Por: Yezid García Abello
Es inconcebible que el expresidente Duque, tan hablador en los foros internacionales de la nueva derecha mundial, guarde cínicamente silencio frente a hechos demasiados graves de la política y el devenir nacional sucedidos durante su período.
Mutis por el foro frente a las evidencias de su cercana amistad con el Ñeñe Hernández y la compra de votos en su campaña, ni una referencia a los oscuros y corruptos manejos frente a la pandemia, no se pronunció frente a la compra del programa de espionaje Pegasus, nunca se refirió a su intromisión indebida sobre Venezuela patrocinando y dirigiendo una fallida invasión con mercenarios desde territorio colombiano, y ahora cierra la boca sobre las relaciones de altos funcionarios de su gobierno con el contrabandista "Papá Pitufo", para mencionar sólo unos pocos ejemplos de lo que afirmo
En cambio, sí respaldó sin titubeos el genocidio del Estado de Israel sobre el pueblo palestino, las presuntas sanciones arancelarias a Colombia, las pretensiones de Trump sobre el canal de Panamá, los atropellos a los migrantes deportados como delincuentes por el gobierno de E.U. y la pretensión de volver a señalar a Cuba como una nación que respalda el terrorismo.
Y frente a todo ello, los grandes medios de comunicación se hacen sibilinamente los de la "vista gorda". No hay derecho a tanta obsecuencia ante la ultraderecha que Duque representa.
Nota originalmente publicada en SoNoticias y compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.
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