LA VITRINA DE LA CONVERSA

miércoles, agosto 10, 2016

CULTURA, PAZ Y DESARROLLO (parte I)

CULTURA, PAZ Y DESARROLLO (parte I)

Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com -



Quienes huimos de la mediocridad en información, entretenimiento y cultura que ofrecen los canales privados de televisión nacionales y algunos extranjeros, que nos obligan a adquirir, creo yo, de manera fraudulenta; los servicios de televisión por suscripción, a los que en teoría uno acude en desmedro de la T.V. abierta, para evitar el abuso mercachifle, al que nos someten los canales arriba mencionados; nos hemos encontrado con un oasis en la T.V.  Pública y para más señas, en la muy galardonada Señal Colombia.
Desde hace un tiempo para acá, Señal Colombia nos han venido regalando unas pequeñas piezas publicitarias, referentes al trinomio Cultura-Paz-Desarrollo; realizadas con un esteticismo y una técnica impecables, las cuáles , de alguna manera traigo a colación para contrastar eso que; en teoría trata de “vender” el Gobierno Nacional a través de su medio de comunicación, con la realidad verdadera de nuestra cotidianidad, al menos; con la que tiene que ver con el territorio en donde habito desde hace ya un tiempito: Santander de Quilichao.
Para quien vive en Quilichao no es un secreto; la falta de “otros espacios” de entretenimiento y de acceso al arte en sus diversas manifestaciones,  diferentes al deleite etílico-pugilístico, que proporcionan los bares, tabernas, bailaderos, cafeterías, estancos, bancas de parque y andenes de esta localidad norte caucana.
Algunos dirán que eso es exagerado, que mire que ahí están: el Festival de Música de semana santa, que las eliminatorias para el festival caleño de don Petronio, que las fugas de los barrios Nariño o Morales Duque, que el encuentro de poetas, que el encuentro de melómanos, que las Ferias y Fiestas de Julio, agosto o septiembre, que el Carnaval de blancos y negros en Enero. Si. Pero No. Quienes afirman lo arriba anotado; deberían oírse y ahorita leerse “con despacio”.
Si se hace un breve recorrido por la programación cultural en mención, se puede constatar de manera fácil algunas cosas interesantes. Primero, la mayoría de los eventos culturales son de ocurrencia anual. Segundo, en algunos de estos eventos “culturales” sólo se privilegian una o máximo dos expresiones artísticas.
El lector o lectora se preguntará, y con razón; ¿qué tienen que ver las piezas publicitarias de Señal Colombia nombradas al inicio de esta nota, con la rumbantela Quilichagüeña? Tal como lo hacen, tanto el cirujano como el carnicero; vamos por partes.
Muchos teóricos y estudiosos del desarrollo y la cultura, desde hace algún tiempo, muy breve por cierto, han empezado a transitar de manera conjunta, los nuevos paradigmas en torno a lo que se debería entender como Desarrollo, intentando armonizar la anterior concepción economicista, de lo que se creía era bienestar, con los reclamos de “los nuevos ciudadanos” del mundo y que están relacionados con la Cultura o Culturas, en la ruta de lo que la Organización de Naciones Unidas prescribe respecto a estos temas y que me permito transcribirles aquí:
Se trata de anclar la cultura en todas las políticas de desarrollo, ya conciernan a la educación, las ciencias, la comunicación, la salud, el medio ambiente o el turismo, y de sostener el desarrollo del sector cultural mediante industrias creativas: así, a la vez que contribuye a la reducción de la pobreza, la cultura constituye un instrumento de cohesión social.” (http://www.unesco.org/new/es/culture/themes/culture-and-development/).

La cita termina hablando de cohesión social y eso es precisamente lo que se pretende alcanzar en un escenario, ojalá próximo, de la firma del acuerdo del fin de uno de los mucho conflictos que nos aquejan desde nuestro nacimiento como País. También se refiere a que no es cierto que para generar bienestar social y/o económico deba desecharse el quehacer cultural.
Como se puede ir viendo, mucho hay desde lo que se pretende, o dicho de otra forma, de lo que se quiere; a lo que realmente hay. Pero; como no hay que aburrir al público lector, solicito me dispensen y  pido el favor de  encontrarnos en una segunda parte de estas notas para ver qué pasa al final.