LA VITRINA DE LA CONVERSA

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martes, mayo 14, 2024

CARTA ABIERTA A LAS DISIDENCIAS DE LAS FARC-EP (BLOQUE SUROCCIDENTE)

"En realidad, cualquier ataque a la población civil está prohibido, haya cese al fuego o no, porque el DIH es muy claro, en la guerra solo hay dos categorías básicas: las hostilidades entre las partes armadas -que están permitidas- y los crímenes de guerra y de lesa humanidad. Nosotros, los indígenas y toda la gente desarmada, no somos parte armada de la guerra; cualquier cosa que ustedes hagan y que nos afecte la vida o la integridad es un crimen." 

Autoridades Indígenas del norte del Cauca

En un escenario, como el del departamento del Cauca, en el que el Conflicto Armado Interno de Colombia pareciera degradarse a diario, a punto tal, que ya no son distinguibles los intereses de los actores armados en contienda; La Conversa de Fin de Semana comparte con sus amigos, seguidores y suscriptores, la CARTA ABIERTA que han dirigido las Autoridades Ancestrales Indígenas del norte del Cauca a los mandos de las disidencias de las antiguas FARC-EP, en la que ponen de manifiesto sus preocupaciones, sus denuncias y sus reclamos por el accionar de estos grupos armados ilegales en contra, no solo, de las comunidades étnicas, sino de toda la comunidad caucana. 

 

Puede descargar LA CARTA ABIERTA haciendo clic AQUI

viernes, abril 12, 2024

INFORMACIÓN IMPORTANTE: DENUNCIA



SE INFORMA A CONTACTOS, SEGUIDORES, AMIGOS, CONOCIDOS DE LA CONVERSA DE FIN DE SEMANA Y/O OMAR ORLANDO TOVAR T. QUE INESCRUPULOSOS SE HAN APODERADO DE LOS CONTACTOS EN REDES SOCIALES Y WA PARA EMPRENDER CAMPAÑA DE DESINFORMACION EN CONTRA DE LA PERSONA DE OMAR O. TOVAR. 

SE RUEGA HACER CASO OMISO DE CUALQUIER INFORMACION TENDIENTE A DESPRESTIGIAR, BAJO CUALQUIER ARGUMENTO, LA HONORABILIDAD DEL DIRECTOR DE LA CONVERSA DE FIN DE SEMANA. YA SE TOMARON ACCIONES LEGALES. POR FAVOR BLOQUEE NUMEROS SOSPECHOSOS Y RECIBAN NUESTRAS DISCULPAS POR LAS MOLESTIAS Y NUESTROS AGRADECIMIENTOS POR SU COMPRENSION.

jueves, enero 11, 2024

No es una película de terror, está sucediendo en vivo y en directo*

 

Por: Hernán Riaño

Por eso; es que lo quieren matar, derrocar y, en últimas, evitar que termine el periodo presidencial o que otro presidente, en el 2.026, de la misma línea, pueda seguir destapando tanto hecho de corrupción, robo y asesinato que ha ocurrido en Colombia.

En año y medio de gobierno se han sabido tantas cosas sobre el actuar de los grupos de poder, económicos, paramilitares, grupos delincuenciales y especialmente de lo que fueron los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y sus sucesores, que le da a uno escalofríos con solo detenerse a analizar cualquiera de las denuncias y noticias (nunca conocidos por los medios tradicionales) producidas en este corto lapso de tiempo.

Muchos de estos hechos ya los había denunciado el mismo Gustavo Petro, cuando fue parlamentario, al igual que otros como Iván Cepeda, Wilson Arias, María José Pizarro y unos pocos parlamentarios consecuentes en ejercicio o que ya no están en el Congreso, que han entendido su responsabilidad con el país, sin detenerse en nimiedades ni intereses particulares. En este mismo sentido se debe resaltar lo hecho por Daniel Mendoza y su serie “Matarife” en la que, sin restarle los méritos de su trabajo ni mucho menos, ordenó cronológicamente la vida y obra de personajes como Uribe, Federico Gutiérrez y muchos otros, basado en informaciones (en la mayoría de los casos de medios de comunicación del poder), de hechos que oscurecieron el panorama del país a tal punto de rebajarlo a un narcoestado, como muchos lo calificaron.  A pesar de que, como dije, estos acontecimientos eran de público conocimiento, a los colombianos pareciera que los miraban como si estuvieran ocurriendo en otro país, o como si fuera una telenovela de las que escribe Gustavo Bolívar.

Hoy, ante los descubrimientos de hechos más graves que todos los días se conocen y por el actuar cada vez más oscuro, cínico y descarado de los que tienen el poder en Colombia, esa modorra de la mayoría de los colombianos espanta más que los hechos en sí; desfalcos, robos, corrupción por doquier, asesinatos, desapariciones, falsos positivos y miles de etcéteras que ocurrieron en los gobiernos desde Pastrana hasta Duque se volvieron tan “normales” que los ciudadanos, o son cómplices, o le dan el beneplácito a estas conductas.

Pero es que las noticias y denuncias no paran: que quieren asesinar al presidente, se conocen audios de líderes de derecha como un directivo de camioneros de Boyacá, que llaman abiertamente a un paro para derrocarlo, que la Corte Constitucional bloquea los actos de gobierno para beneficiar a los pobres, que el Concejo de Estado “tumba” curules de parlamentarios del Pacto Histórico, que la Procuradora pide que se declare inexequible en Plan de Desarrollo, que no pagaron los derechos de los Juegos Panamericanos, que los medios calumnian y entrampan a funcionarios del gobierno, que los empresarios actúan como esclavizadores, que otros empresarios no cumplen con las normas tributarias, que no se sabe dónde está la plata de la ayuda humanitaria para los venezolanos donada por otras naciones, que no se sabe qué pasó con los ingresos del oro que vendió Duque, propiedad de los colombianos, que no se sabe dónde está la plata del déficit que dejó el gobierno anterior, que los entes de control actúan como partidos de oposición, que esos mismos entes no investigan a sus amigos, que la fiscalía oculta expedientes de políticos de extrema derecha especialmente del uribismo, que denuncian a la vicefiscal de presuntos nexos con bandas criminales, que el nuevo gobernador de Antioquia, ad portas de un proceso judicial, quiere instaurar nuevamente los paramilitares en su departamento disfrazados, como lo hizo Uribe, de cooperantes, que la JEP ordenó el arresto de una exgobernadora y otros políticos y militares de relevancia, que Santos evitó que llevaran a los estrados judiciales de Estados Unidos a Uribe dándole inmunidad diplomática, que liberaron a Alex Char con una “jugadita”.

No se sabe cuándo se va a conocer todo lo que ha sucedido y sigue pasando en nuestro país, no se sabe hasta dónde vamos a llegar, lo que sí se sabe es que si no se hubiera elegido este primer gobierno democrático, muchas de esas cosas seguirían en las gavetas de los entes de control o en los escritorios de los directores de noticias de los grandes medios. 

Por eso; es que lo quieren matar, derrocar y, en últimas, evitar que termine el periodo presidencial o que otro presidente, en el 2.026, de la misma línea, pueda seguir destapando tanto hecho de corrupción, robo y asesinato que ha ocurrido en Colombia. Ellos querían que no se supiera, a lo que le temen realmente es a la verdad, a que los colombianos veamos cuál es la verdadera cara de esos que, hoy, se proclaman los “salvadores” de Colombia.  ¿De qué nos quieren salvar? Como reza el dicho: “Tras de ladrón, bufón”, su cinismo es tan grande que no solo ocasionaron la ruina del país, sino que hoy, le echan la culpa al nuevo gobierno de lo que ellos han hecho y que solo ellos nos salvarían de esa catástrofe.

Pero con todo lo destapado en este corto tiempo, pareciera que, estuviéramos asistiendo a una película de horror de esas que hoy están tan de moda y que atrae a las nuevas generaciones, pero no, no es un filme de terror, es la pura realidad sin maquillaje, tan cruel y cruda que pareciera que estuviéramos en una pesadilla sin fin o leyendo una novela de realismo mágico, y lo estamos viviendo en vivo y en directo, sin anestesia. Pero no nos inmutamos, no nos impresiona, no nos importa, es como si no fuera con nosotros, es esa la realidad que nos golpea a cada minuto, pero que no hace despertar a los colombianos, muchos obnubilados por la idolatría que le profesan a Uribe y que no bajan de “dios”.

El reto es unirnos para acabar esta situación de horror, para que las nuevas generaciones tengan un país con otras oportunidades acordes a una nación en paz, y con beneficios para todos y no solo para los pocos que se creen con el derecho divino de mantenernos pobres y esclavizados por toda la vida.

Texto originalmente publicado en SONOTICIAS y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño, director de dicho portal informativo.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

jueves, diciembre 07, 2023

No me diga que Name dijo*


Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

Revelación de El Espectador deja muy mal parada a la Alianza Verde, partido que ha recibido miles de millones de reposición de votos por la consigna ‘anticorrupción’, causa que no les ha impedido asignar a dedo y con ‘pliegos sastre’ –de los que antes denostaba la alcaldesa verde, Claudia López– puestos y contratos para la progenie de los Name.


Hay familias con suerte o pícaros con fortuna. Después de ver el roscograma que publicó El Espectador en su edición dominical y que tiene en su centro al presidente del Senado, Iván Name, concluye uno que el país no es de los Char ni de los Gerlein sino de otra familia costeña, mucho menos conocida, que salió de un municipio de Bolívar a ocupar escaños en el Congreso y en el Concejo de Bogotá, al tiempo que detenta puestos aquí y allá, en despachos ministeriales; unidades de trabajo legislativo y quién sabe cuántos contratistas a nivel nacional y territorial. Sin pena alguna, el martes o miércoles volverá el hasta hace poco ignoto senador Iván Name al estrado desde el que ordena el pleno del Senado y avanza en su conquista puestera. Y porque no podemos perder la gracia ni pasar por alto lo divertido de nuestras desgracias, es tal el apetito de los Name que no dejaron ni el cargo de mecanógrafa de la secretaría general de la Cámara de Representantes, que ahora ocupa la sobrina de Iván Name.

Esta revelación de El Espectador deja muy mal parada a la Alianza Verde, partido que ha recibido miles de millones de reposición de votos por la consigna ‘anticorrupción’, causa que no les ha impedido asignar a dedo y con ‘pliegos sastre’ –de los que antes denostaba la alcaldesa verde, Claudia López– puestos y contratos para la progenie de los Name. Iván Leónidas, hijo del presidente del Senado, es asesor de un representante a la Cámara perteneciente a la Alianza Verde, así como su hermana Janeth, y María Clara, su exesposa, acaba de terminar un sustancioso contrato en el despacho del gobernador ‘verde’ de Boyacá, seguramente a la espera de uno mejor con la posesión del viejo conocido y amigo de la familia, el taimado Carlos Amaya.

Siguiendo el buen ejemplo del senador Iván Name, hay otro congresista –virtualmente desconocido para la mayoría– de nombre Óscar Barreto, quien venía de ser gobernador de Tolima y ahora se encuentra en calzas prietas, pues no logra explicar por qué adjudicó doce contratos de obra por valor de 35 mil millones prácticamente a dedo para luego dejar pasar toda suerte de justificaciones absurdas por el incumplimiento de los contratistas. Esta semana la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia le ha llamado a indagatoria por el delito de peculado por apropiación. Veremos si el señor Barreto decide responder a la justicia o si prefiere, como hizo con los llamados de la prensa, guardar silencio.

Recordábamos por estos días la crítica que formuló una senadora al entonces candidato a alcalde Gustavo Bolívar, quien publicó un video hacia las nueve de la mañana en el que se le veía recostado en su cama. El reproche, que ya olvidamos pero que definitivamente llamó nuestra atención porque como dormilones nos sentimos aludidos, iba por las líneas de que una persona que se levantara tarde de su cama no podía ser un buen administrador. Ahora resulta que médicos de varias especialidades parecen haber alcanzado un consenso respecto de las virtudes de un buen descanso, desvirtuando ese dicho tan colombiano y tan equivocado de que “al que madruga, Dios le ayuda”, y al que siempre respondemos con otro refrán: “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Y aprovechando la oportunidad, preguntamos a quienes pretenden que sus funcionarios electos estén laborando al alba, ¿acaso a ustedes les hace más productivos levantarse de noche para ir a trabajar?

Quien sí le madruga al despilfarro es la saliente alcaldesa Claudia López, quien –como dice ella– “con los impuestos de los bogotanos” pagó, no una página ni la portada de El Tiempo, sino una revista entera que acompañaba la edición dominical –día de la pauta más cara– y que salía expulsada al abrir el diario, como si las páginas del periódico pudieran sentir la misma repulsa que nos suscita a la mayoría de bogotanos ver tamaño desperdicio.

Para nuestro pesar, rara vez encuentra uno revistas, separatas o al menos una nota en el periódico en efeméride de la vida y obra de grandes hombres y mujeres en Colombia. Por ello replicamos y celebramos dos acontecimientos recientes: el primero, la decisión de la empresa Metro de Medellín de dedicar uno de sus trenes a la pianista Teresita Gómez y engalanar los vagones con recuerdos de su vida –que sin lugar a duda ha sido una bien vivida y ejemplo para generaciones presentes y futuras–, y el segundo, la determinación editorial de El Espectador para ocupar sus páginas, en el día en que se cumplen treinta años de la muerte del asesino Pablo Escobar, a honrar las vidas interrumpidas por el terrorismo financiado por los narcos y reivindicar el derecho de sus dolientes a conocer la verdad. Deseamos, para los años venideros, que sean muchos los reconocimientos a Teresita y cada vez menos los onomásticos a Escobar.

Adenda: aún con Names y Barretos avanza la reforma a la salud contra todo pronóstico. El gobierno que acusan de poco eficiente; mal ejecutor; distraído y sin ruta ni destino está ad-portas de aprobar la más contenciosa de sus reformas.

Adenda II: Un familiar cercano comentó hace poco cómo, por una pequeña infracción, la policía de tránsito hizo que se detuviera. Le practicó prueba de alcoholemia, le recomendó tener más cuidado y, por no reportar contravención anterior… ¡lo dejó ir! Por supuesto eso no ocurrió en Colombia, en donde cualquiera de esos chupasangres le hubiese quitado a ese distraído conductor hasta la dignidad. Porque no hay nadie más inhumano en este país que un agente de tránsito, y no hay nada más terrorífico que ser detenido por uno de ellos. Un ruego para que alguien le eche una mirada a estos ‘servidores’ –que para nada sirven– y que se les brinde una urgente capacitación en Derechos Humanos, respeto y normas de tránsito, porque de lo único que saben es de abusar del ciudadano.

*Texto originalmente publicado en https://sonoticias0.wordpress.com y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, por la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

martes, noviembre 21, 2023

La ordalía de viajar en avión*


Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

un cínico de marca mayor es el expresidente Iván Duque, quien se atreve a declarar que “el gobierno de Petro se convirtió en un símbolo de fractura nacional”. Todavía nos estamos riendo cuando vemos que el peor presidente de la historia, el que provocó tres paros nacionales e innumerables críticas por su desgobierno y amoralidad, tiene el nervio de expresarse públicamente en oposición a su sucesor

Desde que Ícaro se elevó con sus alas de cera para intentar alcanzar el sol, el ser humano ha ansiado y visto como un éxito surcar los cielos. Es tan evidente el deseo de volar que algunos individuos le dieron al Espíritu Santo la capacidad de elevar sus alas. Hasta hace unos años viajar en aeronave era un placer, hoy se asemeja más a una tortura: antes se percibía un interés de la tripulación por hacer sentir a gusto al pasajero, ahora parece que les estorban; antes cuidaban a su clientela y especialmente a quienes llevaban años viajando en su línea, ahora poco o nada les importa, sean nuevos o viejos conocidos; antes recibían a los pasajeros con una bebida, ahora hay que pagar hasta por el agua –situación que debería ocupar la atención de la Superintendencia de Industria y Comercio, dada la absoluta concentración de la oferta y los precios exorbitantes– y próximamente habrá que hacerlo por usar el baño.

Antes con recibir el boleto se tenía la confianza implícita de que contaba con un lugar garantizado en el avión, ahora hasta que no se está sentado, con el cinturón abrochado y la puerta cerrada no hay certeza de nada, especialmente en aquella aerolínea otrora colombiana cuyo nombre todos conocemos y que incurre reiteradamente en la práctica de sobrevenir asientos sin salvaguarda alguna para los pasajeros que puedan verse afectados por el exceso en la demanda – conducta que merece la atención de la autoridad de protección al consumidor–; antes todas las contingencias se resolvían cara a cara en el mostrador del aeropuerto, ahora las discusiones comienzan 24 horas antes del vuelo con la acostumbrada pelea –si tiene suerte, por teléfono con un ser humano, de lo contrario con un robot– para que se adjudique un asiento a bordo o se admita un equipaje a la bodega. Lo que antes era un momento ansiado ahora es un suplicio. Y no nos queda alternativa distinta a resistir porque debemos llegar a nuestros destinos y no podemos hacerlo a nado o al lomo de un caballo. Ojalá el Estado ejerza pronto su poder de inspección en procura del interés general y garantice la primacía de los derechos de los viajeros, tan vulnerados por estos días.

–Pasando a otro tema– Encontramos a nuestro regreso que la política colombiana no cambia. Un gobierno que pretende hacer efectivos los derechos de la mayoría, como nunca antes, encuentra frenos por doquier. Un poder ejecutivo que fija sus esfuerzos en alcanzar la paz por todos los frentes recibe la oposición de ex-negociadores que les parece objetable adelantar negociaciones simultáneas, como si las de ellos –que corrían solas– hubiesen alcanzado su propósito. Un presidente que cumple con el mandato de sus electores, que no es otro que el de las reformas que conduzcan a una mejoría en las condiciones de vida, recibe calificaciones de “impredecible”, “adanista” o “megalómano”. Mientras tanto, los poderes de toda la vida –entre ellos los Olímpicos de Barranquilla– disfrutan del percibido colapso del gobierno y celebran en micrófonos y tribunas de opinión los abucheos a la familia presidencial. Y el Congreso estático, entregado a la dilación promovida por sectores de interés que ven en el debate un riesgo a sus negocios, ajeno a la calidad de foro público que le dio origen y lleno de individuos que deslucen la dignidad parlamentaria. Para Germán, quien ocupó un escaño en la Cámara de Representantes por 24 años y que ha visto de todo en los puestos vecinos, esta legislatura preocupa en comparación con las que le antecedieron por su mediocridad y baja calidad argumentativa.

El que sí es un cínico de marca mayor es el expresidente Iván Duque, quien se atreve a declarar que “el gobierno de Petro se convirtió en un símbolo de fractura nacional”. Todavía nos estamos riendo cuando vemos que el peor presidente de la historia, el que provocó tres paros nacionales e innumerables críticas por su desgobierno y amoralidad, tiene el nervio de expresarse públicamente en oposición a su sucesor. Bien podría decirse que Duque aspiró a ser y logró hacerse con la medalla al tiro, porque descolló en tirarse el país. La corrupción alcanzó sus mayores niveles con Duque a la cabeza, sería bueno que nos contara cuántos de sus amigos se lucraron del tubo de Ecopetrol. Donde hubiera tenido un año más de gobierno, se acababan las reservas y no quedaba combustible ni para cargar un briquet. También convendría que explicara por qué una familiar suya era conocida entre altos funcionarios del Estado como “la madrina”, quien gozaba de un acceso irrestricto a entidades y procesos de selección. Le preguntamos a un historiador si él o alguien de su ramo se atreverían a escribir la historia del gobierno Duque y dijo que nadie se ocuparía con ello porque lo que resultaría no sería un libro sino un cómic.

*Texto originalmente publicado en SONOTICIAS y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de su director; el periodista Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

lunes, noviembre 13, 2023

Colombia es un partido de fútbol*

 

Por: Hernán Riaño

De acuerdo con las diferentes reacciones de los colombianos respecto a los hechos que ocurren en el país, no cabe duda de que son con el corazón y no con la razón, como si todo se tratara de un partido de fútbol.

En uno de esos espectáculos ve uno a esos aficionados, llorar, echar “madrazos”, maldecir al técnico y a los jugadores, agarrarse a puños con otros aficionados, en una discusión constante con el árbitro (porque sí y porque no), en muchos casos peleas en las tribunas o en las afueras del estadio y, lo más grave, atacar, en muchos casos, hasta la muerte, a hinchas de otro equipo. Todo ello sin mediar un análisis, siquiera mínimo, tanto de las acciones como de las consecuencias.

La extrema derecha pregonando un “nuevo panorama político” para tratar de limitar el trabajo del presidente en favor de los colombianos y una izquierda pidiendo cabezas, es nuestro panorama poselectoral.

De igual forma lo hacen con todo lo que tiene que ver con la vida nacional y la política. Así lo presentaron los grandes medios y muchos políticos en las elecciones regionales. Para la derecha fue un referendo de censura para el gobierno de Petro, que solo lleva un año y tres meses gobernando después de más de 200 años de saqueo, pobreza y miseria que ha dejado esa misma derecha feudal, como si todos los males que afectan al país hubieran llegado con Gustavo Petro, a pesar de que ese planteamiento que estas elecciones fueran un plebiscito fue impulsado, erróneamente, por el excandidato a la alcaldía de Bogotá en una de sus acostumbradas salidas.

Para los afectos al gobierno nacional representaron un avance de consolidación de una fuerza nueva en el ámbito nacional, el Pacto Histórico tiene aproximadamente dos años y como fuerza que plantea otros argumentos para el desarrollo y bienestar del país, representaron un buen resultado.

Aparecieron, en ambos lados, los profetas del apocalipsis de siempre, los de los partidos tradicionales presagiando el fracaso y desaparición de esta nueva fuerza política democrática tratando de evitar que se les han destapado cantidad de hechos de robo y saqueo de los recursos públicos, como nunca antes, e intentan con estas acciones, quitarle importancia y tapar todo. Para los seguidores del gobierno más recalcitrantes se ha debido ganar rotundamente en todo el país olvidando que quienes siguen en el poder son los dueños del país. La pérdida en la capital y en una de las ciudades importantes, sede del más radical de los extremismos de derecha, es un fracaso que requiere una autocrítica, autoflagelación y desenmascarar a los “culpables” para que sean llevados a la hoguera.

Se olvidan de varios factores, en la capital, hoy se habla de fraude en las elecciones para favorecer a los empresarios y constructores con un candidato, que su único mérito visible es ser el hijo del inmolado candidato líder de un movimiento político y candidato presidencial, que se alió con quienes su padre denunció y posiblemente lo asesinaron. También que la alcaldesa de la capital hizo política descarada en favor de ese candidato, sin que ningún ente de control se pronunciara, dejándola actuar a sus anchas y con una grosería inusitada. Todos los medios de comunicación comerciales y hasta muchos comunitarios y alternativos “trabajaron” para que ese candidato fuera el triunfador, los primeros inventado cosas, diciendo mentiras y calumniando al único candidato democrático y los segundos haciendo eco, sirviendo de altavoz, reproduciendo las falsedades que se inventaban los periodistas de la prensa tradicional. También hay que señalar que muchos ciudadanos creyeron estúpidamente todas las cosas que esa prensa difundió.

En la capital del uribismo, se aliaron esas fuerzas para consolidar esa extrema derecha que, infortunadamente, va a mantener ese fortín de muchos hechos de corrupción y delitos en Colombia. Lo raro fue que en el periodo anterior hubiera gobernado un alcalde de corriente política diferente al uribismo. El personaje electo, que “brilla por su inteligencia” y falta de atributos de un buen gobernante solo quiere continuar con lo que hizo en su primer gobierno con más desfachatez, llevando a esa ciudad a límites insospechados.

La falta de experiencia en política de muchos activistas, agravada por la ineficiencia de los partidos que conforman el Pacto (que los dejaron a la deriva, no los capacitaron y no les informaron de los riesgos electorales), fue un factor importante para que se diera la presente coyuntura. ¿Es que no sabían que se iban a robar las elecciones? En el caso de Bogotá, el candidato del pueblo se entregó anticipadamente aceptando la pérdida sin siquiera poner en duda los resultados, concejales del Pacto dándoselas de decentes y diplomáticos felicitando al nuevo alcalde, sin esperar los escrutinios y las demandas respectivas. ¿No aprendieron de las elecciones para parlamento en la que hubo fraude y que gracias a muchos ciudadanos que estaban atentos se pudieron recuperar votos y por ende curules? ¿En qué estaban pensando, que por el hecho de haber un gobierno honesto todo el funcionamiento del aparato electoral ahora era decente? La registraduría y el CEN contribuyeron en que no se pudiera tener más alcaldes afines al gobierno nacional con un actuar soterrado que incluyó no permitir testigos electorales, la caída de la página de la registraduría, el impedimento de consulta de esas páginas posterior al 29 de octubre y con denuncias muy graves que los involucra.

La extrema derecha pregonando un “nuevo panorama político” para tratar de limitar el trabajo del presidente en favor de los colombianos y una izquierda pidiendo cabezas, es nuestro panorama poselectoral

Como en un partido de fútbol, todos creen tener la razón y quieren imponerla a como dé lugar, sin criterio, sin información, sin análisis y solo porque el aficionado, en este caso el colombiano, decidió que es así. Nos hace mucha falta cultura política, entender quien representa a quien, qué intereses están detrás de cada acción y sobre todo dejar de creerle, como si fuera una secta religiosa, a los medios de comunicación tradicionales y a los periodistas que allí trabajan, que además de creerse vacas sagradas de la comunicación, no son sino unos difusores de mentiras y falacias para favorecer a la extrema derecha de Colombia.

*Texto publicado originalmente en SoNoticias – Periodismo   y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

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viernes, noviembre 10, 2023

El secuestro del que nadie habla: el de la Registraduría*

 

En la imagen: Edificio sede central de La Registraduría Nacional del Estado Civil de Colombia,
tomada de la página oficial de la RNEC.

Por: 

Ricardo Esteban Ruiz

Días han pasado ya desde las elecciones. Mientras las ciudades principales tienen definidos sus electos, en la periferia pululan las quejas de reconteo de votos en alcaldías y concejos. La Registraduría dispone de un archivo por mesa a nivel nacional, pero no lo hace público y deja que la opinión pública gire alrededor de E-14’s tachados que validan discursos contra la transparencia electoral.

Desde las postrimerías de las elecciones a hoy, la atención nacional ha ocupado la mayoría de su tiempo en el secuestro de los padres de Lucho Díaz, y con total razón, era una situación - secuestro a figuras socialmente relevante y ajenas a la política - que no ocurrió hace más de veinte años.

La Registraduría y sus funcionarios no solamente optan por no difundir públicamente los avances a través de este archivo único, sino que se filtra de forma selecta a políticos, académicos y empresas del capricho de los funcionarios de turno.

En medio de dicho escándalo, ocurrieron las elecciones de autoridades territoriales en Colombia. La mayoría de nosotros acudió a las urnas con la esperanza de decidir que quienes conformen los nuevos gobiernos locales y regionales sean afines a nuestras ideas y que su declaración de victoria fuese más o menos transparente.

Lastimosamente, un manto de duda acaparó estas elecciones por dos temas específicos: primero, la falta de orden público. Pasamos de las elecciones más pacíficas en medio siglo (las de 2018) a volver al secuestro, la destrucción de urnas y mesas de votación en varios municipios del país.

Como segundo tema, al haber muchos nuevos partidos políticos; ¡35!, más los movimientos por firmas para corporaciones como juntas administradoras, concejos y asambleas; el umbral y su consecuente cifra repartidora fue bastante peleada (salvo sitios muy definidos como Medellín o Barranquilla). Esto hizo que muchos candidatos, partidos políticos y movimientos solicitaran preconteo, teniendo como casos de referencia tres casos relevantes: el candidato Jorge Bolívar en Ibagué, Gustavo Bolívar en Bogotá y el partido Fuerza de La Paz en Cali.

Más allá de qué tan válidos sean sus reclamaciones, todos guardan un mismo patrón: el reconteo de votos en escrutinio. ¿Por qué? Redes sociales están llenas de números corregidos, mal tachados, acomodados… en fin. Sin embargo, este tipo de situaciones son normales, pues quienes cuentan los votos deben hacerlo en tiempo récord para que, a la hora de terminar el límite para votar, se tengan unos resultados previos, lo que es conocido como el preconteo.

El preconteo tiene dos particularidades: tiene una labor informativa (por eso a la hora sabemos quiénes son más o menos los electos) y no tiene peso jurídico. La importancia se cobra a partir del conteo de escrutinio. En todo caso, desde la etapa de preconteo la Registraduría genera, entre varios archivos, dos muy importantes:

 

  • Un archivo de texto plano, es decir, un archivo de texto que sólo trae números y que se actualiza de manera automática conforme va avanzando preconteo y escrutinio. Este archivo es una lista de números que, por ejemplo, pueden venir como “0101001001008001015”, en donde los dos primeros corresponden al departamento, los siguientes tres al municipios, los siguientes al puesto, la mesa… y así con varias particularidades a nivel de cada mesa de los cerca de 13 mil puestos de votación. Fácilmente puede pasar los siete millones de filas de información, pero en contraste al ser un archivo de texto, pesa relativamente poco.

 

  • Otro archivo de texto plano, con secuencias similares, pero que indica los votantes efectivos por edad y género según la mesa. Por poner un ejemplo, en el puesto de votación de Unicentro, en Usaquén, Bogotá, sabemos que en la mesa 2 el 75% de los votantes son mujeres entre los 55 a 60 años.

Estos documentos son esenciales porque demuestran el continuo avance tanto del preconteo como del escrutinio a nivel de mesa. Si estos datos estuvieran disponibles para el público, cualquier ciudadano podría analizar, georreferenciar, hacer veeduría y revisar cómo va su sector político, su territorio, sus intereses, en fin… todo lo que constituye el sentido de lo público y las oportunidades que ofrece en una democracia que tiene en lo electoral su herramienta principal.

Lamentablemente, la Registraduría y sus funcionarios no solamente optan por no difundir públicamente los avances a través de este archivo único, sino que se filtra de forma selecta a políticos, académicos y empresas del capricho de los funcionarios de turno. Es así como vemos notas de prensa, análisis y un montón de resultados que tienen como base la buena fe de quién las realiza, pues como se reitera, no es un documento público. Con suerte, las bases se encuentran a los tres o cuatro meses de pasada la elección, y probablemente a nivel municipal o de puesto, nunca por mesas.

*Texto originalmente publicado en el perfil de Linked In del Politólogo | Asesor Electoral | Analista de Datos y Columnista Invitado de La Conversa de Fin de Semana: Ricardo Esteban Ruiz


 

martes, septiembre 26, 2023

LOS "ARGUMENTOS" DE LA EXTREMA DERECHA*

En la imagen: Principales figuras de la derecha en Colombia. Tomada de semana.com

Por: Hernán Riaño

Lo primero que tenemos que preguntarnos es: la extrema derecha (uribismo) ¿tiene argumentos? Sin dar aún respuesta a la pregunta y haciendo un acto de fe, creyendo que sí los tiene, analizaremos sus actuaciones antes y después del primer gobierno democrático de Colombia.

Durante los gobiernos de la derecha, en especial los 8 de Uribe, 8 de Santos y 4 de Duque, lo que se vio en el país fue una consolidación del poder de este sector político, representado en los grupos empresariales que tienen el poder en Colombia. El despojo de tierras y su posterior “legalización” con ventas acomodadas a los grandes empresarios, el saqueo permanente de los dineros públicos para favorecer a políticos y grupos económicos, el lavado de activos en el cual se han visto involucrados personajes de la “vida nacional”, negociados, evasión y elusión de impuestos, comisiones para altos dignatarios por conceder licitaciones, robo descarado de recursos naturales como el caso denunciado recientemente en Ecopetrol, etc., etc., y muchos etcétera que nunca, pareciera , se van a acabar de descubrir y todo esto acompañado por el empobrecimiento, pérdida de trabajo decente y miserabilización de la sociedad colombiana. 

Llegaron las elecciones regionales en las que se juegan intereses de cada lado. De la extrema derecha: mantener su dominio territorial, que, para ellos, señores feudales, es muy importante conservar su dominio en la región de “su propiedad” 

Este dominio fue impulsado con las manifestaciones de odio de Álvaro Uribe contra los jóvenes, maestros, campesinos, sindicalistas y pueblo colombiano, en general; todo el que no pensara como él y sus seguidores era calificado con cantidad de términos inventados por el ex para generar su animadversión y en muchos casos persecución y muerte. Total, que nunca presentaron ningún argumento para nada, eran dueños absolutos de vida y bienes de los pobres de Colombia y no le dieron nunca explicaciones al país de sus actos, no tenían necesidad, ya que sus medios de comunicación justificaban estas actuaciones todos los días.

En la campaña electoral del año 2.022 y ante el “susto” de que subiera Gustavo Petro, esas elecciones fueron plagadas de ataques, mentiras, calumnias, medias verdades y todo tipo de bajezas, por parte de la extrema derecha. Con la llegada del primer gobierno democrático en el año 2.022, ellos decidieron declarase en oposición, para tratar de frenar las reformas que necesita nuestra sociedad para dar el salto a un Estado medianamente moderno. Pero la metodología no cambió, lo que se ha visto en este primer año largo de gobierno es una oposición autodenominada “inteligente” sin ningún argumento, la única arma que tiene y decidieron usarla con más fiereza, las mentiras, calumnias, amenazas y todo tipo de ataque rastrero, sin ninguna prueba ni soporte real, solo con el ánimo y deseo que no se logre el cambio y un país en paz. 

Infortunadamente para el periodismo, es que el mejor aliado que han tenido Uribe y sus “muchachos”, son los medios de comunicación llamados tradicionales o comerciales, que no han tenido ni un ápice de decencia pues se inventan mentiras todos los días, calumnian a funcionarios del gobierno, les inventan situaciones que nunca han sucedido y hasta con la familia de Petro y algunos de los miembros del gobierno se han metido, sin ningún pudor ni importarles el daño que pudieran causar. Además, siguen justificando todos los casos de corrupción y desfalco de los gobiernos anteriores, hasta la famosa “seguridad democrática” (que hoy ya sabe el país en que consistió realmente), sigue siendo justificada por algunos de esos medios, a pesar de las confesiones de militares (hasta generales) que mostraron la verdad de los asesinatos cometidos durante el gobierno de Uribe. El ex sigue siendo entrevistado a mañana y noche por emisoras y canales para que justifique sus actuaciones.

Con este panorama llegaron las elecciones regionales en las que se juegan intereses de cada lado. De la extrema derecha mantener su dominio territorial, que, para ellos, señores feudales, es muy importante conservar su dominio en la región de “su propiedad” y para los verdaderos demócratas, llegar a los poderes legislativos de departamentos, municipios y localidades para garantizar la posibilidad de hacer las reformas impulsadas desde el gobierno nacional. A unas semanas de ir a elecciones se ve lo mismo desde la campaña de 2.022 pero con más fiereza, los partidos de derecha, al unísono, repiten, junto con sus medios de comunicación, las mismas mentiras y calumnias que llevan repitiendo. No presentan argumentos de nada, no hay programas, no hay propuestas, solo violencia verbal y, ya se ve violencia física.

Desde el inicio del gobierno la táctica mediática y de los políticos de ultraderecha ha sido inventarse “escándalos” a base de mentiras y calumnias, cuando se ven “pillados” ya tienen listo otro “escándalo” y así semana tras semana para tratar de minar la confianza de los ciudadanos y tapar todos los delitos y posibles delitos que se vienen descubriendo todos los días y que envuelven a los gobiernos de desde el primero de Uribe.

La respuesta a la pregunta de que si ¿la extrema derecha tiene argumentos? La respuesta es no; cuando unas personas recurren a las mentiras, calumnias, violencia verbal y física es la demostración de que no hay argumentos.  Desmond Tutu, arzobispo africano, pacifista y líder anti-Apartheid acuñó esta frase: "No levantes la voz, mejora tu argumento", a propósito de la violencia en África, que nos viene como anillo al dedo en la actual situación.

Y no hay argumentos porque sus verdaderos intereses son seguir viviendo a costillas del Estado como lo han hecho históricamente. Pero con este gobierno y con la ayuda de las redes sociales han quedado al descubierto, todos los días se les destapan más hechos que demuestran lo que estaban haciendo con Colombia; desfalcos y robos de toda clase, dejaron al país en la miseria y con unos problemas tan graves que en muchos casos no se sabe cómo solucionarlos. Esta situación la mostró en una columna Salomón Kalmanovitz antes de la posesión de Petro y un año después los hechos demuestran que no solo tenía razón, sino que la situación tiene visos de catástrofe (1). Ante esta realidad solo les queda atacar, mentir, intentar golpes, aliados con la fiscalía callar a quien denuncie, apoyarse en sus medios de comunicación para que les tapen todos los actos de corrupción y desfalco del erario.

Esto se vio recientemente con la reforma a la salud, los dueños de las EPS quedaron como mentirosos ante el país al enviar una carta al presidente en la que anunciaban, prácticamente, un inminente cierre de servicios de salud, que, porque “el gobierno no les había pagado”, la respuesta fue contundente, se les demostró, no solo, que, si les pagan, sino que el gobierno lo hace por anticipado. Al verse descubiertos, ayudados por los medios, salieron a justificar la misiva diciendo que sí les pagaban pero que la plata no les alcanzaba, a pesar de que este gobierno ¡les aumento por encima de lo que ellos pedían! No cuentan cuánto dinero sacan para su beneficio de la cantidad de billones que el gobierno les gira anualmente ni los sueldos de ministro que tienen los ejecutivos de esas empresas con los impuestos de todos los colombianos. Y la atención a los usuarios es cada vez peor. Nunca han dado los argumentos de beneficio para el país de las EPS y además nadie sabe cuáles son. Pero eso sí, utilizan todo su poder económico (con dineros públicos) para defenderse, callar opositores y calumniar la reforma para que no sea aprobada. Este es solo un ejemplo de la actuación de la extrema derecha y su falta de argumentos, hay muchos en todos los campos.

Esos "argumentos" de la derecha los usan los llamados de centro, a los que llaman “tibios”, los que se autodenominan "alternativos y dignos". Hemos visto muchos parlamentarios que se hicieron elegir dizque “apoyando” a Petro, ahora en las toldas de la ultraderecha atacando como cualquier uribista reconocido. Hasta miembros de partidos de “izquierda” se han visto, en confusas situaciones, aparentemente apoyando a candidatos al concejo del Centro Democrático. Nada de argumentos solo intereses partidistas y personales.

Pero lo más grave es que en la calle uno oye a la gente más pobre, sin empleo, sin educación ni con que comer, argumentando sin fundamentos e influenciados por la extrema derecha, acusando de esto o aquello al gobierno democrático. Esos son los responsables de que la ultraderecha siga vigente en nuestro país. Los culpables de que los feudales sigan en el poder, son estos descamisados que no han tomado consciencia, y no sé si quisieran hacerlo, de que su suerte haya sido y sea causada por ellos, sino que prefieren seguir siendo esclavos muertos de hambre. Ellos son la fuente de poder de que los poderosos sigan explotando al país y a sus ciudadanos.

Hay que plantear un debate con argumentos en los que se muestre la realidad de lo hecho por la ultraderecha en los últimos 30 años, cuáles son las consecuencias de sus actos, de la implantación del caduco neoliberalismo que solo ayudó a los más ricos en detrimento de los pobres y que los ciudadanos no se dejen influenciar por los ataques rastreros y sin fundamentos, sino que averigüen la verdad. A eso es que le tienen miedo, a que se sepa la verdad.

(1) https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/salomon-kalmanovitz/el-corrupto-legado-de-duque/

*Texto originalmente publicado en SoNoticias – Periodismo y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Otto Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

  

lunes, septiembre 11, 2023

…Y LLEGARON LAS ELECCIONES*

 

Por: Hernán Riaño

vemos una campaña en la que no se notan diferencias sustanciales entre los de derecha y los de izquierda, poco de programas, mucho de propaganda, cerveza, lechona, tamal y lo más grave todo tipo de posibles delitos electorales.

Cada dos años, nuestro país hace elecciones; unas regionales, como las de este año, y las otras nacionales.

Las de este año tienen unos ingredientes distintos a las de otras épocas, ya que es la primera vez que se hacen, teniendo un gobierno democrático elegido libremente por el pueblo. En las anteriores, los poderosos gamonales, como se conocen en nuestro país y en el mundo como feudales, obedecían (y aún lo hacen), a poderes obscuros, unos entronizados en las élites nacionales y otros con intereses particulares de dominio feudal sobre la tierra y la subyugación de los residentes de determinado departamento o municipio. Cuando no existían elecciones para los ejecutivos regionales, llámense alcalde y gobernadores solo para concejales y diputados, las llamadas elecciones de “mitaca” eran decididas en el escritorio por los líderes políticos nacionales o regionales unilateralmente; las llamadas papeletas de votación, en las que se consignaba la lista a determinada corporación con una asignación a dedo o a bolígrafo de los candidatos. Este año hubo una polémica por el tema de listas abiertas o cerradas, controversia que no se aclaró del todo, pero la lista mayoritaria afín al gobierno optó por la cerrada alternativa, aunque con inconformidades por su confección.

La forma “tradicional” de llevar a cabo las elecciones por parte de la derecha, es a través de compra de votos, clientelismo, cerveza, lechona y tamales con los que convencen a la gente para que “me regale el votico” y seguir viviendo del erario, haciendo contratos y perpetuando la corrupción. No podemos esperar que cambien su forma de hacer política, pero sí podemos exigirles a los votantes que no les sigan alcahueteando a estos personajes.

Este año, las elecciones llamadas regionales ha tenido una importancia inusitada por cuenta del primer gobierno democrático de Colombia y la necesidad de unos de seguir implementando las reformas que benefician al pueblo y de otros por tratar de bloquearlas, seguir saqueando los recursos públicos y mantener su poder en los territorios. Este panorama no se había visto nunca en nuestro país, que tuviéramos un gobierno democrático y unas listas afines a este gobierno, en las que los candidatos quieren llegar a las corporaciones públicas para poder colaborar en los cambios que el país requiere.

Infortunadamente no es nada fácil por varios factores, el primero, como lo dije antes, el poder que tienen los gamonales, paramilitares y políticos tradicionales en los diferentes departamentos y municipios en los que, con una gran presión de todo tipo, económica, social y armada, obligan a los ciudadanos a votar por sus candidatos. El otro factor son los infiltrados y poderes feudales que se han entronizados en los partidos llamados de izquierda o “alternativos”. A este punto específico me referiré.

Muchos de estos candidatos autodenominados alternativos están en la disyuntiva de seguir comportándose como políticos tradicionales o cambiar a una nueva forma. Se dedican a hacer la campaña con el mismo estilo extremo derechista de los últimos tiempos. No plantean propuestas, ni siquiera saben el funcionamiento de tal o cual corporación legislativa, llegan al extremo de decir que van a hacer cosas que no están dentro de las funciones de ediles, concejales o diputados, en el caso de las legislativas. Solo se dedican a promover un número, en el caso que vayan por lista abierta, como si fuera algo mágico o de suerte tipo chance o un logo símbolo, en caso de lista cerrada. Se venden como marca publicitaria con el argumento de crear «recordación» en el elector, lo que les aconseja un “experto” publicista. También se la pasan «cazando» con los candidatos de la derecha o de su propio partido (¡!), que desgastan, confunden y no contribuyen en nada a la democracia. Es entendible, aunque no justificable, que esto pase, pues el modelo que se tiene de campaña es el tradicional que ha impulsado la derecha. Pero ¿dónde está el cambio?, ¿dónde están las propuestas y programas?, ¿dónde está la diferencia con los candidatos derechistas?

La campaña se ha caracterizado porque los candidatos de la extrema derecha, muchos investigados y condenados, no ofrecen soluciones, solo hablan mal del nuevo gobierno, mienten, calumnian y provocan discusiones con los alternativos. Muchos que se dicen de centro (que son lo mismo que la derecha), salen a decir que son el cambio pero que van a poner distancia con el nuevo gobierno, ¡cuidado los identifican con Petro!; estos son los que terminan unidos y en alianzas con los de siempre. Tenemos varios ejemplos en el congreso que hoy “se arrepienten de haber votado por Petro” y se fueron a la oposición habiendo hecho campaña con las banderas del presidente.

La deuda de la clase dirigente y la extrema derecha es muy grande con los colombianos y es una oportunidad que podríamos calificar de única para consolidar el cambio en Colombia, pero se exige un cambio en la forma de hacer política.

En esta campaña de la llamada izquierda, hemos visto de todo, zancadillas, trampas, traiciones y toda clase de vicios electorales sin diferencias con una campaña de la derecha. Son muy dicientes la traición que le hicieron dirigentes del Polo al concejal de ese partido Carlos Carrillo, que después de ser el precandidato a la alcaldía, terminó en que ni siquiera lo incluyeron en la lista al concejo de la capital sacándolo de la posibilidad de estar en la corporación, habiendo sido uno de los pocos concejales de oposición al gobierno de Claudia López. O los problemas en Cali, Barranquilla y otras ciudades en las que los intereses y los celos dejan muy mal parados a los partidos alternativos del país.

Quedan unas pocas semanas para las elecciones y el tiempo de campaña se ha ido en hechos que dejan muy mal parados a los alternativos y sus candidatos, con no muchas excepciones. Los colombianos debemos exigir campañas electorales claras, a unos y a otros. Los ciudadanos debemos saber cuáles son los programas y propuestas de los partidos, de dónde proceden los dineros que financian las campañas, qué grupos económicos o empresas o contratistas ponen a sus pupilos en las corporaciones para que defiendan sus intereses, quién financia la lechona, la cerveza o las tejas que se reparten durante la campaña y con qué intención lo hacen, y algo muy importante: saber y preguntarle a quienes quieren llegar, especialmente a los hijos, de los hijos, de los hijos de los que siempre han estado allá, para qué lo quieren hacer e invierten miles de millones de pesos con tal de lograrlo. Cuando el ciudadano entienda que tiene el derecho de saber todo esto y más y exija que se lo informen, los ladrones, corruptos y saqueadores de erario pensarán dos veces si participan o no en unas elecciones.

En conclusión, vemos una campaña en la que no se notan diferencias sustanciales entre los de derecha y los de izquierda, poco de programas, mucho de propaganda, cerveza, lechona, tamal y lo más grave todo tipo de posibles delitos electorales.

ADENDA: en el enlace adjunto encontrarán las palabras de Jaime Garzón que reflejan, aún hoy, la realidad del país.

https://www.facebook.com/reel/240811565525710

*Texto publicado originalmente en https://www.sonoticias.com.co y compartido a lectores de La Conversa de Fin de Semana por la cortesía del Periodista: OTTO HERNÁN RIAÑO

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miércoles, agosto 30, 2023

¿Compraría un carro para guardarlo en el garaje?*


Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho

uno de los dueños del país –quien por estos días anda en toda clase de enredos con Odebrecht-Aval– pretende, por intermedio de su banco, endeudar a unos cuantos con créditos para la compra de automotores. ¿Para qué va a comprarse un carro hoy en día? Si el carro en Colombia es para guardar en el garaje, como consecuencia de la epidemia del pico y placa inoculada por Peñalosa en ciudades capitales e intermedias

Esta semana hay de todo, como en botica; pero no como en botica del gato con botas, sino como en una droguería. ¿Por qué decimos que hay de todo? Pues porque en las noticias escuchamos políticos sinvergüenzas; parlamentarios vagos y candidatos a la alcaldía lacrimosos. Vamos a lo que nos interesa: está al aire un programa –de televisión o no sabemos de qué cosa– en el que cada candidato a la alcaldía de Bogotá prepara una receta. Está la receta de Carlos Fernando Galán, el candidato preferido de la derecha –no porque maneje por la derecha– sino porque es más godo que un hijo de Laureano Gómez, aunque no lo exhiba en sus videos que inundan las redes sociales, quien propone la receta conocida de polisombras, TransMilenios, pico y placa; y eso sí, cero metros subterráneos. Desconocemos si es por desconocimiento o con un ánimo venal, pero lo cierto es que, en su tercer intento, Galán adopta al pie de la letra el recetario de Enrique Peñalosa y Claudia López.

Al momento de redactar esta columna por medio de teléfono, Germán se encuentra en una pequeña ciudad europea llamada Tbilisi, capital de un país que no destaca por su riqueza ni por sus avances tecnológicos; que cuenta con cipote metro para una población de dos millones de habitantes. Sus ciudadanos parecen disfrutar el viaje en metro, y en privado elogian este sistema, en una actitud diametralmente opuesta a la de los bogotanos que corren con la mala suerte de verse obligados a usar TransMilenio para llegar a sus trabajos y regresar a sus casas después de jornadas extenuantes y recurrentes demoras en los servicios. En Bogotá el sistema de transporte público no sirve ni servirá porque hay un par de vivos –o una cadena de vivos– que les gusta negociar con buses y que cuentan con el favor de los mandatarios locales, como es el caso de Enrique Peñalosa y de la que sabemos. En Tbilisi también hay bicicletas y se observan algunos biciusuarios que viajan con ellas en el metro, pero ello no ha obstado –como pareciera que lo ha hecho en Bogotá– a la prestación de un servicio público de transporte multimodal eficaz, seguro y rápido.

En las ciudades colombianas no se justifica gastar en un carro lo que con enorme esfuerzo logran ahorrar los trabajadores, como lo sugiere el Banco de Occidente en reciente publicidad de divulgación exhaustiva. Fíjense lo curioso, uno de los dueños del país –quien por estos días anda en toda clase de enredos con Odebrecht-Aval– pretende, por intermedio de su banco, endeudar a unos cuantos con créditos para la compra de automotores. ¿Para qué va a comprarse un carro hoy en día? Si el carro en Colombia es para guardar en el garaje, como consecuencia de la epidemia del pico y placa inoculada por Peñalosa en ciudades capitales e intermedias durante su etapa como consultor “experto”.

No hace falta engañarse. La principal razón por la que los ciudadanos adquieren un vehículo –pocos de contado y la mayoría a crédito, con tasas de interés altísimas– es para evitar la ordalía diaria que supone el transporte público basado en BRT de la mayoría de las ciudades colombianas, con la notable excepción de Medellín. Nuestra recomendación es que desatiendan el canto de sirena del banquero caído en desgracia e inviertan en cosas que puedan disfrutar cuando les plazca. Como están las cosas, resulta más beneficioso comprarse un garaje que un vehículo, pues al menos aquel lo puede usar como depósito sin que le impongan absurdas y onerosas cargas adicionales al impuesto correspondiente. Teniendo en cuenta las limitaciones al uso y goce del vehículo particular que dejaron los alcaldes Peñalosa y López, ¿qué puede esperarse de uno de sus más juiciosos alumnos y antiguo compañero de andanzas?

Nos dispensarán por lo breve de esta columna, pero Germán está muy lejos de Pablo y debemos sortear todo tipo de obstáculos para redactarla. Les pedimos que, mientras Germán descansa, ustedes –nuestros apreciados lectores– digieran esta columna y en la medida de lo posible se abstengan de acompañar su lectura con un trago, pues, aunque entendemos que el panorama de la ciudad desazona a cualquiera, no pueden desaprovechar el día en que la alcaldesa les permite disfrutar de su propiedad móvil.

Adenda: Mucha atención les recomendamos pongan a los debates, a propósito de las elecciones que se avecinan. Aquí en Bogotá, el ‘estadístico’ no disimula su gusto por el tal “corredor verde”, que no es otra cosa que más TransMilenio pintado de otro color. Como dice uno de los Gasca: “y después no digas que no te avisamos...”

¡Hasta la próxima semana!

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 Texto publicado originalmente en: SoNoticias – Periodismo verídico para proporcionar elementos para la creación de conceptos propios (wordpress.com) y compartido en La Conversa por cortesía del periodista OTTO HERNÁN RIAÑO


miércoles, junio 28, 2023

Camaleones al acecho

Por: Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com-

La lectura del interesante texto de Robert Misik: Los fascistas históricos también fueron camaleones políticos [1] permite comprender algunos de los comportamientos de la derecha colombiana, tan afín a la ultraderecha internacional, incluida su capacidad camaleónica para adaptar sus discursos y comportamientos a contextos zurdos o progresistas, como vergonzantemente se auto percibe hoy día, la timorata izquierda colombiana.

Y es que; tanto en Europa como en Latinoamérica han aparecido (desde hace rato) los síntomas del resurgimiento del Fascismo como respuesta a la crisis cultural, ambiental y, sobre todo económica, ocasionadas por el innegable éxito del capitalismo, llevado a sus límites de eficiencia por el sector financiero y por los avances en las tecnologías y estrategias de la información y las telecomunicaciones. La incertidumbre y la desesperanza de cientos de millones de personas alrededor del mundo víctimas de todas las formas de violencia (exclusión, falta de oportunidades, analfabetismo tecnológico, desempleo, hambre, delincuencia, guerras, desplazamiento y muerte) se constituyen en el terreno abonado por las, cada día más reducidas, élites económicas para seguir aumentando sus obscenas riquezas y su poder político.

En un preocupante contexto social, como el recién descrito y aprovechando el importaculismo colombiano, consecuencia del modelo educativo predominante, en el que la capacidad de análisis crítico de un importante número de paisanos y paisanas es nula, la derecha colombiana ha emprendido la tarea de la reconquista del gobierno nacional, usando la manipulación demagógica a través de sus mandaderos en los medios de comunicación y en tiempos electorales, de sus mandaderos en los partidos políticos.

Tristemente, un buen número de dirigentes “progresistas”, ahora degustando las mieles del poder se han contagiado de las malas artes de quienes “sí saben hacer la política” y han implantado al interior de la estructura del Pacto Histórico, las mismas prácticas clientelares y transaccionales de los partidos tradicionales de derecha.

La histórica y desesperante falta de seriedad de una vieja dirigencia de izquierda, que, salvo haber renunciado a su identidad ideológica, con tal de conseguir los votos de los indecisos, nada ha hecho desde su privilegiado pedestal en la dirección de los movimientos y partidos llamados ahora como progresistas, para ponerlos a tono frente a las nuevas realidades sociales y económicas de Colombia. Frente a esta papaya estratégica, los mandaderos políticos de las élites han emprendido la tarea de infiltrar sus fichas, e incluso camuflarse ellos mismos entre esa masa informe de organizaciones que se llaman eufemísticamente como Alternativas, para aprovechar el buen nombre del Pacto Histórico y así poder reafirmar el poder local y regional de una derecha, cada vez más poderosa y cada vez más cercana al fascismo.

A lo largo y ancho del territorio colombiano es posible constatar cómo, de la noche a la mañana, el camaleonismo político hace de las suyas. Aprovechando el éxito alcanzado por el exsenador Roy Barreras (epítome del camaleonismo (voltearepismo que llaman)), por el santismo y una buena parte de la godarria no uribista; el Pacto histórico se ha visto asaltado por una serie de personajes, devenidos de la nada política e incluso, de la misma derecha extrema, reclamando para ellos la vocería zurda del Pacto. Háganos el bendito favor.

Tristemente, un buen número de dirigentes “progresistas”, ahora degustando las mieles del poder (¿?) se han contagiado de las malas artes de quienes “sí saben hacer la política” y han implantado al interior de la estructura del Pacto Histórico, las mismas prácticas clientelares y transaccionales de los partidos tradicionales de derecha. De cara a las próximas elecciones regionales y locales, se oyen y se leen denuncias sobre intercambios de votos por puestos, contratos, proyectos o recomendaciones; cuando no, el intercambio de apoyos a candidaturas en lo regional a cambio del favorecimiento de tal o cual candidatura local. El mercantilismo electoral de la derecha ahora rampante entre algunos dirigentes del Pacto. Háganos el bendito favor.

Y ahí al lado derecho del Pacto, los nuevos partidos y movimientos recién inaugurados con personería jurídica, lo mismo que movimientos y organizaciones sociales legitimadas dentro del pacto, entregando avales y recomendaciones a lo que da el pupitrazo y la firma; postergando, una vez más, la esperanza de cambio de las formas de hacer política y de gobernar por la que votamos el año pasado. No es raro entonces, ver concejales, diputados y ex funcionarios de los partidos de derecha, haciendo lobby presencial en Bogotá, vía telefónica o por zoom con los coordinadores del Pacto, para poder hacerse a los preciados avales del pacto y así poder reencauchar a esos cadáveres exquisitos de la rancia derecha colombiana, ahora perfumados con el logo del Pacto Histórico.

! Háganos el bendito favor. El camaleonismo político al acecho y al ataque ¡

Las ñapas: 

1a. El autor de estas líneas sigue auto percibiéndose de izquierda.

2a. La auto crítica es la vacuna contra la autocomplacencia y los desafueros del Poder.

3a. Se le recomienda a la dirigencia de los partidos y movimientos del Pacto Histórico, pero, sobre todo, a su militancia y simpatizantes la lectura de:

Si la izquierda no asume que tiene que construir dispositivos ideológicos y comunicacionales para dar la batalla cultural, estamos muertos”. Pablo Iglesias en: https://larosaroja.org/si-la-izquierda-no-asume-que-tiene-que-construir-dispositivos-ideologicos-y-comunicacionales-para-dar-la-batalla-cultural-estamos-muertos-pablo-iglesias/

 

 





[1] Los fascistas históricos también fueron camaleones políticos. Publicado en: https://ctxt.es/es/20221201/Firmas/41407/ultraderecha-fascismo-nazismo-historia-judios-hitler-robert-misik.htm



lunes, junio 26, 2023

APRENDIENDO A LEER*

Ilustración Dubbio tomada de: www.istockphoto.com

Por: OTTO HERNAN RIAÑO

“Vivir sin leer es peligroso, te obligan a creer en lo que te digan”

En la sociedad con más tecnología de la historia conocida y con todos los medios a disposición de los ciudadanos el analfabetismo y la ignorancia son la norma general.

Desde hace algún tiempo, se ha corrido un rumor que ya casi que es una “ley”, la cual expresa que la gente de hoy lee muy poco o no lee, por diferentes razones, este fenómeno estaría más acentuado entre los jóvenes. (valdría la pena una investigación para verificar la verdad de este “axioma”). A mí me lo han dicho muchas veces por la extensión de estas columnas de opinión. Opino que este fenómeno, de existir, fue agravado por la red social Twitter, que limita sus trinos a algunos pocos caracteres y así acostumbró a sus “visitantes”, a textos cortos que supuestamente decían todo lo que había que decir y que esas pequeñas frases «manifiestan una realidad irrefutable».

En otras épocas, todo lo contrario que ahora, se consideraba un placer y una obligación moral leer, comprender las lecturas, analizarlas y dar opiniones sobre ellas. Desde libros y tratados hasta artículos de periódicos y revistas. Se consideraba ignorante a quien no leyera y en las escuelas y colegios había espacios para esas actividades como las horas de biblioteca, los centros literarios y grupos de lectura, en los que los estudiantes leían y debatían sobre el contenido de los textos. Esto le daba al ser humano y futuro ciudadano en ejercicio, herramientas culturales para que pudiera enfrentar su vida con alguna comprensión meridiana de lo que podría afectarlo en su cotidianidad.

En el siglo XIX y primera mitad del XX, el analfabetismo en Colombia fue la regla general en nuestro país, a los gobiernos, sobre todo los de los conservadores, no les interesó que el pueblo, en su gran mayoría rural, aprendiera a leer y escribir ya que lo consideraban “peligroso”. Los terratenientes del continente no permitían que los campesinos y los pobres aprendieran, basta ver las películas de Mario Moreno “Cantinflas”, en las que toca este tema. El Analfabeto y El profe, son dos ejemplos explícitos, sobre todo en la segunda, el argumento consiste en que el gamonal del pueblo no quiere la escuela, no le gusta que los niños aprendan a leer. El terrateniente utiliza todas las armas innobles para acabar con la escuelita. Lo que hay de fondo es un despojo de tierras a los campesinos basados en el engaño y la ignorancia de los labriegos. Si ellos y sus hijos aprenden a leer, se iban a enterar que ha pasado. El poder del gamonal se basa en la ignorancia. del pueblo. Cualquier parecido, es pura coincidencia…

El analfabetismo reinante en la mayoría de la sociedad colombiana se empezó a enfrentar con campañas muy localizadas que contaban con cursos por radio y televisión, recordamos a la Radio Sutatenza, pionera en el campo de la capacitación enfocada al sector rural, a los Telecentros de educación primaria y el bachillerato por radio por la Radio Nacional de Colombia. Muchas instituciones privadas fueron quienes enfrentaron la lucha de enseñar a leer y a escribir a la mayoría del pueblo colombiano ya que, a los gobiernos de turno, salvo excepciones, no les interesaba mucho instruir a los ciudadanos por lo que dije antes, “era peligroso” que los humildes aprendieran. El concepto de erradicación del analfabetismo se basó en que los colombianos aprendieran a leer, escribir y las cuatro operaciones básicas matemáticas.

Urge una revolución de la lectura y no solo leer por leer, hay que comprender lo que se lee, entender lo que le quieren decir a uno, analizarlo, debatirlo y actuar en consecuencia, como seres humanos.

Con la llegada de nuevas tecnologías, idiomas de las mismas, extranjerismos, acentos, jergas y redes sociales, el concepto de idioma castellano ha variado drásticamente a tal punto que, a veces, no nos entendemos entre nosotros mismos. Mucho más cuando se trata de comunicación con las nuevas generaciones que, con las redes, usan una mezcla de siglas en inglés con “palabras” a las que se eliminaron las vocales, “emoticones”, además de expresiones que podrían ser calificadas como “barbarismos”, por los pocos puristas del idioma que aún quedan.

Así, de esta forma, ha nacido una nueva generación de analfabetas, de todas las edades, que, por pereza, falta de criterio o lo que todos llaman “no tener tiempo”, no leen o si lo hacen, leen mal, o no entienden lo que leen o se crean una versión diferente de lo que quiere expresar el autor del texto, sin contrastar ni profundizar.

Saber leer implica una construcción mental de unir letras para formar palabras, estas a su vez unidas con otras, forman oraciones y frases que después crean una idea y un concepto. Saber leer es todo un proceso de creación humana, que nos diferencia de otras especies y en lo que está implícito la comunicación para poder vivir en sociedad.

Pero este proceso no lo hacen la mitad de los colombianos, ya que, como dije antes, las personas no saben leer. Y no es para ofender a nadie, basta oír lo que expresan los líderes de la oposición “inteligente” para preguntarse, ¿de dónde sacan esas “ideas” ?, si así se les puede denominar. Los argumentos no resisten una lectura seria con análisis incluido. Y eso que ellos son los “faros” de esos súbditos, que les obedecen ciegamente, y me atrevería a decir, sin entender lo que plantean esos “líderes”, porque si lo hicieran ya no los seguirían. La formación de esa masa de gente obediente hasta hacerse matar por sus “jefes” se basa precisamente en que no lean y mucho menos entiendan. Dan grima los “argumentos” dados por muchos de estos “borregos” (presento disculpa a los borregos por si se sienten ofendidos con la comparación), para salir a protestar y estar en contra del primer gobierno democrático del país. 

La conclusión de muchas personas que no son de esos “seguidores”, sino realmente pensantes, es que salieron a protestar para que les quitaran o dejaran de darle sus derechos. ¡Qué argumentos, si se les puede denominar así, tan pobres, falsos, mentirosos, calumniosos y que demuestran una ignorancia que da tristeza! ¿Qué futuro les espera a las nuevas generaciones de colombianos, en manos de la extrema derecha y sus siervos? Como dice un meme de las redes sociales: “Cuando estés viejito cuéntale a tus nietos, que una vez saliste a marchar para que no te pagaran horas extras ni dominicales”. No conozco el autor, pero desde aquí le doy todos los créditos por su creatividad, además de mi respeto y agradecimiento.

Muchos colombianos no saben leer, literalmente no saben, otros que no quieren leer, son una gran cantidad y otros que no les gusta leer, ¡ellos mismos lo manifiestan y están orgullosos de esa “cualidad”! Una gran mayoría no quieren salir de su ignorancia, prefieren seguir creyendo en el “mesías” y sus discípulos, para que los sigan tratando como ovejas arrebatándoles todos sus derechos, pero es que parece que eso les gusta, parece que tuvieran un placer extrasensorial del cual no quieren salir. Sus actos son ilógicos a todas luces, atacan, agreden, para evitar unas reformas necesarias para el desarrollo de un país.

Urge una revolución de la lectura y no solo leer por leer, hay que comprender lo que se lee, entender lo que le quieren decir a uno, analizarlo, debatirlo y actuar en consecuencia, como seres humanos.

Hay frases que expresan esa necesidad de leer, como el subtítulo de esta columna, atribuida a Mafalda la niña rebelde latinoamericana, creada por Quino. Otra de ella es: “¿No sería hermoso el mundo si las bibliotecas fuesen más importantes que los bancos?”

Para terminar, una contundente de Mark Twain, el escritor norteamericano, autor de obras literarias como “Las aventuras de Tom Sawyer”, Las aventuras de Huckleberry Finn” “Un yanky en la corte del rey Arturo” y “El príncipe y el mendigo” entre muchas: “El hombre que no lee, no tiene ninguna ventaja sobre el que no sabe leer”

 

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

*Texto publicado originalmente en: https://www.sonoticias.com.co/