Por: Hernán Riaño
Los recursos destinados a programas para los pobres en Colombia han sido robados por políticos corruptos que han gobernado el país por más de 200 años; mismos que andan buscando que esas épocas de desfalco regresen, con el apoyo de parlamentarios oportunistas que, a pesar de haberse presentado como defensores del pueblo, han revelado sus verdaderas lealtades.
En los años noventa, un amigo dirigente sindical de la antigua Caja Agraria me contó un chiste, que en ese momento lo califiqué como filosófico por la realidad que encerraba, pero que con el pasar de los años se ha convertido en una verdad de a puño de la realidad de nuestro país.
“El filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson sostiene en su ensayo “Compensación” que existe una ley compensatoria en toda parcela de la naturaleza. La encontramos en la acción y reacción, en la oscuridad y en la luz, en el frío y el calor, en el flujo y reflujo de las aguas” (1).
En uno de sus párrafos afirma:
“Encontramos la Polaridad o la acción y la reacción en todas las partículas de la
Naturaleza; en la oscuridad y en la luz, en el frío y en el calor, en el flujo y el
reflujo de las aguas, en el macho y en la hembra, en la inspiración y expiración
de las plantas y de los animales, en la ecuación de la cantidad y de la cualidad
de los fluidos del cuerpo animal; en la sístole y diástole del corazón; en las
ondulaciones de los fluidos y del sonido; en las fuerzas centrípeta y centrífuga;
en la electricidad, el galvanismo y la afinidad química, Si magnetizáis
positivamente el extremo de una aguja, el otro extremo quedará magnetizado
negativamente. Si el Sud atrae, el Norte rechaza. Para vaciar aquí es preciso
amontonar allá. Un inevitable dualismo divide la Naturaleza en dos partes
iguales; de suerte que cada cosa no es sino una mitad e implica otra cosa que
la integre, como se advierte en el espíritu y la materia; el hombre y la mujer;
lo par y lo impar; lo subjetivo y lo objetivo; lo interno y lo externo; lo superior
y lo inferior; el movimiento y el reposo; la afirmación y la negación” (2).
Con este preámbulo, mi amigo (q.e.p.d.) me contó:
“Dios estaba haciendo los países, a unos les dejó solo desierto caliente, a otros, de suelo helado, dunas frías, otros solo temblores, otros miseria y hambre y en fin así por todo el mundo. Llega a Colombia y lo hizo con dos mares, recursos naturales de todo tipo, petróleo, gas, esmeraldas, una biodiversidad de las más grandes del mundo, selvas y nevados, agua por todas partes. En eso se le acerca uno de sus ángeles ayudantes y le dice: Maestro hay que mantener la ley de la compensación, como así que a unos países solo calamidades y a Colombia todas esas maravillas. A lo que dios le responde, tranquilo la compensación la mantengo, viera la tracalada de HPs que voy a meter allá”.
En ese momento sabíamos que en nuestro país había personas muy, muy crueles y despiadadas relacionadas básicamente con los partidos tradicionales Liberal y Conservador, causantes de más de 300.000 muertos en la llamada violencia partidista, exterminado un partido político, la UP, asesinado a varios candidatos presidenciales y a otras corporaciones y que, estos sectores, se habían vuelto, en muchos casos, colaboradores y partícipes del narcotráfico y paramilitarismo.
Con el pasar de los años y la llegada al poder del “ex” y sus amigos, la cosa empeoró a unos niveles inimaginables. En muchos casos los colombianos lo sabíamos, aunque ese conocimiento de lo que estaba pasando era tapado por el fútbol, los reinados y cualquier evento trivial, con la participación, o más bien complicidad, de los medios de comunicación, que por esas épocas cambiaron de dueños a los grandes conglomerados económicos, que hicieron que cualquier cosa fuera capaz de distraer la atención del ciudadano del común y evitar que este relacionara lo que pasaba con el país y pudiera discernir hacia donde iba la nación y sobre todo, quienes eran los responsables de semejante tragedia.
Hoy es más delicado, aunque muchos colombianos ya se han quitado de la tutela de esos medios tradicionales, buscando otro tipo de información más veraz, vemos como esa tracalada no tiene límites ni escrúpulos de ninguna especie. En este gobierno que quiere el cambio, se han opuesto a todo utilizando todas las armas innobles; la mentira, la calumnia, hasta el asesinato y están intentando acabar con el mandato y hasta con la vida del señor presidente de la república.
Se oponen a: La reforma laboral, que le devolvería unos derechos a los trabajadores arrebatados por Cesar Gaviria en complicidad con el “ex”. A la reforma pensional que pretende darles a muchos viejos que no pudieron lograr una pensión, un ingreso con el cual puedan, por lo menos comer. A la vanguardia de esa oposición están senadoras como Paloma Valencia, un grupo de politiqueros del Centro Democrático y Cambio Radical, básicamente y, atérrense, el agente del ministerio público en cabeza de la procuradora Margarita cabello que ha pedido a la Corte que la declare inconstitucional.
Están en contra de la reforma a la salud, para que los enfermos se sigan muriendo por la falta de atención en los centros hospitalarios al no tener un servicio eficiente y que los billones de pesos destinados a ese servicio se los sigan llevando los dueños de las EPS. El gobierno la ha presentado varias veces, pero el actuar de los politiqueros y el lobby de las EPS, la han hundido, hoy hay un nuevo proyecto, que ya pasó el primer debate en la cámara de representantes, quien sabe si lograrán volverla a bloquear.
Y en general a todos los cambios democráticos porque esa tracalada no quiere que se inviertan los dineros en la gente, ya que considera que esos recursos son suyos, les pertenecen por derecho divino y solo ellos los pueden disfrutar, esos “indios patirrajaos” como calificaban al pueblo en el siglo pasado, no se merece nada, solo ellos pueden quedarse con los impuestos según su convicción. Todos estos personajes pertenecientes a la tracalada engañan, mienten, roban, asesinan, defraudan, falsean, desaparecen personas, son causantes de los mal llamados “falsos positivos”, matan líderes populares, comunales, ambientales y a todo aquel que se les oponga en su camino de depredación y destrucción.
Robaban los recursos de los programas para los pobres: los de los enfermos de hemofilia, los del PAE, los de los pobres de la Guajira, los del agua de las regiones más miserables, los de las vacunas; cualquier parte donde había dinero para los colombianos, allá aparecían los dedos largos de esta tracalada de personas que nos han gobernado por más de 200 años. Y son ellos los que quieren que esas épocas regresen al país. Y para que el cuadro sea más doloroso, con el apoyo de unos Parlamentarios traidores, falsos, dobles, oportunistas que se hicieron elegir con las banderas de la defensa de los intereses del pueblo, pero que al llegar allá demostraron a quienes les sirven y cuáles son sus verdaderas intenciones.
Pero en los últimos días ya, pareciera ser, que llegó la “tapa” de todo, como reza el dicho popular; aunque nunca se sabe. Un representante a la cámara proveniente de unos sectores populares muy pobres, queriendo ser aceptado por las altas élites, que se ha hecho pasar por indígena, negro, afrocolombiano y no sé cuántas minorías más, negando la realidad de los asesinatos extrajudiciales, recogió y botó a la basura, con ayuda de un cristiano “pro-vida”, los símbolos de los asesinatos del estado extrajudiciales, conocidos como falsos positivos, consistentes en botas que muchos artistas habían pintado con diferentes motivos alusivos a esta catástrofe de la cual el país no se recupera.
De esto hizo un despliegue por redes sociales, “sacando pecho” de su acto como si fuera una gran heroicidad. Insultó a las madres de los asesinados, las revictimizó, negó que esto hubiera pasado en el país, desconociendo al SPOA Sistema penal oral acusatorio, al SIJUF Sistema de Información de la Fiscalía, al CNMH Observatorio de memoria y conflicto del Centro de memoria histórica, a la CCEEU Coordinación Colombia Europa Estados Unidos, a la JEP, a la Comisión de la Verdad y otras instituciones nacionales e internacionales que ya han probado que si ocurrió, además en las últimas semanas un involucrado declaro ante Justicia y Paz que esos asesinatos podrían ser más de 10.000. Una demostración de desprecio y odio que caracteriza a la tracalada.
El chiste no se equivoca y hoy por hoy vemos como Colombia está más llena que nunca de esa tracalada y muchos pobres y clase media estúpidos son el soporte para evitar que el bienestar llegue a los más necesitados.
Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño
(1) https://listindiario.com/puntos-de-vista/2017/06/17/470480/compensacion.html
(2) https://www.studocu.com/co/document/universidad-nacional-abierta-y-a-distancia/filosofia/compensacion-ralph-waldo-emerson/51657869