LA VITRINA DE LA CONVERSA

martes, diciembre 28, 2021

Se puede... ¡Claro que se puede!

Imagen tomada de perfil FB

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com

Lo primero que hay que hacer es convencernos de la justeza y la necesidad de cambiar los modelos, mitos y mentiras con las que hemos convivido y hemos sido gobernados, por más de doscientos años. Convencernos de que este cambio es posible, sin tener que acudir a milagros, mesías, caudillos o a copiar estándares externos, impuestos por el mercado o las gigantescas empresas trans nacionales, que en últimas; terminan siendo lo mismo.

Millones de personas desplazadas, cientos de miles muertas y/o desaparecidas, miles y miles amenazadas, cientos de niños muertos de hambre, a causa de enfermedades prevenibles y curables, o por acción de la guerra; así como los millones y millones de desempleados e informales, que conforman las cientos de miles de familias sumidas en la pobreza, cuando no, en la más aterradora miseria; conforman el recuento básico de pruebas que confirman la ineficacia, lo perjudicial y lo inhumano del sistema político y económico, con el que los verdaderos privilegiados, herederos de los primeros saqueadores y sus aliados, los prósperos comerciantes de lo ilícito; han gobernado y piensan seguir haciéndolo por otros cuatro años más.

Seguir creyendo en las maravillas y los beneficios de una educación con calidad, solo para un sector de la población, que ha generado, como mínimo, dos generaciones de colombianos adiestrados en la prospección, la proactividad, el mindfulness y demás delicias del entrenamiento tipo emprendimiento multinivel, al mejor estilo de Yanbal, Herba life, etc.; es un acto de absoluta irresponsabilidad, con las actuales, pero sobre todo, con las futuras generaciones de colombianos, que en serio, merecen el buen vivir, que un país tan rico, como Colombia; les puede ofrecer.

Seguir repitiendo a diestra y siniestra; que intentar un nuevo estilo de gobierno que erradique las viejas clientelas y los viejos vicios de la clase política tradicional, es algo así como un suicidio; no es nada más, ni nada menos, que seguirle apostando a la corrupción, la guerra y la muerte. Falacias como la pérdida de la confianza inversionista o la llegada del coco comunista al palacio de Nariño, no es nada más que la respuesta desesperada, de una clase dirigente, acorralada, desnudada en su talante racista, homofóbico, patriarcal y déspota, que no tiene, ni desea; salidas para la violencia, la pobreza y la muerte que padecen millones de colombianos, diferentes al glifosato y el incremento en pie de fuerza en el campo. El miedo, hecho política de estado y campaña masiva de comunicación social, no puede seguir siendo la hoja de ruta de Colombia.

Si bien es cierto que las particularidades, propias, de un país sin un mito fundacional de su nacionalidad, como Colombia, que posee pequeñas naciones, ubicadas en diferentes zonas geográficas, separadas por las deslumbrantes cordilleras andinas; hace que sea casi imposible, tramitar una salida unificada a los cientos de miles de problemas, que los representantes del actual modelo han ocasionado o no han querido resolver, con tal de mantener el statu quo que los sigue beneficiando. Sin embargo, esta aparente dificultad, también brinda la posibilidad de explorar diferentes formas de ver, entender y proponer salidas a la endémica crisis social y económica, que viven los colombianos, sin que esta exploración signifique unanimismo u homogenización del pensamiento.

Una vez transitados los arduos caminos de la búsqueda de sintonía política entre las mil y una visiones que la izquierda colombiana tiene sobre la realidad del país; es necesario hacer propósito común en el verdadero objetivo a alcanzar en las próximas jornadas de electores del 2022; en las que la sociedad colombiana va a elegir a los miembros del congreso y a los nuevos huéspedes del palacio de Nariño.

Aunque una cosa es el burdo utilitarismo político, que se ha impuesto y que todavía regula el accionar electoral colombiano y otra muy distinta, la defensa y promoción de una ética política que impida que la delincuencia, siga siendo la rectora de la democracia; se hace urgente, reforzar aquellas propuestas y aquellas candidaturas que planteen el cambio de modelo económico y social,  la lucha radical en contra de la corrupción, el saqueo de lo público, el clientelismo y las alianzas con los prósperos comerciantes de lo ilícito; aun cuando no se encuentren arropadas en las banderas del partido o la coalición que se considere más de izquierda, más anti corrupción, más democrática, más progresista o más humana; lo realmente importante es que el viejo establecimiento, aún con nuevas y jóvenes caras y nombres, le de paso a un nuevo modelo socio económico, acorde a las verdaderas características y necesidades de Colombia.

Se puede... ¡claro que se puede! Colombia requiere empezar a construir ese nuevo país, en el que la irracionalidad, lo inhumano, o la ganancia económica, no sigan siendo las directrices éticas de la sociedad. Se puede … ¡claro que se puede! Pasar de la indignación en las calles; a la acción contundente en las urnas.

 

jueves, noviembre 25, 2021

LA ALCALDESA EN SU NUBE - Columnista Invitado.

 

Alcaldesa de Santander de Quilichao: Lucy Amparo Guzmán - Imagen: Proclama del Cauca






miércoles, octubre 20, 2021

Reducción de la jornada laboral: El regalo envenenado del uribismo

Reducción de la jornada laboral: El regalo envenenado del uribismo

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-         

Imagen tomada de: @atcalsas.com

Los grandes gremios de la producción de Colombia, que además de financiar campañas electorales, ofician como tanques de pensamiento y estrategas de la administración pública; empiezan a dictar, por estas épocas, los lineamientos, con los que los gobernantes a su servicio, deberán diseñar las políticas, tributaria, comercial, financiera y laboral, con la que gobernarán cada año o durante el periodo que les corresponda.

Tal y como se ha evidenciado en los últimos veinte años de régimen uribista; salvo la influencia que han alcanzado oscuros agentes del narco tráfico, en algunas esferas del régimen; el poder de los gremios ha permanecido intacto, e incluso, durante el gobierno Duque, se ha fortalecido, incluso yendo en contra de las tendencias académicas del mundo desarrollado, que han puesto en duda las creencias de la ortodoxia económica colombiana, fuente de inspiración de los gremios criollos, con el reciente premio nobel de economía otorgado a David Card, Guido Imbens y Joshua Angrist, por desmontar el dogma de los economistas colombianos y los grandes gremios de la producción, según el cual; aumentar el salario mínimo equivalía a disparar la inflación y otras secuelas indeseables.

Los poderosos Fedesarrollo, Anif y recientemente Fenalco, en franca rebeldía académica al llamado mainstream de la economía mundial, que privilegia una especie de vuelta a las prácticas del Estado Bienestar y de respaldo a modelos económicos alternativos al llamado neoliberalismo, han venido presionando desde hace mucho tiempo atrás, un infame retorno a las condiciones más crudas del semi feudalismo-capitalista, en el que ha vivido Colombia durante los últimos 200 años.

Desde la adopción de las sucesivas reformas laborales, que han puesto en condiciones de disimulada servidumbre a quienes,  a esta fecha, puedan disfrutar de un empleo estable en el sector privado, pasando por las constantes desregulaciones del precario mercado laboral colombiano, hasta la adopción de un ofensivo y mal trasplantado sistema de seguridad social; los gobiernos nacionales de turno, con el visto bueno de los gremios, han venido empujando cada día más, a millones de hombres, pero sobre todo, mujeres, a condiciones de miseria y de exclusión, que solo han servido para cerrar el círculo vicioso de los dueños del poder, que encuentran en esta inmensa pobrecía, una colosal despensa de mano de obra, calificada, pero desesperada; dispuesta a laborar por raticos y por unos cuantos pesos.

Así lo entendió el que dijo Uribe en el 2017, quien sintiéndose respaldado por sus amigos en el Consejo Nacional Gremial y aprovechando la crisis sanitaria; le dio rienda suelta a su lambisconería o gratitud, para devolver los favores a las élites económicas, aprobando a manos llenas, cuanto decreto fuera posible, para flexibilizar aún más, el ya precarizado mercado laboral colombiano, abaratando a más no poder la mano de obra y quitando los, ya escasos, beneficios sociales a cargo de los empleadores, por medio de los Decretos Presidenciales, amparados en la emergencia sanitaria ocasionada por la peste.

Imagen tomada de: BBC News Mundo

Las controvertidas y mil veces rechazadas por los trabajadores, reformas laboral y pensional, se deslizaron en medio del miedo a la muerte y el confinamiento de la pandemia y aunque, mencionadas en los recientes estallidos sociales, permanecen intactas, en el actual marco jurídico colombiano. Junto con la disfrazadas reformas laboral y pensional que esconde el Decreto 1174, se yergue ahora; la ley 2101 de 2021, la cual, según el uribismo, le regalo a la clase trabajadora de Colombia una reducción de la jornada laboral. Ambas normas, no han hecho otra cosa que ir allanando el camino para la última petición del Consejo Nacional Gremial, ahora en voz de Fenalco, consistente en la flexibilización laboral a través de la contratación por horas con prestaciones sociales y plantear un salario regional, de acuerdo con la realidad de cada zona del país.

Es claro que, siguiendo con la tradición de la clase dirigente tradicional de Colombia, es en estas fechas pre decembrinas, cuando hay que lanzar estos anuncios, aprovechando el infalible despiste que el desorden navideño le impone a la frágil memoria criolla, para asestar el mortal golpe. Tras engañosos regalos, como la reducción de la jornada laboral, la promesa de más días sin IVA y el desmonte de las medidas de bio seguridad para prevenir la peste, que permita un mes de parranda y animación derrochona; el uribismo, se alista para darnos el veneno de la legalización, ahora sí, definitiva; de las reformas que el Consejo Nacional Gremial necesita.

El regalo envenenado: una vuelta a los años de 1800, cuando existía un pequeño jornal, para todo aquel afortunado que cayera en gracia del todo poderoso de los cielos y del ocasional patrón terrenal, al ser regalado con el preciado favor de un trabajito, eso sí, pagado un poquitico más barato si era en el campo y con la ventaja de tener la suerte, incluso,  de poder regalar, en agradecimiento; un poquitico más de trabajo en beneficio de su patrón, o al menos, renunciar a ganarse uno que otro pesito extra, por el gran privilegio de trabajar para él.

 

 

sábado, octubre 16, 2021

GOLPE DE ESTADO DE LA DERECHA EN EL CONGRESO

GOLPE DE ESTADO DE LA DERECHA

EN EL CONGRESO

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-

No es un juego de palabras, no es un vaticinio, no es una campaña de desprestigio; simplemente es la constatación del deseo de la derecha colombiana, de perpetuarse en el poder, cooptando para si los entes de control, por medio de una reforma a la Constitución Política de Colombia, agenciada a través de los proyectos de Actos legislativos: PAL 13-21; “Por medio del cual se establece la forma de elección del Contralor General de la República, el Procurador General de la Nación, el Defensor del Pueblo y el Fiscal General de la Nación y el PAL 320-2021C; “por medio del cual se reforma la justicia”.

Imagen tomada perfil facebook del autor

Mientras muchos de los colombianos del común, sobre todo, aquellos que siguen pensando que la política no les interesa, porque no sirve para nada o aquellos otros que hicieron campaña por el Referendo Anticorrupción, no obstante, seguir votando por los mismos; están por ahí entretenidos, viendo a los esfuerzos de adorables mayores, para alcanzar una última oportunidad de fama en un concurso de televisión, discuten si Ospina ha sido o no el mejor arquero de la selección Colombia de Futbol de todos los tiempos, o celebran alborozados, la obra y gracia de una nueva santa paisa; esa política que no les interesa, está a punto de asestarle un mortal golpe a la democracia y la vida civil de Colombia: Gol caracol ...¡Se metioooo!

De manera sigilosa, casi que, a escondidas, los emisarios de las élites económicas y políticas del país; han puesto en movimiento, al interior del congreso colombiano; toda una estrategia de derrumbamiento del sistema de contrapesos institucionales, propio de las democracias liberales de occidente. El primer paso consistió en la apropiación del congreso, a  punta de alianzas no santas, con grupos extremistas de derecha, de forma que, a punta de manipular el miedo de los ciudadanos, como consecuencia de una guerra iniciada por las mismas élites casi dos siglos atrás; lograron posicionar en el congreso, todo un conjunto de dilectos agentes políticos a su servicio, capaces de instaurar una especie de dictadura constitucional, disfrazada de democracia, durante los últimos veinte años de régimen uribista.

Apalancados en la llamativa arquitectura institucional del estado, plasmada en la Constitución Política de 1991, los políticos tradicionalistas, adscritos a los partidos de derecha en el Congreso de la República colombiana, en complacencia conveniente con el espíritu mesiánico de la ultraderecha colombiana, personalizada en Álvaro Uribe Vélez y vuelta ideología en el uribismo, se han dado a la tarea de nombrar, periodo tras periodo, en los entes de investigación y control, a personas afines a su línea política, o al menos, dispuestos a tranzar impunemente, favores políticos, por frondosas nóminas, en Procuraduría, Contraloría, Fiscalía, Defensoría y Registraduría. Así lo han hecho durante el tiempo, aunque no de manera oculta, sino a la vista de todos, en vivo y en directo por unos medios de comunicación, alguna vez el cuarto poder fiscalizador de la opinión pública, convertidos desde tiempo atrás, en tribunas propias de los poderosos. Gol, gol, gol...gol caracol ... ¡Se metiooo!, Una vez más.

Con la complicidad de una inmensa mayoría de colombianos, con serios problemas de educación política, mal informados, pero, sobre todo, manipulados; la derecha colombiana, ha venido dando los pasos necesarios para retener el poder del estado colombiano; así lo ha venido demostrando, con los múltiples intentos de reelección de su jefe supremo, el ex presidente, ex senador e imputado; Uribe Vélez. Contando con la venia de las federaciones de municipios, capitales y departamentos y con las organizaciones de juntas comunales; recientemente, el uribismo, intento una vez más, en medio de la peste del Covid19, prolongar el periodo del que dijo Uribe, hoy encargado de la presidencia de Colombia y por ahí derecho, el de alcaldes y gobernadores, agremiados en las mencionadas federaciones, dirigidas por controvertidos personajes, también afines al uribismo; intentando cambiar un articulito, a petición de Toro, Tavera y Ordosgoitia.

Ahora, envalentonados, o quizás, un tanto nerviosos, por los recientes levantamientos populares, iniciados en el 2018 y exacerbados por la ineptitud y la corrupción del actual gobierno nacional; los emisarios de la derecha en el congreso, después de haber nombrado en los entes de control, registro e investigación a fichas afines al uribismo, dedicados a torpedear el proceso de paz, pero sobre todo, a obstruir cuanta investigación se inicie en contra de los miembros del uribismo; pretenden completar su sutil estrategia de Golpe de Estado Institucional, intentando “flexibilizar”, aún más, algunos requerimientos para el nombramiento de personas idóneas, en la dirección de estas entidades, pero sobre todo, y he ahí el horror; intentando brindarle impunidad institucional, a los titulares de Fiscalía, Contraloría, Procuraduría y otros funcionarios de alto nivel, trasladando la competencia de su investigación y juzgamiento, de la Honorable Corte Suprema de Justicia, a la muy controvertida e inane Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes.

Esta promesa de impunidad, ofrecida a quienes están encargados de investigar y sancionar la agobiante carga de violencia y de delincuencia que se cierne sobre todos los ciudadanos, de velar por el buen comportamiento de los funcionarios, sancionar sus abusos y ponerlos al recaudo de la justicia, o de dar fe del estado civil y de llevar a cabo y garantizar los procesos de elecciones; no permite creer en un buen futuro para uno de los países, con mayores índices de desigualdad económica, con serias sospechas de degradación del conflicto e irrespeto total por los derechos humanos y con una corrupción que asusta, como Colombia.

Esta intentona de asegurarse sí o sí, el poder político, pero sobre todo, el poder sancionatorio, ante un futuro político incierto, en el que la izquierda y los movimientos progresistas y alternativos a la derecha tradicional colombiana, tienen serias posibilidades de hacerse con el gobierno nacional y aumentar el número de curules en el congreso; es una apuesta muy riesgosa, en un ambiente de inseguridad y terror, que ya tiene agobiada a una sociedad cansada de la falta de acceso a la justicia y que ve, como este intento de cambio de la Constitución, nuevamente corroborará la percepción de que la sanción de la justicia es únicamente para los de ruana.

La promesa de impunidad para la actual clase dirigente, incluidos, sus amigos los contratistas (centros poblados, etc.), podría estar gestando escabrosos hechos de justicia propia, como el ocurrido con los niños de Tibú, mucho más,  si como ha venido aconteciendo en los dos últimos años, los excesos de la fuerza pública y los aberrantes casos de corrupción, han puesto en entredicho, la eficiencia de estos mismos entes de control, exacerbando aún más, los ánimos de una sociedad asustada y desesperada.

lunes, septiembre 13, 2021

Espectro político en Colombia. Imagen tomada del perfil @CamiloSilvaJ

SI EXISTE LA OPCION DE IZQUIERDA Parte II

Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com-

En la primera parte de esta columna se señalaba que, no obstante, la existencia nominal de la izquierda política, la posibilidad de la llegada al poder gubernamental de Colombia, de una opción política que pudiera materializar este modelo; aún estaba remota, dado el desconocimiento general que tiene la sociedad colombiana del origen y las plataformas ideológicas de eso que vagamente se menciona como izquierda. (Ver Parte I en: La Conversa de Fin de Semana (laconversafindesemana.blogspot.com))

Sin embargo, la crisis económica, ocasionada por la reciente  peste mundial, ha servido para desnudar la terrible eficiencia del modelo capitalista, el cual, actuando en consecuencia con sus postulados; de completa sumisión de los gobiernos nacionales de derecha, al omnímodo poder del mercado y de protección a toda costa, del sagrado derecho a la propiedad privada (de unos pocos); ha dejado rezagados en la miseria y la muerte a cientos de millones de personas, en agonizante espera de una alternativa política que los pueda redimir del pecado de ser pobres.

Para que esta ansiada y muy necesaria alternativa política pueda tener opciones de verdadero triunfo; primero hay que entender que la izquierda ese esa opción. En tal sentido, resulta impostergable recordar, así sea en términos generales, un par de aproximaciones a la noción más consensuada de izquierda.

Desde el punto de vista económico, la izquierda, más asimilada al socialismo, se podría definir como:<< la idea según la cual "la propiedad y control de los medios de producción -capital, tierra o propiedad- debe estar en manos de la comunidad como un todo, y administrada en el interés de todos">>[1]; en términos políticos, la izquierda pudiera definirse como aquella opción que: << abogaba por la suerte de los marginados>>[2] y en la que pueden <<…advertirse inequívocas críticas a la centralización del poder, una defensa de la inclusión y la participación política y un embate directo contra el presidencialismo.>>[3]

A partir de esta breve y muy simplificada definición de izquierda, es posible afirmar que, al hacer un examen riguroso, tanto de los gobiernos, como de las plataformas que, los ahora llamados partidos y movimientos alternativos o progresistas, han presentado como de izquierda; el resultado permite constatar que, las prácticas y alcances de plataformas y gobiernos de izquierda, (salvo una o dos excepciones) aún están muy lejanos de lo prescrito por la deontología zurda, a pesar de sus intenciones de avanzar en esa dirección. En este sentido, también es posible afirmar con contundencia que, la actual percepción que tiene la mayoría del pueblo colombiano frente a la noción de izquierda, obedece al mito que ha impuesto la propaganda de derecha, en la opinión pública de base.

Sin embargo, tal y como se planteaba líneas atrás, lo realmente cierto y plenamente constatado por la sociedad colombiana durante la peste, es lo peligroso que resultaría seguir manteniendo un modelo socio económico, como el de Colombia, que privilegia la apropiación abusiva de la riqueza de todos por parte de un muy reducido grupo de personas, aprovechando sus cercanías con el poder político. Así mismo, las grandes mayorías, han podido verificar que, encargarle el manejo de la naturaleza y la vida a un reducido grupo de politiqueros y tecnócratas impuestos o patrocinados por una pequeña élite de super poderosos empresarios, dispuesto a hacer lo que sea (legal o ilegalmente) para complacer a sus dueños-jefes y seguir viviendo del estado; en lugar de redundar en el bienestar general, terminaría por seguir destruyendo el medio ambiente y, de paso, poniendo en serios riesgos, la vida de las grandes mayorías.

Frente a este nuevo escenario de constatación de los estragos que ha provocado el capitalismo y de la necesidad de avanzar en un modelo socio-económico diferente, se plantea la alternativa de la izquierda, como única salida a la actual crisis ética, económica, ambiental y humanitaria que padece el pueblo colombiano.

La oferta de más y mejor democracia, no puede ser rechazada por unas mayorías, cuya exclusión de los escenarios de participación y poder real, los ha condenado a vivir al borde de la pobreza, al borde de la miseria, al borde de la muerte, siempre viviendo de la propaganda del crecimiento económico de unos cuantos y de la ilusión de ser parte de ese crecimiento, así sus incontables gastos para parecerse a los poderosos, los tengan sumidos en un enfermizo endeudamiento eterno, pagado en cómodas cuotas mensuales, bien sea al sistema bancario o a los gota a gota, que terminan siendo lo mismo.

Esta posibilidad de disponer, de la riqueza de todos, administrada por todos, para el bienestar de todos, no puede seguir generando miedo a volverse una dictadura castro-chavista; mientras la horrible realidad de la derecha capitalista, de hambre y falta de acceso a todo, causa las mismas muertes que la espeluznante ola de asesinatos a opositores y reclamantes, a manos de los violentos. La repulsa a un modelo que abogue por la inclusión de todos en todas las decisiones que afecten a todos, no puede seguir atemorizando a una sociedad hundida en unos niveles espeluznantes de corrupción  e impunidad como la colombiana, en la que el amiguismo y el clientelismo han condenado a millones de niños a segur excluidos de la educación y los avances de la tecnología, cuando no, a seguir aguantando hambre, mientras los tecnócratas y políticos amigos del poder y los poderosos se enriquecen de manera grosera con los recursos de los niños.

Más y mejor democracia, solamente asustan, a los amigos del actual sistema, quienes temerosos de perder la comodidad económica y moral de ser convenientes aliados de derecha e izquierda, solo atinan a señalar de peligroso cualquier intento de cambio de ese estado de cosas, que les permite llamarse de centro y de no untarse mucho de pobrecía, de modo que no afecte su entrada al reducido círculo de poderosos, al que de vez en cuando y, previo aviso, critican.

Existe la opción de izquierda, tenemos que acabar de construirla o adaptarla y, lo más importante, convencernos de que es la única opción decente que nos va quedando.

 



[1] Roberto Gargarella. 2014. La izquierda que no es. Sobre el concepto de "izquierda”. Política y gobierno   versión impresa ISSN 1665-2037.  

[2] Ibídem.

[3] Ibid. 

martes, septiembre 07, 2021

SI EXISTE LA OPCION DE IZQUIERDA. Parte I.

SI EXISTE LA OPCION DE IZQUIERDA. Parte I.

 BBC News Mundo


Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-

Hace muchos años, durante un foro ideológico del Sindicato de Industria ATT; tuve la oportunidad de preguntarle, al entonces presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia, acerca de su impresión sobre la izquierda en Colombia, con motivo de los primeros encuentros, por esa época, del Frente Social y Político, predecesor del Polo Democrático Alternativo; a lo que respondió: Pero… ¿Qué es eso de izquierda?

Hoy casi 22 años más tarde y medianamente superado el desencantamiento de ese momento, por la respuesta de quien había sido dirigente del Partido Comunista Colombiano; es posible afirmar que, aunque sin querer queriendo, la declaración, un tanto desenfadada del pre candidato del partido de izquierda Polo Democrático; tenía un carácter de profundo conocimiento de la realidad política colombiana de aquella época, pero sobre todo, de hoy día, caracterizada por un terrible desconocimiento del origen y las plataformas ideológicas de eso que vagamente se menciona como izquierda.

Ahora que, salvo el venido a menos, Partido Comunista, la Unión Patriótica o el recién estrenado partido de los Comunes; todos los movimientos políticos con algún contenido programático considerado como de izquierda, han optado por hacer de lado esta denominación, por considerarla, entendiblemente peligrosa, habida cuenta del negro historial de asesinatos, desapariciones, encarcelamientos y estigmatizaciones que han padecido y padecen, quienes osen declarar públicamente su militancia o simpatía por estas ideas; bien vale la pena poner sobre la mesa, una que otra reflexión acerca, no solo, del carácter de izquierda vergonzante que han asumido, los hoy llamados partidos o movimientos progresistas o alternativos, sino, sobre la necesidad de señalar la vigencia, pero sobre todo; la necesidad de enarbolar la izquierda política; como única salida en el corto y mediano plazo, de la crisis humanitaria que soportamos los colombianos, después de doscientos años de imperio de la derecha en el poder.

Es posible que tras la crisis política y económica que precipitó el derrumbamiento de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el repunte de la economía de mercado sin barreras, promocionada a más no poder, tras su icónico éxito de situar las hamburguesas Mac Donald en Moscú; las posibilidades de ascenso de los postulados de Carlos Marx, Engels, Gramsci, Mariátegui, Magón y demás pensadores de izquierda, como un modelo socio económico alternativo al capitalismo salvaje; paulatinamente se fueron desvaneciendo, ante la imposición del llamado Consenso de Washington, la declaración del fin de la Historia de Fukuyama y la paulatina, pero muy eficiente, manipulación masiva de la opinión pública, agendada por las élites económicas, a través de una impresionante maquinaria de propaganda, soportada en la interconexión mundial.

Poco a poco, las nuevas generaciones de profesionales de las ciencias humanas, salvo contadas y muy valiosas excepciones, fueron siendo encasilladas en una especie de determinismo político, muy acorde con la declaración de Fukuyama del fin de la historia, en la que; cualquier opción de modelo socio económico diferente a la democracia liberal de occidente, era y, aún hoy, es catalogada, como mínimo de utopía, cuando no; de proclive a fundamentalismos terroristas, en un mundo regido por el dominio económico de Estados Unidos, en complacencia con la recién inaugurada Zona Euro y el tardío despertar del modelo híbrido Chino de comunismo con capitalismo de Estado ¿?

Encandiladas con el rutilante brillo de los milagros económicos de los llamados tigres asiáticos (Corea, Thailandia, Hong Kong, etc.), las burbujas de las empresas punto COM,  la especulación de deudas hipotecarias y el blanqueamiento global de dineros provenientes del narcotráfico, la minería ilegal, la trata de humanos y las armas; las sociedades del mundo se entregaron a un frenesí consumista, promovido por seudo profesionales del re entrenamiento humano, que pusieron el individualismo a ultranza y la competencia salvaje, como los mantras de la nueva religión mundial del éxito, difundido mundialmente con los nombres de: Empoderamiento, Reingeniería, Teoría Z, emprendimiento, Modelo Benetton, etc.

Detrás de este deslumbrante, pero muy aparente, mundo de éxito empresarial e individual, quedaron escondidos millones y millones de personas en todo el mundo, que, tal y como lo señalo el mismo Carlos Marx, pasaron de ser ciudadanos pobres de un país, a ser un ejército mundial de mano de obra de reserva, en un mundo globalizado, que requiere de esa pobrecía mundial, para seguir aumentando la acumulación de riquezas en manos de un, cada día más reducido, grupo de multi billonarios, que imperturbable, sigue vendiéndole a millones y millones de desinformados en el mundo, el dogma de las bondades de mantener la propiedad privada, como derecho humano y la necesidad de desregular todo, hasta la vida misma, en aras del crecimiento económico, único evangelio válido en el nuevo orden mundial.

En este escenario de lo inmediato, del relajamiento de valores fundamentales del humanismo y de constante y total manipulación de la opinión pública, declararse de izquierda en un país como Colombia, históricamente adiestrado en los preceptos del conservadurismo de la Contra Reforma española, durante más de quinientos años y tratar de enfrentar a una super estructura (elementos jurídicos, políticos e ideológicos que marcan las ideas que sigue una sociedad) diseñada para mantener un esquema en el que, las históricas élites, criollas y republicanas, deben estar en el poder y la economía debe funcionar para favorecer sus intereses y los de la metrópoli (en este caso EE.UU. y Europa); resulta no sólo arriesgado, sino, casi que iluso, mucho más, cuando hasta el Partido Conservador de Colombia se declara como “una organización política de centro, democrática, popular, incluyente, moderna y de avanzada, con un fundamento filosófico orientado bajo una concepción humanista…”[1]

Esta visión preliminar del actual estado de cosas, en apariencias terminaría dándole la razón a Luis Eduardo Garzón cuando me contestó: Pero… ¿Qué es eso de izquierda?, sin embargo, paradójicamente; el éxito del capitalismo, rencauchó la necesidad de otra alternativa a ese modelo, pero para que esta alternativa pueda tener opciones de verdadero triunfo; primero hay que entender que la izquierda ese esa opción.

Nota: Por espacio y lecturabilidad, estas reflexiones se seguirán desarrollando en una siguiente columna.

 



[1] Hubert Gehring. (2014). Partidos políticos en Colombia: evolución y prospectiva. Fundación Konrad Adenauer. Disponible en: https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=696741a6-8eb3-0558-d773-1e7859ca898e&groupId=252038

jueves, agosto 26, 2021

Adiós a Watts: el comienzo del fin

 Adiós a Watts: el comienzo del fin





Charlie Watts - Baterista de Los Rolling Stones-
Imágenes: NY Times-DW

Por Omar Orlando Tovar Troches -ottoz69@gmail.com-

Estos casi dos años de peste mundial, nos han puesto de cara a la única condición que, en vida, hermana a todos los seres humanos; la muerte.

En medio de las sensaciones de incertidumbre, miedo y soledad, ocasionadas por la obligatoriedad del encierro, brotó aquí y allá un sentimiento colectivo de añoranza de tiempos pasados, inocentemente considerados como mejores, comparados con la crueldad de una muy presente peste comunitaria, que fue arrasando con la vida de propios y extraños, ante la inacción atarantada de gobiernos, más preocupados por las pérdidas económicas de sus amigotes, que por la pérdida catastrófica de vidas humanas.

En ese marco de nostalgias, agravadas por una agobiante sensación de impotencia, poco a poco, muchos de los integrantes de la llamada generación “X”, nos hemos volcado a eso que los gringos llaman “memorabilia”[1], para buscar un cierto anclaje a la seguridad de ese supuesto pasado venturoso; de los años pasados. Allí, en ese lugar de la memoria, llamado nostalgia, paulatinamente nos fuimos refugiando en la banda sonora de los años maravillosos, buscando en las redes sociales, en aplicaciones o dispositivo de reproducción; a nuestros héroes y heroínas musicales de toda la vida. Allí estaban el cantante y los músicos de Charlie Watts, unos muchachos de casi ochenta años llamados los Rolling Stones.

Los Rolling Stones - Imagen Rock FM
Y es que la constatación, tanto de la fragilidad, pero, sobre todo, de la brevedad de la vida, nos ha hecho valorar, al menos a un buen número de cuarentones y cincuentones, el asombroso valor que tienen el arte y la memoria. Cosas de cuchos, dirán irreverentes, los treintañeros milenials y los imberbes Z; cosas importantes, diremos los directos responsables de que ahora todo esté como está.

De manera pasmosa, hemos venido siendo testigos del constante marchitamiento de esa fuerza poderosa de rebeldía, que incluso nos movió allá en los ochenta y noventa del siglo pasado y que aún nos alcanza a mover hoy, casi cuarenta años después: El Rock. Esa cultura heredada de algunos de nuestros papás y mamás; que casualmente tuvo a los Stones como pioneros de esa evolución del blues, el jazz y la música folclórica norte americana e inglesa; la música de sus papas y mamás; hoy, con la muerte de Watts, parece estar anunciando el comienzo de su fin.

Durante los últimos años, hemos sido testigos de la muerte de muchos de esos héroes y heroínas de la rebeldía musical:  Kurt Cobain, Amy Winehouse, Gustavo Ceratti, Luis Spinetta, Scott Weiland, Chester Benningnton, Dolores O´Riordan, Chris Cornell, David Bowie y ahora Charlie Watts. Poco a poco, esos iconos de la alternatividad, del descontento, pero también; de la fuerza y el inconformismo, le fueron cediendo su puesto a otras manifestaciones, que, aunque con algún valor estético y/o lúdico, nada tienen que ver con los refinamientos literarios y musicales alcanzados por estos héroes y heroínas del Rock.

Aunque por ahí todavía nos quedan; Thom Yorke ( Radiohead), Eddie Vedder (Pearl jam), Dave Grohl (The Foo fighters) y algunos más, realmente conocidos y dignos de ser llamados los herederos y expositores del Rock; desafortunadamente, nuestra indolencia por acompañar la formación cultural de nuestros hijos y nietos, el mal ejemplo de haber permitido que la contracultura traqueta se tomara el mundo, incluido el musical, ocasionó que nombres como los de Dylan (con premio Nobel abordo), los Beatles, Joe Cocker, Carlos Santana, The Who, los Sex Pistols, Pink Floyd, Genesis, Jethro Tull, los mismos Rolling Stones, Estados alterados, las 1280 Almas, La Derecha, La Pestilencia, Superlitio o los Aterciopelados; le dieran paso a nombres conformado por letras iniciales, que

Imagen: Uniminuto Radio

comienzan con iniciales o echan mano al espanglish, cuyas obras tienen la misma duración y utilidad que el papel de baño y las toallas higiénicas, a pesar de que nuestros hijos, los milenials y los centenials; las descarguen millones de veces de esa red mundial de computadores que nos inventamos y a la que, por pereza, ambición o descuido; los volvimos adictos.


Afortunadamente, por ahí en medio de la estulticia y la vulgaridad de eso que ahora, pretenciosamente, llaman genero urbano, sobreviven algunos genios del Rock como Jack White, la discutidísima Billy Eilish, los Artic Monkies, los Arcade Fire o los Black Keys, para no hablar las propuestas del hip hop, realmente alternativas y con gran calidad como las de los Alkolyricoz, e incluso, el trabajo de la argentina Nathy Peluso.

Se nos fue el viejo Charlie Watts, dicen que el más juicioso de los Stones, tenemos que prepararnos para una futura desbandada, de los ya escasos grandes del Rock que aún viven. Estemos preparados para su partida, pero hagamos algo para que el viejo Rock, no parta con ellos. Ojalá que ese sentido adiós a Charlie Watts, no termine siendo el comienzo del final.

 



[1] Things that are remarkable and worthy of remembrance. A wealth of early railroad memorabilia.Things that stir recollection or are valued or collected for their association with a particular field or interest : mementos. Baseball memorabilia. En su versión inglesa.  Objeto o prenda con valor sentimental, generalmente por haber pertenecido a una persona querida; en español.

lunes, agosto 23, 2021

¿Renacen las Convivir?

 ¿Renacen las Convivir?

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-

Al parecer, lo que resta del actual gobierno nacional, del encargado por Uribe Vélez; señor Iván Duque, no cambiará mucho en lo que tiene que ver con su visión y tratamiento militarista, a los problemas de convivencia e inseguridad que padece la sociedad colombiana y que se han visto exacerbados, por el pésimo manejo que les ha dado el uribismo a las relaciones con el vecindario, la crisis de la pandemia, la economía y al Acuerdo de Paz.

Imagen tomada de cuenta Twitter @Diego_Molano
Tal y como lo había hecho el jefe supremo de la derecha colombiana, cuando gobernó en Antioquia; el discutidísimo ministro de guerra, Diego Molano, anuncia que, ante la incapacidad, o más bien, la reticencia del uribismo a buscar salidas estructurales al endémico problema de delincuencia, de inobservancia de las normas e intolerancia que padece Colombia; la única salida es la “alianza solidaria entre la @PoliciaColombia y empresas de servicios de vigilancia privada para el intercambio de información y capacidades que permita hacer frente al delito en las ciudades.[1]; palabras más o menos; la nueva reedición de las tristemente célebres “Convivir”, que dieron origen público al fenómeno del paramilitarismo, que tanto horror y dolor sembraron y siembran en Colombia.

Llama mucho la atención que, a sabiendas de las justificadas prevenciones que despierta este modelo de “seguridad democrática”, en sectores mayoritarios de la sociedad colombiana, el discutido Mindefensa Molano, no se haya tomado siquiera el trabajo de hacer una mejor paráfrasis del discurso con el que Uribe defendió y defiende el engendro de las Convivir cuando gobernó en Antioquia. Para la muestra; el botón: “Uribe Vélez precisa que: como gobernador de Antioquia la apoyé y la promoví porque creo en la colaboración ciudadana con la Fuerza Pública. Esta colaboración construye confianza institucional en los ciudadanos, evita su postración ante el crimen o que busquen salidas contrarias a la ley…[2].

Este anuncio del ministro Molano, prende todas las alertas, no solo de las víctimas del horror paramilitar, sino de organizaciones defensoras de derechos humanos a nivel nacional e internacional, por lo que parece ser; uno más de los terribles desaciertos, que, en cuestión de orden público, ha cometido y sigue cometiendo el uribismo, en su afán de imponer su política pública de armar a los civiles y crear “frentes de seguridad ciudadana” que le permitan aplicar su estrategia de “mano dura” contra lo que el uribismo y sus aliados, ahora posiblemente armados, o al menos con poder de señalar, consideren o se imaginen es una amenaza o atente contra la integridad, vida y honra de las personas de bien, tal y como ya pasó con los primeros desbordes de las benditas Convivir.

Imagen tomada del portal Las 2 Orillas
La percepción que se tiene es que este anuncio del ministro Diego Molano, de reedición del modelo de seguridad democrática de los tiempos del ex gobernador, ex presidente y ex senador Uribe Vélez, hace parte de una estrategia mucho más amplia de control social, la cual, aprovechando el desespero por el clima de inseguridad y de criminalidad que perciben y padecen los colombianos; pretende instaurar vía decretos de excepción, un modelo de gobierno policivo, en el que, tras la intención de brindar seguridad, se esconde la criminalización de la oposición. Esta sospecha se soporta en la constatación casi que diaria de el sesgo con el que los órganos de control y de acusación, inician o no investigaciones, precluyen o apresuran procesos, dependiendo de la cercanía que tenga el implicado o implicada, con el uribismo, o su proximidad, así sea lejana, con lo que se vea o parezca oposición al uribismo.

En este sentido, es urgente hacer un llamado a la sindéresis, al aplomo y a la equidad, que en términos generales, siempre ha demostrado la rama judicial de Colombia, para que no caiga en la trampa de las presiones políticas y mediáticas del uribismo, que buscan que, por medio de sentencias judiciales, se vaya sentando una jurisprudencia conveniente a la visión de la derecha colombiana, según la cual, el derecho a ejercer las libertades de opinión, expresión, reunión, disenso, movilización y participación en política, sean considerados como actos terroristas o que “induzcan al terrorismo”, como lo ha planteado el actual Fiscal General, frente a los jóvenes participantes de las recientes jornadas de protesta o como, peligrosamente, al menos para este humilde servidor; hizo el tribunal superior de Bogotá, frente al caso de las señora Daneidy Barrera (“Epa Colombia”).

Lo cierto es que, anuncios como los del ministro Molano, las controvertidas actuaciones del Fiscal Barbosa, el increíble mutismo de la Procuradora Cabello, así como del Defensor del Pueblo y la anuencia de ciertos operadores judiciales; permiten tener la impresión de que el actual gobierno nacional esta tras la constitución de una sospechosa estrategia de persecución política y judicial de la oposición, que junto con la degradación de la seguridad ciudadana, quizás en manos de las nuevas Convivir; le permitan a la derecha colombiana, tener las justificaciones necesarias, bien sea, para convencer al colombiano desinformado y angustiado; de la necesidad de un gobierno de mano dura que “limpie” la sociedad de la delincuencia y los “vándalos” y/o la urgencia de un muy democrático golpe de Estado, tal y como ya lo han intentado.

Ojalá que estos temores frente a las actuaciones y declaraciones del gobierno de Uribe en el rostro de Duque, solo sean producto del estrés ocasionado por la pandemia del SarsCov2; sería increíble que, a la crisis sanitaria por culpa de la peste, lo mismo que al paulatino empobrecimiento de más colombianos, el aterrador incremento de las masacres y asesinatos selectivos de líderes y lideresas sociales, se le vaya a sumar el renacimiento oficial del esperpento de las malhadadas Convivir.

 

 

 



[2] Juan Diego Restrepo. (2013). Álvaro Uribe, entre las ‘Convivir’ y las AUC. Artículo, sección opinión, Revista Semana. Disponible en: https://www.semana.com/opinion/articulo/alvaro-uribe-entre-convivir-las-auc-opinion-juan-diego-restrepo/358144-3/

 

martes, julio 27, 2021

Cauca: sangre y cadáveres

Cauca: sangre y cadáveres: Un llamado despertar de la anestesia del fútbol, el ciclismo y los juegos olímpicos para poner la mirada a la grave situación que vive este departamento

miércoles, julio 21, 2021

La gente de gris, la memoria histórica y la colectiva (II)

La gente de gris, la memoria histórica y la colectiva (II)

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com- 

 Senadora Fernanda Cabal convocó a pintar de gris murales en Cali- Imagen: Las 2 Orillas

¿Tienen color la historia y la memoria? Claro que sí. Incluyendo el gris. Lo que acontece es que, de la misma manera en que algunos fenómenos de la física determinan que podamos distinguir tal o cual color, dependiendo de las frecuencias que este o aquel objeto reflejen y puedan ser percibidos por bastones y conos en nuestros ojos, los colores de la historia y de la memoria, también dependen de fenómenos externos a cada persona, que pueden determinar que un hecho, persona o fenómeno, pueda ser registrado y recordado de una manera específica. 

En la primera parte de esta nota (La gente de gris, la memoria histórica y la colectiva (I) - Las2orillas) se planteaba que algunos de los fenómenos asociados con la forma, color y hasta sabor, con los que las sociedades recuerdan su existencia, dependen de quién o quienes determinen lo que se debe o no recordar, cómo y hasta qué punto, a través de herramientas como la política y la economía, que sí o sí, hasta el día de hoy, definen la historia de las sociedades, esto es; los recuerdos oficiales que deberían compartir, atesorar y replicar cada uno de sus miembros, impartidos por los científicos del recuerdo: Los periodistas e historiadores. 

Afortunada o desafortunadamente, los mecanismos de almacenamiento de recuerdos que tiene cada ser humano, no dependen únicamente de los procesos de educación (entrenamiento) al que se somete durante su vida útil, sino que también están asociados a otros mecanismos, que en ocasiones, todas ellas, afortunadas, escapan al control de quien gobierne en un momento dado, tales como los sentidos y la cultura, sobre todo esta última, que depende de otras construcciones, mucho más afines a la ancestralidad y a los afectos, que al exceso de racionalidad y utilitarismo, con los que, convenientemente intentan manipular la percepción de la realidad, quienes detentan el poder. 

Los intentos de imponer un único color, un único olor, un único sabor, un único recuerdo o un único pensamiento, son característicos de sistemas socio económicos que pretenden controlar hasta el más mínimo detalle de las vidas de los miembros de las sociedades que dominan o desean dominar y que son conocidos como regímenes absolutistas, autoritarismos, dictaduras o fascismo, todos ellos dedicados a mantener un orden establecido que favorezca los intereses de unas minorías bastante homogéneas, que encuentran en la policromía de la diversidad, del disenso y la democracia, algo que no se debe permitir, so pretexto de mantener el orden y las buenas costumbres que protejan el emprendimiento, el éxito y el crecimiento económico, así solo sean; los de las minorías en el poder.

Esta tensión entre quienes intentan uniformar los recuerdos, la memoria y la historia y aquellos que le apuestan por una visión descentrada, multicolor, ruidosa y hasta caótica de la realidad, mucho más acorde con el carácter pluriétnico y multicultural de la sociedad colombiana; no es otra cosa que, el reflejo de las contradicciones que se presentan entre la memoria individual, la memoria colectiva y la memoria histórica. No obstante que las tres estén unidas a la noción de tiempo; cada una de ellas, al menos para el caso colombiano, está determinada por circunstancias especiales que dependen de la etnicidad, el estrato social y la posibilidad de acceso que estás le den a las personas a tal o cual cultura, lo que a su vez determinará la manera en que las experiencias vitales y los relacionamientos sociales, convertidos en los recuerdos individuales, se crucen con los comunitarios y con el registro que se elabore de tales experiencias. 

La actual disputa por imponer una determinada estética pública (unas determinadas estatuas, un determinado color y estilo de fachadas, un estilo uniforme de arte callejero, un particular género musical, un deporte nacional, etc.) sigue demostrando la importancia que tiene el encuentro o la toma de algún espacio público determinado, para poner en el centro de la opinión pública; el o los asuntos de interés artístico, económico o político, que algún grupo determinado de la sociedad, tiene el interés de reivindicar. Movimientos como el 15M en España, la Primavera Árabe, las marchas de los indígenas en Colombia o los paros de Chile y Colombia, junto con sus expresiones artísticas, se han constituido en hitos sociales de búsqueda de apertura y participación política en los espacios públicos, históricamente hegemonizados por la institucionalidad , en otras palabras; la irrupción de otras voces y otras estéticas, reclamando la participación de la memoria colectiva en la construcción de la llamada historia oficial.

Las discusiones sobre la validez o no de la defenestración de íconos de las llamadas épocas de la conquista, la colonia e incluso del republicanismo, junto con el forcejeo por echar el último brochazo sobre los murales de las ciudades y municipios de Colombia e incluso, sobre el derribamiento del arte popular (monumento a la Resistencia en Cali), por ser considerado ajeno a la estética oficial de las élites artísticas cercanas al poder; no es sino el cuestionamiento que amplios sectores de la sociedad le están haciendo al antiguo esquema psicológico, sociológico y político, impuesto desde hace más de doscientos años, según el cual, los recuerdos y la memoria de los individuos y las comunidades, debían ceder ante la historia oficial de los vencedores o de los poderosos. 

domingo, julio 04, 2021

El Cauca y la regulación de la coca

 El Cauca y la regulación de la coca

Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com-

A pesar de que la llamada clase dirigente del Cauca ha tenido una prolongada presencia en el escenario de la política nacional, casi que desde el nacimiento mismo de Colombia como República independiente del imperio español y de que la existencia del atraso y la pobreza de esta región, coinciden con esta larga e inútil figuración; sólo hasta después de doscientos años, un representante de esta comarca, salido de las históricamente relegadas y discriminadas comunidades indígenas, ha tenido la sensatez de plantear una alternativa para sacar de la pobreza y de la guerra a todas sus comunidades.


Imagen: Feliciano Valencia - Senador del Cauca 

El senador caucano Feliciano Valencia (Movimiento Alternativo Indígena y Social –MAIS–) junto con el senador Iván Marulanda (Partido Alianza Verde), presentaron y han sacado adelante, al menos en su primer debate; un proyecto de ley que plantea un cambio de paradigma de la política de drogas en Colombia: el Proyecto de Ley “Por medio del cual se establece el marco regulatorio de la hoja de coca y sus derivados y se dictan otras disposiciones.”

Si bien es cierto que esta proyecto ha tenido un histórico avance, todavía tiene un largo y azaroso camino para su consolidación, dadas las circunstancias de correlación de fuerzas en el congreso colombiano, puesto que las derechistas mayorías oficialistas, ya han planteado su férrea oposición a esta audaz propuesta de cumplimiento del Acuerdo de Paz Estable y Duradera, que busca ponerle freno a los graves problemas que el cultivo, transformación y comercio ilegal de los derivados de la hoja de coca, le han ocasionado al país y que han agravado los casi que tradicionales problemas de inequidad, exclusión, pobreza, violencia guerra y atraso de regiones como el departamento del Cauca.

La propuesta de regulación de la producción de la hoja de coca y de sus derivados, liderada por el senador indígena Feliciano Valencia y el  senador de la Alianza Verde Iván Marulanda, recoge, no sólo la visión de los saberes ancestrales de las comunidades indígenas del cauca, víctimas del actual esquema de guerra anti drogas, sino que también recoge los resultados de estudios y análisis de sectores científicos, académicos y políticos de Colombia y del mundo entero, que desde hace mucho tiempo atrás, han venido señalando el fracaso del actual esquema de lucha antidrogas, dados los pobres resultados en erradicación de sembradíos, disminución de producción de cocaína exportada, control del blanqueo de capitales, frente a los inmensos gastos de recursos económicos en armamento y logística para fumigaciones y erradicación forzosa, así como el grave daño ambiental, la nula disminución del consumo y la invaluable pérdida de vidas humanas.


Ahora que los sectores más acomodados de las sociedades del mundo, hablan de un sospechoso regreso a la normalidad, bien vale la pena evaluar con detenimiento, propuestas de cambio de algunos paradigmas  económicos, ambientales y sociales, como las que están planteadas en el proyecto de ley de los senadores del MAIS y la Alianza Verde, para empezar a transitar el camino del no regreso a esa normalidad de pobreza, exclusión, desplazamiento, guerra y muerte que quedó desnudada durante la actual crisis sanitaria y económica ocasionada por la peste del COVID19.

Teniendo en cuenta que, a la hora de escribir esta nota, aún se ven y se oyen las miles de voces inconformes con el pésimo manejo que tanto a la peste, pero sobre todo, a la economía y a la sociedad en general, le han dado los partidos de derecha que han gobernado a Colombia, durante estos últimos doscientos años y de los que han hecho parte nobilísimos representantes de la clase política caucana, es fácil caer en un razonable pesimismo, frente al futuro de esta iniciativa de regulación de producción de la hoja de coca y sus derivados, dado que; el uribismo, dueño de casi todos los entes del Estado colombiano, así como un, todavía, amplio sector de la opinión pública internacional, miran con un recelo doble moralista, proyectos de formalización del cultivo y transformación de productos como la coca, la marihuana e incluso la amapola, que antes de ser vistos como el origen del mal, deberían ser vistos como oportunidades de redención.

No obstante, el arduo camino que todavía tienen que transitar propuestas de control de los cultivos y procesamiento de la coca y la marihuana, hay que felicitar a los senadores Feliciano Valencia e Iván Marulanda, así como los demás congresistas que acompañan esta iniciativa, por su empecinamiento en avanzar en la búsqueda de la solución de los graves problemas que padecen el Cauca y otras regiones de Colombia. Es una lástima el poco tiempo que queda de este periodo legislativo y que les tocó luchar con la inutilidad, la torpeza y la doble moral de una derecha recalcitrante, dueña del poder económico y político en Colombia.

Amanecerá y veremos, que dicen los próximos elegidos frente al Cauca y la regulación de la coca.

Adenda: Para más y mejor información acerca del Proyecto de Ley “Por medio del cual se establece el marco regulatorio de la hoja de coca y sus derivados y se dictan otras disposiciones.”; dirigirse a:

·         Acción Técnica Social | Proyecto de Ley para la Regulación de la COCA-ína en Colombia. (acciontecnicasocial.com)

·         ¿Qué ganaría Colombia si legaliza las drogas ilícitas? | Revista Pesquisa Javeriana

·         Coca y paz: el mito de Sísifo en el Cauca – Proclama del Cauca y Valle