LA VITRINA DE LA CONVERSA

martes, noviembre 28, 2023

Envenenarse vale oro*

 

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

No todo lo que brilla es oro, por lo general es mercurio que enriquece a pocos y envenena a todos.

El Calvario es el nombre que lleva un monte en Israel y que fue el lugar donde Jesucristo tuvo que sufrir toda clase de penurias antes de ser crucificado y entregar el alma al creador. El calvario es sinónimo de privación, de sufrimiento, de complicación, pero también es el día en que Pablo, coautor de esta columna, sufre para poner en castellano las ideas de su otro tertuliano. Aun con las complicaciones y la ocasional barbaridad, nos divertimos escribiendo estas líneas y nos llena de honor que haya quienes destinen unos minutos de su día a leernos.

No sabemos si las diferencias en términos de redacción entre los autores de esta columna se deberán a la ingesta de mercurio durante el tiempo vivido. Esta semana leíamos con no poca preocupación un reporte que afirma que nuestros ríos están infestados de mercurio vertido para la extracción de oro y otros metales pesados. Lo más grave es que en opinión de quienes suscribieron el reporte es posible que las plantas de tratamiento no estén en capacidad de evitar el paso de todo el mercurio y en consecuencia es probable que circule por los acueductos de ciudades distantes de las minas, como Bogotá. Lo que antes servía como remedio, hoy amenaza con envenenarnos a todos los humanos y hasta a las aves en las que se ha hallado trazas de mercurio. Ojalá las autoridades ambientales hayan leído el informe y estén tan interesadas como nosotros en imponer todas las salvaguardas que sean del caso.

En un verdadero manicomio se ha convertido la elección del nuevo alcalde de Santa Marta. No entendemos cómo es que un simple conteo de votos termina en semejante zaperoco que, como es costumbre, favoreció a los clanes consiguiendo –por medio de una decisión judicial– lo que su electorado no les concedió. La derecha, que no es precisamente la mano con que se hacen buenas obras, se ha encargado de torcer todo al punto en que prevalecieron sobre la voluntad popular. En última hora el Tribunal Superior del Magdalena revocó un fallo que atendía a los intereses del candidato de izquierdas, dejando el camino libre para que la Registraduría, en tiempo récord, consagrara al candidato de todos los politiqueros como nuevo alcalde de la ciudad.

Por su parte, el gobierno nacional insiste en un propósito loable: atraer a los extranjeros para que disfruten sus vacaciones en Colombia. Es así como, por primera vez en años y para muchos nacionales el primero en sus vidas, atracó en el puerto de Buenaventura un crucero repleto de turistas europeos que gozaron de esta ciudad tan temida y denostada por algunos colombianos, como el señor Néstor Morales, quien sin ninguna pena reprochó al organizador del viaje por haber llevado a estos turistas puesto que “nadie pasa vacaciones en Buenaventura”. Celebramos este esfuerzo de la empresa privada con el concierto de ProColombia y confiamos en que no será el primero. Quizá con más viajes a Buenaventura y más extranjeros en nuestras ciudades y municipios lograremos reponernos de la mala imagen que aún persiste entre algunos.

Aunque Morales no lo sepa ni le importe, por Buenaventura llegan las principales innovaciones al país, como es el caso de los vehículos híbridos y eléctricos que, como cuenta José Clopatofsky en el editorial de la Revista Motor, han despertado un apetito entre los conductores colombianos que se satisfizo con creces durante la reciente edición de la Feria del Automóvil. Incluso con las preocupaciones por el precio de las baterías, por sus posibles consecuencias medioambientales y por los altos precios de sus modelos, el segmento de eléctricos no para de crecer al tiempo que el país se ordena para la transición energética. Germán, coautor de una ley que dispuso incentivos para la movilidad eléctrica en una época en que no era tan popular, celebra esta buena nueva.

Nuestro viajero por excelencia estuvo de visita en Las Vegas y, además de confirmar que los carros eléctricos están a la orden del día, se maravilló tanto por el ánimo de juerga como la accesibilidad casi total de los principales lugares de interés en silla de ruedas. Hasta en los parques nacionales se encuentran adecuaciones para las personas con movilidad reducida, de forma que puedan sentirse en igualdad de condiciones mientras gozan del paisaje o de una copa en un casino. En eso sí que están avanzados los gringos, ojalá los alcancemos algún día.

*Texto originalmente publicado en Sonoticias y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

martes, noviembre 21, 2023

La ordalía de viajar en avión*


Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

un cínico de marca mayor es el expresidente Iván Duque, quien se atreve a declarar que “el gobierno de Petro se convirtió en un símbolo de fractura nacional”. Todavía nos estamos riendo cuando vemos que el peor presidente de la historia, el que provocó tres paros nacionales e innumerables críticas por su desgobierno y amoralidad, tiene el nervio de expresarse públicamente en oposición a su sucesor

Desde que Ícaro se elevó con sus alas de cera para intentar alcanzar el sol, el ser humano ha ansiado y visto como un éxito surcar los cielos. Es tan evidente el deseo de volar que algunos individuos le dieron al Espíritu Santo la capacidad de elevar sus alas. Hasta hace unos años viajar en aeronave era un placer, hoy se asemeja más a una tortura: antes se percibía un interés de la tripulación por hacer sentir a gusto al pasajero, ahora parece que les estorban; antes cuidaban a su clientela y especialmente a quienes llevaban años viajando en su línea, ahora poco o nada les importa, sean nuevos o viejos conocidos; antes recibían a los pasajeros con una bebida, ahora hay que pagar hasta por el agua –situación que debería ocupar la atención de la Superintendencia de Industria y Comercio, dada la absoluta concentración de la oferta y los precios exorbitantes– y próximamente habrá que hacerlo por usar el baño.

Antes con recibir el boleto se tenía la confianza implícita de que contaba con un lugar garantizado en el avión, ahora hasta que no se está sentado, con el cinturón abrochado y la puerta cerrada no hay certeza de nada, especialmente en aquella aerolínea otrora colombiana cuyo nombre todos conocemos y que incurre reiteradamente en la práctica de sobrevenir asientos sin salvaguarda alguna para los pasajeros que puedan verse afectados por el exceso en la demanda – conducta que merece la atención de la autoridad de protección al consumidor–; antes todas las contingencias se resolvían cara a cara en el mostrador del aeropuerto, ahora las discusiones comienzan 24 horas antes del vuelo con la acostumbrada pelea –si tiene suerte, por teléfono con un ser humano, de lo contrario con un robot– para que se adjudique un asiento a bordo o se admita un equipaje a la bodega. Lo que antes era un momento ansiado ahora es un suplicio. Y no nos queda alternativa distinta a resistir porque debemos llegar a nuestros destinos y no podemos hacerlo a nado o al lomo de un caballo. Ojalá el Estado ejerza pronto su poder de inspección en procura del interés general y garantice la primacía de los derechos de los viajeros, tan vulnerados por estos días.

–Pasando a otro tema– Encontramos a nuestro regreso que la política colombiana no cambia. Un gobierno que pretende hacer efectivos los derechos de la mayoría, como nunca antes, encuentra frenos por doquier. Un poder ejecutivo que fija sus esfuerzos en alcanzar la paz por todos los frentes recibe la oposición de ex-negociadores que les parece objetable adelantar negociaciones simultáneas, como si las de ellos –que corrían solas– hubiesen alcanzado su propósito. Un presidente que cumple con el mandato de sus electores, que no es otro que el de las reformas que conduzcan a una mejoría en las condiciones de vida, recibe calificaciones de “impredecible”, “adanista” o “megalómano”. Mientras tanto, los poderes de toda la vida –entre ellos los Olímpicos de Barranquilla– disfrutan del percibido colapso del gobierno y celebran en micrófonos y tribunas de opinión los abucheos a la familia presidencial. Y el Congreso estático, entregado a la dilación promovida por sectores de interés que ven en el debate un riesgo a sus negocios, ajeno a la calidad de foro público que le dio origen y lleno de individuos que deslucen la dignidad parlamentaria. Para Germán, quien ocupó un escaño en la Cámara de Representantes por 24 años y que ha visto de todo en los puestos vecinos, esta legislatura preocupa en comparación con las que le antecedieron por su mediocridad y baja calidad argumentativa.

El que sí es un cínico de marca mayor es el expresidente Iván Duque, quien se atreve a declarar que “el gobierno de Petro se convirtió en un símbolo de fractura nacional”. Todavía nos estamos riendo cuando vemos que el peor presidente de la historia, el que provocó tres paros nacionales e innumerables críticas por su desgobierno y amoralidad, tiene el nervio de expresarse públicamente en oposición a su sucesor. Bien podría decirse que Duque aspiró a ser y logró hacerse con la medalla al tiro, porque descolló en tirarse el país. La corrupción alcanzó sus mayores niveles con Duque a la cabeza, sería bueno que nos contara cuántos de sus amigos se lucraron del tubo de Ecopetrol. Donde hubiera tenido un año más de gobierno, se acababan las reservas y no quedaba combustible ni para cargar un briquet. También convendría que explicara por qué una familiar suya era conocida entre altos funcionarios del Estado como “la madrina”, quien gozaba de un acceso irrestricto a entidades y procesos de selección. Le preguntamos a un historiador si él o alguien de su ramo se atreverían a escribir la historia del gobierno Duque y dijo que nadie se ocuparía con ello porque lo que resultaría no sería un libro sino un cómic.

*Texto originalmente publicado en SONOTICIAS y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de su director; el periodista Hernán Riaño.

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lunes, noviembre 13, 2023

Colombia es un partido de fútbol*

 

Por: Hernán Riaño

De acuerdo con las diferentes reacciones de los colombianos respecto a los hechos que ocurren en el país, no cabe duda de que son con el corazón y no con la razón, como si todo se tratara de un partido de fútbol.

En uno de esos espectáculos ve uno a esos aficionados, llorar, echar “madrazos”, maldecir al técnico y a los jugadores, agarrarse a puños con otros aficionados, en una discusión constante con el árbitro (porque sí y porque no), en muchos casos peleas en las tribunas o en las afueras del estadio y, lo más grave, atacar, en muchos casos, hasta la muerte, a hinchas de otro equipo. Todo ello sin mediar un análisis, siquiera mínimo, tanto de las acciones como de las consecuencias.

La extrema derecha pregonando un “nuevo panorama político” para tratar de limitar el trabajo del presidente en favor de los colombianos y una izquierda pidiendo cabezas, es nuestro panorama poselectoral.

De igual forma lo hacen con todo lo que tiene que ver con la vida nacional y la política. Así lo presentaron los grandes medios y muchos políticos en las elecciones regionales. Para la derecha fue un referendo de censura para el gobierno de Petro, que solo lleva un año y tres meses gobernando después de más de 200 años de saqueo, pobreza y miseria que ha dejado esa misma derecha feudal, como si todos los males que afectan al país hubieran llegado con Gustavo Petro, a pesar de que ese planteamiento que estas elecciones fueran un plebiscito fue impulsado, erróneamente, por el excandidato a la alcaldía de Bogotá en una de sus acostumbradas salidas.

Para los afectos al gobierno nacional representaron un avance de consolidación de una fuerza nueva en el ámbito nacional, el Pacto Histórico tiene aproximadamente dos años y como fuerza que plantea otros argumentos para el desarrollo y bienestar del país, representaron un buen resultado.

Aparecieron, en ambos lados, los profetas del apocalipsis de siempre, los de los partidos tradicionales presagiando el fracaso y desaparición de esta nueva fuerza política democrática tratando de evitar que se les han destapado cantidad de hechos de robo y saqueo de los recursos públicos, como nunca antes, e intentan con estas acciones, quitarle importancia y tapar todo. Para los seguidores del gobierno más recalcitrantes se ha debido ganar rotundamente en todo el país olvidando que quienes siguen en el poder son los dueños del país. La pérdida en la capital y en una de las ciudades importantes, sede del más radical de los extremismos de derecha, es un fracaso que requiere una autocrítica, autoflagelación y desenmascarar a los “culpables” para que sean llevados a la hoguera.

Se olvidan de varios factores, en la capital, hoy se habla de fraude en las elecciones para favorecer a los empresarios y constructores con un candidato, que su único mérito visible es ser el hijo del inmolado candidato líder de un movimiento político y candidato presidencial, que se alió con quienes su padre denunció y posiblemente lo asesinaron. También que la alcaldesa de la capital hizo política descarada en favor de ese candidato, sin que ningún ente de control se pronunciara, dejándola actuar a sus anchas y con una grosería inusitada. Todos los medios de comunicación comerciales y hasta muchos comunitarios y alternativos “trabajaron” para que ese candidato fuera el triunfador, los primeros inventado cosas, diciendo mentiras y calumniando al único candidato democrático y los segundos haciendo eco, sirviendo de altavoz, reproduciendo las falsedades que se inventaban los periodistas de la prensa tradicional. También hay que señalar que muchos ciudadanos creyeron estúpidamente todas las cosas que esa prensa difundió.

En la capital del uribismo, se aliaron esas fuerzas para consolidar esa extrema derecha que, infortunadamente, va a mantener ese fortín de muchos hechos de corrupción y delitos en Colombia. Lo raro fue que en el periodo anterior hubiera gobernado un alcalde de corriente política diferente al uribismo. El personaje electo, que “brilla por su inteligencia” y falta de atributos de un buen gobernante solo quiere continuar con lo que hizo en su primer gobierno con más desfachatez, llevando a esa ciudad a límites insospechados.

La falta de experiencia en política de muchos activistas, agravada por la ineficiencia de los partidos que conforman el Pacto (que los dejaron a la deriva, no los capacitaron y no les informaron de los riesgos electorales), fue un factor importante para que se diera la presente coyuntura. ¿Es que no sabían que se iban a robar las elecciones? En el caso de Bogotá, el candidato del pueblo se entregó anticipadamente aceptando la pérdida sin siquiera poner en duda los resultados, concejales del Pacto dándoselas de decentes y diplomáticos felicitando al nuevo alcalde, sin esperar los escrutinios y las demandas respectivas. ¿No aprendieron de las elecciones para parlamento en la que hubo fraude y que gracias a muchos ciudadanos que estaban atentos se pudieron recuperar votos y por ende curules? ¿En qué estaban pensando, que por el hecho de haber un gobierno honesto todo el funcionamiento del aparato electoral ahora era decente? La registraduría y el CEN contribuyeron en que no se pudiera tener más alcaldes afines al gobierno nacional con un actuar soterrado que incluyó no permitir testigos electorales, la caída de la página de la registraduría, el impedimento de consulta de esas páginas posterior al 29 de octubre y con denuncias muy graves que los involucra.

La extrema derecha pregonando un “nuevo panorama político” para tratar de limitar el trabajo del presidente en favor de los colombianos y una izquierda pidiendo cabezas, es nuestro panorama poselectoral

Como en un partido de fútbol, todos creen tener la razón y quieren imponerla a como dé lugar, sin criterio, sin información, sin análisis y solo porque el aficionado, en este caso el colombiano, decidió que es así. Nos hace mucha falta cultura política, entender quien representa a quien, qué intereses están detrás de cada acción y sobre todo dejar de creerle, como si fuera una secta religiosa, a los medios de comunicación tradicionales y a los periodistas que allí trabajan, que además de creerse vacas sagradas de la comunicación, no son sino unos difusores de mentiras y falacias para favorecer a la extrema derecha de Colombia.

*Texto publicado originalmente en SoNoticias – Periodismo   y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

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viernes, noviembre 10, 2023

El secuestro del que nadie habla: el de la Registraduría*

 

En la imagen: Edificio sede central de La Registraduría Nacional del Estado Civil de Colombia,
tomada de la página oficial de la RNEC.

Por: 

Ricardo Esteban Ruiz

Días han pasado ya desde las elecciones. Mientras las ciudades principales tienen definidos sus electos, en la periferia pululan las quejas de reconteo de votos en alcaldías y concejos. La Registraduría dispone de un archivo por mesa a nivel nacional, pero no lo hace público y deja que la opinión pública gire alrededor de E-14’s tachados que validan discursos contra la transparencia electoral.

Desde las postrimerías de las elecciones a hoy, la atención nacional ha ocupado la mayoría de su tiempo en el secuestro de los padres de Lucho Díaz, y con total razón, era una situación - secuestro a figuras socialmente relevante y ajenas a la política - que no ocurrió hace más de veinte años.

La Registraduría y sus funcionarios no solamente optan por no difundir públicamente los avances a través de este archivo único, sino que se filtra de forma selecta a políticos, académicos y empresas del capricho de los funcionarios de turno.

En medio de dicho escándalo, ocurrieron las elecciones de autoridades territoriales en Colombia. La mayoría de nosotros acudió a las urnas con la esperanza de decidir que quienes conformen los nuevos gobiernos locales y regionales sean afines a nuestras ideas y que su declaración de victoria fuese más o menos transparente.

Lastimosamente, un manto de duda acaparó estas elecciones por dos temas específicos: primero, la falta de orden público. Pasamos de las elecciones más pacíficas en medio siglo (las de 2018) a volver al secuestro, la destrucción de urnas y mesas de votación en varios municipios del país.

Como segundo tema, al haber muchos nuevos partidos políticos; ¡35!, más los movimientos por firmas para corporaciones como juntas administradoras, concejos y asambleas; el umbral y su consecuente cifra repartidora fue bastante peleada (salvo sitios muy definidos como Medellín o Barranquilla). Esto hizo que muchos candidatos, partidos políticos y movimientos solicitaran preconteo, teniendo como casos de referencia tres casos relevantes: el candidato Jorge Bolívar en Ibagué, Gustavo Bolívar en Bogotá y el partido Fuerza de La Paz en Cali.

Más allá de qué tan válidos sean sus reclamaciones, todos guardan un mismo patrón: el reconteo de votos en escrutinio. ¿Por qué? Redes sociales están llenas de números corregidos, mal tachados, acomodados… en fin. Sin embargo, este tipo de situaciones son normales, pues quienes cuentan los votos deben hacerlo en tiempo récord para que, a la hora de terminar el límite para votar, se tengan unos resultados previos, lo que es conocido como el preconteo.

El preconteo tiene dos particularidades: tiene una labor informativa (por eso a la hora sabemos quiénes son más o menos los electos) y no tiene peso jurídico. La importancia se cobra a partir del conteo de escrutinio. En todo caso, desde la etapa de preconteo la Registraduría genera, entre varios archivos, dos muy importantes:

 

  • Un archivo de texto plano, es decir, un archivo de texto que sólo trae números y que se actualiza de manera automática conforme va avanzando preconteo y escrutinio. Este archivo es una lista de números que, por ejemplo, pueden venir como “0101001001008001015”, en donde los dos primeros corresponden al departamento, los siguientes tres al municipios, los siguientes al puesto, la mesa… y así con varias particularidades a nivel de cada mesa de los cerca de 13 mil puestos de votación. Fácilmente puede pasar los siete millones de filas de información, pero en contraste al ser un archivo de texto, pesa relativamente poco.

 

  • Otro archivo de texto plano, con secuencias similares, pero que indica los votantes efectivos por edad y género según la mesa. Por poner un ejemplo, en el puesto de votación de Unicentro, en Usaquén, Bogotá, sabemos que en la mesa 2 el 75% de los votantes son mujeres entre los 55 a 60 años.

Estos documentos son esenciales porque demuestran el continuo avance tanto del preconteo como del escrutinio a nivel de mesa. Si estos datos estuvieran disponibles para el público, cualquier ciudadano podría analizar, georreferenciar, hacer veeduría y revisar cómo va su sector político, su territorio, sus intereses, en fin… todo lo que constituye el sentido de lo público y las oportunidades que ofrece en una democracia que tiene en lo electoral su herramienta principal.

Lamentablemente, la Registraduría y sus funcionarios no solamente optan por no difundir públicamente los avances a través de este archivo único, sino que se filtra de forma selecta a políticos, académicos y empresas del capricho de los funcionarios de turno. Es así como vemos notas de prensa, análisis y un montón de resultados que tienen como base la buena fe de quién las realiza, pues como se reitera, no es un documento público. Con suerte, las bases se encuentran a los tres o cuatro meses de pasada la elección, y probablemente a nivel municipal o de puesto, nunca por mesas.

*Texto originalmente publicado en el perfil de Linked In del Politólogo | Asesor Electoral | Analista de Datos y Columnista Invitado de La Conversa de Fin de Semana: Ricardo Esteban Ruiz


 

miércoles, noviembre 08, 2023

EL FISCAL LANZA SU ARPON HACIA LA RAYA* - Columna de opinión


Editor: Francisco Cristancho R.

Y, sí. Puedo asegurar que Gustavo Petro es adicto… ¡pero adicto al trabajo! Me sorprendió por ello la reciente ‘carta’ de la periodista María Jimena Duzán. Un bodrio de esos podría venir de cualquier Dávila o cualquier Vélez, pero no de quien provino

Cuando la sociedad se acostumbra al fraude no puede decirse que impera la ley.

Si algo ha quedado demostrado tras los comicios del 29 de octubre es que hay quienes no respetan la voluntad popular. Así como la alcaldesa Claudia López afirma que la elección fue indicativa del respaldo ciudadano al metro elevado, si fuera consecuente en su razonamiento tendría que admitir que el tal ‘Corredor Verde’ fue derrotado en las urnas. De los rostros que aparecían en el tarjetón solo un candidato respaldaba el esperpento de Peñalosa y Claudia, y tal fue vencido en democracia. La alcaldesa sostiene que el voto en favor del metro se dio en proporción 82/18, siendo este último el porcentaje de votación de Gustavo Bolívar, pero no advierte que lo mismo puede decirse del voto en contra del Transmilenio por la carrera séptima, en proporción 80/20.

No obstante lo anterior, en uno de sus acostumbrados arrebatos autoritarios la burgomaestre decidió atacar la orden del juez de acción popular y, en asocio con los proponentes del ‘Corredor Verde’, presentó una tutela con el propósito de mantener el proyecto en firme. La señora alcaldesa, olvidadiza por estos días, pasa por alto que la decisión del juez en sede de acción popular se debió justamente a un compromiso adquirido por ella y consignado en el artículo 105 del Plan Distrital de Desarrollo, a cuyo tenor “[e]n ningún caso el corredor verde incluirá una troncal de transporte masivo como la que se planteó en el proyecto diseñado por el Instituto de Desarrollo Urbano durante 2017 y 2018”. Eso pasa cuando uno miente tanto y tan seguido, que pierde la cuenta. Celebramos la valiente lucha de algunos concejales y ciudadanos que han acudido a la justicia en procura de los derechos de todos, y confiamos en que prevalecerán ante esta defensa, ciertamente pobre, de la alcaldesa y sus socios.

A nosotros la justicia a veces nos genera dudas, no porque presumamos la mala fe ni porque creamos que les falta conocimiento o capacidad a los funcionarios judiciales, sino porque no hallamos razón a decisiones, como la adoptada por una fiscal en el caso que se sigue contra Cielo Gnecco Cerchar. Resulta que la Fiscalía obtuvo la autorización de un juez de la República para imponer medida de aseguramiento a la señora Gnecco, así como para ordenar su captura inmediata a efectos de ser privada de su libertad, y con todo y eso, una fiscal revocó la orden de detención y dejó a Cielo en el cielo. La decisión de la señora Nancy del Carmen Martínez fue tan abrupta y absurda que su jefe, el fiscal general, anunció que sería investigada por sus acciones. Imaginen ustedes, hasta Barbosa es consciente de la arbitrariedad manifiesta en que incurrió la fiscal. Lo cierto es que nada de esto huele a perfume.

Otra movida inexplicable de la Fiscalía involucra a su máximo responsable, el señor Francisco Barbosa. Abusando de su poder de investigación, un fiscal advirtió al director de la revista Raya que efectuaría un allanamiento con el objeto de recabar información sobre la fuente de una publicación que, dicho sea de paso, dejaba mal parado al ente investigador. En los días previos a esta comunicación, el fiscal general había calificado otra nota de la revista Raya como un intento por “injuriar, insultar [y] mancillar a una institución como la Fiscalía”, con lo que puso en la mira a este medio con el que evidentemente está malquistado.

Barbosa se dice defensor de la prensa, pero lo cierto es que no respeta el ejercicio profesional de todos los periodistas: mientras a Semana la menciona en sus intervenciones, le concede entrevistas y –según dicen– le provee de información, a la revista Raya la amenaza con allanamientos y recaudación de archivos que, olvida el que se dice uno de los mejores abogados del país, están protegidos por la reserva de la fuente y la protección constitucional al trabajo periodístico. Bien lo expresó la Corte Constitucional en Sentencia T-594 de 2017: “estamos ante un derecho fundamental que salvaguarda la facultad del comunicador de negarse a revelar, en general, todos los documentos que componen el material de sus actividades periodísticas (entrevistas, apuntes, escritos, archivos, fichas, videos, audios, etc.), sin la cual el libre ejercicio de su profesión y, más importante aún, la libertad de informar se tornarían nugatorios”. Con estas actuaciones de la Fiscalía, la revista Raya se une a Noticias Uno y a otros periodistas independientes en el grupo –a nuestro juicio, honroso– de medios malqueridos por el señor Barbosa, que casualmente reúne a los mejores comunicadores del país. Por nuestra parte celebramos el trabajo investigativo de Raya, su compromiso con el sigilo profesional y con la verdad, y manifestamos nuestro respaldo en estos tiempos de hostigamiento. Confiamos en que en esta ocasión el tunante no triunfará.

–Pasando la página– Con cada día que pasa se hace manifiesta la desesperación de la oposición con el presidente Petro. Cada vez que los gurús de la derecha predicen días malos para el gobierno, algún acierto obtiene: dicen que Biden está cansado de Petro y al día siguiente se les ve juntos a manteles, que la economía está en crisis y acto seguido se conocen las mejores cifras de empleo en años, que el dólar llegará a 5.000 pesos y ahí sigue bajando. El odio que les produce el primer presidente de izquierda los hace meter las patas a diario y ya ni pena les da.

Para terminar, nosotros sí quisiéramos una explicación, sencilla pero clara, del director de la Policía Nacional en lo atinente a las investigaciones internas por las violaciones a los derechos humanos durante las protestas de 2019 y 2021. Ya es hora de que la ciudadanía conozca si se impuso algún correctivo y si la promesa de justicia para las víctimas del abuso policial es una realidad o devino en quimera. De las personas que perdieron la vista o padecen de traumas físicos y psíquicos sabemos de su existencia, pero las responsabilidades individuales de miembros de la fuerza pública se han probado más opacas. Nuestra confianza en el director Salamanca es absoluta y por ello nos permitimos formularle esta petición.

Adenda: respecto del término “zorrilla”, que fue objeto de controversia al haber sido empleado por uno de los autores de esta columna, transcribimos un comentario del amigo y director de Cuarto de Hora, Urías Velásquez: “lo de usar la palabra ‘zorrilla’ para llamar a los tramposos [viene desde] los autores del Siglo de Oro español”. Por “zorrilla” se hace referencia a una persona tremendamente astuta, ávida de poder, viva y hábil para el engaño y la trampa. La ignorancia y el poco juicio de una masa de internautas hizo merecedor a Germán de reproches, críticas e insultos, creyendo que al usar el término “zorrilla” estaba diciendo algo que jamás pretendió. No hace daño ocupar el tiempo libre en aprender la lengua común.

Adenda del editor: Tuve la oportunidad de trabajar muy cerca de una de las campañas al Senado del hoy Presidente de la República, y sí, doy fe de que él es adicto. Desde tempranas horas del día –todos los días– estaba comunicado con sus colaboradores más cercanos para organizar la agenda, la cual terminaba a altísimas horas de la noche. (Por esa época también se le hacía tarde por estar cumpliéndole a la gente). Y, sí. Puedo asegurar que Gustavo Petro es adicto… ¡pero adicto al trabajo! Me sorprendió por ello la reciente ‘carta’ de la periodista María Jimena Duzán. Un bodrio de esos podría venir de cualquier Dávila o cualquier Vélez, pero no de quien provino, –para muchos– un referente del periodismo. Me uno al jalón de orejas por parte de la célebre María Teresa Herrán, quien “por primera vez desde hace 40 años y más” cuestionó la “no ética” de la señora Duzán. Con dicha ‘carta’, Duzán abrió un gran interrogante, no el que ella pretendía, sino el que se refiere a sus propios intereses… ¿Qué estará buscando María Jimena Duzán & Cía., con tamaña bajeza?

* Texto publicado originalmente en: https://sonoticias0.wordpress.com/ y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana por la generosidad del periodista Otto Hernán Riaño 

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.