LA VITRINA DE LA CONVERSA

jueves, octubre 17, 2024

Desorden acá, allá y acullá

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

El Consejo Nacional Electoral dice ser instancia judicial sin tener jurisdicción, sus funcionarios se arrogan la calidad de magistrados, aunque no ejerzan funciones judiciales ni detenten competencia para enjuiciar a nadie, y ahora, como si fuera poco, decidieron que el fuero integral del presidente, uno de los elementos torales del equilibrio de poderes, no les es oponible.

¿habrá quien crea lo que se dice en un documento firmado por César Lorduy, sindicado de haber asesinado a una mujer? ¿Presta alguna confianza la firma de Álvaro Hernán Prada, quien próximamente tendrá que firmar el libro de invitados de la Corte Suprema de Justicia, instancia que lo llamó a juicio por sus andanzas fraudulentas con Álvaro Uribe?

El mundo no está para hacer obleas: al tiempo que por acá nos aquejan conflictos de todo orden, en los demás países la situación no pinta mejor. Durante la semana anterior la crisis en Medio Oriente alcanzó contornos desconocidos tras la respuesta a las operaciones de Israel en territorio libanés. Drones y misiles provenientes del Líbano eludieron la cúpula de hierro e impactaron instalaciones civiles y militares, mientras Israel se debate si ocupará indefinidamente el norte de Gaza –como lo ha considerado desde el comienzo de la guerra– o si acatará a regañadientes el consejo internacional de desescalar las hostilidades.

Mientras los simpatizantes de Netanyahu protestan por las restricciones a la avanzada que presuntamente habría impuesto el gobierno de Biden, en Michigan y otros estados de la Unión con una población musulmana importante se debaten si vale la pena respaldar a la candidata demócrata o si prefieren quedarse en casa el día de la elección. La cosa está tan seria que figuras poderosas dentro del partido como la expresidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, han empezado a virar en sus posiciones sobre el conflicto, al punto de cuestionar durante una entrevista en televisión nacional si el primer ministro israelí “alguna vez” quiso la paz. Los votos de esta población –cuya afinidad con el partido menos derechista de Estados Unidos es casi absoluta– pueden definir quién será el sucesor de Joe Biden y, para desgracia de ambos candidatos, la campaña pasa indefectiblemente por los territorios palestinos ocupados y para algunos llega hasta Beirut.

Occidente ya no sabe qué hacer con su aliado de marras en Medio Oriente. Se dice que mientras Macron reprendía al gobierno de Netanyahu en público, su homólogo alemán negoció con éxito un acuerdo con el ministerio de defensa de Israel para incluir previsiones “antigenocidio” en los contratos de suministro de armas y demás elementos de defensa que adquiere el país hebreo de fabricantes con sede en Alemania. La guerra sin rumbo de un político sub judice que teme a sus ciudadanos y que por ello les priva de la paz tiene al mundo en vilo, a una región entera en crisis, a cientos de miles de israelíes sitiados; atemorizados y sometidos a un régimen cada día más autoritario, y a millones de palestinos y libaneses padeciendo hambre, enfermedades, duelos, destierros y vejámenes inimaginables para el siglo XXI. Esto lo saben los líderes de las grandes naciones y visto que están dispuestos a que continúe acuden a regaños y letras muertas, con los que puedan engañar o al menos distraer a unos cuantos incautos.

De vuelta al terruño, la cosa no está para ponerse a jugar. Violando la Constitución al atribuirse una función que no le asiste por mandato de esta y amenazando la separación funcional de los poderes públicos al ocupar una competencia de la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes, el Consejo Nacional Electoral formuló cargos en contra del presidente de la República, infringiendo su fuero integral y por vía de esta actuación administrativa –aparentemente fútil– constituyendo las pruebas necesarias para un proceso penal posterior con el que los artífices seguro pretenderán, como lo han intentado en el pasado, herir de muerte la carrera política de Petro.

Al margen de la discusión sobre la espuria atribución de competencia nos preguntábamos, ¿habrá quien crea lo que se dice en un documento firmado por César Lorduy, sindicado de haber asesinado a una mujer? ¿Presta alguna confianza la firma de Álvaro Hernán Prada, quien próximamente tendrá que firmar el libro de invitados de la Corte Suprema de Justicia, instancia que lo llamó a juicio por sus andanzas fraudulentas con Álvaro Uribe? ¿Conocen algún mérito académico, jurídico o al menos profesional de Maritza Martínez? Con el perdón de un par de magistrados capaces y ecuánimes, los miembros del Consejo Nacional Electoral deslucen las calidades de “magistrados” y puede que no les alcance siquiera para funcionarios.

En lo que refiere a estas diligencias mañosas, confiamos en que el presidente mantendrá el fuero con el respaldo de sus abogados –cuyas capacidades están demostradas más allá de duda– bien en instancia nacional o internacional, y estamos seguros de que los demás vinculados podrán rendir las explicaciones que presentó el jefe de Estado en alocución y que consideramos razonables. Para quienes se relamían pensando en un inexistente “juicio político” al presidente, sepan que no pasarán, ni siquiera con conceptos truchos de altas cortes como los dos que confirieron apariencia de legalidad al golpe que el Consejo Nacional Electoral le dio a la Constitución y al Congreso de la República.

Adenda: contundente como siempre nuestro amigo Hernán Riaño en su columna de la semana pasada, que pueden leer acá. Con ocasión del rifirrafe entre el presidente Petro y el acusado por fraude procesal con asiento en El Ubérrimo, nos permitimos transcribir un aparte de la columna de Hernán que nos quedó sonando: “el ‘ex’ sofisticó el término traición, volviéndolo una política de Estado no oficial, en la que ninguna autoridad civil o militar osaba llevarle la contraria o hacer cosas inconvenientes para el hoy acusado, imponiendo un régimen del terror que haría poner colorado al sucedido en nuestro país en la época de la independencia. Por ello, hoy, muchos congresistas, las altas cortes, los juzgados de cualquier municipio, entes de control, autoridades regionales y funcionarios de todas las instituciones públicas lo obedecen ciegamente, con un terror inenarrable”.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.

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