LA VITRINA DE LA CONVERSA

lunes, mayo 20, 2019

CRISIS HUMANITARIA DEL CAUCA O EL AUTISMO DE DUQUE.


CRISIS HUMANITARIA DEL CAUCA O EL AUTISMO DE DUQUE.
Por: Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com-

Tal y como ha venido aconteciendo desde siempre, en Colombia solo nos percatamos de las falencias, los desaciertos, los gazapos o la ineficiencia del Estado, ante la desgarradora pero irremediable presencia de una tragedia.
El pasado 4 de mayo, en la Vereda Lomitas, del norte-caucano municipio de Santander de Quilichao, mientras se planteaba una reunión con el gobierno nacional, para hacer el seguimiento de la Minga social, los lideres y lideresas de las comunidades afro del Cauca, fueron víctimas de un atentado contra sus vidas. El atentado pudo haber sido refundido entre las noticias paisaje de los gobiernistas medios de comunicación, si entre las víctimas de tan execrable acto, no hubiera aparecido el nombre de Francia Márquez, lideresa negra y ganadora del premio nobel ambiental.

Se dispararon las alarmas del inconsciente colectivo, al recordar el asesinato de la también ganadora del premio ambiental Goldman, Berta Cáceres, quien al igual que Francia, fue una denodada luchadora por la defensa de los derechos humanos, el medio ambiente y tenaz opositora de la minería. Estuvimos a punto de ser protagonistas de un horror internacional.
El gobierno nacional, en cabeza de Iván Duque (o Uribe ¿?), en concordancia con su estilo, salió casi que, a balbucear ante los medios nacionales e internacionales, las ya sabidas frases de cajón de rechazo y repudio al atentado. A su lado, el ilusionista, mentalista y prestidigitador jefe del ente investigador colombiano, Néstor H. Martínez Neira, con su bien ensayada cara de estupor, también aporto su toque histriónico, amenazando con las famosísimas investigaciones a fondo, duélale a quien le duela.
Entre tanto, en Santander de Quilichao, el gobierno local, en su también endémico estado de constante somnolencia, apenas si pudo coordinar un reincidente consejo de seguridad, para afrontar los actos de violencia, que incluido este intento de magnicidio, ya casi que son costumbre y paisaje, acá en Quilichao, sin que hasta la fecha de escribir estas líneas, ni la afectada Francia Márquez ni mucho menos el autor de este escrito, hayan sabido las contundentes medidas tomadas en el dichoso consejo de seguridad.
El gobierno uribista que representa Iván Duque, está sumido en un estado de conveniente autismo respecto a la crisis humanitaria, que, desde siempre, ha vivido el Cauca, y que solo tuvo un breve respiro en días posteriores a la firma de los acuerdos de la Habana-Teatro Colon, con la ex guerrilla de las FARC. De nada sirvieron los más de 20 días de protesta social, los reclamos de las comunidades afro, campesinas, estudiantiles, ni las amenazas, atentados y asesinatos de líderes y lideresas sociales caucanas, Duque vive en otro mundo que no es el de la gente del Cauca.


Al parecer, las dotes artísticas y deportivas del joven Duque, no le alcanzan para definir claramente cuál de las agendas políticas que tiene al frente, es la que decididamente va a tomar. La avisada en tiempos de campaña, relativa a los designios del presidente norteamericano, Donald Trump, no despego y aun no despega, así lo muestran los constantes mensajes de regaño y descontento del gobierno gringo hacia su representante criollo, don Iván.
La segunda agenda, autista como el, nacida de la entraña misma del uribismo extremista y que pretende un gobierno autárquico de extrema derecha religiosa y una tercera, correspondiente a los designios de los grandes emporios comerciales, industriales y agropecuarios, reunidos en los gremios, que apuntan a la férrea defensa de sus propios intereses y que no toleran brotes de protesta social, tal y como lo han expresado recientemente por todos los medios de comunicación.
El panorama para Duque, es entonces, bien complejo, su inutilidad, su ineficiencia y su irresponsabilidad, no le permiten tomar conciencia de la gravedad de los acontecimientos, que como en el Cauca, están a punto de devenir en el recrudecimiento de una guerra interna, inmersa en el ajedrez de la geopolítica internacional que torpemente encabeza, Carlos Holmes-el gris- respecto a Venezuela. El, Duque, se muestra desorientado, perdido, solo y atarantado, esperando que la divinal voz de su Mesías, lo saque del autismo, para saber que ruta emprender, mientras tanto el Cauca y Colombia, continúan desangrándose ante la impávida y sonsa mirada de los espectadores de la serie Game of Thrones.