Niños de la Guajira. Imagen tomada de FNOTICIAS Periódico digital |
Por: Hernán Riaño
La estupidez, el sectarismo, el oportunismo político, la ruindad y, en
últimas, la catadura asesina de la derecha colombiana prefiere que se sigan
muriendo los niños de hambre y de sed en esa zona del país por culpa de sus
partidos.
Escribo esta columna, obligado por las declaraciones públicas
de varios “dirigentes” de la ultraderecha colombiana ante la sentencia de la
Corte Constitucional sobre el decreto de declaración de emergencia económica
para el departamento de la Guajira. No opinaré sobre la sentencia, solo de las
manifestaciones de alegría de miembros del Centro Democrático (1) y otros
sectores.
No entiendo como un ser humano con dos dedos de frente, como
decíamos antes, se puede alegrar y salir a manifestar con orgullo, porque según
ellos Petro perdió.
¿Perdió?, ¿qué perdió? ¿Acaso la declaración de emergencia
en uno de los departamentos más deprimidos y castigados por la corrupción por
los partidos de extrema derecha, lo beneficiaba a él? La estupidez, el
sectarismo, el oportunismo político, la ruindad y, en últimas, su catadura
asesina prefiere que se sigan muriendo los niños de hambre y de sed en esa zona
del país por culpa de esos partidos. Y no solo se han robado los recursos
departamentales y municipales, sino que no quieren dejar que el problema tenga
ningún tipo de solución. ¿De qué están hechos esos personajes? “¿No les corre
sangre por las venas?”, decían las señoras antes, frente a hechos menos crueles. Se
necesita ser muy indolente e inhumano para alegrarse de que no llegue solución
a la Guajira.
Este es un hecho más que ha ratificado quiénes son y por qué
hacen lo que hacen. Se suma a las confesiones de militares en Yopal, Casanare,
de asesinatos de Estado (mal llamados falsos positivos) y hasta un exdirector
regional del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad DAS, quien
dijo que las órdenes llegaban de la presidencia de la República (2); las
confesiones de Mancuso, los hornos crematorios señalados por él (como en el
régimen Nazi), en que según versiones de investigadores se presumen 500
víctimas; y en meses anteriores los 6.402 asesinatos cometidos por el Estado en
asocio con los paramilitares, terratenientes y líderes políticos de la derecha
de las regiones; los decenas de miles de desaparecidos y los millones de
desplazados; y… siguen los descubrimientos de hechos sangrientos todos los días
ocasionados por la barbarie y las ansias de tierras y poder de la ultraderecha
colombiana.
Pasan los días, más casos de horror se conocen y la sociedad
colombiana, impávida, no dice nada, es como si no fuera en este país, como si
no les importara porque no es con ellos. Solo algunos se atreven a manifestar
su descontento con estos líderes y por ello son calificados de mamertos,
terroristas y no sé qué más cosas por estos sectores recalcitrantes. Si las
manifestaciones de alegría de la ultraderecha deben ser condenados, mucho más
el silencio y la actitud pasiva de la mayoría de los colombianos.
¿Qué le van a contestar a las siguientes generaciones cuando
les pregunten qué hicieron ante la barbarie de la extrema derecha y sus
sectores delincuenciales? ¿Qué explicación les van a dar? Creen que, como
históricamente ha pasado en nuestro país, estos hechos los van a ocultar con el
tiempo y que se olviden, como ha ocurrido recientemente en Colombia. Recordemos
como se mataban los colombianos en la época de la violencia partidista,
recordemos el llamado corte de franela, con el que no solo mataban a los
liberales sino que de lo que se trataba era humillarlos, recordemos las motosierras
de los paramilitares y su juego de fútbol con los cráneos de niños asesinados,
recordemos las violaciones de niñas, recordemos los criaderos de cocodrilos
, recordemos los hornos crematorios en los que desaparecían colombianos,
recordemos las confesiones de paramilitares y militares sobre los mal llamados
«falsos positivos», recordemos…
Se dice popularmente que para poder salir del hoyo primero
hay que tocar fondo, pero en nuestro país nos hundimos y nos hundimos y nunca
lo tocamos. ¿Será que el hoyo de Colombia no tiene fondo o eso es lo que
quieren que creamos los de la extrema derecha y sus estúpidos votantes para
mantenernos cada día más oprimidos?
Sigo esperando las reacciones de rechazo de quienes los
apoyan y los eligen, especialmente del departamento de la Guajira. Ojalá
hoy sí se hagan sentir y en las elecciones del 29 de octubre el país rechace en
las urnas a estas personas que no solo han vivido a costa del erario, crean las
desgracias de los ciudadanos, no las solucionan y se alegran con ellas.
(1) https://www.noticiasrcn.com/colombia/paloma-valencia-pide-tumbar-decreto-de-la-guajira-451685
https://twitter.com/PalomaValenciaL/status/1708917016403275867
*Texto publicado originalmente en https://www.sonoticias.com.co/ y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Otto Hernán Riaño
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