CRISIS
HUMANITARIA DEL CAUCA O EL AUTISMO DE DUQUE.
Tal y como ha
venido aconteciendo desde siempre, en Colombia solo nos percatamos de las
falencias, los desaciertos, los gazapos o la ineficiencia del Estado, ante la
desgarradora pero irremediable presencia de una tragedia.
El pasado 4
de mayo, en la Vereda Lomitas, del norte-caucano municipio de Santander de
Quilichao, mientras se planteaba una reunión con el gobierno nacional, para
hacer el seguimiento de la Minga social, los lideres y lideresas de las
comunidades afro del Cauca, fueron víctimas de un atentado contra sus vidas. El
atentado pudo haber sido refundido entre las noticias paisaje de los gobiernistas
medios de comunicación, si entre las víctimas de tan execrable acto, no hubiera
aparecido el nombre de Francia Márquez, lideresa negra y ganadora del premio
nobel ambiental.
Se dispararon
las alarmas del inconsciente colectivo, al recordar el asesinato de la también
ganadora del premio ambiental Goldman, Berta Cáceres, quien al igual que
Francia, fue una denodada luchadora por la defensa de los derechos humanos, el
medio ambiente y tenaz opositora de la minería. Estuvimos a punto de ser
protagonistas de un horror internacional.
El gobierno
nacional, en cabeza de Iván Duque (o Uribe ¿?), en concordancia con su estilo,
salió casi que, a balbucear ante los medios nacionales e internacionales, las
ya sabidas frases de cajón de rechazo y repudio al atentado. A su lado, el
ilusionista, mentalista y prestidigitador jefe del ente investigador
colombiano, Néstor H. Martínez Neira, con su bien ensayada cara de estupor,
también aporto su toque histriónico, amenazando con las famosísimas
investigaciones a fondo, duélale a quien le duela.
Entre tanto,
en Santander de Quilichao, el gobierno local, en su también endémico estado de
constante somnolencia, apenas si pudo coordinar un reincidente consejo de
seguridad, para afrontar los actos de violencia, que incluido este intento de
magnicidio, ya casi que son costumbre y paisaje, acá en Quilichao, sin que
hasta la fecha de escribir estas líneas, ni la afectada Francia Márquez ni
mucho menos el autor de este escrito, hayan sabido las contundentes medidas
tomadas en el dichoso consejo de seguridad.
El gobierno
uribista que representa Iván Duque, está sumido en un estado de conveniente
autismo respecto a la crisis humanitaria, que, desde siempre, ha vivido el
Cauca, y que solo tuvo un breve respiro en días posteriores a la firma de los
acuerdos de la Habana-Teatro Colon, con la ex guerrilla de las FARC. De nada
sirvieron los más de 20 días de protesta social, los reclamos de las
comunidades afro, campesinas, estudiantiles, ni las amenazas, atentados y
asesinatos de líderes y lideresas sociales caucanas, Duque vive en otro mundo
que no es el de la gente del Cauca.
Al parecer,
las dotes artísticas y deportivas del joven Duque, no le alcanzan para definir
claramente cuál de las agendas políticas que tiene al frente, es la que decididamente
va a tomar. La avisada en tiempos de campaña, relativa a los designios del
presidente norteamericano, Donald Trump, no despego y aun no despega, así lo
muestran los constantes mensajes de regaño y descontento del gobierno gringo
hacia su representante criollo, don Iván.
La segunda
agenda, autista como el, nacida de la entraña misma del uribismo extremista y
que pretende un gobierno autárquico de extrema derecha religiosa y una tercera,
correspondiente a los designios de los grandes emporios comerciales,
industriales y agropecuarios, reunidos en los gremios, que apuntan a la férrea
defensa de sus propios intereses y que no toleran brotes de protesta social,
tal y como lo han expresado recientemente por todos los medios de comunicación.
El panorama
para Duque, es entonces, bien complejo, su inutilidad, su ineficiencia y su
irresponsabilidad, no le permiten tomar conciencia de la gravedad de los
acontecimientos, que como en el Cauca, están a punto de devenir en el
recrudecimiento de una guerra interna, inmersa en el ajedrez de la geopolítica
internacional que torpemente encabeza, Carlos Holmes-el gris- respecto a
Venezuela. El, Duque, se muestra desorientado, perdido, solo y atarantado,
esperando que la divinal voz de su Mesías, lo saque del autismo, para saber que
ruta emprender, mientras tanto el Cauca y Colombia, continúan desangrándose
ante la impávida y sonsa mirada de los espectadores de la serie Game of
Thrones.