SI EXISTE LA OPCION DE IZQUIERDA. Parte I.
BBC News Mundo
Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-
Hace muchos años, durante un foro ideológico del
Sindicato de Industria ATT; tuve la oportunidad de preguntarle, al entonces
presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia, acerca de su
impresión sobre la izquierda en Colombia, con motivo de los primeros encuentros,
por esa época, del Frente Social y Político, predecesor del Polo Democrático
Alternativo; a lo que respondió: Pero… ¿Qué es eso de izquierda?
Hoy casi 22 años más tarde y medianamente superado el
desencantamiento de ese momento, por la respuesta de quien había sido dirigente
del Partido Comunista Colombiano; es posible afirmar que, aunque sin querer
queriendo, la declaración, un tanto desenfadada del pre candidato del partido
de izquierda Polo Democrático; tenía un carácter de profundo conocimiento de la
realidad política colombiana de aquella época, pero sobre todo, de hoy día,
caracterizada por un terrible desconocimiento del origen y las plataformas
ideológicas de eso que vagamente se menciona como izquierda.
Ahora que, salvo el venido a menos, Partido Comunista,
la Unión Patriótica o el recién estrenado partido de los Comunes; todos los
movimientos políticos con algún contenido programático considerado como de
izquierda, han optado por hacer de lado esta denominación, por considerarla,
entendiblemente peligrosa, habida cuenta del negro historial de asesinatos,
desapariciones, encarcelamientos y estigmatizaciones que han padecido y
padecen, quienes osen declarar públicamente su militancia o simpatía por estas
ideas; bien vale la pena poner sobre la mesa, una que otra reflexión acerca, no
solo, del carácter de izquierda vergonzante que han asumido, los hoy llamados
partidos o movimientos progresistas o alternativos, sino, sobre la necesidad de
señalar la vigencia, pero sobre todo; la necesidad de enarbolar la izquierda política;
como única salida en el corto y mediano plazo, de la crisis humanitaria que
soportamos los colombianos, después de doscientos años de imperio de la derecha
en el poder.
Es posible que tras la crisis política y económica que
precipitó el derrumbamiento de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
y el repunte de la economía de mercado sin barreras, promocionada a más no
poder, tras su icónico éxito de situar las hamburguesas Mac Donald en Moscú;
las posibilidades de ascenso de los postulados de Carlos Marx, Engels, Gramsci,
Mariátegui, Magón y demás pensadores de izquierda, como un modelo socio
económico alternativo al capitalismo salvaje; paulatinamente se fueron
desvaneciendo, ante la imposición del llamado Consenso de Washington, la
declaración del fin de la Historia de Fukuyama y la paulatina, pero muy
eficiente, manipulación masiva de la opinión pública, agendada por las élites
económicas, a través de una impresionante maquinaria de propaganda, soportada
en la interconexión mundial.
Poco a poco, las nuevas generaciones de profesionales
de las ciencias humanas, salvo contadas y muy valiosas excepciones, fueron
siendo encasilladas en una especie de determinismo político, muy acorde con la
declaración de Fukuyama del fin de la historia, en la que; cualquier opción de modelo
socio económico diferente a la democracia liberal de occidente, era y, aún hoy,
es catalogada, como mínimo de utopía, cuando no; de proclive a fundamentalismos
terroristas, en un mundo regido por el dominio económico de Estados Unidos, en
complacencia con la recién inaugurada Zona Euro y el tardío despertar del
modelo híbrido Chino de comunismo con capitalismo de Estado ¿?
Encandiladas con el rutilante brillo de los milagros
económicos de los llamados tigres asiáticos (Corea, Thailandia, Hong Kong,
etc.), las burbujas de las empresas punto COM, la especulación de deudas hipotecarias y el
blanqueamiento global de dineros provenientes del narcotráfico, la minería ilegal,
la trata de humanos y las armas; las sociedades del mundo se entregaron a un
frenesí consumista, promovido por seudo profesionales del re entrenamiento
humano, que pusieron el individualismo a ultranza y la competencia salvaje,
como los mantras de la nueva religión mundial del éxito, difundido mundialmente
con los nombres de: Empoderamiento, Reingeniería, Teoría Z, emprendimiento,
Modelo Benetton, etc.
Detrás de este deslumbrante, pero muy aparente, mundo
de éxito empresarial e individual, quedaron escondidos millones y millones de
personas en todo el mundo, que, tal y como lo señalo el mismo Carlos Marx, pasaron
de ser ciudadanos pobres de un país, a ser un ejército mundial de mano de obra
de reserva, en un mundo globalizado, que requiere de esa pobrecía mundial, para
seguir aumentando la acumulación de riquezas en manos de un, cada día más
reducido, grupo de multi billonarios, que imperturbable, sigue vendiéndole a
millones y millones de desinformados en el mundo, el dogma de las bondades de mantener
la propiedad privada, como derecho humano y la necesidad de desregular todo,
hasta la vida misma, en aras del crecimiento económico, único evangelio válido
en el nuevo orden mundial.
En este escenario de lo inmediato, del relajamiento de
valores fundamentales del humanismo y de constante y total manipulación de la
opinión pública, declararse de izquierda en un país como Colombia, históricamente
adiestrado en los preceptos del conservadurismo de la Contra Reforma española,
durante más de quinientos años y tratar de enfrentar a una super estructura (elementos jurídicos, políticos e
ideológicos que marcan las ideas que sigue una sociedad) diseñada para
mantener un esquema en el que, las históricas élites, criollas y republicanas,
deben estar en el poder y la economía debe funcionar para favorecer sus
intereses y los de la metrópoli (en este caso EE.UU. y Europa); resulta
no sólo arriesgado, sino, casi que iluso, mucho más, cuando hasta el Partido
Conservador de Colombia se declara como “una organización política de centro,
democrática, popular, incluyente, moderna y de avanzada, con un fundamento
filosófico orientado bajo una concepción humanista…”[1]
Esta visión preliminar del actual estado de cosas, en
apariencias terminaría dándole la razón a Luis Eduardo Garzón cuando me
contestó: Pero… ¿Qué es eso de izquierda?, sin embargo, paradójicamente; el éxito
del capitalismo, rencauchó la necesidad de otra alternativa a ese modelo, pero
para que esta alternativa pueda tener opciones de verdadero triunfo; primero
hay que entender que la izquierda ese esa opción.
Nota: Por espacio y lecturabilidad,
estas reflexiones se seguirán desarrollando en una siguiente columna.
[1] Hubert Gehring. (2014). Partidos
políticos en Colombia: evolución y prospectiva. Fundación Konrad Adenauer.
Disponible en: https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=696741a6-8eb3-0558-d773-1e7859ca898e&groupId=252038