LA VITRINA DE LA CONVERSA

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lunes, febrero 17, 2025

Y Duque a la sombra*

 

Por: Yezid García Abello

Es inconcebible que el expresidente Duque, tan hablador en los foros internacionales de la nueva derecha mundial, guarde cínicamente silencio frente a hechos demasiados graves de la política y el devenir nacional sucedidos durante su período.

Mutis por el foro frente a las evidencias de su cercana amistad con el Ñeñe Hernández y la compra de votos en su campaña, ni una referencia a los oscuros y corruptos manejos frente a la pandemia, no se pronunció frente a la compra del programa de espionaje Pegasus, nunca se refirió a su intromisión indebida sobre Venezuela patrocinando y dirigiendo una fallida invasión con mercenarios desde territorio colombiano, y ahora cierra la boca sobre las relaciones de altos funcionarios de su gobierno con el contrabandista "Papá Pitufo", para mencionar sólo unos pocos ejemplos de lo que afirmo

En cambio, sí respaldó sin titubeos el genocidio del Estado de Israel sobre el pueblo palestino, las presuntas sanciones arancelarias a Colombia, las pretensiones de Trump sobre el canal de Panamá, los atropellos a los migrantes deportados como delincuentes por el gobierno de E.U. y la pretensión de volver a señalar a Cuba como una nación que respalda el terrorismo.

Y frente a todo ello, los grandes medios de comunicación se hacen sibilinamente los de la "vista gorda". No hay derecho a tanta obsecuencia ante la ultraderecha que Duque representa.

Nota originalmente publicada en SoNoticias y compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.


lunes, enero 20, 2025

¿Las derechas unidas, jamás serán vencidas?

Por Hernán Riaño

La esperanza está en los jóvenes comprometidos que defienden causas justas, apoyan al gobierno y denuncian la corrupción. A pesar de carecer de recursos, se esfuerzan por difundir la verdad y están motivados por el amor a su país. Gracias a su labor, se ha revelado información que los medios corporativos intentan ocultar. 

El mundo ha conocido una consigna que gritan los manifestantes en contra de la derecha para reivindicar sus derechos: ¡El pueblo unido jamás será vencido! En nuestro país, la verdadera unión se ha visto en la ultraderecha mafiosa que quiere perpetuar sus privilegios en contra de los colombianos. Ellos que, dependiendo de la época, sus necesidades y sus intereses, se “pelean” unos con otros, luego se amistan, los que ayer fueron enemigos, hoy son inseparables. Recordemos episodios como la denuncia que le hizo Andrés Pastrana al periodista de Univisión, Jorge Ramos, cuando este le preguntó si Uribe era narcotraficante; Pastrana le contesta: “es que yo lo he denunciado…” (1), o cuando, en medio de un ataque de histeria, César Gaviria gritaba en televisión, refiriéndose a Uribe: “¡Uribe mentiroso, Uribe mentiroso, Uribe mentiroso!” (2), en el lanzamiento de la campaña de reelección presidencial de Santos; hoy los vemos cogidos de la mano atacando a Gustavo Petro desde todos los flancos y usando todas las armas innobles que siempre han utilizado. 

En el congreso era igual (¿Aún lo es?), los representantes y senadores “cazaban” peleas insulsas, se gritaban, y hasta se decían groserías en las sesiones o plenarias para embobar al pueblo y, luego, después del espectáculo, los veía uno en las páginas sociales de los periódicos, compartiendo unos “amarillos”, como los mejores amigos, como si nada hubiera pasado, en cualquier evento social de la alta aristocracia criolla. Se burlaban del pueblo en su cara. A todos ellos, los unen los intereses en los dineros del Estado para usarlos en su beneficio, dejando, de paso, en la miseria a los ciudadanos; así ha sido desde que Colombia se convirtió en una “democracia”.

Hoy vemos un fenómeno no antes visto en nuestro país, es la unión total de las derechas, porque todos son eso, para “recuperar” a nuestro país, según ellos dicen. Todos los sectores, gremios, grandes empresarios, con algunas contadas excepciones, partidos políticos de los llamados tradicionales y sus divisiones y hasta partidos o movimientos llamados de centro, de centro izquierda (¿?), ambientales, grupos delincuenciales de todo tipo, “guerrilleros” y otros muy dignos, se han unido en contra del primer gobierno democrático para no dejarlo actuar y con la consigna de que todo vuelva a ser como antes, o sea dominado por ellos, a partir del año 2.026. Que mescolanza de ideologías, diría uno, pero lo que se ve, decantando todas las arandelas, es que todos son lo mismo, unos siendo los del poder y otros sirviéndoles de “idiotas útiles” o de cómplices conscientes, para que la ultraderecha vuelva al gobierno, todos enemigos reales del pueblo y al servicio del uribismo.

Tienen unos grandes difusores de sus consignas, mentiras, calumnias y amenazas, que son sus medios de comunicación, los llamados tradicionales, que hoy más que nunca y vísperas de un año electoral, han agudizado los ataques con todo tipo de armas para desestabilizar y desacreditar a Gustavo Petro, quien en este momento es el blanco de casi todos los embates con los que a diario se ensaña esta, mal llamada; “prensa” colombiana. Lo que estamos viviendo nunca lo había visto el país, por lo menos tan descaradamente; ya no disimulan, no se ocultan bajo premisas engañosas, ya alzan la voz y muestran su derechismo y posibles delitos, abiertamente, sin pena, están demostrando que la verdad les importa “un comino” y que su indudable razón de existir es la defensa de los empresarios que los tienen en esos puestos comunicativos. Lo grave es que muchos de ellos salieron con peores instintos destructores que sus patrones, no les importa atacar a mujeres, niños, minorías y últimamente a las madres de las víctimas de los mal llamados falsos positivos, de desapariciones, de operaciones de “seguridad democrática, o de masacres, revictimizándolas sin ninguna consideración y por encima de cualquier sentido de humanidad. 

Unos y otros, se dedicaron a tapar, minimizar o desviar la atención de todos los actos de corrupción, desfalcos, robos y quién sabe qué otros delitos cometidos por gobiernos anteriores y que dejaron al país con unas deudas inmensas que le ha tocado afrontar al gobierno actual. Son tan cínicos que ahora resulta que la situación que encontró Petro es culpa de Petro. Tamaño despropósito que aún creen los estúpidos que aún los siguen a ojo cerrado. Presentan cualquier incoherencia seguros de que su audiencia de idiotas les cree y que como “loros” salen a repetir, orgullosos de su uribismo e ignorancia.

Están unidos férreamente, como un solo hombre para atacar al progresismo, para evitar que siga en el poder, para impedir que se siga conociendo todo lo que ellos han hecho para enriquecerse con el erario o con los negocios ilícitos a los que han estado acostumbrados por tantos años. Sí, descaradamente unidos, ya no disimulan, son una sola cosa, un solo interés, con un desprecio total por el ciudadano, que hace recordar las cortes de nobles europeas antes de la revolución francesa, cuando el pueblo era mantenido en la miseria absoluta, mientras los señores feudales eran dueños de todas las tierras y se quedaban con todas las riquezas. Lo más grave es que lo hacen sin argumentos, ni inteligencia, ni conocimiento, ellos actúan con violencia, solo por amor al poder y al dinero. Hoy no les importa la opinión de la ciudadanía, solo lo que ellos digan y quieran hacerle al país. Lo hacen porque están seguros que el pueblo no reaccionará, saben que los tienen amaestrados, domesticados, esclavizados, avasallados para que les diga que sí a todo lo que quieran. 

Es preocupante que, ante la gran cantidad de denuncias de corrupción y desfalco, los colombianos no actúen, no protesten, es como si todo lo que han hacho hubiera pasado en otro país, en otra dimensión o en otra galaxia, es como si no fuera con ellos, como si el dinero que se embolsillan no saliera de los impuestos que ellos pagan, no les importa quedarse sin salud, educación vivienda o cualquier otro derecho. No, no les afecta, quieren seguir viviendo así. Es muy alarmante lo que vemos a diario. Tampoco actúan, ni les exigen cuentas a congresistas, diputados, concejales y ediles por los que depositaron su voto y ya estando en los cuerpos legislativos, los traicionaron, les mintieron o los engañaron. Muchos de estos “padres de la patria o aspirantes a serlo, hacen todo lo contrario a lo que prometieron abiertamente, sin tapujos y ningún elector les dice “ni mu”. 

Mientras todo esto está sucediendo, muchos sectores de la izquierda o el progresismo no han resuelto aún el dilema si primero fue el huevo o la gallina. No actúan, se la pasan sentados en una cafetería, en las redes sociales, o en charlas eternas, viendo a ver en qué se equivocó Petro, qué incumplió, según ellos, para “darle duro”, porque se creen con la verdad revelada. Están seguros de ser los únicos que sí saben cómo se resuelven los problemas nacionales, pero solo hablan, no hacen nada y su activismo se reduce solo criticar, mientras que la ultraderecha está unida y actuando en contra de la democracia. 

La esperanza, repito lo escrito en otras columnas, está en los jóvenes que sí saben lo que quieren y conocen como hacerlo o por lo menos lo intentan, esos que apoyan al gobierno, que defienden a las madres de las víctimas, que denuncian la corrupción, los robos y los desfalcos, que, a pesar de no tener medios, se los inventan sin esperar nada a cambio, sin ponerle condiciones al gobierno, están comprometidos en difundir la verdad y solo por amor al país. A ellos les debemos mucho de lo que se ha sabido, la difusión de las noticias que tratan de tapar los medios corporativos y que cuando hay que salir a apoyar lo hacen conscientes de lo que le espera al país si regresa la barbarie, los asesinatos, los mal llamados falsos positivos, las desapariciones y todo lo que el país ha conocido, pero se resiste a aceptar.

https://www.facebook.com/share/v/15pRZxcjUQ/

https://youtu.be/9j6g0rdwhtQ?si=SB2p_eS3vmj1Nrzq

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

lunes, diciembre 02, 2024

¡Petro, venga a limpiar la caca del perro!

Por: Hernán Riaño

El gobierno de Duque llevó a Colombia al borde de una crisis económica, evidenciada por su endeudamiento desmedido durante la pandemia. El expresidente otorgó miles de millones a grupos económicos amigos, EPS y fondos de pensiones, beneficiando a sus allegados y aprovechándose de la confianza de los ciudadanos.

Para nadie decente es un secreto la situación en que la ultraderecha de la mano del uribismo y del gobierno de su pupilo más reciente, Iván Duque, dejaron al país. Poco a poco hemos ido conociendo los robos, desfalcos, desvíos de dineros, incumplimientos, demoras y bloqueos en el manejo de los dineros de los colombianos, de las obras del país y de la solución a los problemas de la ciudadanía, que con el ascenso al poder de esta élite ultraderechista se agravó y nos dimos cuenta de que no tienen límites ni escrúpulos. Todos unos expertos en desaparecer y embolsillarse la plata que no es de ellos. Casos como Chambacú, Foncolpuertos, Ferrocarriles Nacionales, Reficar, Odebretch, el desangre continuado de los dineros destinados a la salud por las EPS, fondos de pensiones, endeudamientos nacionales y extranjeros, SAE, y obras públicas de todo nivel, solo para nombrar muy pocas, pero que muestran la radiografía de cómo han saqueado a Colombia.

Petro asciende al gobierno, opino yo, sin saber plenamente las situaciones que debía afrontar fruto de años de abuso del país por estos sectores de las derechas colombianas y en muchos casos multinacionales. Además, porque, en el empalme, el gobierno Duque se cuidó en ocultar muchos de estos hechos. Con el coraje que lo ha caracterizado empezó a enfrentar y solucionar los problemas que le dejaron, pero con el agravante que cada que incursionaban en un sector encontraban corrupción y desfalco. Todos los días, Colombia empezó a conocer la realidad de la situación que el gobierno democrático de Gustavo Petro debía solucionar por cuenta de las manos largas de los partidos y empresarios de la ultraderecha. 

Pero no solamente habían desfalcado al país, sino que ahora como “oposición inteligente”, como se autodenominaron, y como estrategia para que no se averiguara toda la verdad, ayudados por sus medios de comunicación, calumnian, mienten, inventan y hacen toda clase de malabares para tapar los hechos de robo y corrupción. Y esto último ayudados por el cada vez más pequeño ejército de estúpidos que los sigue ciegamente. 

Pero, además de esa sucia estrategia, y ante los resultados positivos de nuestro gobierno en solucionar todos los entuertos, se dedicaron primero, a abrogarse las soluciones de Petro como propias, como lo mostré en la columna anterior, y luego se dedicaron a presionar al mandatario para que solucionara “de una vez” los desafueros que por más de 200 años han dejado los corruptos que nos han gobernado. 

Se inventaron la matriz informativa, de que, con ellos, nuestro país era el de las mil maravillas, que éramos una nación sin problemas, que antes que Petro vivíamos en Europa o Japón que todo era abundancia y felicidad, que aquí no había pobres ni miserables, que ese era un invento de los mamertos. Y lo más grave es que los estúpidos uribistas pobres están convencidos de eso, que ellos son ricos a pesar de que les quitaron todo: la salud, la comida, la vivienda, todo; muchos de ellos viven con un salario mínimo y la gran mayoría sobrellevan su existencia del rebusque, situación a la que los llevaron esos padres de la patria. El relato mediático incluye que todos los problemas del país fueron causados por los que hasta ahora llegaban al gobierno y que ellos, las derechas, son la solución a esos problemas que ellos mismos crearon. 

La situación de Colombia es muy grave. Las andanzas del gobierno Duque nos dejó al borde de una catástrofe económica. Lo ha demostrado el señor presidente con los datos sobre el endeudamiento sin medida y a escondidas realizado por el más aventajado de los alumnos de Uribe por cuenta de la pandemia. Billones de pesos que entregó a grupos económicos y empresarios, a las EPS, a los fondos de pensiones a sus amigotes y allegados aprovechándose de la buena fe de los colombianos.

No les importa haber dejado a Colombia en una de las situaciones más delicadas de nuestra historia. Su cinismo es tal que presionan para que esos desafueros sean solucionados, como decíamos antes, en el término de la distancia.  Incumplido le dicen, porque él prometió tal o cual cosa y lleva ¡dos años! Y no ha solucionado. Si arregla un problema de un sector, sale un “vocero” de otro sector a gritar: ¿A ellos porque sí y a nosotros por qué no? O ¿A nosotros para cuándo? 

Es cierto, hay muchas regiones de Colombia con graves dificultades, que por años el Estado ha olvidado, que, si alguna vez llegaba, era con el ejército para reprimir a sus habitantes por cuenta de la “seguridad democrática” inventada por el “ex”, pero que esos problemas fueron causados por los politiqueros corruptos adscritos a los partidos de las derechas colombianas y sus empresarios cómplices. Estos mismos personajes utilizan a su antojo a sus seguidores y estos como borregos, a ojo cerrado y sin cuestionar nada van repitiendo lo que su líder les ordena, convirtiéndose en cajas de resonancia de un inventado inconformismo en contra del gobierno. Gritan que todo debe solucionarlo Petro personalmente, que ¿por qué no viene?, que, ¿por qué no hace?, que, ¿por qué no dice? Como si fuera un ser celestial o extraterrestre con todos los poderes del universo. Además, con un irrespeto y una grosería que dan grima.

¿Por qué nunca les exigieron las soluciones a los gobiernos causantes de la debacle del país? ¿Por qué guardaron silencio ante el politiquero de turno que les compró su voto? ¿Por qué no le piden cuentas a su alcalde, concejal, diputado, gobernador, elegidos con promesas que incumplió? Estas y muchos otros interrogantes deberán ser esclarecidos si queremos que Colombia del salto a la democracia.

Esas voces de exigencia de soluciones tienen que ver con el llamado caudillismo que ha imperado en nuestra patria. Desde el siglo XIX, los ciudadanos de la reciente república empezaron a crear o creer en líderes que parecían ser más mesías bíblicos que políticos. La gente esperaba que estos líderes llamados “caudillos” tuvieran la solución a todos sus problemas y solo esperaban que actuara como si tuviera una barita mágica. Pero no se involucraban, en la mayoría de los casos, ni en una organización popular que coadyuvara en imponer un poder del pueblo ni en buscar solución a sus inconvenientes. A lo largo del siglo pasado conocimos muchos de estos como el Tribuno del pueblo, Jorge Eliecer Gaitán o como el general Gustavo Rojas Pinilla, a quien le robaron las elecciones en 1.970 Misael Pastrana con Carlos Lleras Restrepo quien fuera el presidente en ese año. Los caudillos nunca pudieron llegar al gobierno y menos al poder. 

A la gran mayoría los mataron, esa es la razón para que Petro insista en una organización popular, en una constituyente del pueblo a todo nivel y en todos los sectores, porque es la única forma de que los colombianos nos involucremos en la problemática de la patria y nos capacitemos en Democracia para poder avanzar al desarrollo que por tanto años nos ha negado la ultraderecha colombiana. 

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta columna fue publicada originalmente en SoNoticias y compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.

lunes, noviembre 25, 2024

La compensación: “Y dios creo los países…”

                                            

Por: Hernán Riaño

Los recursos destinados a programas para los pobres en Colombia han sido robados por políticos corruptos que han gobernado el país por más de 200 años; mismos que andan buscando que esas épocas de desfalco regresen, con el apoyo de parlamentarios oportunistas que, a pesar de haberse presentado como defensores del pueblo, han revelado sus verdaderas lealtades.

En los años noventa, un amigo dirigente sindical de la antigua Caja Agraria me contó un chiste, que en ese momento lo califiqué como filosófico por la realidad que encerraba, pero que con el pasar de los años se ha convertido en una verdad de a puño de la realidad de nuestro país.

“El filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson sostiene en su ensayo “Compensación” que existe una ley compensatoria en toda parcela de la naturaleza. La encontramos en la acción y reacción, en la oscuridad y en la luz, en el frío y el calor, en el flujo y reflujo de las aguas” (1). 

En uno de sus párrafos afirma: 

“Encontramos la Polaridad o la acción y la reacción en todas las partículas de la 

Naturaleza; en la oscuridad y en la luz, en el frío y en el calor, en el flujo y el 

reflujo de las aguas, en el macho y en la hembra, en la inspiración y expiración 

de las plantas y de los animales, en la ecuación de la cantidad y de la cualidad 

de los fluidos del cuerpo animal; en la sístole y diástole del corazón; en las 

ondulaciones de los fluidos y del sonido; en las fuerzas centrípeta y centrífuga; 

en la electricidad, el galvanismo y la afinidad química, Si magnetizáis 

positivamente el extremo de una aguja, el otro extremo quedará magnetizado 

negativamente. Si el Sud atrae, el Norte rechaza. Para vaciar aquí es preciso 

amontonar allá. Un inevitable dualismo divide la Naturaleza en dos partes 

iguales; de suerte que cada cosa no es sino una mitad e implica otra cosa que 

la integre, como se advierte en el espíritu y la materia; el hombre y la mujer; 

lo par y lo impar; lo subjetivo y lo objetivo; lo interno y lo externo; lo superior 

y lo inferior; el movimiento y el reposo; la afirmación y la negación” (2).


Con este preámbulo, mi amigo (q.e.p.d.) me contó: 

“Dios estaba haciendo los países, a unos les dejó solo desierto caliente, a otros, de suelo helado, dunas frías, otros solo temblores, otros miseria y hambre y en fin así por todo el mundo. Llega a Colombia y lo hizo con dos mares, recursos naturales de todo tipo, petróleo, gas, esmeraldas, una biodiversidad de las más grandes del mundo, selvas y nevados, agua por todas partes. En eso se le acerca uno de sus ángeles ayudantes y le dice: Maestro hay que mantener la ley de la compensación, como así que a unos países solo calamidades y a Colombia todas esas maravillas. A lo que dios le responde, tranquilo la compensación la mantengo, viera la tracalada de HPs que voy a meter allá”.

En ese momento sabíamos que en nuestro país había personas muy, muy crueles y despiadadas relacionadas básicamente con los partidos tradicionales Liberal y Conservador, causantes de más de 300.000 muertos en la llamada violencia partidista, exterminado un partido político, la UP, asesinado a varios candidatos presidenciales y a otras corporaciones y que, estos sectores, se habían vuelto, en muchos casos, colaboradores y partícipes del narcotráfico y paramilitarismo.

Con el pasar de los años y la llegada al poder del “ex” y sus amigos, la cosa empeoró a unos niveles inimaginables. En muchos casos los colombianos lo sabíamos, aunque ese conocimiento de lo que estaba pasando era tapado por el fútbol, los reinados y cualquier evento trivial, con la participación, o más bien complicidad, de los medios de comunicación, que por esas  épocas cambiaron de dueños a los grandes conglomerados económicos, que hicieron que cualquier cosa fuera capaz de distraer la atención del ciudadano del común y evitar que este relacionara lo que pasaba con el país y pudiera discernir  hacia donde iba la nación y sobre todo, quienes eran los responsables de semejante tragedia.

Hoy es más delicado, aunque muchos colombianos ya se han quitado de la tutela de esos medios tradicionales, buscando otro tipo de información más veraz, vemos como esa tracalada no tiene límites ni escrúpulos de ninguna especie. En este gobierno que quiere el cambio, se han opuesto a todo utilizando todas las armas innobles; la mentira, la calumnia, hasta el asesinato y están intentando acabar con el mandato y hasta con la vida del señor presidente de la república. 

Se oponen a: La reforma laboral, que le devolvería unos derechos a los trabajadores arrebatados por Cesar Gaviria en complicidad con el “ex”. A la reforma pensional que pretende darles a muchos viejos que no pudieron lograr una pensión, un ingreso con el cual puedan, por lo menos comer. A la vanguardia de esa oposición están senadoras como Paloma Valencia, un grupo de politiqueros del Centro Democrático y Cambio Radical, básicamente y, atérrense, el agente del ministerio público en cabeza de la procuradora Margarita cabello que ha pedido a la Corte que la declare inconstitucional.

Están en contra de la reforma a la salud, para que los enfermos se sigan muriendo por la falta de atención en los centros hospitalarios al no tener un servicio eficiente y que los billones de pesos destinados a ese servicio se los sigan llevando los dueños de las EPS. El gobierno la ha presentado varias veces, pero el actuar de los politiqueros y el lobby de las EPS, la han hundido, hoy hay un nuevo proyecto, que ya pasó el primer debate en la cámara de representantes, quien sabe si lograrán volverla a bloquear.

Y en general a todos los cambios democráticos porque esa tracalada no quiere que se inviertan los dineros en la gente, ya que considera que esos recursos son suyos, les pertenecen por derecho divino y solo ellos los pueden disfrutar, esos “indios patirrajaos” como calificaban al pueblo en el siglo pasado, no se merece nada, solo ellos pueden quedarse con los impuestos según su convicción. Todos estos personajes pertenecientes a la tracalada engañan, mienten, roban, asesinan, defraudan, falsean, desaparecen personas, son causantes de los mal llamados “falsos positivos”, matan líderes populares, comunales, ambientales y a todo aquel que se les oponga en su camino de depredación y destrucción. 

Robaban los recursos de los programas para los pobres: los de los enfermos de hemofilia, los del PAE, los de los pobres de la Guajira, los del agua de las regiones más miserables, los de las vacunas; cualquier parte donde había dinero para los colombianos, allá aparecían los dedos largos de esta tracalada de personas que nos han gobernado por más de 200 años. Y son ellos los que quieren que esas épocas regresen al país. Y para que el cuadro sea más doloroso, con el apoyo de unos Parlamentarios traidores, falsos, dobles, oportunistas que se hicieron elegir con las banderas de la defensa de los intereses del pueblo, pero que al llegar allá demostraron a quienes les sirven y cuáles son sus verdaderas intenciones.  

Pero en los últimos días ya, pareciera ser, que llegó la “tapa” de todo, como reza el dicho popular; aunque nunca se sabe. Un representante a la cámara proveniente de unos sectores populares muy pobres, queriendo ser aceptado por las altas élites, que se ha hecho pasar por indígena, negro, afrocolombiano y no sé cuántas minorías más, negando la realidad de los asesinatos extrajudiciales, recogió y botó a la basura, con ayuda de un cristiano “pro-vida”, los  símbolos de los asesinatos del estado extrajudiciales, conocidos como falsos positivos, consistentes en botas que muchos artistas habían pintado con diferentes motivos alusivos a esta catástrofe de la cual el país no se recupera. 

De esto hizo un despliegue por redes sociales, “sacando pecho” de su acto como si fuera una gran heroicidad. Insultó a las madres de los asesinados, las revictimizó, negó que esto hubiera pasado en el país, desconociendo al SPOA Sistema penal oral acusatorio, al SIJUF Sistema de Información de la Fiscalía,  al CNMH Observatorio de memoria y conflicto del Centro de memoria histórica, a la CCEEU Coordinación Colombia Europa Estados Unidos,  a la JEP, a la Comisión de la Verdad y otras instituciones nacionales e internacionales que ya han probado que si ocurrió, además en las últimas semanas un involucrado declaro ante Justicia y Paz que esos asesinatos podrían ser más de 10.000. Una demostración de desprecio y odio que caracteriza a la tracalada.

El chiste no se equivoca y hoy por hoy vemos como Colombia está más llena que nunca de esa tracalada y muchos pobres y clase media estúpidos son el soporte para evitar que el bienestar llegue a los más necesitados.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

(1) https://listindiario.com/puntos-de-vista/2017/06/17/470480/compensacion.html

(2) https://www.studocu.com/co/document/universidad-nacional-abierta-y-a-distancia/filosofia/compensacion-ralph-waldo-emerson/51657869

lunes, noviembre 11, 2024

¿Cuándo tocaremos fondo?

 
Imagen tomada de: www.laopinion.co

Por: Hernán Riaño

La ultraderecha colombiana ha alcanzado sus metas con el respaldo de medios de comunicación y de uribistas de clase media y baja, cómplices de la corrupción y de la crisis generada por el Uribismo; que ahora se opone a las reformas de un gobierno que busca solucionar estos problemas.

Con la aparición de Gustavo Petro en la política colombiana, el país empezó a conocer a donde nos había llevado Álvaro Uribe Vélez desde que inició su carrera en la administración pública, desde la Aeronáutica Civil, cargo desde el cual dio licencias para pistas de aterrizaje que, su antecesor quien fuera asesinado, Fernando Uribe Senior, no había querido emitir por sospechas de que quienes las pedían podrían estar inmersos en negocios ilegales, pasando por la conformación de grupos paramilitares para quitarles las tierras a los campesinos y matar a muchos colombianos, hasta llegar a apoderarse del país, desfalcándolo por completo, en complicidad con políticos y empresarios de la ultraderecha colombiana. Pero lo que la nación ha sabido en estos años de gobierno del señor presidente Petro es algo que ningún colombiano tenía en su mente por la cantidad de hechos y las características de los mismos que hacen que pensemos que estamos viviendo en un realismo mágico inventado por el gran Gabriel García Márquez.

La ultraderecha colombiana tiene unas características que los identifica y los hace casi que únicos en el planeta, solamente comparables con la española, con la que tienen muchas afinidades, vínculos y similitudes y con alguna que otra que ha alcanzado el nivel de crueldad y capacidad inventiva para el mal. La primera característica que hemos conocido es su insaciabilidad. No se llenan con nada, todo lo quieren para ellos no les gusta dejarle nada a los demás. Desde los capos que desfalcan por billones (sí, ya no se conforman con millones como en antes, sino que ahora son por millones de millones), y sus súbditos, empleados públicos y oficiales, a quienes ellos mismos han nombrado en todas las entidades estatales y que les sirven de entrada para desfalcar esas mismas instituciones; piden coimas, se roban hasta el papel higiénico y los lápices, se quedan con las migajas que sus jefes les dan, en un matrimonio macabro para acabar con el país.

La segunda es su crueldad fuera de toda humanidad. No les interesa la vida de ningún colombiano sea niño(a), joven, mujer cabeza de hogar o cuidadora, campesinos, miembros de comunidades étnicas, viejos(as), nadie. Pasan por encima porque consideran que no somos seres humanos y que no merecemos vivir. Es por ello que se apoderaron de la salud; de los alimentos para estudiantes y de los pobres; en medio de la pandemia se apoderaron de mercados para personas muy vulnerables; hicieron negocios con las vacunas; subieron los servicios públicos a pesar de que muchos colombianos no tenían ni para comer; demandaron la reforma pensional; no quieren aprobar las otras reformas propuestas por el señor presidente y muchas otras cosas que no relatamos porque no acabaríamos “nunca”.  Por estos hechos muchos colombianos perdieron la vida o desintegraron sus familias. La crueldad también fue conocida por la forma de actuar de los ejércitos paramilitares y muchos que se autodenominaron guerrilleros, pero que, desde hace mucho tiempo, han dejado de representar las reivindicaciones de los colombianos, sumándose al ejército de ultraderechistas que le hacen el juego al “ex”. 

En esas actividades, los paramilitares, demostraron esa capacidad de crueldad con las famosas motosierras que no respetaron ni a los niños, con las granjas de cocodrilos, con los hornos crematorios o con los barriles de ácido, con masacres, asesinatos selectivos, secuestros, violaciones, desapariciones y desplazamientos forzados. Los autodenominados guerrilleros no se quedaron atrás, ya que hicieron, también, muchas de estas crueldades. Lo más grave es que el Estado, en cabeza del “ex”, utilizó sus fuerzas armadas tanto para cometer esas mismas atrocidades como para amparar y colaborar con los ejércitos irregulares. Tal es la capacidad de corrupción del señor expresidente que llevó a una gran cantidad de colombianos a que siguieran esas órdenes ciegamente. Obviamente, haber cumplido esas indicaciones no exime de culpa a nadie de llegar a esos extremos de barbarie.  

La otra es la deslealtad, sobre todo con los que les ayudaron a montar su imperio de violencia y “raponazo” del erario. Con lo ocurrido, se demuestra que, ellos solo le son leales a sus pares, o sea a los de la misma clase, ningún pobre o clase media, así les haya ayudado en todo tipo de negocios lícitos o ilícitos será aceptado por ellos. Los aguantan porque los necesitan y los usan para poder lograr alguna de sus metas, pero como a muchos, después los olvidan y hasta los traicionan, como en el caso de algún alcalde de Bogotá o más relevante aún, de los comandantes paramilitares como Mancuso y alias “Otoniel” a los que traicionaron y extraditaron después de que fueron el arma para el despojo de tierras de campesinos para ellos apropiárselas, como ya ha sido denunciado en los últimos meses. Como dice el adagio popular: “No les son leales ni a la mamá”.

Uno pensaría que esas tres características serían lo suficientemente claras para que un pueblo reaccionara para exigir transparencia, honestidad, honradez y que expulsara de cualquier vinculación de gobierno y de poder a todos estos personajes, pero como dice la ley de Murphy, repitiéndola y pensando que ya debe ser adoptada como parte de nuestra vida cotidiana: “Cualquier situación por difícil que parezca es susceptible de empeorarse”. Colombia no sale de su asombro por lo que, por “culpa de Petro, se conoce todos los días y no porque nos lo informen los grandes medios de comunicación.

En los últimos días nos hemos enterado, por una denuncia del mismo señor presidente, basado en una investigación de un periodista israelí y por confirmación de una agencia que investiga el lavado de activos, la compra de un virus espía para “chuzar” a los colombianos inconformes con la miseria que dejó el manejo que le dio a de la pandemia el gobierno Duque y el consiguiente estallido social, por 11 millones de dólares. Medios como la Revista Raya en alianza con RTVC y su Señal Investigativa han ilustrado a todos los colombianos de una intrincada maniobra de corrupción y manejos de dineros, supuestamente ilícitos, solo para espiarle la vida a los líderes de las protestas, políticos progresistas o de izquierda y al mismo Gustavo Petro, quien era el candidato del Pacto Histórico para esa época, con el fin de evitar su elección.

Poniéndole atención a todos los detalles de la maniobra y de los alcances de los políticos y policías involucrados en dicha compra, lo menos que puede hacer uno es aterrarse por los alcances a los que han llegado. Muchos columnistas (1) y líderes de los partidos de gobierno han contado muchos detalles conocidos de la negociación, pero lo que más llama la atención es el reconocimiento de la empresa vendedora del virus, NSO Group, de la realidad del negocio, que dejó sin piso a periodistas medios y políticos de la ultraderecha que se empecinaron en negar la compra y además de tratar de “loco” al señor presidente. 

Este episodio, y las subsiguientes investigaciones del periodismo independiente, dieron pie a que se averiguara y nos informaran de la compra de otros softwares y virus espías durante los gobiernos de derecha de los últimos 30 años, gastándose miles de millones de pesos y solo para investigar a los colombianos honestos que quieren una Colombia mejor de la que nos han dejado las élites del poder eterno en nuestro país. Han preferido gastarse grades cantidades de dólares para chuzar a los ciudadanos que resolver los problemas sociales a los que ellos, con su corrupción y decisiones nos han llevado. Esa es la calidad de quienes han ostentado el poder por tanto tiempo.

Demuestra todo lo sabido, una vez más, que ellos desprecian y odian a los colombianos, que cada vez nos hundimos más en un hoyo del que ellos no quieren que salgamos. Cuando pensamos que cada que se averigua un hecho de robo, desfalco o corrupción es el último que ya ahí paró, no, al otro día hay otra denuncia u otro descubrimiento más grave que el anterior convirtiéndose en un remolino del cual parece que nunca saldremos.

Pero todo esto no habría podido hacerlo la ultraderecha sin el apoyo y concurso de una prensa, unos comunicadores y unos uribistas, muchos de ellos pobres o clase media, igual o peor de corruptos que ellos. Esos medios corporativos y esos ciudadanos han sido la base para que Uribe y sus socios hubieran podido llegar a tanto. Son sus cómplices y en muchos casos sus socios en todos sus oscuros negocios y atrocidades que han acabado con nuestro país. Y hoy están en contra de un gobierno que nos quiere sacar de ese nefasto fondo al que, al parecer, aún no llegamos.    

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.

(1) https://sonoticias0.wordpress.com/2024/10/29/un-pegaso-que-alzo-vuelo-en-tel-aviv-y-arribo-a-los-hangares-de-la-policia-nacional-de-colombia/?fbclid=IwY2xjawGNrgFleHRuA2FlbQIxMQABHbZfgmFrVIKmBon9BKQpCDe5OQvYCFlo9V3ud8m6xFL3WLHeLi6WBuKNGg_aem_ACxShbGoBimh_RLFJWMc8Q 


miércoles, agosto 07, 2024

El clan Ramírez de vuelta en los titulares

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

Petro ha sentado un ejemplo de buena práctica en materia diplomática con su tratamiento de la controversia electoral en Venezuela y creemos que, en unos años, con la sabiduría que provee el tiempo, será materia de estudio en las facultades de relaciones internacionales del país.

Como en los cuentos infantiles, hubo una vez en que corruptos de orígenes variopintos resolvieron sus diferencias ideológicas con el objetivo de robarse una entidad a manos llenas. Resulta difícil de creer, aunque probablemente sea cierto, que tres de los contratistas presuntamente favorecidos por el señor Ciro Ramírez –exsenador del Centro Democrático e imputado por múltiples delitos contra la administración pública– también habrían sido consentidos de los confesos delincuentes Olmedo López y Sneyder Pinilla, como lo informó El Espectador en su edición dominical.

Incluso después de la captura del exsenador Ciro, según nos cuentan, las invitaciones a reuniones sociales de la familia Ramírez son codiciadas y poseer una de ellas remoza hasta al más desconocido politiquero. Nos preguntamos: si Ciro termina vinculado a los procesos judiciales en curso por el saqueo a la UNGRD, ¿seguirán ‘echando codo’ a la entrada del domicilio familiar en época de fiestas? Nada raro tendría que la respuesta sea afirmativa, pues conocido es que la pertenencia a un clan es motivo de orgullo para algunos y más si hay sub júdices ascendentes y descendientes, como es el caso del clan Ramírez (Pinzón, el papá, condenado por concertar para delinquir con los paramilitares, y Cortés, el hijo, imputado por organizar una trama criminal para robarse los recursos destinados a la atención de la pobreza extrema y cobrar coimas a contratistas por ello).

Tras hablar de los Ciro, de Olmedo o de Sneyder, uno puede quedar con la impresión de que no hay político serio u honesto en Colombia. Esta observación, aunque justificable, se prueba equivocada al considerar los nombres de dos hombres que con sus actos ejemplifican el tesón, la persistencia y la prudencia necesaria para servir al pueblo y representar sus intereses en el Congreso: son estos el representante a la Cámara y reconocido defensor de derechos humanos, Alirio Uribe, y el experimentado e infatigable senador y negociador de paz, Iván Cepeda. También destacamos por su valor y por su entrega a las causas sociales al joven representante a la Cámara por Valle del Cauca, Alejandro Ocampo, un hombre “frentero” y dispuesto al debate. Recordar sus nombres y saber de su trabajo nos reconforta y nos mantiene con esperanza, y sabemos que no estamos solos en estas consideraciones.

En Colombia abundan los lambones, pero la cosa se agrava cuando pretenden que se gobierne a punta de condenas y regaños. El presidente Petro ha sido objeto de críticas con ocasión de su postura respecto de las elecciones en Venezuela, aun cuando esta ha sido el resultado de una valoración prudente y mesurada de la situación con el concurso de diplomáticos y líderes regionales. Mucho le han reprochado al presidente en el pasado por su “emotividad” y ahora que adopta una posición institucional la cuestionan por “insensible”, pues algunos insensatos creen que una crisis política de estos contornos se resuelve gritándole a Maduro que está maduro y próximo a caer.

Olvidan estos ciudadanos, entregados a la afectación, que Colombia comparte miles de kilómetros de frontera con Venezuela; que hay millones de venezolanos acá y de colombianos allá, quienes requieren de los servicios de ambas naciones y se benefician de las buenas relaciones entre ellas; que Venezuela es bien garante o anfitrión de buena parte de las negociaciones de paz en curso; que hace tan solo dos años inició un proceso de restablecimiento de relaciones que ha aliviado la migración irregular y mejorado las condiciones de vida en la zona de frontera; y, ante todo, ignoran que si Colombia pretende desempeñar un papel relevante en la resolución de la crisis debe mantener una celosa imparcialidad.

Es nuestra opinión -contrariando el buenismo imperante- el gobierno del presidente Petro ha sentado un ejemplo de buena práctica en materia diplomática con su tratamiento de la controversia electoral en Venezuela y creemos que, en unos años, con la sabiduría que provee el tiempo, será materia de estudio en las facultades de relaciones internacionales del país.

Hasta la próxima

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Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y compartida a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

martes, julio 09, 2024

¿La justicia, la madre de todos nuestros males?

Imagen tomada de: 
Colombia - Más autonomía e independencia del poder judicial (diariojuridico.com)
Por: Hernán Riaño

La democracia se caracteriza por las tres ramas del poder público: El ejecutivo, en nuestro caso, la presidencia de la república; el legislativo, para nosotros el congreso bicameral encargado del control político y la producción de las leyes que nos rigen y el poder judicial, encabezado por las altas cortes, tribunales superiores y los juzgados, básicamente, su misión básica y vital es la de ejercer la justicia para todo tipo de conflictos entre los colombianos.  

El poder ejecutivo, ha sido ejercido por las familias que históricamente han gobernado, como si el país fuera de ellos únicamente, al legislativo, un congreso que siempre ha trabajado en contubernio con las clases dirigentes produciendo leyes que favorecen exclusivamente a los poderes económicos, y al poder judicial que a través del tiempo y, en la mayoría de los casos, se ha plegado al poder político y económico del país; no en vano en Colombia ha hecho carrera el dicho: “la justicia es para los de ruana”, dando a entender que solo las leyes se las aplican a los pobres y muchas veces sin pruebas y solo obedeciendo a los intereses de los poderosos.

El actual panorama judicial de Colombia no da esperanzas de un avance democrático, ya que se nota toda una confabulación contra el pueblo colombiano; solo para defender y favorecer a los de siempre.

Así ha sido en nuestro país en este remedo de democracia que tenemos, que solo hasta la llegada de Gustavo Petro al gobierno ha tenido visos, no porque él no quiera sino porque no lo dejan los poderes feudales, de querer avanzar hacia una democracia real y participativa.

Pero, para poder dar ese paso, es básico un poder judicial justo y fuerte para garantizar que todas las decisiones beneficien a todo el pueblo colombiano y no a unos pocos como hasta ahora ha sucedido. Si la justicia no ejerce su papel, eficiente y honestamente no hay posibilidad de lograr una sociedad igualitaria, democrática y, valga la redundancia, justa. 

Pero, paradójicamente, es en este gobierno en el que el poder judicial, se ha ensañado en contra de esas decisiones que tanto añoran los colombianos, siendo muy rápida en tomarlas y perjudicando el accionar al primer gobierno que no tiene intereses personales ni de ayudar a los sectores más poderosos. Lo hemos visto en los decretos de emergencia social para la guajira, con las investiduras de los congresistas del Pacto Histórico, con la intervención en las tarifas de servicios públicos impagables por los colombianos, la posibilidad de hacer obras terciarias por la Juntas de acción comunal, entre otras.

Pero un país realmente democrático basa su poder en una justicia imparcial y fuerte, de hecho, de no existir un sistema con esas características, la democracia es inviable. La historia de Colombia está repleta de fallas de la justicia, por no calificarlos de otra cosa, en los que se ha sentenciado, cuando se llega a esa instancia, más por intereses económicos, políticos, conveniencia o de poder que ajustándose debidamente a las leyes y a los códigos. Al igual, nuestro país está lleno de leyes para todo, pero como no se cumplen ni por los agentes de la justicia, ni por los ciudadanos, ni por quien las debe hacer cumplir, se convierten en un saludo a la bandera. El congreso en gran cantidad de ocasiones produce leyes que son inocuas para nuestra sociedad, o solo satisfacen la vanidad de los mismos congresistas o sus jefes políticos o económicos, son consideradas gran trabajo por los que siempre han gobernado. 

Si bien es cierto, la justicia casi siempre ha tenido muy mal concepto de los colombianos por su actuar, empezó su deterioro máximo con la llegada del narcotráfico al país y el posterior ascenso de Álvaro Uribe Vélez al poder. Empezó a verse, lo que era impensable, que magistrados de las altas cortes se corrompieran (2), a tal punto que el caso más sonado fue el llamado como “cartel de la toga” en la que se juntaron la parapolítica y el sistema judicial para vender fallos y en últimas para ponerle precio a la justicia (3), fue una alianza en la que confluyeron la Corte Suprema de Justicia y la fiscalía (4).

La Corte Constitucional no ha sido ajena a los escándalos de corrupción, como es el caso del presidente de ese tribunal Jorge Pretelt y un supuesto soborno (5), y otra en el que un funcionario de la secretaría general exigía grandes sumas de dinero a abogados (6). El Consejo de Estado tampoco se escapó a estos hechos de corrupción en el país, allí funcionarios también cobraban millones por “arreglar” fallos de tutela (7). 

Si esto ocurría dentro de los más altos tribunales de Colombia, ¿qué podemos esperar de los demás que componen el sisma judicial? Es de conocimiento público que para que un proceso avance en muchos juzgados del país hay que “repartir” desde el mensajero, pasando por sustanciador, la secretaría y en muchos casos hasta el juez. A diario se ve en diferentes medios de comunicación las quejas de ciudadanos, de esos hechos (8).

Todo lo anterior se une a una consecuencia directa que es la  ineficiencia en la aplicación de la justicia que golpea fuertemente a los ciudadanos; en el año 2.019 el Indice Global de Impunidad (IGI) fue del 57%, según estudios de la Corporación Excelencia de la Justicia “estableció que para el año 2.019, había cerca de 1’800.000 que no avanzaban en los despachos judiciales”,  según el Consejo Superior de la Judicatura “para diciembre del 2017 había 2.280 procesos contra funcionarios judiciales” y para diciembre de 2.017, según encuesta de Gallup Poll, la Rama Judicial tenía una imagen negativa que llegaba al 79% (9). Lo grave es que en los años subsiguientes la situación no ha cambiado y por el contrario se ha agravado según quejas de los colombianos. Por este concepto negativo los ciudadanos cada vez denuncian menos pues consideran que es una pérdida de tiempo y en muchos casos se vuelven blanco de todo tipo de delincuentes.

Como si esto fuera poco, pareciera que la rama judicial se hubiera ensañado contra el presente gobierno, con sus fallos en contra de decisiones fundamentales o de la investidura de congresistas y con una persecución como la de la procuradora actual que se está abrogando funciones judiciales sin tener competencia y contrariando lo establecido por la CIDH (10), solo para perseguir a funcionarios elegidos por votación popular, dar conceptos en contra de miembros del Pacto Histórico y a favor de la ultraderecha colombiana, para defender los intereses del “ex” y sus aliados. 

Este panorama judicial no da esperanzas de un avance democrático, ya que se nota toda una confabulación como nunca antes, contra el pueblo colombiano y solo para defender y favorecer a los de siempre. 

Es tal la situación que en Colombia nadie respeta sus leyes, todo el mundo “hace lo que se le da la gana” e impone su “ley”, generalmente a sangre y fuego. Lo vemos desde una disputa familiar, que terminan en muertos y heridos porque alguien quiso imponer su criterio, hasta en conflictos a nivel nacional donde todo lo solucionan con sus ejércitos privados ocasionando desplazados, muertes, desaparecidos, falsos positivos entre otras cosas.

Queda la inquietud: ¿Es la justicia la responsable de todos nuestros males? Ya que sin justicia no hay una sociedad viable. 

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y compartida a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de su director; Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.

(1) https://www.elcolombiano.com/colombia/politica/corrupcion-en-las-cortes-expresidentes-del-consejo-de-estado-se-pronuncian-jk7518478

(2) https://www.comisiondelaverdad.co/el-cartel-de-la-toga

(3) https://insightcrime.org/es/noticias/cartel-toga-revela-corrupcion-colombia/https://www.elpais.com.co/politica/cartel-de-la-toga-camilo-tarquino-exmagistrado-es-condenado-como-protagonista-del-escandalo-de-corrupcion.html https://www.procuraduria.gov.co/Pages/cartel-toga-procuraduria-cargos-alejandro-lyons.aspx

(4) https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-15321875

(5) https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/la-corrupcion-vuelve-a-llegar-en-la-corte-constitucional-esta-vez-con-favores-para-tutelas-219710

(6) https://www.eltiempo.com/justicia/delitos/balance-de-los-peores-escandalos-de-corrupcion-en-la-politica-y-la-justicia-en-colombia-162344

(7) https://www.elespectador.com/judicial/carrusel-de-corrupcion-en-consejo-de-estado-cobraba-millones-por-tutelas-article-222058/

(8) https://www.eltiempo.com/justicia/delitos/capturas-por-casos-de-corrupcion-judicial-en-colombia-hasta-agosto-122096 https://cej.org.co/publicaciones/corrupcion-judicial/la-corrupcion-judicial-en-colombia-una-aproximacion-al-mapa-de-riesgos/  https://bdigital.uexternado.edu.co/entities/publication/f6e98909-5532-4dcf-8a49-9c8bb3a13656 https://www.redalyc.org/journal/876/87663301007/html/

(9) https://razonpublica.com/los-retos-del-sistema-judicial-colombia/

(10) https://www.facebook.com/share/p/skRURedf4V8Wr5Ae/