LA VITRINA DE LA CONVERSA

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jueves, febrero 23, 2023

LA PAZ TOTAL

 

Presidente de Colombia junto a escultura de la paz de Fernando Botero
Imagen tomada de: www.dw.com

Por: Juan David García

El pasado 4 de noviembre del 2022, el presidente Gustavo Petro, confirmó la modificación, adición y prórroga de la ley 418 de la paz total [1]. Una ley que tiene como objetivo solucionar el conflicto armado en Colombia por medio de una política de Estado, garantizando la seguridad humana de todas las partes.

La paz total fue nuevamente tendencia en estas últimas semanas a causa de la liberación de Jorge Luis Alfonso López, hijo de La Gata [2], condenado por el asesinato de una periodista. Sin embargo, esta libertad para el denominado “El Gatico” fue efímera, puesto que, aunque fue elegido como un facilitador de paz por parte del Gobierno, al hacerse público su nombre, quedaría descartado para cumplir tal misión. 

Nombramientos como el de Alfonso López y algunas declaraciones del presidente, han creado descontentos en algunos sectores de la opinión (oposición y algunos aliados al gobierno nacional), quienes ponen en duda la credibilidad de la Paz total, señalando que las liberaciones de acusados políticos y por delitos comunes, con el fin de conseguir la paz, son una arbitrariedad. A este respecto es importante resaltar que la paz que propone Petro no se puede contemplar a través de los extremismos, sino que debe ser vista y asumida como una serie de matices necesarios para la búsqueda de un objetivo final, que es en este caso, la paz y el fin de los grupos armados en Colombia. 

Se debe entender que la paz es un proceso

 y para llevarlo a cabo, 

es necesario la labor y el interés 

tanto del Gobierno como de los diferentes grupos armados.


Lo mismo ocurre cuando se hace referencia a una paz que involucre a las disidencias de las FARC, grupo con el que anteriormente se hicieron charlas pero que al final no se concretaron. Se considera que este es uno de los puntos más cruciales en cuanto al desarrollo de la denominada “Paz total”. En este caso es entendible el inconformismo por parte de algunos sectores de la sociedad y del mismo Gobierno, puesto que en años anteriores ya se había negociado con este grupo armado, a través del Acuerdo de Paz Estable y Duradera; sin embargo, no todos los miembros de la extinta guerrilla estaban de acuerdo y hoy se presentan como sus disidencias.

Frente al incumplimiento del Acuerdo de paz con las FARC, la culpa no puede recaer solamente en los gobiernos anteriores, también les cabe una alta dosis de responsabilidad a las disidencias. No obstante, es significativo que para que exista paz, ésta se debe generar con todos los implicados. Esto quiere decir que, aunque la oposición u otros congresistas no apoyen la decisión del presidente de conformar una paz con las disidencias de las FARC; es claro que sin ellos no se puede realizar la paz que tanto busca Colombia. 

Por último, es necesario hacer mención de los puntos en los que más se especula sobre la Paz total. Hechos como la posible proliferación de grupos armados ilegales en Colombia, lo cual ya se vio después del tratado que se formalizó con las FARC, lo mismo que la masificación de cultivos de uso ilícito, por los que ahora mismo el gobierno de Estados Unidos está acusando a Colombia; son aspectos que los grupos de paz internacional y la oposición están a la espera de que se resuelvan por parte del presidente Petro. 

Al final, surge la siguiente incógnita, ¿Está tomando las decisiones correctas Petro en cuanto a un balance final de la búsqueda de la paz? Posiblemente ahora sea difícil de responder esta pregunta, sobre todo con las posibles liberaciones de algunos acusados; sin embargo, se debe entender que es un proceso y para llevarlo a cabo, es necesario la labor y el interés tanto del Gobierno como de los diferentes grupos armados.



[2] Enilce López, ‘la Gata’, la poderosa empresaria del chance de la Costa, y en Sucre y Bolívar, fue condenada a nueve años de prisión por aliarse con paramilitares, pero por estar enferma pagará la condena en su domicilio. Tomado de: https://verdadabierta.com/

 

domingo, enero 30, 2022

La Paz y la Vida también dan votos

 

Foto: Portal El Pais de España
Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-         

En el acostumbrado ejercicio periodístico capitalino de priorizar las noticias, en función de la importancia económica o farandulera que tengan; los colombianos pudimos constatar con altas cuotas de indignación, cómo, toda la prensa privada de Bogotá le dedicó páginas y tiempo, en primer lugar, a la justicia espectáculo del Fiscal Barbosa, en su libreto de Sherlock Holmes criollo, capaz de resolver en tiempo récord, el asesinato de un afamado estilista de las estrellas de los canales de televisión y en segundo lugar; a  centrar la atención de la opinión pública nacional, alrededor de la situación de guerra en la frontera con Venezuela, objetivo de la demagogia internacional del uribismo, pero sobre todo, de gran interés para la industria del petróleo y del contrabando.

Preocupa que la matriz informativa de los poderosos medios privados de comunicación, siga encasillada en el morbo amarillista de las notas de farándula y de baranda judicial, en tanto que la crisis humanitaria, ocasionada por el empecinamiento de la dirigencia colombiana en hacer trizas el proceso de paz con la ex guerrilla de las FARC-EP, sigue cobrando víctimas, ya no en términos de días, sino de horas. Las muertes de lideres y lideresas sociales, incluidas las del niño Breiner Cucuñame y de Albeiro Camayo , ambos guardias indígenas del pueblo Nasa, ambos protectores de los DD.HH. y  del medio ambiente en el norte del Cauca, aún siguen esperando un mínimo de atención de estos medios de comunicación, pero, sobre todo, de la sociedad colombiana, perdida en la matriz mentirosa de la polarización política, gestada por el terrorismo mediático de la derecha colombiana, que insiste en el miedo como estrategia electoral.

En este escenario de las pos verdades creadas y gestionadas por el mercadeo político de las campañas electorales, la vida, la paz, la verdad, la justicia y la equidad, siguen relegadas a ser asuntos incómodos que no concitan la atención del posible elector, como sí lo hacen, el insulto, el terrorismo electoral, el engaño, las promesas alucinantes, el baile de Tik Tok, o asumir una superioridad moral, declarándose de centro y anti polarizador.

El miedo a Petro, al castro chavismo, a volvernos como Venezuela, Cuba y ahora último a Rusia (¿?), vuelven a hacer parte de la estrategia de miedo acordada y emprendida, una vez más por el uribismo y sus partidos aliados. A punta de inundar los noticieros, programas y páginas de opinión de todos los portales de los medios privados de comunicación, con señalamientos de oscuras relaciones entre grupos armados ilegales, los vándalos, las primeras líneas de las protestas, con los partidos y movimientos opuestos al actual gobierno nacional; una vez más, la derecha colombiana y sus patrocinadores, intentan convencer al muy desinformado elector promedio, de la necesidad de elegir congresistas y presidente de mano firme y corazón grande, así no se llamen Álvaro Uribe, lo importante es que se ataje a Petro o a quien lo represente o se le parezca.

La Paz y la vida, no son los temas sobre los que giren las propuestas de los aspirantes a ser congresistas o a ser presidente y vicepresidente de Colombia, si acaso, se mencionan como parte de los llamados eslóganes de campaña, o para diferenciarse del rival de turno, si éste o ésta no lo hacen primero. Salvo las alusiones que, sobre el tema de la paz, han hecho los partidos y movimientos aglutinados en el Pacto Histórico y las del Candidato a senado Humberto de la Calle; estos temas parecen carecer de importancia en las agendas programáticas y electorales de las campañas políticas para las elecciones 2022.

Imagen  Portal Proclama del Cauca

Hace algún tiempo, este servidor, junto con personas de otras ciudades de Colombia, suscribimos el documento: Carta abierta a todos los partidos y movimientos políticos de Colombia. HASTA QUE AMEMOS LA VIDA. (ver: Carta abierta a todos los partidos políticos de Colombia (proclamadelcauca.com)), en el que le pedíamos a los aspirantes a congresistas y presidencia de Colombia; poner en el centro de la agenda de sus campañas; los  temas de la defensa de la Vida, los territorios, el cumplimiento del Acuerdo de Paz con las FARC-EP y la salida negociada a la actual conflictividad armada. Gracias a la colaboración de varios medios independientes, tanto de Santander de Quilichao, como de Bogotá, el documento pudo ser público, sin embargo; ninguno de los movimientos, partidos o candidatos, a quienes se les hizo llegar el documento, se tomó la delicadeza de al menos; acusar recibo del mismo, mucho menos de considerarlo y ponerlo en sus agendas.

Quienes suscribimos el mencionado documento y creemos que millones de colombianos más, seguimos convencidos de la necesidad de poner la Vida y la Paz, como centro de atención del ejercicio político del próximo gobierno nacional y de la agenda legislativa del nuevo congreso. Seguimos creyendo que ya es tiempo de parar las masacres, el terror, la violencia, el odio y la intolerancia, que, durante más de doscientos años, se han convertido en el quehacer de la sociedad colombiana y sus dirigentes.

Una vez más, invito a quien lea estas líneas, a que nos juntemos para demandar de la clase política y empresarial de Colombia, que se pongan serios y nos ayuden a parar esta matanza, este abandono, esta violencia, empezando por el clientelismo, el abuso del poder, la exclusión y la delincuencia; reunidos todos en el cáncer de la corrupción.

¡ojo! Candidatas y candidatos: La Paz y la Vida también dan votos.


domingo, julio 04, 2021

El Cauca y la regulación de la coca

 El Cauca y la regulación de la coca

Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com-

A pesar de que la llamada clase dirigente del Cauca ha tenido una prolongada presencia en el escenario de la política nacional, casi que desde el nacimiento mismo de Colombia como República independiente del imperio español y de que la existencia del atraso y la pobreza de esta región, coinciden con esta larga e inútil figuración; sólo hasta después de doscientos años, un representante de esta comarca, salido de las históricamente relegadas y discriminadas comunidades indígenas, ha tenido la sensatez de plantear una alternativa para sacar de la pobreza y de la guerra a todas sus comunidades.


Imagen: Feliciano Valencia - Senador del Cauca 

El senador caucano Feliciano Valencia (Movimiento Alternativo Indígena y Social –MAIS–) junto con el senador Iván Marulanda (Partido Alianza Verde), presentaron y han sacado adelante, al menos en su primer debate; un proyecto de ley que plantea un cambio de paradigma de la política de drogas en Colombia: el Proyecto de Ley “Por medio del cual se establece el marco regulatorio de la hoja de coca y sus derivados y se dictan otras disposiciones.”

Si bien es cierto que esta proyecto ha tenido un histórico avance, todavía tiene un largo y azaroso camino para su consolidación, dadas las circunstancias de correlación de fuerzas en el congreso colombiano, puesto que las derechistas mayorías oficialistas, ya han planteado su férrea oposición a esta audaz propuesta de cumplimiento del Acuerdo de Paz Estable y Duradera, que busca ponerle freno a los graves problemas que el cultivo, transformación y comercio ilegal de los derivados de la hoja de coca, le han ocasionado al país y que han agravado los casi que tradicionales problemas de inequidad, exclusión, pobreza, violencia guerra y atraso de regiones como el departamento del Cauca.

La propuesta de regulación de la producción de la hoja de coca y de sus derivados, liderada por el senador indígena Feliciano Valencia y el  senador de la Alianza Verde Iván Marulanda, recoge, no sólo la visión de los saberes ancestrales de las comunidades indígenas del cauca, víctimas del actual esquema de guerra anti drogas, sino que también recoge los resultados de estudios y análisis de sectores científicos, académicos y políticos de Colombia y del mundo entero, que desde hace mucho tiempo atrás, han venido señalando el fracaso del actual esquema de lucha antidrogas, dados los pobres resultados en erradicación de sembradíos, disminución de producción de cocaína exportada, control del blanqueo de capitales, frente a los inmensos gastos de recursos económicos en armamento y logística para fumigaciones y erradicación forzosa, así como el grave daño ambiental, la nula disminución del consumo y la invaluable pérdida de vidas humanas.


Ahora que los sectores más acomodados de las sociedades del mundo, hablan de un sospechoso regreso a la normalidad, bien vale la pena evaluar con detenimiento, propuestas de cambio de algunos paradigmas  económicos, ambientales y sociales, como las que están planteadas en el proyecto de ley de los senadores del MAIS y la Alianza Verde, para empezar a transitar el camino del no regreso a esa normalidad de pobreza, exclusión, desplazamiento, guerra y muerte que quedó desnudada durante la actual crisis sanitaria y económica ocasionada por la peste del COVID19.

Teniendo en cuenta que, a la hora de escribir esta nota, aún se ven y se oyen las miles de voces inconformes con el pésimo manejo que tanto a la peste, pero sobre todo, a la economía y a la sociedad en general, le han dado los partidos de derecha que han gobernado a Colombia, durante estos últimos doscientos años y de los que han hecho parte nobilísimos representantes de la clase política caucana, es fácil caer en un razonable pesimismo, frente al futuro de esta iniciativa de regulación de producción de la hoja de coca y sus derivados, dado que; el uribismo, dueño de casi todos los entes del Estado colombiano, así como un, todavía, amplio sector de la opinión pública internacional, miran con un recelo doble moralista, proyectos de formalización del cultivo y transformación de productos como la coca, la marihuana e incluso la amapola, que antes de ser vistos como el origen del mal, deberían ser vistos como oportunidades de redención.

No obstante, el arduo camino que todavía tienen que transitar propuestas de control de los cultivos y procesamiento de la coca y la marihuana, hay que felicitar a los senadores Feliciano Valencia e Iván Marulanda, así como los demás congresistas que acompañan esta iniciativa, por su empecinamiento en avanzar en la búsqueda de la solución de los graves problemas que padecen el Cauca y otras regiones de Colombia. Es una lástima el poco tiempo que queda de este periodo legislativo y que les tocó luchar con la inutilidad, la torpeza y la doble moral de una derecha recalcitrante, dueña del poder económico y político en Colombia.

Amanecerá y veremos, que dicen los próximos elegidos frente al Cauca y la regulación de la coca.

Adenda: Para más y mejor información acerca del Proyecto de Ley “Por medio del cual se establece el marco regulatorio de la hoja de coca y sus derivados y se dictan otras disposiciones.”; dirigirse a:

·         Acción Técnica Social | Proyecto de Ley para la Regulación de la COCA-ína en Colombia. (acciontecnicasocial.com)

·         ¿Qué ganaría Colombia si legaliza las drogas ilícitas? | Revista Pesquisa Javeriana

·         Coca y paz: el mito de Sísifo en el Cauca – Proclama del Cauca y Valle

 

martes, febrero 16, 2021

ELÍAS, ELÍAS… ¿POR QUE NOS HAS HABANDONADO

ELÍAS, ELÍAS… ¿POR QUE NOS HAS HABANDONADO?

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-

En días recientes, el Gobernador del Cauca, Elías Larrahondo, publicitó con bombos y platillos la firma del llamado Pacto por la vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz, documento en el que, por enésima vez, se repite el compromiso de la institucionalidad de cumplir los principios básicos establecidos en la Constitución Política de Colombia y demás normas nacionales e internacionales, respecto al cuidado de la vida, honra y bienes de todos y todas.


Gobernador del Cauca-Elias Larrahondo
durante la firma del Pacto por la vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz 

Entendiendo la intencionalidad de llamar la atención de la opinión pública caucana, pero sobre todo la del gobierno nacional, sobre la, ya endémica, situación de crisis humanitaria que ha vivido y vive el departamento del Cauca, no se puede dejar de lado la poca eficiencia que respecto a esa misma crisis ha demostrado, al menos públicamente, la actual administración departamental del Cauca, en cabeza de Elías Larrahondo.

Llama mucho la atención, que solo hasta estos días, cuando ríos  de sangre han corrido por todo el territorio del Cauca, cuando los señores de la guerra nuevamente se pasean por caminos y veredas caucanas, al señor gobernador, Don Elías, se le haya escuchado, de manera apenas audible, algún tipo de pronunciamiento dirigido hacia la institucionalidad nacional, para reclamar su acción en este rico territorio, saqueado, excluido y olvidado por los políticos tradicionales del Cauca y de Colombia, finalmente emparentados, en esa endogamia de la incompetencia y la corrupción.

Causa curiosidad, que solo hasta después de completar la horrorosa cuota de víctimas del conflicto que registra el Cauca, en el que casi todas corresponden a firmantes del Acuerdo de Paz Estable y Duradero, pertenecientes a la desmovilizada guerrilla FARC-EP, defensores de derechos humanos, ambientalistas, lideres de comunidades étnicas y campesinos, el flamante representante del norte del Cauca, territorio sobre el que confluyen todas las formas de exclusión y violencia sobre las comunidades étnicas y campesinas, se haya decidido, ahora sí, a llamar a esos mismos sectores, que él mismo desdeño durante su campaña electoral, cuando decidió ir a engrosar las filas de los políticos de siempre, causantes muchos de ellos de esta situación, para hacerse elegir gobernador; a  que acudan a su auxilio.

Claro que el acto político de la firma del Pacto por la vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz, debe ser ese primer paso para lograr movilizar a toda la sociedad caucana, en defensa de la vida y del territorio, pero, para que tal convocatoria pueda surtir el efecto deseado, se hace necesario que el accionar de Don Elías, sea más contundente. Se necesita, en primer lugar, que se decida, de una vez por todas, a sacudirse de la odiosa burocracia clientelista heredada de tiempos de sus antecesores en la gobernación, el uno, flamante senador de Cambio Radical y el otro, precandidato a lo que sea, para que pueda empezar a gobernar, como esperaban sus electores y el resto de la sociedad caucana.


Afiche de campaña electoral del Gobernador Elías Larrahondo

También se espera que el llamado a los sectores sociales, que el abandonó en campaña para ir a engrosar las filas del senador Ortega, no sólo corresponda a una acción publicitaria en tiempos previos a elecciones de congreso, en las que su nueva casa política tiene intereses de renovar la curul de uno de sus antecesores y asegurar una nueva para el otro, sino que corresponda a un nuevo estilo de gobierno, en el que el mandatario departamental del Cauca, lidere con decisión, y sobre todo con dignidad, el urgente y justo reclamo de real inversión social, así como de cumplimiento de los múltiples acuerdos firmados con esos sectores que está llamando a la unidad, por parte del gobierno central, hoy en manos de la extrema derecha colombiana.

Si. Muy bueno el simbolismo político de la firma del Pacto por la vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz, encabezado por el Gobernador, Don Elías Larrahondo, pero lo que realmente esperan los sectores sociales ajenos a su nueva casa política y a la institucionalidad, son muestras reales de ese compromiso por la defensa de la vida y los derechos humanos. Las mayorías caucanas, ya se están cansando de los discursos demagógicos de paz, acostumbrados por el Titismo, las promesas de interlocución con el gobierno nacional del liberalismo oficial o del partido de la U. Este Cauca, lo que necesita es que el primer gobernador negro que ha tenido el norte del Cauca, se apropie de su papel de representante de los eternos excluidos y abusados del Cauca y que no sólo se acuerde de ellos para frustradas coaliciones electorales o para reconocimientos fatuos, por una representatividad que al parecer sólo es de papel, ya que en realidad muchos de ellos a esta hora, parecieran estar viviendo el viacrucis eterno de los olvidados, y reclamando del gobernador: ¡Elías, Elías, ¿por qué nos has abandonado?!

P.S. Por si alguno de los escasos lectores de estas líneas tiene acceso al Gobernador del Cauca: Por favor recomiéndele que hable con el Pollo López y le recuerde que es muy difícil publicitar un pacto por la vida y por los derechos humanos, si se manda al odioso ESMAD a golpear jóvenes caucanos, frente a la gobernación y la alcaldía de Popayán, en el lustrosísimo Parque Caldas, de la Blanca y Señorial Popayán.

 

jueves, diciembre 22, 2016

2016 Año Bisiesto



Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com-
Creían las personas mayores, aferrándose a ese determinismo trágico impuesto por la invasión europea a lo que hoy se conoce como América (latina), que los años bisiestos guardan en sus entrañas, malos presagios y peores acontecimientos.

Parece ser que los desbarajustes en eso de contar nuestros días terrestres y mortales y que fueron observados por un monje con el nombre del dios de la borrachera (Dionisio, que no Juan Carlos Vélez, el del C.D.), dejaron en nuestro inocente colectivo la desazón por los años bisiestos, a los que les adjudicamos extraordinarios augurios, mucho más acá en el País del Sagrado Corazón en el que, siguiendo con lo de la beodez, la mayoría de nuestros males ocurre por excesos en la celebración, la improvisación o porque corre por nuestras venas un desbarajuste más grave  que ni Dionisio el pequeño ha podido enmendar.

Luego de más de doscientos años de vida republicana violenta, la nación colombiana está cerca de dar los primeros pasos en un nuevo intento de reconciliación, a pesar del terror que produce lo novedoso en una sociedad liderada por hombres y mujeres aferrados a un atavismo conservador que causa desconcierto, reproche e hilaridad en el exterior, en donde no se entiende por qué la gente en Colombia votó en contra de su anhelada paz y matan o dejan morir a sus niños y niñas.

Pasamos de las justas épicas de nuestros jóvenes deportistas, a lo cantinflesco de la cotidianidad de nuestra dirigencia política. De manera increíblemente reiterativa, la sociedad colombiana viaja de un extremo al otro del espectro de la sensibilidad, eso lo saben las élites de nuestro querido País del sagrado corazón, por eso  lo fomentan, lo amplifican y lo usan para que a pesar de todo lo que pase, no pase nada.

Uno que otro asalariado de las noticias, en su afán de entregar la materia prima de esa carroñera industria del sensacionalismo, del espectáculo, del morbo por la violencia o amarillismo que llaman algunos, nos sorprendieron durante este año, luchando desesperadamente por  ser los primeros en el sitio de los siniestros aéreos, en cubrir las muertes de los niños de la Guajira, el abuso diario de mujeres y niños, en conseguir los videos de vigilancia de los ya múltiples linchamientos de atracadores de casas, bolsos y celulares de alta gama, todo debidamente contrastado con el glamour del futbol internacional y los programas de “realities” que quedan en medio de las series televisivas dedicados a nuestra narco-cultura.


Tal como las pirañas o los tiburones, nos dejamos hipnotizar y  entramos sin reacción alguna en el frenesí que causa la sangre de la primicia, la exclusiva, la chiva. Conocedores de las mil y una argucias para provocar esa sensiblería que nos define a un buen número de colombianos y colombianas, los dueños y algunos directores de medios no escatimaron y, aún hoy, no escatiman artificios para seguir sacándole jugo a la tragedia. A fe que lo lograron durante este extraño año bisiesto de medallas olímpicas, de Nobel de Paz,  de los asesinatos de Yulianna, Dora Lilia y cientos y cientos de víctimas del miedo recurrente que le tenemos al cambio.

miércoles, octubre 12, 2016

PAZ YA

¡PAZ YA!


Bogotá, octubre 12 - Una nueva marcha en reclamo de la implementación del acuerdo

Por: Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com-

Luego de la lamentable resaca producto del pírrico triunfo del NO, en la pasada jornada plebiscitaria que buscaba la aprobación de los acuerdos negociados en la Habana entre la guerrilla de las F.A.R.C. y el actual gobierno Colombiano; la Nación colombiana ha entrado en un marasmo lleno de incertidumbre, esperanzas y desafíos en torno al futuro de un, ahora no tan claro, escenario de pos-conflicto.
La renuncia del gerente de la campaña del NO AL PLEBISCITO, del Centro Democrático, no ha podido contener la sensación de engaño, manipulación e irrespeto que quedó entre muchísimos desinformados votantes, que le apostaron a la postergación de la esperanza de Paz en nuestro territorio. Los manipuladores líderes y lideresas del NO AL PLEBISCITO, tampoco han podido cumplir la, también falaz, promesa de re-negociación de lo acordado en la Habana, que le hicieron a sus casi estafados seguidores, ni han insinuado un acto de contrición ante la feligresía que cayó en el señuelo de la inexistente “Ideología de Género” agazapada en el citado acuerdo de Fin del Conflicto, que restaure mínimamente su fe engañada.
Al brumoso y empantanado escenario de la Paz en Colombia, ahora se le quieren agregar  las enredaderas del prematuro proselitismo político de quienes tienen alguna aspiración presidencial en el 2018 o al menos un mínimo rencauche ante la opinión pública. Enredada en las terribles buenas maneras políticas, que los “arrepentidos” y embolatados dirigentes del NO, tratan de imponer al desprevenido transeúnte,  se encuentra escondida, la tenebrosa intención de no cambiar el statu quo socio-económico que nos tiene como nos tiene, desde hace ya muchas décadas y que podría desembocar en una especie de restauración del Frente Nacional.
Miles de Estudiantes, comunidades campesinas, afro-descendientes e indígenas, trabajadores, luchadoras de la equidad de género y cientos de miles de Colombianas y Colombianos, que aunque fueron sujetos de la mezquina desinformación por parte de los manipuladores del NO,  ahora rodean al propósito de no dejar apagar la llama de la esperanza de un cercano escenario de reconciliación y paz en Colombia. Estas multitudes  se contraponen a la egolatría, al egoísmo y los deseos de venganza de una minoría que aún usa, de manera artificiosa, la trinchera ideológica, para tratar de imponer sus muy oscuros deseos de seguir alimentando la inequidad, la exclusión, el odio y la violencia, a fin de defender sus muy particulares intereses.
En este segundo tiempo del proceso de Paz en Colombia, necesitamos como nunca antes, tratar al menos, de sincronizar nuestras intenciones, nuestros motivos de lucha o de exigencia, para avanzar en la consecución del pleno ejercicio de nuestro humano y constitucional Derecho a la Paz. No podemos permitir que los des-informadores, los ambiciosos y viudos del poder político-económico, los guerreristas y los mezquinos, se tomen la vocería de millones y millones de colombianos, que solo pretendemos una Paz duradera y estable para nuestros descendientes.

Es el momento de abrazar la causa nacional de la PAZ YA y no permitir dilaciones sofistas por parte de quienes, hasta ahora, no le han podido decir a ciencia cierta a sus seguidores, las razones por la cuáles tenían que marcar la casilla del NO al anhelo de una Colombia en Paz, en la que podemos caber todas y todos.

jueves, octubre 06, 2016

NUEVAMENTE MACONDO

NUEVAMENTE MACONDO



Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com -

Macondo es ese “no lugar” con nombre de árbol grande, en donde se resumen las exuberancias y las excentricidades de nuestro país, algunos extienden este resumen a América Latina. Macondiano es el gentilicio de quienes viven o padecen esa realidad, que aunque de génesis imaginaria, terminó siendo tan real como la que muchos creen que existe y reside en las redes sociales de Internet. Pero macondiano también es un adjetivo para describir  lo delirante, lo irracional, lo poco creíble, que se impone y acaba existiendo.
El pasado domingo 2 de octubre, a eso de las 5 de la tarde, cuando las cajas mágicas, que ahora gobiernan a la humanidad y dizque son inteligentes, le avisaron al mundo entero que un mayoría de pocos macondianos, había decidido ponerle zancadilla al anhelo y la necesidad de paz de una nación, nuevamente el resto del mundo y algunos connacionales colombianos recordamos que para bien y para mal; Colombia irremediablemente es Macondo.
Se impusieron las mentiras orquestadas y repetidas hasta la saciedad por los alumnos aventajados de  Goebbels, el propagandista nazi de la Alemania de Hitler y asociados, tal como lo corrobora jactanciosa e impúdicamente Juan Carlos Vélez, excandidato a la alcaldía de Medellín y gerente de la Campaña por el No en el plebiscito , en reciente entrevista publicado por el Periódico La República de Colombia (Ver: http://www.larepublica.co/el-no-ha-sido-la-campaña-más-barata-y-más-efectiva-de-la-historia_427891). “Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca… En la Costa individualizamos  el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela.  Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda  por radio la noche del sábado centrada en víctimas.” Afirma con desfachatez  y a fe que lo lograron. La manipulación pagada por las élites económicas de este país (Organización Ardila Lülle,  Grupo Bolívar, Grupo Uribe, Codiscos, y Corbeta.) termino dejando como ignorantes o caídos del zarzo a sus incautos seguidores, según palabras de este gerente del NO.
Ahora nos vamos (se van) dando cuenta de las motivaciones no tan ocultas del líder natural del NO, el EX-presidente Uribe, mentir, manipular, usar y engañar a sus seguidores, para poder ser ungido nuevamente por los medios masivos de comunicación colombianos (los de la capital) como “El salvador” y el tercero en discordia, en un diálogo al que mayoritariamente los colombianos y colombianas habíamos invitado a dos; la Guerrilla de las F.A.R.C. y al Jefe de Estado Colombiano, quien a pesar del anhelo de sus pocos amigos y muchos manipulados, no es Uribe.
Intentan los “ganadores” del plebiscito llamar a la reconciliación, cuando hasta hace poco argumentaron para triunfar, la intolerancia, la exclusión, la venganza y el miedo. Asustados con el triunfo, los manipuladores del NO, en cabeza de su líder natural, evaden las responsabilidades, sólo hasta ahora intentan construir una propuesta a lo ya acordado y firmado en la habana, “son unas glositas al texto”, dejó entender en un principio y en tono afable y condescendiente el aspirante a Mesías colombiano, pero, ante la carencia de argumentos de peso, recula nuevamente a la intransigencia y descalifica el 70 u 80% del texto final acordado, para poder atrincherarse en eternas discusiones con su viejo ex aliado; el hoy presidente Santos, en procura de impunidad y de defensa de los intereses de sus socios o patrones, buscando un re-lanzamiento para la próxima campaña presidencial.
Los avergonzados del NO intentan aprovecharse de las marchas estudiantiles, “Es que TODA Colombia está por la Paz…”, que es necesaria la reconciliación, que en últimas quien debe definir lo de la paz es el presidente, que quienes votaron NO, lo que realmente querían decir era que SI y que debemos confiar en la dirigencia que irresponsablemente nos ha llevado hasta este limbo social, a saber: el re-encauchado Pastrana, el neo-Mesías y Santos, dejando otra vez por fuera; al resto de la VERDADERA SOCIEDAD CIVIL de Colombia, como tratando de orquestar un nuevo FRENTE NACIONAL entre los nietos y bisnietos de los otrora lideres naturales de los trapos rojos y azules, que aunque arropados con otros nombres y colores, pretenden burlar con una “sucesión no traumática” de poder, el derecho de los y las colombianas de construir y alcanzar una PAZ ESTABLE, DURADERA, INCLUYENTE Y CON JUSTICIA SOCIAL, para todos y todas, incluyendo a los despistados macondianos.



jueves, septiembre 22, 2016

LA PARTICIPACION SOCIAL VERSUS EL DERECHO A INFORMAR.

LA PARTICIPACIÓN SOCIAL VERSUS EL DERECHO A INFORMAR.


Por: Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com-

Indagando acerca de los posibles escenarios en un pos acuerdo o posconflicto en Colombia (la denominación queda al gusto de los lectores), me encontré con un interesante, pero muy preocupante artículo de Juanita León publicado en el Portal La Silla Vacía, titulado: “El doble filo de la participación social en el Acuerdo de Paz”, del 19 de septiembre de 2016.
El título del artículo en cuestión llama la atención y preocupa, puesto que la expresión: “Doble Filo”, siembra dudas respecto a la esencia misma del concepto “participación social”, que antes de ser el resultado de la negociación entre el actual gobierno colombiano y la guerrilla de las F.A.R.C.-E.P., es la esencia de la democracia, en el sentido más literal de la definición misma de este sistema de gobierno.
Empecemos por el comienzo. Los principios fundamentales de la Constitución Política de 1991 (Aún vigente, así muchos no lo crean), establecen el carácter pluralista y participativo de la República Colombiana, determinan además que es un fin del Estado facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; que La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público y que El pueblo la puede ejercer en forma directa y finalmente, entre otros principios; el reconocimiento y la protección por parte del Estado de la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana.
Una vez hecho este necesario “recorderis”, se puede observar fácilmente, que la participación es el eje central del ordenamiento social de Colombia y que poner bajo sospecha tanto el deber del Estado de promoverla y protegerla, así como el derecho de las comunidades y organizaciones sociales de ejercerla, no es ni más ni menos que tratar de poner en riesgo el ordenamiento mismo del Estado, independientemente de que uno esté de acuerdo o no con el proceso del Fin del Conflicto con la guerrilla, puesto que como se puede colegir; la participación social ya hacía y hace parte de los principios fundamentales de nuestro ordenamiento jurídico-social, desde mucho antes del inicio de los más recientes diálogos de la Habana entre las F.A.R.C. Y el Gobierno Nacional.
Habla o mejor escribe Juanita León en su artículo, de la peligrosidad de la explosión del ejercicio “extremista” de este principio fundamental de nuestra Constitución, por parte de comunidades u organizaciones sociales, dizque adoctrinadas por el comunismo en nuestro territorio desde hace mucho años y disemina otra duda cercana a las tesis del Uribismo (La llegada del Marxismo-leninismo-Maoísmo-Castro-Chavismo al País), cuando citando  al experto Sergio Guarín, se pregunta si las condiciones están dadas para que la participación de las organizaciones sociales conduzca a una democracia más deliberante o si se convertirá en la expresión de las posiciones más radicales(Tomado de: http://lasillavacia.com/historia/el-doble-filo-de-la-participacion-social-en-el-acuerdo-de-paz-57983), insinuando de paso que las expresiones sociales son extremistas, léase en el lenguaje de los enemigos de la Paz: Terroristas.

Si bien es cierto que la autora del artículo en mención, brinda unas claves para resaltar la importancia que tiene la participación social en el marco del Acuerdo Final Para La Terminación del Conflicto y La Construcción de Una Paz Estable y Duradera, también lo es; el hecho de dejar instalada en los lectores y lectoras, una inseguridad más acerca de las bondades del Acuerdo del Fin del conflicto, cuando mezcla su intención de reclamar el derecho de ejercer la libertad de opinión y expresión para unos colegas suyos, en su calidad de integrante y directiva de la Fundación para la Libertad de Prensa, con su muy respetable, pero no totalmente compartida, opinión acerca del derecho, también constitucional, que tiene el Soberano Colombiano de organizarse, ejercer directamente su poder, mediante la Participación Social, para la toma de decisiones que afecten a su entorno y su comunidad.
Para finalizar, en un entorno de reconciliación nacional, lo menos deseable es avivar el la candela de un posible choque de intereses por la defensa de derechos fundamentales, esto es, el derecho de expresarse y de informar versus el derecho al ejercicio de la autonomía cultural, étnica y comunitaria del Soberano (Pueblo), sin embargo; es necesario recordar que, aunque muchas personas llamen al ejercicio del periodismo “El cuarto poder”, en nuestro ordenamiento constitucional, no aparece como tal, por lo que; al igual que todos los ciudadanos, quienes ejercen esta necesaria y noble profesión también están sujetos al respeto por la autonomía, la soberanía y la intimidad de los otros.
Nota: La periodista León hace defensa acérrima del ejercicio sensacionalista de programas como LOS INFORMANTES del canal privado de T.V. Caracol, y no menciona que otro programa del mismo estilo ya fue denunciado públicamente por abuso, por parte de una organización social a la que ella trata de sacar en limpio en este artículo, me refiero a la comunidad Indígena de Colombia y al programa SEPTIMO DIA, del mismo canal.