LA VITRINA DE LA CONVERSA

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martes, octubre 29, 2024

Periodismo tradicional en Colombia: Entre la libertad de prensa y la lealtad empresarial


Por: Omar Orlando Tovar Troches 

Los periodistas tienen el deber de mantener un nivel ético superior al del promedio de la sociedad, porque son a la vez líderes y educadores de los ciudadanos.  (Javier Darío Restrepo, en su Decálogo de ética periodística) (1) 

El debate sobre la ética periodística, la libertad de prensa y las complicadas relaciones de la prensa con los distintos círculos del poder económico y político en Colombia, nuevamente se ha puesto al orden del día en la opinión pública de base, a raíz de las denuncias sobre el uso del software de espionaje israelí conocido como Pegasus. 

Coincide este resurgimiento del viejo debate sobre el papel de la prensa en sociedades como la colombiana, con los recientes resultados de estudios sobre audiencias y credibilidad de los medios realizados por organizaciones como Invamer y el Instituto Reuters para el estudio del periodismo de la Universidad de Oxford, que dan cuenta de la manera en que la prensa tradicional colombiana ha venido perdiendo credibilidad. (2)  

Esta caída en los índices de credibilidad de la prensa colombiana, así como las denuncias sobre la presunta vinculación de algunos periodistas cercanos (as) al Uribismo con el uso indebido del software Pegasus; inmediatamente suscitaron las acaloradas reacciones por parte de quienes se han sentido aludidos, quienes, voz en cuello y a teclado ardiente afirman que todo el asunto (ya en manos de las autoridades judiciales colombianas) se trata de una retaliación por parte del gobierno nacional colombiano, en cabeza del Pacto Histórico, en contra de la llamada gran prensa colombiana. 

Por enésima vez, medios y periodistas en oposición al actual gobierno nacional de Colombia asumen la estrategia de la victimización y la manipulación de la información para intentar desprestigiar al presidente colombiano y a las autoridades judiciales. Arropándose en supuestas persecuciones políticas, en el abuso del poder del gobierno y una inexistente censura; quienes han venido labrando la caída en los índices de credibilidad en la prensa, ahora pretenden que una sociedad desconfiada les crea sus relatos; así, porque sí. 

Olvidan, convenientemente, estos trabajadores de los medios privados de comunicación, que ha sido su irresponsable, pero, sobre todo, mal intencionado ejercicio periodístico el que ha ocasionado este deterioro en la confianza de sus lectores y sus teleaudiencias.  

Era de esperarse que el recurrente desacato de medios y periodistas a la extensa jurisprudencia (3) sobre el ejercicio periodístico, en la que se ha venido reiterando la obligación que tienen medios y periodistas de abstenerse de difundir información que no corresponda a la verdad, o que presenta una visión parcializada o incompleta de los hechos, que afecten a una persona en su imagen o reputación, especialmente, la del actual presidente de Colombia; empezara a cobrarles factura, con la impresionante disminución de sus audiencias y la escasa credibilidad de la que ahora gozan. 

Esta constante y habilidosa negativa de la prensa en oposición política al gobierno nacional a reconocer el derecho que tiene la persona afectada con su campaña de desinformación (normalmente el presidente Petro) a que estas falacias y noticias tendenciosas sean actualizadas, aclaradas o corregidas; ha puesto en evidencia la existencia de una agenda, no tan oculta, en la que esta irresponsable actuación de medios y periodista obedece a intereses políticos y económicos de poderosos sectores de la sociedad colombiana. 

Más allá de la existencia de todo un plan político y económico de desestabilización y defenestración del gobierno de Gustavo Petro, gestado por poderosos lideres empresariales y políticos; se hace necesario el debate académico al interior de las instituciones educativas superiores que están formando a los comunicadores sobre unos mínimos principios éticos, e incluso; sobre unos mínimos de calidad para su ejercicio profesional. 

En ese mismo orden de ideas; las actuales sociedades del mundo están en mora de plantear una seria discusión sobre el derecho a la información, en la que se discuta sobre la conveniencia o no de mantener un esquema en el que los medios tradicionales de comunicación y las plataformas en internet (incluidas las poderosas redes sociales), en manos de una minoría; sigan dictando lo que se informa y como se hace. 

De igual manera, a nivel local, los profesionales de la comunicación, y en términos generales, quienes ostenten el privilegio de grandes audiencias y lectores, también deben plantearse la solución al dilema: Libertad de prensa o lealtad empresarial. 


las 100 mejores frases de Javier Darío Restrepo sobre ética periodística ver en: https://fundaciongabo.org/es/etica-periodistica/recursos/las-100-mejores-frases-de-javier-dario-restrepo-sobre-etica-periodistica  

según la encuesta Invamer Poll, la cual publica cada dos meses, la confianza en los medios de comunicación atraviesa un momento crítico en el país. Según los datos recientes de Invamer, el 78% de los ciudadanos desconfía de la prensa (https://www.rtvcnoticias.com/medios-desaprobacion-invamer-encuesta).

El consumo de las principales marcas sigue disminuyendo, en parte debido a la evasión de noticias (44%), los bajos niveles de confianza (35%), la desinformación online y la polarización. (https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/es/digital-news-report/2024/colombia) 

3 Sentencia C-453 de 2013 Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-040 de 2013 Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-229 de 2019 Corte Constitucional de Colombia.

 

lunes, septiembre 16, 2024

EL “EMBUSTE” CORONELL


Por:  Felipe A. Priast*

Daniel Coronell es la serpiente más fina y sucia que existe en el periodismo colombiano, yo estoy sorprendido, lo juro. Este cachaco feo y ladino es la culebra más sagaz que ha parido nuestro platanal y un experto en la manipulación de información para vender mensajes equivocados y confundir a la gente. Esa columna de hoy en Cambio titulada “El Vuelo de Pegasus” es una gran mentira armada con verdades sueltas colocadas de tal modo que parecieran que es una gran verdad. Tan pronto leí esa columna fraudulenta me acordé de Sir Max Beerbohm, un escritor inglés de principios del siglo XX, quien tiene una frase famosa: “Se puede escribir una historia en donde todos los elementos de la historia son verdades, y, sin embargo, la historia en sí ser una completa mentira”. Eso es lo que ha hecho hoy esta serpiente de Coronell, y yo les voy a explicar por qué.  

Arranca su columna de hoy Coronell diciendo que en Medellín encontraron muerto a un israelí llamado Yariv Bokor, y que este israelí residía en Medellín desde hace años, y que tenía propiedades en Medellín, West Palm Beach, New York y Los Ángeles. Que el costo de esas propiedades no se puede explicar con el sueldo de un ingeniero de sistemas en la capital paisa, sugiriendo que el fallecido hacía alguna vaina rara diferente de lo que decía hacer.  

Luego, el gusano de Coronell asocia a este israelí muerto con “Sandvine”, la compañía para la que aparentemente trabajaba (la información viene de LinkedIn, pero no sabemos si Bokor tenía su página de LinkedIn actualizada), y que Sandvine es una empresa de “espionaje informático” sancionada por el sacro santo Departamento de Estado, a quien Coronell toma por el standard de la virtud y la pureza. Si Sandvine está sancionado por el Departamento de Estado, debe ser porque Sandvine es una “mala compañía”, una compañía de enemigos de la “pureza americana”.  

Coronell ha escrito su basura de columna de hoy para desviar las sospechas sobre los gringos y echarle el muerto a Duque. Y en el proceso, confundir a la gente en Colombia con un disparatado cuento de intriga ficticia.  

Dice Coronell que Sandvine ha sido sancionada por el State Department por el malvado delito de producir una plataforma de “inteligencia informática” para censurar opositores y reprimir los derechos humanos de opositores en 17 países, dando la lista de los países, casi todos con regímenes autocráticos. Es decir, Sandvine ha sido sancionado por el sacro santo State Department por ayudar a estos regímenes a bloquear websites en donde se avivan las ideas de los opositores a los regímenes autoritarios de esos países, y los Estados Unidos, quien es un cúmulo de virtuosidad informática (¡ahí te hablan Edward Snowden!) no va a permitir que una compañía como Sandvine censure a los opositores en esos países y restrinja sus derechos humanos.  

En resumidas cuentas, Bokor era malo porque trabajaba para una compañía de malvados que ayudaban a regímenes autoritarios al restringir las ideas de opositores de estos regímenes en internet, ese es el corolario de la nota de Coronell de hoy, y este remata su galopada gloriosa de embustes acomodados como verdades diciendo que “Sandvine y NSO (la compañía que vendió a Colombia el software Pegasus) tenían un socio en común: Francisco Partners, una firma de banca de inversión de San Francisco”. Con esta última puntada Coronell intenta establecer una conexión criminal entre el muerto, Bokor, y NSO, la compañía que ahora acapara todas las miradas en Colombia desde que Petro la denunció por haberle vendido en el 2021 el spyware Pegasus al gobierno Duque, en efectivo. La intención de Coronell, sin duda, es crear en el lector la idea de que Bokor, el muerto, y NSO, son los ÚNICOS RESPONSABLES del asunto de la venta del software Pegasus, y que el sacro santo gobierno de los Estados Unidos no tiene nada que ver en ese cuento. Para eso ha escrito Coronell esta sarta de embustes acomodados como verdades.  

Yo les voy a explicar cómo es la historia de verdad, para que no se traguen el cuento de hoy de Daniel Coronell en Cambio.  

Primero que todo Sandvine no es una compañía de “espionaje informático” como dice la serpiente de Coronell en su columna de hoy.  

Sandvine produce una plataforma de monitoreo de tráfico para, esencialmente, maximizar el uso de las redes de Internet. Adicionalmente, proveen un software para el análisis de tráfico en la red basado en una tecnología que se llama “deep packet inspection”, es decir, un sistema que monitorea el tráfico en redes (networks) con la intención de permitir, bloquear, o maximizar, el acceso a sitios de internet. Ese tipo de software existe en todo el mundo y todos los países han implementado algún tipo de monitoreo del tráfico en redes, por muchas razones: para controlar el terrorismo, para detectar lavado de dinero, para medir volúmenes de tráfico, para bloquear hackers, you name it… 

La sanción del Departamento de Estado sobre esta firma consiste en que, muchos de los gobiernos que han comprado esta plataforma, la han utilizado para bloquear en ocasiones a opositores, o para bloquear en redes el acceso a sitios en donde se promueve la disidencia, o lo que los Estados Unidos llama “derechos humanos”. El país que le suministra a Israel las bombas para que estos ejecuten un genocidio en Gaza, anda profundamente preocupados de que Sandvine provea una herramienta de software que bloquee a disidentes en Turquía o Bielorrusia de acceder a sitios en donde se promueve el derrocamiento de Erdogan y Lukashenko respectivamente, ¡qué hipocresía tan hijueputa!  

Lo que sucede, más bien, es que los Estados Unidos quiere derrocar a los líderes en esos 17 países porque no le caminan a Washington, y como estos líderes le bloquean a los gringos todos los sitios en redes con mensajes de alzamientos y derrocamientos, entonces los gringos resienten que sea una firma de Occidente (Sandvine está registrada en Ontario, Canadá) la que provea el sistema con el que estos gobiernos se defienden de la propaganda cibernética americana. Es decir, los Estados Unidos creen que tienen derecho a bombardear a estos líderes en redes con contenido subversivo que busca tumbarlos, y como estos líderes no son pendejos y no se dejan tumbar con propaganda subversiva americana, el Departamento de Estado sanciona a la firma que provee el software en estos países que resisten la propaganda informática americana para que estos países no tengan cómo defenderse de su alud de propaganda. Los americanos quieren monopolizar las redes con sus mensajes; llámese, “democracia”, “derechos humanos”, derechos para la población LGQTB, etc. …Y el que no se deja “colonizar” con ese mensaje dizque democrático, lo sancionan o le cortan el acceso a sistemas que bloquean este mensaje.  

Eso no es culpa de Sandvine, esos manes no pueden hacer de policías globales. Ellos venden la plataforma, pero como la configuran los distintos gobiernos de estos países, es asunto de ellos. Lo que está haciendo los Estados Unidos con Sandvine es como si yo atropellara a alguien en un Mercedes Benz, y en vez de meterme preso a mí, sancionan a Mercedes Benz, ¡una vaina completamente absurda!  

Y la supuesta conexión de Sandvine con NSO, la firma que creó Pegasus es casi que circunstancial y claramente irrelevante, contrario a lo que Coronell quiere vender.  

Francisco Partners, es una firma de banca de inversión gigantesca que invierte exclusivamente en proyectos de tecnología. Esta compañía ha tenido participación en docenas de compañías, por no decir centenares, y dependiendo de su rendimiento financiero, compra y vende esta participación para darle un beneficio financiero a sus socios. Dos de estas compañías han sido Sandvine y NSO, y eso no tiene nada de raro. Francisco Partners hace sus inversiones pensando en rentabilidad, no viendo a ver qué cagada están haciendo estas compañías a escondidas. De hecho, la participación de Francisco Partners en NSO empezó en el 2016, y terminó en el 2019, muy probablemente porque Francisco Partners encontró otras compañías más rentables en donde meter su plata.  

Y en el caso de Sandvine, tan pronto el Departamento de Estado sancionó a esta compañía, Francisco Partners vendió su participación porque, seguramente y correctamente, concluyeron que esa firma iba a caerse financieramente con esas sanciones, y ellos lo que quieren es hacer plata, no perder plata. Esa conexión entre NSO y Sandvine, la compañía del muerto es nada, ahí no hay nada. Coronell está metiéndole una intriga a algo que no lo tiene.  

Y en cuanto al muerto, el israelita Bokor, déjenme decirles lo que yo pienso:  

Ese man era el gerente de ventas de Sandvine en Latinoamérica y yo lo que creo es que él fue el intermediario del negocio de Pegasus en Colombia, pero no como representante de Sandvine, sino, por otro lado, como freelance. Es decir, esa vuelta la hizo por afuera, por cuenta propia, quizá porque conocía a alguien en NSO.  

Por eso lo quebraron (yo creo que fue quebrada), pues el man era el que había hecho el cruce entre el gobierno Duque y NSO, porque como ingeniero de sistemas israelí era imposible que no supiera de NSO. De hecho, yo creo que tenía amigos ahí, y él fue el que les llevó el negocio.  

Y muy posiblemente él fue el que se quedó con los $2 millones de comisión que entregó el negocio. Por eso tenía apartamentos en Medellín y Estados Unidos. Así era como el man invertía la plata que se ganaba con esas comisiones. 

Lo mataron para que no declarara a la Fiscalía colombiana lo que sabía, y cómo había sido el negocio de Pegasus en Colombia. La pregunta que yo me hago es si el que lo quebró fue Duque (o Uribe), o si fueron los gringos (la CIA). Esa es la única pregunta que tengo. De pronto fue una decisión de ambos en conjunto.  

Coronell ha escrito su basura de columna de hoy para desviar las sospechas sobre los gringos y echarle el muerto a Duque. Y en el proceso, confundir a la gente en Colombia con un disparatado cuento de intriga ficticia.  

¿Ya ven ustedes cómo manipula la información Coronell? ¿Es o no es la rata más sagaz del periodismo colombiano?  A mí lo que me da risa son el poco de idiotas que le aplauden las columnas a esa serpiente.  ¡No sean imbéciles, no le aplaudan las columnas a Coronell que es una víbora!! 

Ahora si estoy 100% convencido de que los gringos están metidos en el cuento de Pegasus en Colombia… Gracias por esa confirmación, Daniel “víbora” Coronell… 

Las columnas publicadas en este espacio son responsabilidad de sus autores. Les invitamos a opinar, disentir, criticar, adherirse o rechazar con respeto. 

* Columna publicada originalmente en: https://www.facebook.com/share/p/LCs8znkp4qgigDTw/?mibextid=CTbP7E