sonoticias0.wordpress.com/ y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño, director de Sonoticias

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

martes, diciembre 12, 2023

De cóndores y carruseles*

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

Imaginen ustedes, si un decreto del gobierno que dio cumplimiento a una orden del Consejo de Estado armó semejante zaperoco entre los congresistas, ¿cómo recibirán la propuesta de despenalizar por completo el uso de la marihuana?

Un diario capitalino abre su edición sabatina con el titular “Cóndores no vuelan todos los días”, expresión que nos hizo recordar una obra de antaño llamada “Cóndores no entierran todos los días”. A diferencia de aquella, esta no se refería al pájaro majestuoso que surca los Andes, sino a los pajarracos; término que precedió a la apócope ‘paraco’, pero que se refería a lo mismo: sujetos que mataban por negocio y, para justificarse, decían tener alguna ideología retardataria. En Tuluá –municipio en donde se desarrolla la obra– Germán recuerda que los visitantes eran recibidos por un aviso que se leía “ha llegado usted a Tuluá, remanso de paz, corazón del Valle”, al que algún estudiante agregó “nido de pájaros”. Solo podemos imaginar la confusión que producía para la época la palabra pájaro, pues uno no sabría a ciencia cierta si debía cuidar de él o cuidarse de él.

Vemos con preocupación que este municipio, a noventa minutos en carro de Cali, no se ha librado del yugo de los delincuentes: durante la campaña electoral fue asesinado un parapentista que desde el cielo hacía proselitismo en favor de un candidato aparentemente odiado por los narcos, candidato que tampoco pudo hacer campaña pues –según cuenta la prensa– los criminales le tenían vedado abandonar su residencia. En el municipio pocos saben lo que ocurre y cada vez son menos quienes se atreven a reportar la escalada narcoparamilitar que se tomó el municipio: no queda ni una emisora local, puesto que sus directores y reporteros tuvieron que abandonar –con la mejor de las suertes– el oficio, mientras que otros con menos suerte se vieron forzados al desarraigo e incluso al exilio.

Las amenazas se entreveran y son tantos grupos delincuenciales –o al menos así se quieren presentar– que es difícil llevar registro de todas las intimidaciones y ataques a la población civil. Bien lo resume el periodista Robert Posada en entrevista con El País (de España, por supuesto, pues aunque el tema les sea más próximo seguro que no interesa a los editores y nuevos propietarios del homónimo de Cali): “casi que por cada alimento hay un cartel”.

Las cosas no están bien en Latinoamérica y advierten empeorar: una guerra en ciernes entre Venezuela y Guyana, y un golpe de Estado en curso en Guatemala. A buena hora el presidente Petro manifiesta su voz de protesta y convoca a los líderes de la región para rodear a Bernardo Arévalo, presidente electo del país centroamericano y a quien una muy corrupta e igualmente organizada clase política pretende cesar antes de jurar el cargo. Además de las reminiscencias que saltan a la vista, la ruptura del proceso democrático en Guatemala –unido al régimen autocrático de Bukele en el vecino Salvador– pone en grave riesgo la estabilidad de la región y nos retrotrae a la época de dictaduras, represiones y censuras. Ojalá el pueblo guatemalteco y el concierto internacional detengan este intento de subrogar la voluntad popular y dejen en evidencia a la camarilla que con el apoyo del narcotráfico gestó y ahora impulsa el golpe.

Volviendo al terruño, publica El Espectador en su edición del sábado un reportaje sobre el estado de la seguridad en Bogotá tras cuatro años de gobierno de Claudia López. Los entendidos en la materia coinciden en que se fue al traste, igual que la movilidad, la limpieza y el bienestar de los ciudadanos. Todo lo malo aumentó, incluso los negocios para los implicados en el carrusel de la contratación, que volvieron al ruedo –¿o al carrusel? – con la alcaldesa cuidadora, quien supo protegerlos con contratos por el orden de los 35.000 millones de pesos, según denuncia del concejal Diego Cancino. Nos unimos al mensaje de Daniel Coronell en su reporte de La W: hará falta la voz crítica de Cancino en el Concejo de Bogotá, pues se requiere coraje y convicción para enfrentarse a una integrante de su propio partido y máxime al considerar que su oposición a esta pudo costarle la reelección, pues como lo cuenta Carlos Carrillo, la alcaldesa tenía favoritos en el cabildo distrital e hizo de madrina para garantizarles la curul en el siguiente periodo. Para evitar fútiles indignaciones, por madrina nos referimos a la cuarta acepción del término en el diccionario general de la lengua española de la editorial Larousse, que se lee: “[m]ujer que protege o ayuda a una persona, en especial en su vida profesional, o que da su ayuda, apoyo o protección, especialmente económica, para el desarrollo de un proyecto o una actividad.”

Adenda: un amigo nos daba su definición de la depresión como el estado anímico de la mayoría un lunes a las diez de la mañana sin cinco en el bolsillo y con cuentas por pagar. Razón no le falta y su sapiencia deviene especialmente valiosa en estas semanas de excesos.

Adenda dos: el Congreso de la República, uno de los peores en las últimas décadas, aún no se pone de acuerdo en una fecha para dar trámite al proyecto de ley que busca la legalización del cannabis para uso adulto. Imaginen ustedes, si un decreto del gobierno que dio cumplimiento a una orden del Consejo de Estado armó semejante zaperoco entre los congresistas, ¿cómo recibirán la propuesta de despenalizar por completo el uso de la marihuana?

*Texto publicado originalmente en https://sonoticias0.wordpress.com/ y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

jueves, diciembre 07, 2023

No me diga que Name dijo*


Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

Revelación de El Espectador deja muy mal parada a la Alianza Verde, partido que ha recibido miles de millones de reposición de votos por la consigna ‘anticorrupción’, causa que no les ha impedido asignar a dedo y con ‘pliegos sastre’ –de los que antes denostaba la alcaldesa verde, Claudia López– puestos y contratos para la progenie de los Name.


Hay familias con suerte o pícaros con fortuna. Después de ver el roscograma que publicó El Espectador en su edición dominical y que tiene en su centro al presidente del Senado, Iván Name, concluye uno que el país no es de los Char ni de los Gerlein sino de otra familia costeña, mucho menos conocida, que salió de un municipio de Bolívar a ocupar escaños en el Congreso y en el Concejo de Bogotá, al tiempo que detenta puestos aquí y allá, en despachos ministeriales; unidades de trabajo legislativo y quién sabe cuántos contratistas a nivel nacional y territorial. Sin pena alguna, el martes o miércoles volverá el hasta hace poco ignoto senador Iván Name al estrado desde el que ordena el pleno del Senado y avanza en su conquista puestera. Y porque no podemos perder la gracia ni pasar por alto lo divertido de nuestras desgracias, es tal el apetito de los Name que no dejaron ni el cargo de mecanógrafa de la secretaría general de la Cámara de Representantes, que ahora ocupa la sobrina de Iván Name.

Esta revelación de El Espectador deja muy mal parada a la Alianza Verde, partido que ha recibido miles de millones de reposición de votos por la consigna ‘anticorrupción’, causa que no les ha impedido asignar a dedo y con ‘pliegos sastre’ –de los que antes denostaba la alcaldesa verde, Claudia López– puestos y contratos para la progenie de los Name. Iván Leónidas, hijo del presidente del Senado, es asesor de un representante a la Cámara perteneciente a la Alianza Verde, así como su hermana Janeth, y María Clara, su exesposa, acaba de terminar un sustancioso contrato en el despacho del gobernador ‘verde’ de Boyacá, seguramente a la espera de uno mejor con la posesión del viejo conocido y amigo de la familia, el taimado Carlos Amaya.

Siguiendo el buen ejemplo del senador Iván Name, hay otro congresista –virtualmente desconocido para la mayoría– de nombre Óscar Barreto, quien venía de ser gobernador de Tolima y ahora se encuentra en calzas prietas, pues no logra explicar por qué adjudicó doce contratos de obra por valor de 35 mil millones prácticamente a dedo para luego dejar pasar toda suerte de justificaciones absurdas por el incumplimiento de los contratistas. Esta semana la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia le ha llamado a indagatoria por el delito de peculado por apropiación. Veremos si el señor Barreto decide responder a la justicia o si prefiere, como hizo con los llamados de la prensa, guardar silencio.

Recordábamos por estos días la crítica que formuló una senadora al entonces candidato a alcalde Gustavo Bolívar, quien publicó un video hacia las nueve de la mañana en el que se le veía recostado en su cama. El reproche, que ya olvidamos pero que definitivamente llamó nuestra atención porque como dormilones nos sentimos aludidos, iba por las líneas de que una persona que se levantara tarde de su cama no podía ser un buen administrador. Ahora resulta que médicos de varias especialidades parecen haber alcanzado un consenso respecto de las virtudes de un buen descanso, desvirtuando ese dicho tan colombiano y tan equivocado de que “al que madruga, Dios le ayuda”, y al que siempre respondemos con otro refrán: “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Y aprovechando la oportunidad, preguntamos a quienes pretenden que sus funcionarios electos estén laborando al alba, ¿acaso a ustedes les hace más productivos levantarse de noche para ir a trabajar?

Quien sí le madruga al despilfarro es la saliente alcaldesa Claudia López, quien –como dice ella– “con los impuestos de los bogotanos” pagó, no una página ni la portada de El Tiempo, sino una revista entera que acompañaba la edición dominical –día de la pauta más cara– y que salía expulsada al abrir el diario, como si las páginas del periódico pudieran sentir la misma repulsa que nos suscita a la mayoría de bogotanos ver tamaño desperdicio.

Para nuestro pesar, rara vez encuentra uno revistas, separatas o al menos una nota en el periódico en efeméride de la vida y obra de grandes hombres y mujeres en Colombia. Por ello replicamos y celebramos dos acontecimientos recientes: el primero, la decisión de la empresa Metro de Medellín de dedicar uno de sus trenes a la pianista Teresita Gómez y engalanar los vagones con recuerdos de su vida –que sin lugar a duda ha sido una bien vivida y ejemplo para generaciones presentes y futuras–, y el segundo, la determinación editorial de El Espectador para ocupar sus páginas, en el día en que se cumplen treinta años de la muerte del asesino Pablo Escobar, a honrar las vidas interrumpidas por el terrorismo financiado por los narcos y reivindicar el derecho de sus dolientes a conocer la verdad. Deseamos, para los años venideros, que sean muchos los reconocimientos a Teresita y cada vez menos los onomásticos a Escobar.

Adenda: aún con Names y Barretos avanza la reforma a la salud contra todo pronóstico. El gobierno que acusan de poco eficiente; mal ejecutor; distraído y sin ruta ni destino está ad-portas de aprobar la más contenciosa de sus reformas.

Adenda II: Un familiar cercano comentó hace poco cómo, por una pequeña infracción, la policía de tránsito hizo que se detuviera. Le practicó prueba de alcoholemia, le recomendó tener más cuidado y, por no reportar contravención anterior… ¡lo dejó ir! Por supuesto eso no ocurrió en Colombia, en donde cualquiera de esos chupasangres le hubiese quitado a ese distraído conductor hasta la dignidad. Porque no hay nadie más inhumano en este país que un agente de tránsito, y no hay nada más terrorífico que ser detenido por uno de ellos. Un ruego para que alguien le eche una mirada a estos ‘servidores’ –que para nada sirven– y que se les brinde una urgente capacitación en Derechos Humanos, respeto y normas de tránsito, porque de lo único que saben es de abusar del ciudadano.

*Texto originalmente publicado en https://sonoticias0.wordpress.com y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, por la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

martes, noviembre 28, 2023

Envenenarse vale oro*

 

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

No todo lo que brilla es oro, por lo general es mercurio que enriquece a pocos y envenena a todos.

El Calvario es el nombre que lleva un monte en Israel y que fue el lugar donde Jesucristo tuvo que sufrir toda clase de penurias antes de ser crucificado y entregar el alma al creador. El calvario es sinónimo de privación, de sufrimiento, de complicación, pero también es el día en que Pablo, coautor de esta columna, sufre para poner en castellano las ideas de su otro tertuliano. Aun con las complicaciones y la ocasional barbaridad, nos divertimos escribiendo estas líneas y nos llena de honor que haya quienes destinen unos minutos de su día a leernos.

No sabemos si las diferencias en términos de redacción entre los autores de esta columna se deberán a la ingesta de mercurio durante el tiempo vivido. Esta semana leíamos con no poca preocupación un reporte que afirma que nuestros ríos están infestados de mercurio vertido para la extracción de oro y otros metales pesados. Lo más grave es que en opinión de quienes suscribieron el reporte es posible que las plantas de tratamiento no estén en capacidad de evitar el paso de todo el mercurio y en consecuencia es probable que circule por los acueductos de ciudades distantes de las minas, como Bogotá. Lo que antes servía como remedio, hoy amenaza con envenenarnos a todos los humanos y hasta a las aves en las que se ha hallado trazas de mercurio. Ojalá las autoridades ambientales hayan leído el informe y estén tan interesadas como nosotros en imponer todas las salvaguardas que sean del caso.

En un verdadero manicomio se ha convertido la elección del nuevo alcalde de Santa Marta. No entendemos cómo es que un simple conteo de votos termina en semejante zaperoco que, como es costumbre, favoreció a los clanes consiguiendo –por medio de una decisión judicial– lo que su electorado no les concedió. La derecha, que no es precisamente la mano con que se hacen buenas obras, se ha encargado de torcer todo al punto en que prevalecieron sobre la voluntad popular. En última hora el Tribunal Superior del Magdalena revocó un fallo que atendía a los intereses del candidato de izquierdas, dejando el camino libre para que la Registraduría, en tiempo récord, consagrara al candidato de todos los politiqueros como nuevo alcalde de la ciudad.

Por su parte, el gobierno nacional insiste en un propósito loable: atraer a los extranjeros para que disfruten sus vacaciones en Colombia. Es así como, por primera vez en años y para muchos nacionales el primero en sus vidas, atracó en el puerto de Buenaventura un crucero repleto de turistas europeos que gozaron de esta ciudad tan temida y denostada por algunos colombianos, como el señor Néstor Morales, quien sin ninguna pena reprochó al organizador del viaje por haber llevado a estos turistas puesto que “nadie pasa vacaciones en Buenaventura”. Celebramos este esfuerzo de la empresa privada con el concierto de ProColombia y confiamos en que no será el primero. Quizá con más viajes a Buenaventura y más extranjeros en nuestras ciudades y municipios lograremos reponernos de la mala imagen que aún persiste entre algunos.

Aunque Morales no lo sepa ni le importe, por Buenaventura llegan las principales innovaciones al país, como es el caso de los vehículos híbridos y eléctricos que, como cuenta José Clopatofsky en el editorial de la Revista Motor, han despertado un apetito entre los conductores colombianos que se satisfizo con creces durante la reciente edición de la Feria del Automóvil. Incluso con las preocupaciones por el precio de las baterías, por sus posibles consecuencias medioambientales y por los altos precios de sus modelos, el segmento de eléctricos no para de crecer al tiempo que el país se ordena para la transición energética. Germán, coautor de una ley que dispuso incentivos para la movilidad eléctrica en una época en que no era tan popular, celebra esta buena nueva.

Nuestro viajero por excelencia estuvo de visita en Las Vegas y, además de confirmar que los carros eléctricos están a la orden del día, se maravilló tanto por el ánimo de juerga como la accesibilidad casi total de los principales lugares de interés en silla de ruedas. Hasta en los parques nacionales se encuentran adecuaciones para las personas con movilidad reducida, de forma que puedan sentirse en igualdad de condiciones mientras gozan del paisaje o de una copa en un casino. En eso sí que están avanzados los gringos, ojalá los alcancemos algún día.

*Texto originalmente publicado en Sonoticias y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

martes, noviembre 21, 2023

La ordalía de viajar en avión*


Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

un cínico de marca mayor es el expresidente Iván Duque, quien se atreve a declarar que “el gobierno de Petro se convirtió en un símbolo de fractura nacional”. Todavía nos estamos riendo cuando vemos que el peor presidente de la historia, el que provocó tres paros nacionales e innumerables críticas por su desgobierno y amoralidad, tiene el nervio de expresarse públicamente en oposición a su sucesor

Desde que Ícaro se elevó con sus alas de cera para intentar alcanzar el sol, el ser humano ha ansiado y visto como un éxito surcar los cielos. Es tan evidente el deseo de volar que algunos individuos le dieron al Espíritu Santo la capacidad de elevar sus alas. Hasta hace unos años viajar en aeronave era un placer, hoy se asemeja más a una tortura: antes se percibía un interés de la tripulación por hacer sentir a gusto al pasajero, ahora parece que les estorban; antes cuidaban a su clientela y especialmente a quienes llevaban años viajando en su línea, ahora poco o nada les importa, sean nuevos o viejos conocidos; antes recibían a los pasajeros con una bebida, ahora hay que pagar hasta por el agua –situación que debería ocupar la atención de la Superintendencia de Industria y Comercio, dada la absoluta concentración de la oferta y los precios exorbitantes– y próximamente habrá que hacerlo por usar el baño.

Antes con recibir el boleto se tenía la confianza implícita de que contaba con un lugar garantizado en el avión, ahora hasta que no se está sentado, con el cinturón abrochado y la puerta cerrada no hay certeza de nada, especialmente en aquella aerolínea otrora colombiana cuyo nombre todos conocemos y que incurre reiteradamente en la práctica de sobrevenir asientos sin salvaguarda alguna para los pasajeros que puedan verse afectados por el exceso en la demanda – conducta que merece la atención de la autoridad de protección al consumidor–; antes todas las contingencias se resolvían cara a cara en el mostrador del aeropuerto, ahora las discusiones comienzan 24 horas antes del vuelo con la acostumbrada pelea –si tiene suerte, por teléfono con un ser humano, de lo contrario con un robot– para que se adjudique un asiento a bordo o se admita un equipaje a la bodega. Lo que antes era un momento ansiado ahora es un suplicio. Y no nos queda alternativa distinta a resistir porque debemos llegar a nuestros destinos y no podemos hacerlo a nado o al lomo de un caballo. Ojalá el Estado ejerza pronto su poder de inspección en procura del interés general y garantice la primacía de los derechos de los viajeros, tan vulnerados por estos días.

–Pasando a otro tema– Encontramos a nuestro regreso que la política colombiana no cambia. Un gobierno que pretende hacer efectivos los derechos de la mayoría, como nunca antes, encuentra frenos por doquier. Un poder ejecutivo que fija sus esfuerzos en alcanzar la paz por todos los frentes recibe la oposición de ex-negociadores que les parece objetable adelantar negociaciones simultáneas, como si las de ellos –que corrían solas– hubiesen alcanzado su propósito. Un presidente que cumple con el mandato de sus electores, que no es otro que el de las reformas que conduzcan a una mejoría en las condiciones de vida, recibe calificaciones de “impredecible”, “adanista” o “megalómano”. Mientras tanto, los poderes de toda la vida –entre ellos los Olímpicos de Barranquilla– disfrutan del percibido colapso del gobierno y celebran en micrófonos y tribunas de opinión los abucheos a la familia presidencial. Y el Congreso estático, entregado a la dilación promovida por sectores de interés que ven en el debate un riesgo a sus negocios, ajeno a la calidad de foro público que le dio origen y lleno de individuos que deslucen la dignidad parlamentaria. Para Germán, quien ocupó un escaño en la Cámara de Representantes por 24 años y que ha visto de todo en los puestos vecinos, esta legislatura preocupa en comparación con las que le antecedieron por su mediocridad y baja calidad argumentativa.

El que sí es un cínico de marca mayor es el expresidente Iván Duque, quien se atreve a declarar que “el gobierno de Petro se convirtió en un símbolo de fractura nacional”. Todavía nos estamos riendo cuando vemos que el peor presidente de la historia, el que provocó tres paros nacionales e innumerables críticas por su desgobierno y amoralidad, tiene el nervio de expresarse públicamente en oposición a su sucesor. Bien podría decirse que Duque aspiró a ser y logró hacerse con la medalla al tiro, porque descolló en tirarse el país. La corrupción alcanzó sus mayores niveles con Duque a la cabeza, sería bueno que nos contara cuántos de sus amigos se lucraron del tubo de Ecopetrol. Donde hubiera tenido un año más de gobierno, se acababan las reservas y no quedaba combustible ni para cargar un briquet. También convendría que explicara por qué una familiar suya era conocida entre altos funcionarios del Estado como “la madrina”, quien gozaba de un acceso irrestricto a entidades y procesos de selección. Le preguntamos a un historiador si él o alguien de su ramo se atreverían a escribir la historia del gobierno Duque y dijo que nadie se ocuparía con ello porque lo que resultaría no sería un libro sino un cómic.

*Texto originalmente publicado en SONOTICIAS y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de su director; el periodista Hernán Riaño.

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lunes, noviembre 13, 2023

Colombia es un partido de fútbol*

 

Por: Hernán Riaño

De acuerdo con las diferentes reacciones de los colombianos respecto a los hechos que ocurren en el país, no cabe duda de que son con el corazón y no con la razón, como si todo se tratara de un partido de fútbol.

En uno de esos espectáculos ve uno a esos aficionados, llorar, echar “madrazos”, maldecir al técnico y a los jugadores, agarrarse a puños con otros aficionados, en una discusión constante con el árbitro (porque sí y porque no), en muchos casos peleas en las tribunas o en las afueras del estadio y, lo más grave, atacar, en muchos casos, hasta la muerte, a hinchas de otro equipo. Todo ello sin mediar un análisis, siquiera mínimo, tanto de las acciones como de las consecuencias.

La extrema derecha pregonando un “nuevo panorama político” para tratar de limitar el trabajo del presidente en favor de los colombianos y una izquierda pidiendo cabezas, es nuestro panorama poselectoral.

De igual forma lo hacen con todo lo que tiene que ver con la vida nacional y la política. Así lo presentaron los grandes medios y muchos políticos en las elecciones regionales. Para la derecha fue un referendo de censura para el gobierno de Petro, que solo lleva un año y tres meses gobernando después de más de 200 años de saqueo, pobreza y miseria que ha dejado esa misma derecha feudal, como si todos los males que afectan al país hubieran llegado con Gustavo Petro, a pesar de que ese planteamiento que estas elecciones fueran un plebiscito fue impulsado, erróneamente, por el excandidato a la alcaldía de Bogotá en una de sus acostumbradas salidas.

Para los afectos al gobierno nacional representaron un avance de consolidación de una fuerza nueva en el ámbito nacional, el Pacto Histórico tiene aproximadamente dos años y como fuerza que plantea otros argumentos para el desarrollo y bienestar del país, representaron un buen resultado.

Aparecieron, en ambos lados, los profetas del apocalipsis de siempre, los de los partidos tradicionales presagiando el fracaso y desaparición de esta nueva fuerza política democrática tratando de evitar que se les han destapado cantidad de hechos de robo y saqueo de los recursos públicos, como nunca antes, e intentan con estas acciones, quitarle importancia y tapar todo. Para los seguidores del gobierno más recalcitrantes se ha debido ganar rotundamente en todo el país olvidando que quienes siguen en el poder son los dueños del país. La pérdida en la capital y en una de las ciudades importantes, sede del más radical de los extremismos de derecha, es un fracaso que requiere una autocrítica, autoflagelación y desenmascarar a los “culpables” para que sean llevados a la hoguera.

Se olvidan de varios factores, en la capital, hoy se habla de fraude en las elecciones para favorecer a los empresarios y constructores con un candidato, que su único mérito visible es ser el hijo del inmolado candidato líder de un movimiento político y candidato presidencial, que se alió con quienes su padre denunció y posiblemente lo asesinaron. También que la alcaldesa de la capital hizo política descarada en favor de ese candidato, sin que ningún ente de control se pronunciara, dejándola actuar a sus anchas y con una grosería inusitada. Todos los medios de comunicación comerciales y hasta muchos comunitarios y alternativos “trabajaron” para que ese candidato fuera el triunfador, los primeros inventado cosas, diciendo mentiras y calumniando al único candidato democrático y los segundos haciendo eco, sirviendo de altavoz, reproduciendo las falsedades que se inventaban los periodistas de la prensa tradicional. También hay que señalar que muchos ciudadanos creyeron estúpidamente todas las cosas que esa prensa difundió.

En la capital del uribismo, se aliaron esas fuerzas para consolidar esa extrema derecha que, infortunadamente, va a mantener ese fortín de muchos hechos de corrupción y delitos en Colombia. Lo raro fue que en el periodo anterior hubiera gobernado un alcalde de corriente política diferente al uribismo. El personaje electo, que “brilla por su inteligencia” y falta de atributos de un buen gobernante solo quiere continuar con lo que hizo en su primer gobierno con más desfachatez, llevando a esa ciudad a límites insospechados.

La falta de experiencia en política de muchos activistas, agravada por la ineficiencia de los partidos que conforman el Pacto (que los dejaron a la deriva, no los capacitaron y no les informaron de los riesgos electorales), fue un factor importante para que se diera la presente coyuntura. ¿Es que no sabían que se iban a robar las elecciones? En el caso de Bogotá, el candidato del pueblo se entregó anticipadamente aceptando la pérdida sin siquiera poner en duda los resultados, concejales del Pacto dándoselas de decentes y diplomáticos felicitando al nuevo alcalde, sin esperar los escrutinios y las demandas respectivas. ¿No aprendieron de las elecciones para parlamento en la que hubo fraude y que gracias a muchos ciudadanos que estaban atentos se pudieron recuperar votos y por ende curules? ¿En qué estaban pensando, que por el hecho de haber un gobierno honesto todo el funcionamiento del aparato electoral ahora era decente? La registraduría y el CEN contribuyeron en que no se pudiera tener más alcaldes afines al gobierno nacional con un actuar soterrado que incluyó no permitir testigos electorales, la caída de la página de la registraduría, el impedimento de consulta de esas páginas posterior al 29 de octubre y con denuncias muy graves que los involucra.

La extrema derecha pregonando un “nuevo panorama político” para tratar de limitar el trabajo del presidente en favor de los colombianos y una izquierda pidiendo cabezas, es nuestro panorama poselectoral

Como en un partido de fútbol, todos creen tener la razón y quieren imponerla a como dé lugar, sin criterio, sin información, sin análisis y solo porque el aficionado, en este caso el colombiano, decidió que es así. Nos hace mucha falta cultura política, entender quien representa a quien, qué intereses están detrás de cada acción y sobre todo dejar de creerle, como si fuera una secta religiosa, a los medios de comunicación tradicionales y a los periodistas que allí trabajan, que además de creerse vacas sagradas de la comunicación, no son sino unos difusores de mentiras y falacias para favorecer a la extrema derecha de Colombia.

*Texto publicado originalmente en SoNoticias – Periodismo   y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

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viernes, noviembre 10, 2023

El secuestro del que nadie habla: el de la Registraduría*

 

En la imagen: Edificio sede central de La Registraduría Nacional del Estado Civil de Colombia,
tomada de la página oficial de la RNEC.

Por: 

Ricardo Esteban Ruiz

Días han pasado ya desde las elecciones. Mientras las ciudades principales tienen definidos sus electos, en la periferia pululan las quejas de reconteo de votos en alcaldías y concejos. La Registraduría dispone de un archivo por mesa a nivel nacional, pero no lo hace público y deja que la opinión pública gire alrededor de E-14’s tachados que validan discursos contra la transparencia electoral.

Desde las postrimerías de las elecciones a hoy, la atención nacional ha ocupado la mayoría de su tiempo en el secuestro de los padres de Lucho Díaz, y con total razón, era una situación - secuestro a figuras socialmente relevante y ajenas a la política - que no ocurrió hace más de veinte años.

La Registraduría y sus funcionarios no solamente optan por no difundir públicamente los avances a través de este archivo único, sino que se filtra de forma selecta a políticos, académicos y empresas del capricho de los funcionarios de turno.

En medio de dicho escándalo, ocurrieron las elecciones de autoridades territoriales en Colombia. La mayoría de nosotros acudió a las urnas con la esperanza de decidir que quienes conformen los nuevos gobiernos locales y regionales sean afines a nuestras ideas y que su declaración de victoria fuese más o menos transparente.

Lastimosamente, un manto de duda acaparó estas elecciones por dos temas específicos: primero, la falta de orden público. Pasamos de las elecciones más pacíficas en medio siglo (las de 2018) a volver al secuestro, la destrucción de urnas y mesas de votación en varios municipios del país.

Como segundo tema, al haber muchos nuevos partidos políticos; ¡35!, más los movimientos por firmas para corporaciones como juntas administradoras, concejos y asambleas; el umbral y su consecuente cifra repartidora fue bastante peleada (salvo sitios muy definidos como Medellín o Barranquilla). Esto hizo que muchos candidatos, partidos políticos y movimientos solicitaran preconteo, teniendo como casos de referencia tres casos relevantes: el candidato Jorge Bolívar en Ibagué, Gustavo Bolívar en Bogotá y el partido Fuerza de La Paz en Cali.

Más allá de qué tan válidos sean sus reclamaciones, todos guardan un mismo patrón: el reconteo de votos en escrutinio. ¿Por qué? Redes sociales están llenas de números corregidos, mal tachados, acomodados… en fin. Sin embargo, este tipo de situaciones son normales, pues quienes cuentan los votos deben hacerlo en tiempo récord para que, a la hora de terminar el límite para votar, se tengan unos resultados previos, lo que es conocido como el preconteo.

El preconteo tiene dos particularidades: tiene una labor informativa (por eso a la hora sabemos quiénes son más o menos los electos) y no tiene peso jurídico. La importancia se cobra a partir del conteo de escrutinio. En todo caso, desde la etapa de preconteo la Registraduría genera, entre varios archivos, dos muy importantes:

 

  • Un archivo de texto plano, es decir, un archivo de texto que sólo trae números y que se actualiza de manera automática conforme va avanzando preconteo y escrutinio. Este archivo es una lista de números que, por ejemplo, pueden venir como “0101001001008001015”, en donde los dos primeros corresponden al departamento, los siguientes tres al municipios, los siguientes al puesto, la mesa… y así con varias particularidades a nivel de cada mesa de los cerca de 13 mil puestos de votación. Fácilmente puede pasar los siete millones de filas de información, pero en contraste al ser un archivo de texto, pesa relativamente poco.

 

  • Otro archivo de texto plano, con secuencias similares, pero que indica los votantes efectivos por edad y género según la mesa. Por poner un ejemplo, en el puesto de votación de Unicentro, en Usaquén, Bogotá, sabemos que en la mesa 2 el 75% de los votantes son mujeres entre los 55 a 60 años.

Estos documentos son esenciales porque demuestran el continuo avance tanto del preconteo como del escrutinio a nivel de mesa. Si estos datos estuvieran disponibles para el público, cualquier ciudadano podría analizar, georreferenciar, hacer veeduría y revisar cómo va su sector político, su territorio, sus intereses, en fin… todo lo que constituye el sentido de lo público y las oportunidades que ofrece en una democracia que tiene en lo electoral su herramienta principal.

Lamentablemente, la Registraduría y sus funcionarios no solamente optan por no difundir públicamente los avances a través de este archivo único, sino que se filtra de forma selecta a políticos, académicos y empresas del capricho de los funcionarios de turno. Es así como vemos notas de prensa, análisis y un montón de resultados que tienen como base la buena fe de quién las realiza, pues como se reitera, no es un documento público. Con suerte, las bases se encuentran a los tres o cuatro meses de pasada la elección, y probablemente a nivel municipal o de puesto, nunca por mesas.

*Texto originalmente publicado en el perfil de Linked In del Politólogo | Asesor Electoral | Analista de Datos y Columnista Invitado de La Conversa de Fin de Semana: Ricardo Esteban Ruiz


 

miércoles, noviembre 08, 2023

EL FISCAL LANZA SU ARPON HACIA LA RAYA* - Columna de opinión


Editor: Francisco Cristancho R.

Y, sí. Puedo asegurar que Gustavo Petro es adicto… ¡pero adicto al trabajo! Me sorprendió por ello la reciente ‘carta’ de la periodista María Jimena Duzán. Un bodrio de esos podría venir de cualquier Dávila o cualquier Vélez, pero no de quien provino

Cuando la sociedad se acostumbra al fraude no puede decirse que impera la ley.

Si algo ha quedado demostrado tras los comicios del 29 de octubre es que hay quienes no respetan la voluntad popular. Así como la alcaldesa Claudia López afirma que la elección fue indicativa del respaldo ciudadano al metro elevado, si fuera consecuente en su razonamiento tendría que admitir que el tal ‘Corredor Verde’ fue derrotado en las urnas. De los rostros que aparecían en el tarjetón solo un candidato respaldaba el esperpento de Peñalosa y Claudia, y tal fue vencido en democracia. La alcaldesa sostiene que el voto en favor del metro se dio en proporción 82/18, siendo este último el porcentaje de votación de Gustavo Bolívar, pero no advierte que lo mismo puede decirse del voto en contra del Transmilenio por la carrera séptima, en proporción 80/20.

No obstante lo anterior, en uno de sus acostumbrados arrebatos autoritarios la burgomaestre decidió atacar la orden del juez de acción popular y, en asocio con los proponentes del ‘Corredor Verde’, presentó una tutela con el propósito de mantener el proyecto en firme. La señora alcaldesa, olvidadiza por estos días, pasa por alto que la decisión del juez en sede de acción popular se debió justamente a un compromiso adquirido por ella y consignado en el artículo 105 del Plan Distrital de Desarrollo, a cuyo tenor “[e]n ningún caso el corredor verde incluirá una troncal de transporte masivo como la que se planteó en el proyecto diseñado por el Instituto de Desarrollo Urbano durante 2017 y 2018”. Eso pasa cuando uno miente tanto y tan seguido, que pierde la cuenta. Celebramos la valiente lucha de algunos concejales y ciudadanos que han acudido a la justicia en procura de los derechos de todos, y confiamos en que prevalecerán ante esta defensa, ciertamente pobre, de la alcaldesa y sus socios.

A nosotros la justicia a veces nos genera dudas, no porque presumamos la mala fe ni porque creamos que les falta conocimiento o capacidad a los funcionarios judiciales, sino porque no hallamos razón a decisiones, como la adoptada por una fiscal en el caso que se sigue contra Cielo Gnecco Cerchar. Resulta que la Fiscalía obtuvo la autorización de un juez de la República para imponer medida de aseguramiento a la señora Gnecco, así como para ordenar su captura inmediata a efectos de ser privada de su libertad, y con todo y eso, una fiscal revocó la orden de detención y dejó a Cielo en el cielo. La decisión de la señora Nancy del Carmen Martínez fue tan abrupta y absurda que su jefe, el fiscal general, anunció que sería investigada por sus acciones. Imaginen ustedes, hasta Barbosa es consciente de la arbitrariedad manifiesta en que incurrió la fiscal. Lo cierto es que nada de esto huele a perfume.

Otra movida inexplicable de la Fiscalía involucra a su máximo responsable, el señor Francisco Barbosa. Abusando de su poder de investigación, un fiscal advirtió al director de la revista Raya que efectuaría un allanamiento con el objeto de recabar información sobre la fuente de una publicación que, dicho sea de paso, dejaba mal parado al ente investigador. En los días previos a esta comunicación, el fiscal general había calificado otra nota de la revista Raya como un intento por “injuriar, insultar [y] mancillar a una institución como la Fiscalía”, con lo que puso en la mira a este medio con el que evidentemente está malquistado.

Barbosa se dice defensor de la prensa, pero lo cierto es que no respeta el ejercicio profesional de todos los periodistas: mientras a Semana la menciona en sus intervenciones, le concede entrevistas y –según dicen– le provee de información, a la revista Raya la amenaza con allanamientos y recaudación de archivos que, olvida el que se dice uno de los mejores abogados del país, están protegidos por la reserva de la fuente y la protección constitucional al trabajo periodístico. Bien lo expresó la Corte Constitucional en Sentencia T-594 de 2017: “estamos ante un derecho fundamental que salvaguarda la facultad del comunicador de negarse a revelar, en general, todos los documentos que componen el material de sus actividades periodísticas (entrevistas, apuntes, escritos, archivos, fichas, videos, audios, etc.), sin la cual el libre ejercicio de su profesión y, más importante aún, la libertad de informar se tornarían nugatorios”. Con estas actuaciones de la Fiscalía, la revista Raya se une a Noticias Uno y a otros periodistas independientes en el grupo –a nuestro juicio, honroso– de medios malqueridos por el señor Barbosa, que casualmente reúne a los mejores comunicadores del país. Por nuestra parte celebramos el trabajo investigativo de Raya, su compromiso con el sigilo profesional y con la verdad, y manifestamos nuestro respaldo en estos tiempos de hostigamiento. Confiamos en que en esta ocasión el tunante no triunfará.

–Pasando la página– Con cada día que pasa se hace manifiesta la desesperación de la oposición con el presidente Petro. Cada vez que los gurús de la derecha predicen días malos para el gobierno, algún acierto obtiene: dicen que Biden está cansado de Petro y al día siguiente se les ve juntos a manteles, que la economía está en crisis y acto seguido se conocen las mejores cifras de empleo en años, que el dólar llegará a 5.000 pesos y ahí sigue bajando. El odio que les produce el primer presidente de izquierda los hace meter las patas a diario y ya ni pena les da.

Para terminar, nosotros sí quisiéramos una explicación, sencilla pero clara, del director de la Policía Nacional en lo atinente a las investigaciones internas por las violaciones a los derechos humanos durante las protestas de 2019 y 2021. Ya es hora de que la ciudadanía conozca si se impuso algún correctivo y si la promesa de justicia para las víctimas del abuso policial es una realidad o devino en quimera. De las personas que perdieron la vista o padecen de traumas físicos y psíquicos sabemos de su existencia, pero las responsabilidades individuales de miembros de la fuerza pública se han probado más opacas. Nuestra confianza en el director Salamanca es absoluta y por ello nos permitimos formularle esta petición.

Adenda: respecto del término “zorrilla”, que fue objeto de controversia al haber sido empleado por uno de los autores de esta columna, transcribimos un comentario del amigo y director de Cuarto de Hora, Urías Velásquez: “lo de usar la palabra ‘zorrilla’ para llamar a los tramposos [viene desde] los autores del Siglo de Oro español”. Por “zorrilla” se hace referencia a una persona tremendamente astuta, ávida de poder, viva y hábil para el engaño y la trampa. La ignorancia y el poco juicio de una masa de internautas hizo merecedor a Germán de reproches, críticas e insultos, creyendo que al usar el término “zorrilla” estaba diciendo algo que jamás pretendió. No hace daño ocupar el tiempo libre en aprender la lengua común.

Adenda del editor: Tuve la oportunidad de trabajar muy cerca de una de las campañas al Senado del hoy Presidente de la República, y sí, doy fe de que él es adicto. Desde tempranas horas del día –todos los días– estaba comunicado con sus colaboradores más cercanos para organizar la agenda, la cual terminaba a altísimas horas de la noche. (Por esa época también se le hacía tarde por estar cumpliéndole a la gente). Y, sí. Puedo asegurar que Gustavo Petro es adicto… ¡pero adicto al trabajo! Me sorprendió por ello la reciente ‘carta’ de la periodista María Jimena Duzán. Un bodrio de esos podría venir de cualquier Dávila o cualquier Vélez, pero no de quien provino, –para muchos– un referente del periodismo. Me uno al jalón de orejas por parte de la célebre María Teresa Herrán, quien “por primera vez desde hace 40 años y más” cuestionó la “no ética” de la señora Duzán. Con dicha ‘carta’, Duzán abrió un gran interrogante, no el que ella pretendía, sino el que se refiere a sus propios intereses… ¿Qué estará buscando María Jimena Duzán & Cía., con tamaña bajeza?

* Texto publicado originalmente en: https://sonoticias0.wordpress.com/ y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana por la generosidad del periodista Otto Hernán Riaño 

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lunes, octubre 16, 2023

¿Algún día tocaremos fondo?*

 

Niños de la Guajira. Imagen tomada de FNOTICIAS Periódico digital

Por: Hernán Riaño

La estupidez, el sectarismo, el oportunismo político, la ruindad y, en últimas, la catadura asesina de la derecha colombiana prefiere que se sigan muriendo los niños de hambre y de sed en esa zona del país por culpa de sus partidos.

Escribo esta columna, obligado por las declaraciones públicas de varios “dirigentes” de la ultraderecha colombiana ante la sentencia de la Corte Constitucional sobre el decreto de declaración de emergencia económica para el departamento de la Guajira. No opinaré sobre la sentencia, solo de las manifestaciones de alegría de miembros del Centro Democrático (1) y otros sectores.

No entiendo como un ser humano con dos dedos de frente, como decíamos antes, se puede alegrar y salir a manifestar con orgullo, porque según ellos Petro perdió.

¿Perdió?, ¿qué perdió? ¿Acaso la declaración de emergencia en uno de los departamentos más deprimidos y castigados por la corrupción por los partidos de extrema derecha, lo beneficiaba a él? La estupidez, el sectarismo, el oportunismo político, la ruindad y, en últimas, su catadura asesina prefiere que se sigan muriendo los niños de hambre y de sed en esa zona del país por culpa de esos partidos. Y no solo se han robado los recursos departamentales y municipales, sino que no quieren dejar que el problema tenga ningún tipo de solución. ¿De qué están hechos esos personajes? “¿No les corre sangre por las venas?”, decían las señoras antes, frente a hechos menos crueles. Se necesita ser muy indolente e inhumano para alegrarse de que no llegue solución a la Guajira.

Este es un hecho más que ha ratificado quiénes son y por qué hacen lo que hacen. Se suma a las confesiones de militares en Yopal, Casanare, de asesinatos de Estado (mal llamados falsos positivos) y hasta un exdirector regional del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad DAS, quien dijo que las órdenes llegaban de la presidencia de la República (2); las confesiones de Mancuso, los hornos crematorios señalados por él (como en el régimen Nazi), en que según versiones de investigadores se presumen 500 víctimas; y en meses anteriores los 6.402 asesinatos cometidos por el Estado en asocio con los paramilitares, terratenientes y líderes políticos de la derecha de las regiones; los decenas de miles de desaparecidos y los millones de desplazados; y… siguen los descubrimientos de hechos sangrientos todos los días ocasionados por la barbarie y las ansias de tierras y poder de la ultraderecha colombiana.

Pasan los días, más casos de horror se conocen y la sociedad colombiana, impávida, no dice nada, es como si no fuera en este país, como si no les importara porque no es con ellos. Solo algunos se atreven a manifestar su descontento con estos líderes y por ello son calificados de mamertos, terroristas y no sé qué más cosas por estos sectores recalcitrantes. Si las manifestaciones de alegría de la ultraderecha deben ser condenados, mucho más el silencio y la actitud pasiva de la mayoría de los colombianos.

¿Qué le van a contestar a las siguientes generaciones cuando les pregunten qué hicieron ante la barbarie de la extrema derecha y sus sectores delincuenciales? ¿Qué explicación les van a dar? Creen que, como históricamente ha pasado en nuestro país, estos hechos los van a ocultar con el tiempo y que se olviden, como ha ocurrido recientemente en Colombia. Recordemos como se mataban los colombianos en la época de la violencia partidista, recordemos el llamado corte de franela, con el que no solo mataban a los liberales sino que de lo que se trataba era humillarlos, recordemos las motosierras de los paramilitares y su juego de fútbol con los cráneos de niños asesinados, recordemos las violaciones de niñas, recordemos los criaderos de cocodrilos ,  recordemos los hornos crematorios en los que desaparecían colombianos, recordemos las confesiones de paramilitares y militares sobre los mal llamados «falsos positivos», recordemos…

Se dice popularmente que para poder salir del hoyo primero hay que tocar fondo, pero en nuestro país nos hundimos y nos hundimos y nunca lo tocamos. ¿Será que el hoyo de Colombia no tiene fondo o eso es lo que quieren que creamos los de la extrema derecha y sus estúpidos votantes para mantenernos cada día más oprimidos?

Sigo esperando las reacciones de rechazo de quienes los apoyan y los eligen, especialmente del departamento de la Guajira. Ojalá hoy sí se hagan sentir y en las elecciones del 29 de octubre el país rechace en las urnas a estas personas que no solo han vivido a costa del erario, crean las desgracias de los ciudadanos, no las solucionan y se alegran con ellas.

(1) https://www.noticiasrcn.com/colombia/paloma-valencia-pide-tumbar-decreto-de-la-guajira-451685

https://twitter.com/PalomaValenciaL/status/1708917016403275867 

https://www.msn.com/es-co/noticias/other/miguel-uribe-celebra-fallo-de-la-corte-dice-que-gobierno-manosea-institucionalidad/ar-AA1hA1sw

*Texto publicado originalmente en https://www.sonoticias.com.co/ y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Otto Hernán Riaño

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GUSTAVO BOLIVAR CANDIDATO DEL PACTO HISTÓRICO A LA ALCADIA DE BOGOTA EN ...

martes, octubre 03, 2023

Negocios privados con dinero público*

 

Imagen tomada de www.semillas.org.co

Por Hernán Riaño

La propuesta de las diferentes reformas que necesita el país, además de demostrar la urgencia de esos cambios para lograr una mejor calidad de vida para los colombianos, ha dejado a la luz pública una forma de negocios inventada desde el ascenso al poder de Álvaro Uribe Vélez: los negocios privados con dinero público.

Les financian las campañas, invirtiendo miles de millones de pesos, para que, cuando llegue el momento hagan lo que los empresarios les exigen y saquen adelante las normas que a ellos les favorecen


Los corruptos y el “ex” implantaron el neoliberalismo, que es quitarle al Estado los servicios que debe prestar y entregárselos a los privados sin ninguna compensación para el país. Se dieron cuenta que volver negocios estos servicios es muy rentable, y aún más hacerlos con el dinero de los impuestos sin aportar un solo peso, pero eso sí, quedándose con el cien por ciento de las utilidades, y en caso de haber pérdidas, que las asuman los colombianos. Así las cosas, se fueron adueñando de todas estas actividades, la salud, las pensiones, las cesantías, el transporte, las carreteras, los peajes, las represas, las hidroeléctricas y todo lo que pudieran convertir en negocio. Esto lo lograron con una guerra sucia, desacreditando, calificando de inepto y corrupto al Estado con campañas llevadas a cabo por los medios de comunicación de su propiedad y con periodistas que sirvieron a este propósito. Todavía se escuchan voces en esos medios que dicen que los servicios inherentes al Estado no los debe prestar éste, porque no es eficiente, que hay un alto riesgo de corrupción y que mejor se los entreguen a los privados.

Pero esta imagen que presentaron y con la que convencieron a un alto número de colombianos, solamente la utilizaron para adueñarse más rápido de todo lo que implicaba manejo de dineros públicos. Como consecuencia, la ultraderecha se fue apoderando del país en asocio con varios empresarios a los que les entregaron todas estas actividades. Hasta la implantación de la “apertura económica” de su cómplice César Gaviria, los dineros de los impuestos de los colombianos eran administrados por el Estado para darle salud, administrar sus pensiones, prestar los servicios públicos de energía, acueducto, alcantarillado y aseo entre muchos.

Así comenzó la expropiación que le hicieron y siguen haciendo, la extrema derecha y sus negociantes, a los colombianos.

El abuso de los empresarios de los servicios públicos es total, desde que empezaron a ser “sus dueños” y los convirtieron en sus negocios. Se apoderaron de las comisiones reguladoras de tarifas y por ende las aumentan cuando “se les da la gana”. Hacen leyes, con parlamentarios a su servicio, a los que les financian las campañas, invirtiendo miles de millones de pesos, para que, cuando llegue el momento hagan lo que los empresarios les exigen y saquen adelante las normas que a ellos les favorecen. Además, no hay ente que se atreva a controlarlos porque es tanto su poder que amenazan o compran funcionarios; a los usuarios les hacen cobros injustificados y les expropian sus inmuebles o terrenos cuando ya no pueden pagar.

De otro lado, las pensiones, las han utilizado para enviarlos a fondos de inversión del extranjero corriendo un gran riesgo de pérdida. Con ellas financian obras como puentes que se caen y hasta los hijos del “ex” los usaron para expandir uno de sus negocios como los centros comerciales (dicho por ellos mismos (1)) y quien sabe cuántos más. Los dineros de la salud enriquecen a personas, vinculadas siempre a la extrema derecha, son dineros públicos con los que no les dan la salud a los colombianos y por el contrario no se sabe (o ¿sí?), a que bolsillo han ido a parar. Dejan deudas billonarias con los hospitales públicos, que generalmente nadie paga, pero eso sí, ellos reciben “su platica” por anticipado.

En todos los casos el “paganini” siempre es el pueblo, el usuario; y no hay poder humano que los defienda del espíritu depredador de estos empresarios que cartelizaron todas estas actividades para el enriquecimiento de sus propietarios y los políticos que los defienden.

El gobierno de Gustavo Petro, coherente con sus promesas de campaña, presentó las reformas pertinentes para todos estos sectores, ¿y quién dijo miedo?; saltaron al unísono los empresarios y políticos que se verán afectados al ver que no podrían seguir enriqueciéndose a costa de los impuestos de los colombianos.

La ultraderecha no tiene argumentos para atacar las reformas, ya que cuando les entregaron estas actividades, lo hicieron sin consultar, a espaldas del pueblo, sin enterarlo y, como dije antes, con una campaña de desprestigio al Estado, además con la “promesa” de que sí serían eficientes. El tiempo demostró lo contrario y ni eficiencia ni nada, solo el desvío del erario a los bolsillos de unos pocos.

Estas reformas y su debate para lo que han servido es para saber cómo fue que se apoderaron y convirtieron en “negocios” estas actividades inherentes a un Estado social. Hoy, ya muchos saben los que han hecho las EPS, los fondos de pensiones, los concesionarios de los servicios públicos, la construcción de vivienda de interés social con la que se lucran de los subsidios del Estado, los que construyen vías y cobran peajes, y todo con lo que se han enriquecido desde la apertura económica de Gaviria y Uribe. Descubrieron el negocio más lucrativo, apoderarse del país y sus finanzas. Y no solamente se adueñaron, sino que con el sofisma de que “son negocios privados”, no dan información, no permiten que se les controle, audite ni fiscalice, no le rinden cuantas a nadie. Son negocios que se rigen por el derecho privado, dicen, pero no aclaran que con dinero público.

Por eso no quieren las reformas, porque pierden la oportunidad del siglo, negociar con los dineros públicos para beneficio personal, en donde las utilidades son para los privados y que debieran ser para la nación. Si el dinero es del Estado…

(1) https://pluralidadz.com/economia/el-hijo-de-uribe-construyo-centro-comercial-con-las-pensiones-de-los-colombianos/ 

*Texto originalmente publicado en Negocios privados con dinero público – SoNoticias y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Otto Hernán Riaño.

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