LA VITRINA DE LA CONVERSA

miércoles, septiembre 04, 2019

DARSE EN LA JETA: EL DEPORTE NACIONAL

DARSE EN LA JETA: EL DEPORTE NACIONAL

Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com –


Si Doctora Gloria H, votamos por quienes representan, azuzan y promueven el odio, porque nuestro deporte nacional no es el ciclismo, el patinaje, el fútbol, el tejo, la chaza, la lleva o el sapo, nuestro deporte nacional es: Darse en la Jeta.

Una vez contestada la pregunta que dejara planteada en el aire, la famosa psicóloga Gloria Hurtado, durante la emisión del programa Nuestra Agenda en el Canal 2 de Cali, permítanme estimados lectores y lectoras, intentar desenmarañar la tesis recogida en estas humildes líneas de tan procaz título.

Si le echamos un vistazo a nuestra historia republicana, así muchos de nosotros no sepamos o hayamos olvidado el significado de la palabra Historia, como consecuencia de los excesos de originalidad educativa de nuestros gobernantes; podremos observar que ya desde un comienzo, lo que hoy se conoce como colombiano, ha tenido en su interior la esencia, el germen, la semilla, la chispa primigenia de la bofetada, la trompada, el codazo, el punta pie o la halada de mechas (pelos). Veamos.

Haciendo una maroma cronológica, para obviarnos nuestra pre historia, ya que gracias a nuestros ministros y ministras de educación recientes, de eso sí que menos, brinquemos hasta la llegada de los centauros venidos de allende los mares del dios atlante, en buen colombiano: la llegada de los chapetones u españoles a estas tierras de tan insalubre clima para esas buenas, distinguidas y eruditas personas venidas de la otrora iberia.

Pues bien, quizás por lo endemoniado del clima y la tenacidad de los bichos de América, los buenos chapetones y las más o menos buenas chapetonas, debieron vivir en un constante mal humor, a eso sumémosle la desazón espiritual provocada por la rarísima costumbre de más de un nativo y nativa de andar mostrando doquiera sus pudibundeces, sin recato alguno, atentando de esta forma contra las buenas costumbres y la templanza… de espíritu de estas bien intencionadas almas católicas.


En palabras de uno que otro historiador godo, la terquedad de los nativos americanos o indios como desde esa época y desdeñosamente se llama a todo aquel que no muestre cierta palidez de piel o no desciende de la lejana África, en no entender la lengua del Manco de Lepanto (primera pista de la tesis: el padre de la lengua en que nos comunicamos era un fajador, muestra de ello su discapacidad física, tal como lo aseguran sus biógrafos) no profesar la sagradísima fe católica y rehusarse a entregar sin más su oro, tierra, mujeres y niños para disfrute y gloria de la divinal corona española, ocasionó que en las entrañas de tan fina y apacible gente, se fuera cocinando una entendible, al menos para ellos y ellas, sensación de descontento, desgano y desconfianza para con los indios e indias de estas insalubres tierras.


Como es obvio, según los godos y oficialistas historiadores, la tensión social, que en esa época no se llamaba así, eso es invento nuevo de castro-chavistas-marxistas-leninistas-maoistas-maduristas-trostkistas-istas sociólogos de la nacho, desembocó en un conflicto de clases, que como es obvio, tampoco se llamaba así, eso es invento nuevo de…, -istas de la nacho, que ocasiono los primeros encontronazos entre chapetones, ups! Españoles e indios, con el consabido resultado: Nos dieron duro en la jeta, las costillas, la espalda y etc.

Lo que a su vez, siglos más tarde desencadenaría otra chichonera, de desiguales proporciones, entre los chapetones, ups! Españoles y los mezclados, mestizos o criollos como se llamaban en esa época, liderados por Galán, no el papa de Juan Manuel, sino el verdadero Comunero, con resultados iguales: Le dieron en la jeta y fue descuartizado, por subvertir el divinal orden establecido por sus mercedes los reyes de España.

Por razones de espacio, los y las invito para que estén pendientes del resto de la explicación de: ¿por qué votamos por el odio? y ¿por qué darnos en la jeta es nuestro deporte nacional