LA VITRINA DE LA CONVERSA

martes, noviembre 22, 2016

EL MAL EJEMPLO



Por: Omar Orlando Tovar Troches  -ottroz69@gmail.com-

Pedagogos, sicologos, sociólogos y demás estudiosos de esa cosa, que en este país del Sagrado Corazón está venida a menos llamada educación, han prescrito  que para formar, enseñar o educar; lo más efectivo es dar buen ejemplo. Tristemente, la dirigencia Colombiana, ha hecho y hace caso omiso de tan sabia recomendación.
En una sociedad convulsionada por la contra cultura “traqueta” del todo vale, el atajo, la mentira, la manipulación y la violencia como formas de imponer ideas, coaccionar decisiones o adquirir ascenso social o riqueza, es lamentable que las personas encargadas de dar ejemplo a la comunidad de tolerancia, inclusión, generosidad, solidaridad, humildad, respeto por la dignidad y la vida, debido a su condición de haber sido elegidos popularmente unos y unas, ser reconocidos y reconocidas otros y otras o autoproclamados unos y unas pocas más, se hayan dedicado a dar mal ejemplo con sus actitudes, posiciones, opiniones, acciones u omisiones.
Por un lado quienes se auto designaron como voceros de las personas que  votaron NO en el pasado plebiscito del 2 de Octubre, no han sabido responder con altura, esa tarea que se auto impusieron. A pesar de haber logrado la renegociación de los fallidos acuerdos de la Habana entre las F.A.R.C. y el Gobierno Nacional, no han sabido asumir con grandeza su logro, que no es de ellos aunque se lo abroguen, de mejorar dichos acuerdos, vía inclusión de sus apuntes, correcciones o adiciones en un mamotreto más grande que los mencionados acuerdos y ahora dan mal ejemplo con su egoísmo y su tacañería conceptual y política para con la sociedad colombiana, insisten en su NO por el NO.
En la otra orilla, quienes en nombre del Estado Colombiano estaban y están  encargados de proteger la dignidad y la vida de un buen número de ciudadanos, dedicados a promover la reconciliación y  la participación ciudadana como formas de transitar hacia la Paz en Colombia, fallaron terriblemente en su misión. El pasado fin de semana fuimos testigos de una especie de retorno a las épocas del terror de los años 50, 80 y 90 del siglo pasado. Los organismos de seguridad del Estado colombiano dan mal ejemplo con su irresponsabilidad, al no prever lo que ya se había advertido con las denuncias sobre amenazas a los líderes sociales,  siguen dando mal ejemplo con su falta de eficacia, no sólo con su deber de proteger la vida de todos los colombianos y colombianas, sino con la falta de resultados en la búsqueda y judicialización de los responsables materiales e intelectuales de esta nueva oleada de terror.
Finalmente, como colofón de esta mezcla de intolerancia, fanatismo y falta de responsabilidad social, el tristemente célebre Alcalde de Bogotá, dio el más grande mal ejemplo institucional y social de intolerancia e irrespeto por los derechos ciudadanos, al ordenar el desalojo de los colombianos y colombianas del Campamento de Paz establecidos en la emblemática Plaza de Bolívar de la Capital colombiana, so pretexto de realizar un festival de música conocido como Salsa al Parque.
Ahora hasta la Personera Distrital, encargada de defender los Derechos Humanos en Bogotá, como poniéndole el moño final al despropósito del Alcalde Mayor, salió dizque a justificar a Peñalosa, su patanería y falta de respeto por los derechos a reunirse, a protestar y a la paz de los “campamentarios”,  con el prurito inverosímil, según el cual, la Paz es un derecho como cualquier otro, incluido como no, el de improvisar la cultura capitalina.
La sociedad colombiana ha venido demostrando en los últimos días, su descontento hacia estos nefastos personajes de la vida nacional, tanto los institucionales como quienes se proclaman de oposición situados a la extrema de la derecha, así lo constatan las miles de voces que claman por una inmediata implementación de los acuerdos de Paz con las F.A.R.C., los mensajes de respaldo hacia el proceso por parte de numerosas congregaciones religiosas y miembros de diferentes gremios económicos de Colombia. En pocas palabras, los colombianos y colombianas de bien ya estamos cansados de la intolerancia, el egoísmo, la irresponsabilidad, la omisión, el irrespeto y la violencia, lo único que queremos es que por una vez en sus vidas, estos miembros de la mal llamada dirigencia nacional nos den un buen ejemplo; dejando que cese nuestra muy larga y horrible noche, para que en los surcos de tanto dolor; el bien germine ya.