LA VITRINA DE LA CONVERSA

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viernes, abril 04, 2025

DIALÉCTICA DE LA ESTUPIDEZ*

 

Imagen tomada de Depositphotos

Por: Carlos Medina Gallego

Defender la paz, los derechos humanos y la dignidad de las comunidades y de los pueblos no es un acto de debilidad, sino el mayor signo de fortaleza y humanidad.

Una reflexión crítica sobre la violencia, la guerra y la urgencia de la transformación social

La historia de la humanidad está marcada por una constante pugna entre la razón y la sinrazón, entre la lucidez creadora y la estupidez destructiva. La guerra, como máxima expresión de esta última, representa no solo un fracaso ético, sino también un colapso racional. La violencia organizada, ejecutada con precisión técnica y justificada con discursos ideológicos, constituye una de las formas más brutales de estupidez colectiva: aquella que destruye lo que debería proteger, que mata en nombre de la vida y que oprime invocando la libertad. Aquella que se alegra con el fracaso de la paz y le otorga el triunfo a la estupidez de la guerra y la violencia. 

La dialéctica de la estupidez emerge cuando los actores sociales, políticos, económicos y armados sustituyen el diálogo por la imposición, la empatía por el odio, y la justicia por la venganza. Esta dialéctica no construye, sino que descompone el tejido de lo humano. Se sostiene en un conjunto de lógicas perversas que normalizan lo inaceptable: la desigualdad, la explotación, la marginación y la muerte de inocentes. A lo largo de la historia, imperios, estados y movimientos han sido arrastrados por esta inercia de la estupidez, repitiendo las mismas lógicas criminales bajo nuevas banderas, porque han hecho de la guerra un oficio y un negocio. 

La guerra no es —como algunos pretenden— una necesidad natural ni un destino inevitable. Es una construcción política y económica que responde a intereses de dominación y acumulación. Quienes la promueven suelen estar lejos del frente de batalla; sus beneficios son siempre desproporcionados frente a un elevadísimo costo humano en vidas y sufrimientos. En este sentido, la estupidez no radica únicamente en la violencia en sí, sino en su legitimación social cuando las comunidades y los pueblos aceptan la guerra como única salida, han sido ya vencidos en el terreno de la conciencia, son comunidades alienadas.

Por ello, repudiar la guerra no es una postura ingenua ni romántica, sino un imperativo ético, humano y revolucionario. Es preciso rechazar todo discurso que glorifique el conflicto armado como vía de solución o de redención histórica después de décadas de estruendosos fracasos y terribles desenlaces. La única victoria verdadera es la que preserva la vida, garantiza la dignidad y protege los derechos fundamentales de todas y cada una de las comunidades y de cada ser humano.

Frente a esta dialéctica perversa, saludamos y celebramos los esfuerzos de paz, diálogo y transformación social que surgen desde abajo, desde los márgenes, desde las comunidades que se niegan a ser carne de cañón. La paz no es solo la ausencia de balas; es la presencia de justicia, de pan, de salud, de educación, de tierra, de libertad. Es una construcción ardua, que exige valentía y compromiso, pero es el único camino digno de ser recorrido.

Las transformaciones sociales verdaderas —las que rompen con las estructuras de opresión y promueven una redistribución justa del poder y los recursos— no pueden imponerse por la fuerza, porque entonces reproducen la lógica que dicen combatir. Solo una sociedad que renuncia conscientemente a la violencia como instrumento político puede aspirar a una paz duradera y a una democracia real. Estos son otros tiempos que están movidos por nuevas fuerzas sociales y políticas, que han aprendido del fracaso de la vía armada y le están apostando a reinventar la política y la democracia sin renunciar a su agenda de cambios y transformaciones revolucionarias. 

En tiempos donde resurgen los discursos de odio, la militarización de la vida civil y la normalización del sufrimiento ajeno es urgente desenmascarar la dialéctica de la estupidez. No basta con denunciar sus efectos: hay que atacar sus raíces, combatir la indiferencia, rechazar la desinformación y desarticular las estructuras que la sostienen. La lucidez crítica es un acto de resistencia que construye y transforma.

Hoy más que nunca, defender la paz, los derechos humanos y la dignidad de las comunidades y de los pueblos no es un acto de debilidad, sino el mayor signo de fortaleza y humanidad. Porque en un mundo donde todo conspira contra el sentido común, pensar, amar y transformar son actos radicales y revolucionarios.

*Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.

lunes, enero 20, 2025

¿Las derechas unidas, jamás serán vencidas?

Por Hernán Riaño

La esperanza está en los jóvenes comprometidos que defienden causas justas, apoyan al gobierno y denuncian la corrupción. A pesar de carecer de recursos, se esfuerzan por difundir la verdad y están motivados por el amor a su país. Gracias a su labor, se ha revelado información que los medios corporativos intentan ocultar. 

El mundo ha conocido una consigna que gritan los manifestantes en contra de la derecha para reivindicar sus derechos: ¡El pueblo unido jamás será vencido! En nuestro país, la verdadera unión se ha visto en la ultraderecha mafiosa que quiere perpetuar sus privilegios en contra de los colombianos. Ellos que, dependiendo de la época, sus necesidades y sus intereses, se “pelean” unos con otros, luego se amistan, los que ayer fueron enemigos, hoy son inseparables. Recordemos episodios como la denuncia que le hizo Andrés Pastrana al periodista de Univisión, Jorge Ramos, cuando este le preguntó si Uribe era narcotraficante; Pastrana le contesta: “es que yo lo he denunciado…” (1), o cuando, en medio de un ataque de histeria, César Gaviria gritaba en televisión, refiriéndose a Uribe: “¡Uribe mentiroso, Uribe mentiroso, Uribe mentiroso!” (2), en el lanzamiento de la campaña de reelección presidencial de Santos; hoy los vemos cogidos de la mano atacando a Gustavo Petro desde todos los flancos y usando todas las armas innobles que siempre han utilizado. 

En el congreso era igual (¿Aún lo es?), los representantes y senadores “cazaban” peleas insulsas, se gritaban, y hasta se decían groserías en las sesiones o plenarias para embobar al pueblo y, luego, después del espectáculo, los veía uno en las páginas sociales de los periódicos, compartiendo unos “amarillos”, como los mejores amigos, como si nada hubiera pasado, en cualquier evento social de la alta aristocracia criolla. Se burlaban del pueblo en su cara. A todos ellos, los unen los intereses en los dineros del Estado para usarlos en su beneficio, dejando, de paso, en la miseria a los ciudadanos; así ha sido desde que Colombia se convirtió en una “democracia”.

Hoy vemos un fenómeno no antes visto en nuestro país, es la unión total de las derechas, porque todos son eso, para “recuperar” a nuestro país, según ellos dicen. Todos los sectores, gremios, grandes empresarios, con algunas contadas excepciones, partidos políticos de los llamados tradicionales y sus divisiones y hasta partidos o movimientos llamados de centro, de centro izquierda (¿?), ambientales, grupos delincuenciales de todo tipo, “guerrilleros” y otros muy dignos, se han unido en contra del primer gobierno democrático para no dejarlo actuar y con la consigna de que todo vuelva a ser como antes, o sea dominado por ellos, a partir del año 2.026. Que mescolanza de ideologías, diría uno, pero lo que se ve, decantando todas las arandelas, es que todos son lo mismo, unos siendo los del poder y otros sirviéndoles de “idiotas útiles” o de cómplices conscientes, para que la ultraderecha vuelva al gobierno, todos enemigos reales del pueblo y al servicio del uribismo.

Tienen unos grandes difusores de sus consignas, mentiras, calumnias y amenazas, que son sus medios de comunicación, los llamados tradicionales, que hoy más que nunca y vísperas de un año electoral, han agudizado los ataques con todo tipo de armas para desestabilizar y desacreditar a Gustavo Petro, quien en este momento es el blanco de casi todos los embates con los que a diario se ensaña esta, mal llamada; “prensa” colombiana. Lo que estamos viviendo nunca lo había visto el país, por lo menos tan descaradamente; ya no disimulan, no se ocultan bajo premisas engañosas, ya alzan la voz y muestran su derechismo y posibles delitos, abiertamente, sin pena, están demostrando que la verdad les importa “un comino” y que su indudable razón de existir es la defensa de los empresarios que los tienen en esos puestos comunicativos. Lo grave es que muchos de ellos salieron con peores instintos destructores que sus patrones, no les importa atacar a mujeres, niños, minorías y últimamente a las madres de las víctimas de los mal llamados falsos positivos, de desapariciones, de operaciones de “seguridad democrática, o de masacres, revictimizándolas sin ninguna consideración y por encima de cualquier sentido de humanidad. 

Unos y otros, se dedicaron a tapar, minimizar o desviar la atención de todos los actos de corrupción, desfalcos, robos y quién sabe qué otros delitos cometidos por gobiernos anteriores y que dejaron al país con unas deudas inmensas que le ha tocado afrontar al gobierno actual. Son tan cínicos que ahora resulta que la situación que encontró Petro es culpa de Petro. Tamaño despropósito que aún creen los estúpidos que aún los siguen a ojo cerrado. Presentan cualquier incoherencia seguros de que su audiencia de idiotas les cree y que como “loros” salen a repetir, orgullosos de su uribismo e ignorancia.

Están unidos férreamente, como un solo hombre para atacar al progresismo, para evitar que siga en el poder, para impedir que se siga conociendo todo lo que ellos han hecho para enriquecerse con el erario o con los negocios ilícitos a los que han estado acostumbrados por tantos años. Sí, descaradamente unidos, ya no disimulan, son una sola cosa, un solo interés, con un desprecio total por el ciudadano, que hace recordar las cortes de nobles europeas antes de la revolución francesa, cuando el pueblo era mantenido en la miseria absoluta, mientras los señores feudales eran dueños de todas las tierras y se quedaban con todas las riquezas. Lo más grave es que lo hacen sin argumentos, ni inteligencia, ni conocimiento, ellos actúan con violencia, solo por amor al poder y al dinero. Hoy no les importa la opinión de la ciudadanía, solo lo que ellos digan y quieran hacerle al país. Lo hacen porque están seguros que el pueblo no reaccionará, saben que los tienen amaestrados, domesticados, esclavizados, avasallados para que les diga que sí a todo lo que quieran. 

Es preocupante que, ante la gran cantidad de denuncias de corrupción y desfalco, los colombianos no actúen, no protesten, es como si todo lo que han hacho hubiera pasado en otro país, en otra dimensión o en otra galaxia, es como si no fuera con ellos, como si el dinero que se embolsillan no saliera de los impuestos que ellos pagan, no les importa quedarse sin salud, educación vivienda o cualquier otro derecho. No, no les afecta, quieren seguir viviendo así. Es muy alarmante lo que vemos a diario. Tampoco actúan, ni les exigen cuentas a congresistas, diputados, concejales y ediles por los que depositaron su voto y ya estando en los cuerpos legislativos, los traicionaron, les mintieron o los engañaron. Muchos de estos “padres de la patria o aspirantes a serlo, hacen todo lo contrario a lo que prometieron abiertamente, sin tapujos y ningún elector les dice “ni mu”. 

Mientras todo esto está sucediendo, muchos sectores de la izquierda o el progresismo no han resuelto aún el dilema si primero fue el huevo o la gallina. No actúan, se la pasan sentados en una cafetería, en las redes sociales, o en charlas eternas, viendo a ver en qué se equivocó Petro, qué incumplió, según ellos, para “darle duro”, porque se creen con la verdad revelada. Están seguros de ser los únicos que sí saben cómo se resuelven los problemas nacionales, pero solo hablan, no hacen nada y su activismo se reduce solo criticar, mientras que la ultraderecha está unida y actuando en contra de la democracia. 

La esperanza, repito lo escrito en otras columnas, está en los jóvenes que sí saben lo que quieren y conocen como hacerlo o por lo menos lo intentan, esos que apoyan al gobierno, que defienden a las madres de las víctimas, que denuncian la corrupción, los robos y los desfalcos, que, a pesar de no tener medios, se los inventan sin esperar nada a cambio, sin ponerle condiciones al gobierno, están comprometidos en difundir la verdad y solo por amor al país. A ellos les debemos mucho de lo que se ha sabido, la difusión de las noticias que tratan de tapar los medios corporativos y que cuando hay que salir a apoyar lo hacen conscientes de lo que le espera al país si regresa la barbarie, los asesinatos, los mal llamados falsos positivos, las desapariciones y todo lo que el país ha conocido, pero se resiste a aceptar.

https://www.facebook.com/share/v/15pRZxcjUQ/

https://youtu.be/9j6g0rdwhtQ?si=SB2p_eS3vmj1Nrzq

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

martes, octubre 22, 2024

Golpe en nuestra cara


 
Por: Hernán Riaño

El expresidente Uribe se manifestó en contra de las reformas laborales, rechazando el pago de horas extras, festivos y beneficios para los trabajadores. Se opone a los derechos que el nuevo gobierno busca establecer para la clase obrera. Su actitud es coherente con su trayectoria de 20 años en el poder, donde ha sido considerado el mayor enemigo de los colombianos en la historia del país.

Durante el gobierno de Gustavo Petro, la oposición ha demostrado un irrespeto, cinismo y descaro tal, que ya no hay dudas en el talante de estas personas que han gobernado al país durante los últimos 200 años. En las últimas 3 décadas, encabezados por Álvaro Uribe Vélez, demostraron que el pueblo no les importa, que solo les sirve para hacerse más ricos cada día y que el bienestar de la sociedad no es un punto en su agenda. 

Este señor, con la colaboración de la ultraderecha, acabó, en nuestra cara, con el país, le declaró una guerra al pueblo, disfrazada de “seguridad democrática”, se inventó un enemigo interno inexistente, y más bien conformado por ellos mismos, para hacer una guerra eterna, en la que los recursos del Estado se fueron a engrosar los bolsillos de sus amigotes con contratos y subsidios que solo los beneficiaron; acabó con el campo colombiano, y para ello armó un ejército privado que desalojó de sus tierras a los campesinos y se las entregó a los grandes terratenientes; les arrebató todos los derechos a los trabajadores colombianos para que los empresarios se enriquecieran a su costa, acabó con una industria nacional floreciente para que otros países, por medio de los tratados de libre comercio, fueran los que nos abastecieran de bienes que nosotros ya producíamos aquí con una calidad reconocida en el continente y le entregó el erario a los corruptos, él y sus amigos, para que usufructuaran los recursos públicos a su antojo (1).

Colombia empezó a tener consciencia de lo que había pasado con la llegada de Gustavo Petro, el primer presidente demócrata de nuestra historia (o histeria) republicana. Pero como reza la ley de Murphy, “cualquier situación por difícil que parezca es susceptible de empeorarse”. Y esa actitud de desprecio e irrespeto por el ciudadano y la ley, ha sido adoptada sin tapujos por los funcionarios públicos militantes de los partidos políticos de ultraderecha y del autollamado “centro” (que no existe, sino que son lo mismo que la ultraderecha), en los hechos políticos de los últimos tiempos.  

Veamos, en los últimos meses, el CNE, con la aprobación del Consejo de Estado, inicia una, dizque, investigación con unas bases totalmente falsas, que no están en la legislación colombiana, en contra de nuestro presidente, para entregarle un proceso por indignidad a la comisión de acusaciones de la cámara de representantes y destituirlo. El primer comisionado que inició las investigación, Álvaro Hernán Prada, es amigo íntimo de Uribe, tal será su vínculo, que también está investigado por la corte suprema de justicia (2) por compra de testigos para ayudarle al “ex”; el segundo, César Lorduy, fue acusado de asesinato de una joven, proceso prescrito por vencimiento de términos, está denunciado de acoso sexual y de solicitar coimas, según la periodista Cecilia Orozco Tascón (3) y otros medios, la tercera comisionada Maritza Martínez del partido la U, senadora durante 12 años, fue investigada por parapolítica, destituida e inhabilitada por la procuraduría. Con estos antecedentes, decidieron dar clase de moral a los colombianos abriéndole investigación y formulación de cargos al señor presidente (4), a sabiendas de que están cometiendo un delito (5), según lo han indicado varios abogados expertos, inclusive uno reconocido de la extrema derecha como Iván Cancino quien hizo muchos reparos al respecto (6). Todo este proceso en nuestra propia cara y sin siquiera ponerse colorados.

Produjeron un comunicado en el que deciden “ABRIR INVESTIGACIÓN Y FORMULAR CARGOS a la campaña presidencial de PRIMERA Y SEGUNDA VUELTA” (la mayúscula y negrilla son textuales del comunicado) (7). Aclara que la investigación es a las campañas de primera y segunda vuelta y los gastos por los que lo investigan, no fueron dentro del término de las campañas sino antes o después, este es un juego de palabras, ¿investigan a las campañas, pero acusan al señor presidente?, todo para confundir y lograr el “lawfare” o golpe blando. Lo que llama la atención es que el comunicado en su encabezado dice INVESTIGACIÓN Y FORMULAR CARGOS; la formulación o no de cargos, debería ser una consecuencia de la investigación.  Y no decidirla de una vez, como si ya fuera un hecho cumplido, impidiendo el debido proceso y abrogándose derechos que los comisionados nunca han tenido. ¿Por qué condenan al señor presidente antes de hacer abrir la investigación? ¿Ellos tienen la facultad para investigar a las campañas?, o ¿a Gustavo Petro? Pues porque ahí está el golpe de estado, así lo quieran negar.  

Ellos pidiendo respeto a los ciudadanos a los que le deben dar cuentas, siendo empleados de los colombianos, se portan como dictadores impidiendo el uso de la palabra y callando a quien hace observaciones respetuosas sobre quiénes son y cuáles las calidades de los comisionados acusadores (8). El cinismo resalta cuando el mismo Lorduy había reconocido ante un periodista la acusación (9) a pesar de que él lo negó en los últimos días, en respuesta al señor presidente (10), ¿también mentiroso? Otra de esas acusaciones es el pedido de coimas para tomar decisiones en el CNE (11). Su partido, Cambio Radical, le inició proceso disciplinario por todos los hechos por los que ha sido denunciado (12). 

Esa es la calidad moral y personal de quienes pretenden defenestrar al señor presidente de la república Gustavo Petro Urrego. Y lo están haciendo ante nuestros ojos, burlándose de todos los colombianos honestos, en vivo y en directo. Por eso el dicho popular para indicar el cinismo de este tipo de personas: “Tras de ladrón, bufón” 

En otro escenario en el que se ha visto el desprecio a los votantes colombianos es en el Congreso de la República. Parlamentarios quitándole derechos a los campesinos en la reforma laboral, impidiendo que avance la reforma a la salud y presentando proyectos distintos para ayudar a las EPS, no aprueban el presupuesto general de la nación para evitar que el gobierno avance y en general tratando por todos los medios de evitar que Petro pueda hacer las reformas que se propuso y que fueron decididas por el pueblo colombiano en el 2.022. El colmo del cinismo fue el acto, muy criticado por varios sectores de opinión, del representante Polo Polo con su festejo al votar en contra de los derechos laborales para los campesinos, con megáfono en mano, golpeando los escritorios, aplaudiendo y festejando esa decisión (13). Pregunta obligada: ¿dónde están los campesinos afrocolombianos, que se supone votaron por él, exigiéndole explicaciones por su alta traición? Pero este pedido también debe extenderse a la totalidad representantes, que desde Bogotá y con un sueldo de 48 millones mensuales más prestaciones, si más prestaciones y prebendas, que le dijeron a las personas que producen nuestros alimentos, muchas veces sin un salario adecuado, que ellos no se merecen condiciones laborales dignas (14). Algunos representantes simpatizantes del Pacto Histórico dieron unas explicaciones pueriles, muy poco convincentes y con esa decisión se pusieron del lado de la extrema derecha a pesar de sus aclaraciones (15). 

Otros miembros de ultraderecha quieren eliminar la pensión a colombianos con demandas de inconstitucionalidad para defender a los fondos privados que usan los dineros de las pensiones para usarlos como capital propio financiando sus proyectos. 

También el “ex” Uribe se pronunció en contra de las reformas, no quiere el pago de horas extras, de festivos y ningún beneficio para la clase obrera (16), él que está acusado e investigado, que tiene no sé cuántas propiedades, grandes extensiones de tierras, sus hijos son dueños de muchas empresas, coherente con lo que ha hecho en 20 años de gobierno propio y en cuerpo ajeno, se pronuncia en contra de cualquier derecho que el gobierno del cambio quiera hacer para los trabajadores. Ha sido el más grande enemigo de los colombianos en toda la historia del país.

La ultraderecha, con su gran líder, grita a voz en cuello su posición reaccionaria de defensa de los grandes capitales y los terratenientes, sin sonrojarse siquiera, decidieron dejar los abrazos, las palmadas en el hombro, las promesas, las falsas sonrisas y todo tipo de hipocresía con los que actuaban para conseguir el favor de los votantes. Ya se mostraron cómo realmente son, para quién trabajan y a quién defienden. La máscara se les cayó. No quieren reformas, pero si van a “tumbar” al presidente.  

Si bien es cierto que la reforma pensional ya fue aprobada, pero fue demandada y la reforma laboral pasó en la cámara, el pueblo está notificado de quiénes son sus amigos y quiénes sus enemigos ¿Será que los campesinos y trabajadores volverán a votar por ellos? Amanecerá y veremos. 

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(1) https://www.facebook.com/share/p/9WcHkoctAbbCiS5j/

(2) https://x.com/Eclides3/status/1830529499869347931

(3) https://x.com/CeciliaOrozcoT/status/1846577985589039473

(4) https://www.facebook.com/share/p/RLnuXXe7p6sEACaK/

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(6) https://x.com/JNeiraN/status/1847658450349588530 https://www.rtvcnoticias.com/ivan-cancino-cuestiona-investigacion-a-presidente-petro  

(7) https://x.com/AlexLandaaaa/status/1843819070652854625/photo/1

(8) https://x.com/juanda158392211/status/1845830964691214517

(9) https://www.facebook.com/share/v/UDKd8Zpr54f1gMqb/  https://x.com/Wilson_Suaza_/status/1846120620225958333 https://cambiocolombia.com/articulo/poder/cesar-lorduy-el-aspirante-con-un-feminicidio-cuestas https://www.instagram.com/arielavilaanaliza/reel/DAgbomJpJj4/

(10) https://www.youtube.com/watch?v=7isynkiKpvs https://volcanicas.com/petro-menciona-el-feminicidio-que-involucra-a-cesar-lorduy-en-medio-de-investigacion-del-cne/https://x.com/petrogustavo/status/1845863174504935462https://x.com/Wilson_Suaza_/status/1846120620225958333

(11) https://cambiocolombia.com/poder/tu-puedes-pagarme-con-tu-cuerpo-habla-congresista-que-denuncia-cesar-lorduy-por-acoso-sexual    https://www.instagram.com/arielavilaanaliza/reel/DAgbomJpJj4/https://www.rtvcnoticias.com/cesar-lorduy-acoso-sexual-corrupcion

(12) https://www.asuntoslegales.com.co/actualidad/cambio-radical-abre-proceso-disciplinario-contra-lorduy-por-presunto-acoso-sexual-3978898 https://www.wradio.com.co/2024/10/16/luz-pastrana-sobre-acusacion-contra-cesar-lorduy-lo-ideal-es-que-se-aparte/

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miércoles, agosto 28, 2024

“Influenciadores” al gobierno

Imagen de mrhamster tomada de: Concepto de influencia social | Vector Premium (freepik.es)

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

Los "influenciadores", por su capacidad para conectar con audiencias, son ideales no solo para ser contratados por el Estado, sino también para ocupar cargos de comunicación en instituciones.

Comenzamos esta columna con un comentario de nuestro copartidario y amigo, Gustavo Bolívar, sobre la espuria indignación por la decisión de contratar “influenciadores” en entidades del Estado: “la derecha estigmatizó a los jóvenes que protestan, estigmatizó a quienes pensamos distinto a ellos, ahora van por los influencers. La Contraloría me pregunta cuántos influencers he contratado en 2024, como si fuera delito. Respuesta: todavía ninguno, pero estoy en proceso de contratar tres. Si en algún código dice que es prohibido, espero las sanciones correspondientes. No permitiré que estigmaticen a quienes por años han cultivado con dedicación sus redes sociales y que le han servido a la sociedad para equilibrar el derecho a informar y ser informados. Si me toca irme del cargo por hacerlo, me voy, porque no nací con miedo.”

Compartimos su postura y celebramos que un alto funcionario del ejecutivo proteste ante tamaño desafuero, propio de entes que pretenden hacer pasar por inédita una contratación habitual, como es la del personal para publicidad, con el único propósito de perjudicar al presidente y a su gabinete. Los “influenciadores”, en tanto sujetos capaces de alcanzar, mantener y vincular a una audiencia, no solo son aptos para ser contratados por el Estado, sino que pueden ser los mejores candidatos para ocupar posiciones de comunicación al interior de las instituciones. Ahora bien, conviene que antes de firmar la entidad se asegure de que el influencer en realidad detenta capacidad de influir en la opinión pública, puesto que cualquiera puede arrogarse dicha calidad por el simple hecho de expresar opiniones en una red social, sin que con ello convenza al menos a una persona.

-Pasando a otro tema- Encontramos optimistas las declaraciones del presidente Petro sobre la posibilidad de revalidar “una y otra vez” el triunfo electoral que lo llevó al cargo en 2022. Nuestra apreciación es que, si bien hay mucho por hacer para satisfacer las promesas de campaña, se percibe en el electorado una sensación de confianza por el gobierno y de compromiso con las tesis de la izquierda. Creemos que es posible una victoria electoral en 2026 y por ello insistimos en la necesidad de anticipar y organizar la acción del ejecutivo en mira a completar los objetivos y preservar el favor popular.

Por la derecha, según nos cuentan, andan huérfanos de estrategias y liderazgos. En una decisión tan inexplicable como inesperada, el Centro Democrático cambió de plana mayor y ubicó –porque no nos consta que exista un proceso democrático para su designación– al exrepresentante Gabriel Vallejo Chujfi. No fue María Fernanda Cabal ni Paloma Valencia ni Miguel Uribe, sino un político regional conocido por pocos quien fue investido con la mayor dignidad del partido uribista. ¿Veremos un cambio de orientación hacia el centro o persistirá el viraje a la más radical de las derechas?

En sus ediciones del fin de semana, la prensa bogotana manifestó su preocupación por la confrontación recurrente entre el presidente Petro y Carlos Fernando Galán. El alcalde desempolvó el vestido que guarda celosamente para sus disputas con Petro y, palabras más palabras menos, le dijo al presidente que no se metiera en sus asuntos. Ignora el señor Galán, entre otras muchas cosas, que al gobierno –y en particular a la Superintendencia Nacional de Salud– le asiste la competencia de intervenir la Subred Centro Oriente y, en desarrollo de esta función, tomar decisiones respecto de sus obligaciones, operaciones y bienes. Visto lo anterior, no entiende uno cuál es la molestia (o el temor) del señor alcalde, ¿acaso el contrato con COPASA para demoler un bien de valor patrimonial era uno de los legados de su otrora confidente Enrique Peñalosa? Señor Galán, usted podrá sentirse emperador de Bogotá, pero esta solo es distrito y capital si pertenece a un Estado en el que gobierna, así no le agrade, Gustavo Francisco Petro Urrego.

Adenda: hubo reunión de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y un par de los pensionados vitaliciamente resolvió no asistir –a su única responsabilidad en virtud del cargo de expresidentes– argumentando que con su presencia legitimarían la que consideran una postura equivocada del gobierno sobre la crisis política en Venezuela. Entre quienes se ausentaron, no sin hacer bulla, estuvo Andrés Pastrana, quien actualmente se encuentra denunciado por difundir una infamia contra el presidente Petro. Nos preguntamos, ¿considera Pastrana que con llamar a Maduro “narcotraficante”, como lo hizo con Petro, bastará para que aquel acepte la derrota y dimita?

Adenda dos: vemos que hay muchos a la espera de unas ballenas que atravesarán aguas colombianas para hacer lo suyo. Dado que hemos tenido el gusto de presenciarlas in situ, recomendamos hacerse el viaje y disponerse a maravillarse.

Hasta la próxima semana.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.

lunes, junio 17, 2024

Ni chicha ni limonada


Por: Hernán Riaño 

Es hora de que los verdaderos demócratas defiendan el primer gobierno afín a sus creencias, no le sigan haciendo el juego a los que no lo son y menos a la extrema derecha y sus áulicos, abracen y defiendan los programas y reformas para dar el salto que nos aleje del feudalismo atrasado y caduco que nos ha regido. 

El panorama colombiano es sui generis, generalmente, lo que ocurre en nuestro país es, como decía García Márquez, solo realismo mágico. Nada es coherente ni obedece a las leyes de la naturaleza, aquí todo pasa y nada pasa. En esta oportunidad resaltaré las posiciones de muchos petristas y/o progresistas que se montaron al bus de la victoria pretendiendo continuar con la corrupción, en algunos casos, otros por moda y otros con un miedo a la derecha creyendo que nunca se podría hacer otro tipo de gobierno que no fuera el de los feudales – narcos políticos que han estado en el poder toda la vida.  

Me referiré a cada uno de estos “votantes” que inundan nuestra geopolítica. 

Los primeros, son los que hicieron campaña por el actual gobierno, teniendo compromisos previos con la extrema derecha y los gamonales de las regiones, pretendiendo, con esta figura, engañar al señor presidente y seguir esquilmando el erario.  

En este grupo por ejemplo los Olmedos López, que quedó al descubierto y se conoció el entramado de corrupción en la UNGRD, que según se supo, se inició desde la creación de la unidad, siendo una vena rota por la cual salían los dineros públicos a engrosar los bolsillos de politiqueros de varias regiones, de estos hay muchos que falta descubrir y denunciar. 

En el segundo grupo están lo que se dejaron seducir por la “moda del momento” del estallido social; pensaron que con la “subida” de un presidente se iban a solucionar todos los problemas como por arte de magia, sin entender la verdadera situación política del país, que si bien es cierto se llegó al gobierno, los colombianos pobres y miserables están muy lejos de conquistar el poder, este sigue en manos de los grupos económicos, sus partidos políticos de ultraderecha y de los corruptos y ladrones de todo nivel. Y, claro, al no ver “solucionado “su problema particular, empiezan a despotricar del gobierno y hacerle el coro a la oposición inteligente. Solo les interesa su situación del momento, son egoístas y envidiosos y nunca han sabido lo que es una lucha popular y además se creen estrato 6 siendo en realidad 1, 2 o 3, lo que en redes sociales se ha llamado la nueva clase social colombiana, los uribistas estratos bajos. Son los que siempre votan por moda, por el que va primero en las encuestas, o porque el(la) candidato(a) es bien parecido(a) o se ha sacado fotos con el reguetonero de actualidad. Son ignorantes y se dejan llevar por las oleadas impuestas por los publicistas. 

El tercer grupo se caracteriza por el miedo al cambio, a una nueva política, no aceptan las transformaciones de fondo, solo quieren maquillaje y modificar en “alguito” para no “molestar” a la extrema derecha. Viven pendientes de las opiniones de políticos y periodistas de esa corriente y las comparten en sus redes como una verdad incontrovertible, como si fuera “palabra de dios” y además con calificativos superlativos de su cosecha, advirtiendo los peligros que representa para el país proponer o hacer determinada reforma o tomar alguna decisión que beneficie al pueblo. Son petristas vergonzantes, y digo petristas porque muchos de estos personajes se autodenominan así y se dicen radicales, pero al primer asomo de un “error” o de algo que no está conforme a su posición. al final siempre la ponen a favor de la ultraderecha.  

Estas posiciones de la variada fauna “progresista” siempre terminan poniéndose del lado de los opresores, por una u otra razón abandonan a sus congéneres para hacerle la segunda a una ultraderecha que los usa como “desechables”, ya que cuando cumplen con su función de abandonar y ponerse en contra del gobierno democrático, se olvidan de ellos en el mejor de los casos, pero en otros los procesan judicialmente o los eliminan físicamente para crear otras situaciones de hecho que perjudiquen a la democracia. 

Para la muestra un botón, en la votación para aprobar la reforma pensional, aparecen tres parlamentarios del Pacto Histórico que votaron negativa la propuesta o sea que se pusieron a favor de los fondos de pensiones y los banqueros. Se queda uno sin palabras ante este hecho y surgen preguntas que el país exige las respondan, Se suman a los que se hicieron elegir con las banderas progresistas como JP Hernández, ahora conocido por montajes fotográficos (1), Katherine Miranda, que, según denuncias del señor presidente Gustavo Petro ocultó un artículo fundamental para la compra de tierras y no dejó debatir (2) y Catherine Juvinao, que en los últimos debates de las reformas que benefician al pueblo, más pareciera que fuera una “uribista pura sangre”, muy parecida a las palomas o las cabales, tan es así que ahora es la preferida de la revista de marras y de los partidos reaccionarios. ¿Fue para eso se hizo elegir con los votos progresistas?, traición total (3).   

Hay que hacer varias consideraciones que no tienen en cuenta estos personajes por estar imbuidos en sus intereses personales, el famoso “yo voy por lo mío” tan conocido en las tierras paisas y que inundó al país entero. 

Este gobierno es el primero que ocurre en más de 500 años de dominación feudal, 300 de colonia española y de 200 de una aristocracia rancia que no ha soltado el poder y que ahora lo que quiere es que no gobierne la voluntad del pueblo.   

¿Quién dijo que Petro y los demás que están en el gobierno son perfectos? Están tratando de hacer una política diferente, pero con la contaminación corrupta del país es muy demorado y existen riesgos de cometer errores. No los estoy justificando, solo quiero poner las cosas en contexto, al corrupto hay que denunciarlo, que las autoridades judiciales los juzguen y condenen. Pero al funcionario o parlamentario que comete un error por falta de experiencia, o porque la extrema derecha, con argucias, lo hizo equivocar o por no conocer los intríngulis del manejo burocrático, estos petristas le caen con todo, lo crucifican en las redes sociales, además con unos calificativos que no le dan ni a la extrema derecha.  

Muchos de estos se la pasan diciendo es que yo si critico y condeno al gobierno actual porque para eso le di el voto. Nunca hizo nada contra los gobiernos de extrema derecha y ahora, sin fórmula de juicio, sin permitir la defensa, atacan y contraatacan, dándole armas a la oposición inteligente.  

Pero lo más sorprendente es que están a la caza de las críticas de los periodistas de la ultraderecha para promocionarlas, difundirlas y “viralizarlas” haciéndole un favor grande a esos comunicadores que con esa ayuda logran su cometido. Aun no entiendo por qué se empeñan en mantener en primer plano a ciertos políticos y periodistas que están cazados (en algunos casos literalmente) con la extrema derecha, sus empresarios y politiqueros.  

Todos estos grupos, en últimas, son o se convierten en armas de las derechas, de esto deben ser conscientes todas las fuerzas realmente progresistas. 

Para completar hay un sector que tiene un mercado ganado, que es el de los “influenciadores”.  El caso de esta nueva generación nacida de las redes sociales es muy diferente, porque a muchos de ellos solo les importa el escándalo que les den “likes” o “me gusta” para monetizar (ganar dinero) todo lo que puedan; a estos no les importa la verdad, solo el escándalo. Entre más amarillista sea el título, más “vistas” tiene y por tanto más dinero. Pero a falta de un periodismo comprometido con la democracia, ellos han cumplido ese papel con todo y sus fallas y distorsiones. Un influenciador dijo, para justificarse, de que toca hacerles eco a esos periodistas, porque son figuras populares (¿?). 

Esto último es un argumento para reclamar un periodismo democrático y comprometido con la verdad, fuera de la telaraña del poder feudal que nos ha denominado y un sistema de noticias ciudadano que instruya a los colombianos de lo que realmente está pasando en el país.  

Es hora de que los verdaderos demócratas defiendan el primer gobierno afín a sus creencias, no le sigan haciendo el juego a los que no lo son y menos a la extrema derecha y sus áulicos, abracen y defiendan los programas y reformas para dar el salto que nos aleje del feudalismo atrasado y caduco que nos ha regido. 

(1) https://caracol.com.co/2024/06/04/jota-pe-hernandez-hizo-un-montaje-para-aparecer-en-la-posesion-de-nayib-bukele/  https://www.minuto30.com/polemica-por-supuesto-montaje-del-senador-jota-pe-hernandez-en-posesion-de-nayib-bukele/1611746/https://www.colombia.com/actualidad/politica/memes-y-burlas-a-jota-pe-hernandez-por-montaje-de-la-posesion-de-nayib-bukele-469991 

(2) https://www.rtvcnoticias.com/katherine-miranda-articulo-presidente-petro-tierras 

(3) https://www.facebook.com/share/v/5orzx8qyhNFzP9Fc/ 

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista HERNAN RIAÑO

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto. 


 


 

viernes, mayo 31, 2024

La guerrilla le carga ladrillo a la extrema derecha

 

En la imagen: Un miembro del frente Carlos Patiño de las disidencias de las Farc patrulla Cañón de Micay, bastión del EMC en el Cauca, el 24 de marzo de 2024. Foto de Raúl Arboleda en:https://www.france24.com/

Por: Hernán Riaño

Estas "guerrillas" que aún no quieren hacer la paz, no les interesa, o prefieren seguir delinquiendo con negocios ilícitos como el narcotráfico y secuestro ¿están aliadas con la extrema derecha?, ¿Siguen sus indicaciones? ¿Mantienen el nombre de insurgentes solo para tapar sus negocios ilegales? ¿Quiénes se benefician con estas acciones?

No es desconocido para ningún colombiano, que toda la política hecha en Colombia por Álvaro Uribe Vélez, desde que incursionó, se ha basado y lo sigue haciendo en una "pelea" contra las guerrillas colombianas y todo lo que a él le parezca a desarrollo social y democracia. No en vano ha tildado cualquier posibilidad de avance democrático con epítetos inventados por él, como “castrochavista”, que no se sabe qué quieren decir, pero que ha calado en sus estúpidos seguidores y que repiten como loros mojados en cualquier reunión pública o privada. 

Pero Uribe fue muy eficiente en la construcción de un enemigo interno: la guerrilla, y además intentó mostrarla como enemigo personal, al acusarlos de la muerte de su padre Alberto Uribe; hoy ya hay dudas al respecto, y las investigaciones han dado para conocer otros aspectos de esa muerte y de la vida del señor padre del “ex”. A partir de ese momento, y justificándolo con la muerte de su papá, declaró una guerra sin cuartel a la guerrilla. 

Con esta consigna llegó a la gobernación de Antioquia, al Congreso de la República, dos veces a la presidencia y hoy por hoy es un líder indiscutible de esa ultraderecha neoliberal corrupta. En su gobierno departamental creó la génesis de las autodefensas, las Convivir, para enfrentar a ese enemigo que, según él, era el causante de todos los males de Colombia. Es conocido hoy, gracias a la Comisión de la Verdad y a la JEP, para qué fue lo que sirvieron realmente esas autodefensas. 

Retrocediendo un poco en el tiempo, hay que recordar que la guerrilla decepcionó a los colombianos con el fracaso del proceso del Caguán y que esto fue aprovechado por la ultraderecha nacional para desacreditarlos completamente.

Pero volvamos, las guerrillas de todos los pelambres, que llevan más de 50 años como insurgentes, se quedaron en eso, solo en eso, sus propuestas se fueron diluyendo en el tiempo, y a los otros los fue consumiendo el narcotráfico y cambiando sus objetivos, y hoy más parecen bandas criminales dedicadas exclusivamente a ese negocio ilícito.

Ellos pregonaban los cambios del país, unos queriendo un gobierno democrático y otros un gobierno socialista, estos últimos no aceptan medias tintas. Con esos argumentos unos firmaron el proceso de paz de la Habana y las alas más radicales se quedaron en el monte. Hoy, esos que no lo hicieron antes, iniciaron un nuevo proceso con otras condiciones. 

Con este panorama, estas guerrillas que aún persisten en mantener la guerra, contrario a lo que se podría pensar, se dedicaron a hacerle la vida imposible a Gustavo Petro con acciones terroristas, paros armados y cuanta cosa se puedan imaginar para torpedear al gobierno y “sacarle” ventajas inesperadas y en muchos casos desleales. 

Uno no puede entender qué están pensando los líderes y militantes de esta extrema izquierda, que, en vez de pensar en el país, de analizar la situación tan delicada en la que lo dejaron los gobiernos derechistas, se comporten como ellos y se suman, en la práctica, a su “oposición inteligente”. Con sus acciones, lo único que hacen es sumársele a su símil, la extrema derecha, en el torpedeo que le hacen al gobierno y en últimas frenar las reformas sociales que tanto necesita el pueblo colombiano. 

Nunca habíamos tenido un presidente democrático, hoy reconocido líder mundial y que nos envidian en muchos países y en contraposición la extrema izquierda se porta como si fueran otra fase de la oposición al gobierno.

El dicho popular que dice que “las extremas se juntan”  se está viendo claramente, en vivo y en directo en nuestra nación. Dos facciones de la política colombiana que uno supondría enemigos, hoy abrazados en el objetivo de “tumbar” a Gustavo Petro de la presidencia.

Es necesario, oportuno y obligatorio recordar que el líder de esta guerrilla autodenominada EMC, Iván Mordisco fue declarado muerto por los señores Iván Duque y Diego Molano, presidente y ministro de defensa respectivamente, y que por su “muerte” pagaron ¡3 mil millones de pesos de recompensa! (1), ninguno de los dos ha aclarado a quien le pagaron ese dinero ni por qué lo hicieron, sabiendo hoy que está vivo pactando contra el gobierno Petro. A otro que habían declarado muerto fue a Iván Márquez que en los últimos días también apareció dando declaraciones.  

De lo que se concluye con este episodio, es que este EMC que aún está haciendo la guerra en Colombia es de la extrema derecha y actúa en concordancia con las otras derechas del país, la pregunta obligada (y no es afirmación) es: ¿La muerte de Iván Mordisco, el pago de esa cuantiosa recompensa, su reaparición y accionar contra el gobierno democrático, a qué obedecieron? Mutis por el foro, dicen los entendidos, pero sí es muy sospechoso. Con esas acciones también les colaboran a los corruptos para desviar la atención sobre las gravísimas denuncias en los últimos días sobre desfalcos y robos en muchas entidades en los gobiernos anteriores o realizados por funcionarios que vienen de esos gobiernos.

¿Estas guerrillas que aún no quieren hacer la paz, no les interesa o prefieren seguir delinquiendo con negocios ilícitos como el narcotráfico y secuestro ¿están aliadas con la extrema derecha?, ¿Siguen sus indicaciones? ¿Mantienen el nombre de insurgentes solo para tapar sus negocios ilegales? ¿Quiénes se benefician con estas acciones? O ¿Los autodenominados guerrilleros son idiotas útiles de la extrema derecha y el uribismo? Preguntas que no tienen respuesta después de muchos años de conflicto en Colombia y que, ojalá, más temprano que tarde las respondan al país.

Otro aspecto a analizar es, como se lo han preguntado en las redes sociales, ¿estos ataques terroristas de todos los sectores violentos, ¿Obedecen al llamado a juicio y posterior acusación por tres delitos a Álvaro Uribe Vélez? Si fuera cierto, sería muy grave que los autoproclamados guerrilleros, estuvieran defendiendo con sus acciones al “ex”.

Esas guerrillas serán las responsables si hay un golpe de Estado blando o duro contra el primer gobierno democrático, porque ellos con su accionar solo alimentan y justifican los deseos desestabilizadores de los empresarios y políticos neoliberales, además de las consecuencias sociales que tienen las regiones con estas acciones de bloqueos, paros, bombas y secuestros, ya que los únicos perjudicados son, en primera instancia los habitantes de esas zonas y en segunda la sociedad colombiana que ellos pregonan defender.

Es que la guerra es un negocio en los que unos actores, los que la impulsan y alimentan, ganan mucho dinero, casi que por todos los rubros que tienen que ver con los conflictos y no olvidemos que uno de los personajes a los que más le gusta es a Álvaro Uribe Vélez, por eso le gusta tanto.

Nota publicada originalmente en SoNoticias – Periodismo verídico para proporcionar elementos para la creación de conceptos propios (wordpress.com) y compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de su director, el periodista HERNAN RIAÑO.

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miércoles, enero 17, 2024

Mutismo del fiscal Barbosa ante corifeos que llaman al golpe de Estado*

 

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

Barbosa anda diciendo que se va a dar clases a Estados Unidos, pero ¿qué puede enseñar este hombre que no sea a irrespetar? Salvo que en alguna universidad de Florida estén considerando dar un curso de patanería para jóvenes, no damos crédito a su presunto nuevo trabajo.

Si hablamos de Colombia hay un par de cosas buenas por decir, otro tanto menos favorables y no pocas regulares, porque nuestro país es como el mar semi picado: no tiene olas para surcar a bordo de una tabla de surf, pero tampoco es calmo como para nadar en él. A veces se revuelve y advierte un tsunami para luego volver a su estado regular, aquel que los periodistas con algo de gracia han denominado “tensa calma”. Los pesimistas, sin distinción de postura o ideología, amenazan con que “ya tocamos fondo” cuando quiera que las cosas no resultan como ellos quisieran. Sobre esta última expresión, de uso frecuente desde años ha, el padre de Germán –menos escéptico que su hijo– decía que los barriles sin fondo existían. Todo lo conocido ha pasado en Colombia, sin mayores repercusiones, y de seguro vendrá lo desconocido con iguales consecuencias.

En esta, la ‘más estable’ democracia de América Latina, unos cuantos desocupados que hace años vestían uniformes de la fuerza pública y con cuyas acciones ahora deshonran su pasado, amenazan con un “juicio político” al presidente Petro que lleve a su “destitución” –con la misma opacidad con que los procesan a ellos valiéndose de un fuero que las más de las veces es inmerecido– y que, de fracasar, exigiría una “toma del palacio de Nariño y del Congreso de la República”, es decir, el cese completo y definitivo de las instituciones democráticas que dicen defender. Ante esta amenaza pública y explícita de dar un golpe al gobierno electo por voto popular y que cuenta con el mandato de presidir el Estado hasta el 7 de agosto de 2026, hay un funcionario llamado a pronunciarse que guarda un preocupante silencio, máxime cuando se trata de un hombre afanoso por hacerse escuchar: el señor fiscal general de la Nación.

Y ya que nos referimos a este individuo, es una sandez, una afrenta a su cargo y demostración de su poca finura la expresión del señor fiscal general relativa al Presidente de la República, a quien trató como semejante a Pablo Escobar. Nos contaron que Barbosa anda diciendo que se va a dar clases a Estados Unidos, pero ¿qué puede enseñar este hombre que no sea a irrespetar? Salvo que en alguna universidad de Florida estén considerando dar un curso de patanería para jóvenes, no damos crédito a su presunto nuevo trabajo.

Nos excusamos por la brevedad de esta columna, aún a miles de kilómetros de casa quisimos hacer uso de esta tribuna que generosamente nos han extendido algunos medios para pronunciarnos sobre un hecho que calificamos de la mayor gravedad, confiando en que lleve a ustedes la convicción de que no es un asunto menor y puede tornarse en fait accompli si así lo permitimos.

Adenda: señores periodistas, es dos mil veinticuatro, no “veinte veinticuatro”. Lo ha dicho la Academia de la Lengua y lo ordena la práctica común y el mínimo cuidado por la palabra.

Adenda II: Hoy circula por primera vez el periódico Vida, medio oficial de la Presidencia de la República, «con la convicción de romper con el centralismo y acercar a la población a temas que afectan su vida cotidiana». Desde aquí, invitamos a leerlo.

¡Hasta la próxima!

*Texto originalmente publicado en https://sonoticias0.wordpress.com/ y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la generosidad de nuestro aliado, el periodista Otto Hernán Riaño director del portal SONOTICIAS 

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jueves, enero 11, 2024

No es una película de terror, está sucediendo en vivo y en directo*

 

Por: Hernán Riaño

Por eso; es que lo quieren matar, derrocar y, en últimas, evitar que termine el periodo presidencial o que otro presidente, en el 2.026, de la misma línea, pueda seguir destapando tanto hecho de corrupción, robo y asesinato que ha ocurrido en Colombia.

En año y medio de gobierno se han sabido tantas cosas sobre el actuar de los grupos de poder, económicos, paramilitares, grupos delincuenciales y especialmente de lo que fueron los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y sus sucesores, que le da a uno escalofríos con solo detenerse a analizar cualquiera de las denuncias y noticias (nunca conocidos por los medios tradicionales) producidas en este corto lapso de tiempo.

Muchos de estos hechos ya los había denunciado el mismo Gustavo Petro, cuando fue parlamentario, al igual que otros como Iván Cepeda, Wilson Arias, María José Pizarro y unos pocos parlamentarios consecuentes en ejercicio o que ya no están en el Congreso, que han entendido su responsabilidad con el país, sin detenerse en nimiedades ni intereses particulares. En este mismo sentido se debe resaltar lo hecho por Daniel Mendoza y su serie “Matarife” en la que, sin restarle los méritos de su trabajo ni mucho menos, ordenó cronológicamente la vida y obra de personajes como Uribe, Federico Gutiérrez y muchos otros, basado en informaciones (en la mayoría de los casos de medios de comunicación del poder), de hechos que oscurecieron el panorama del país a tal punto de rebajarlo a un narcoestado, como muchos lo calificaron.  A pesar de que, como dije, estos acontecimientos eran de público conocimiento, a los colombianos pareciera que los miraban como si estuvieran ocurriendo en otro país, o como si fuera una telenovela de las que escribe Gustavo Bolívar.

Hoy, ante los descubrimientos de hechos más graves que todos los días se conocen y por el actuar cada vez más oscuro, cínico y descarado de los que tienen el poder en Colombia, esa modorra de la mayoría de los colombianos espanta más que los hechos en sí; desfalcos, robos, corrupción por doquier, asesinatos, desapariciones, falsos positivos y miles de etcéteras que ocurrieron en los gobiernos desde Pastrana hasta Duque se volvieron tan “normales” que los ciudadanos, o son cómplices, o le dan el beneplácito a estas conductas.

Pero es que las noticias y denuncias no paran: que quieren asesinar al presidente, se conocen audios de líderes de derecha como un directivo de camioneros de Boyacá, que llaman abiertamente a un paro para derrocarlo, que la Corte Constitucional bloquea los actos de gobierno para beneficiar a los pobres, que el Concejo de Estado “tumba” curules de parlamentarios del Pacto Histórico, que la Procuradora pide que se declare inexequible en Plan de Desarrollo, que no pagaron los derechos de los Juegos Panamericanos, que los medios calumnian y entrampan a funcionarios del gobierno, que los empresarios actúan como esclavizadores, que otros empresarios no cumplen con las normas tributarias, que no se sabe dónde está la plata de la ayuda humanitaria para los venezolanos donada por otras naciones, que no se sabe qué pasó con los ingresos del oro que vendió Duque, propiedad de los colombianos, que no se sabe dónde está la plata del déficit que dejó el gobierno anterior, que los entes de control actúan como partidos de oposición, que esos mismos entes no investigan a sus amigos, que la fiscalía oculta expedientes de políticos de extrema derecha especialmente del uribismo, que denuncian a la vicefiscal de presuntos nexos con bandas criminales, que el nuevo gobernador de Antioquia, ad portas de un proceso judicial, quiere instaurar nuevamente los paramilitares en su departamento disfrazados, como lo hizo Uribe, de cooperantes, que la JEP ordenó el arresto de una exgobernadora y otros políticos y militares de relevancia, que Santos evitó que llevaran a los estrados judiciales de Estados Unidos a Uribe dándole inmunidad diplomática, que liberaron a Alex Char con una “jugadita”.

No se sabe cuándo se va a conocer todo lo que ha sucedido y sigue pasando en nuestro país, no se sabe hasta dónde vamos a llegar, lo que sí se sabe es que si no se hubiera elegido este primer gobierno democrático, muchas de esas cosas seguirían en las gavetas de los entes de control o en los escritorios de los directores de noticias de los grandes medios. 

Por eso; es que lo quieren matar, derrocar y, en últimas, evitar que termine el periodo presidencial o que otro presidente, en el 2.026, de la misma línea, pueda seguir destapando tanto hecho de corrupción, robo y asesinato que ha ocurrido en Colombia. Ellos querían que no se supiera, a lo que le temen realmente es a la verdad, a que los colombianos veamos cuál es la verdadera cara de esos que, hoy, se proclaman los “salvadores” de Colombia.  ¿De qué nos quieren salvar? Como reza el dicho: “Tras de ladrón, bufón”, su cinismo es tan grande que no solo ocasionaron la ruina del país, sino que hoy, le echan la culpa al nuevo gobierno de lo que ellos han hecho y que solo ellos nos salvarían de esa catástrofe.

Pero con todo lo destapado en este corto tiempo, pareciera que, estuviéramos asistiendo a una película de horror de esas que hoy están tan de moda y que atrae a las nuevas generaciones, pero no, no es un filme de terror, es la pura realidad sin maquillaje, tan cruel y cruda que pareciera que estuviéramos en una pesadilla sin fin o leyendo una novela de realismo mágico, y lo estamos viviendo en vivo y en directo, sin anestesia. Pero no nos inmutamos, no nos impresiona, no nos importa, es como si no fuera con nosotros, es esa la realidad que nos golpea a cada minuto, pero que no hace despertar a los colombianos, muchos obnubilados por la idolatría que le profesan a Uribe y que no bajan de “dios”.

El reto es unirnos para acabar esta situación de horror, para que las nuevas generaciones tengan un país con otras oportunidades acordes a una nación en paz, y con beneficios para todos y no solo para los pocos que se creen con el derecho divino de mantenernos pobres y esclavizados por toda la vida.

Texto originalmente publicado en SONOTICIAS y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño, director de dicho portal informativo.

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lunes, enero 08, 2024

La “inteligencia” de la oposición inteligente y la estupidez de sus seguidores*

 


Por: Hernán Riaño

Porque no es solo la clase media, que por aspirar a ser de “la alta”, está en la tónica de defender al opresor; son personas de una condición muy humilde quienes son los que más los defienden.

Termina un año muy esclarecedor para el país y su futuro, marcado por muchos temas que en otras épocas de nuestra historia ni siquiera conocíamos ni mucho menos se trataban. Dejó en claro muchas cosas, develó muchos secretos muy bien guardados y mostró, crudamente, el cómo se había manejado Colombia y quiénes se habían apoderado de ella sin derecho y a sangre y fuego, literalmente hablando.

En los últimos años se ha informado sobre el despojo de tierras a los campesinos pobres por parte de los terratenientes feudales, usando a los paramilitares para ello. Solo hasta el 2.022, con ayuda de la JEP y el actuar del presente gobierno, empezaron a decantarse esas verdades. Comandantes paramilitares como Mancuso y muchos otros contaron ante los tribunales su forma de actuación y de quienes recibían esas órdenes, además del testimonio de militares activos y en retiro que informaron como era su articulación con los “paras” y el cómo se inventaron los mal llamados falsos positivos para obedecer a un gobierno en específico que quería mostrar resultados con su política de “seguridad democrática”.

El país ya lo sabía, pero por arte y magia de los grandes medios de comunicación, como en una novela de García Márquez, convencieron a los colombianos que eso era una fábula y que aquí no pasaba nada.  Solo con el ejercicio de la Jurisdicción Especial para la Paz, La Comisión de la Verdad, algunos periodistas que, si han investigado los hechos y funcionarios honestos del gobierno liderados por Gustavo Petro, se empezó a armar ese rompecabezas macabro de poder y muerte. Hoy muchos militares y exmilitares están investigados, condenados y en prisión por esas atrocidades. También empezamos a saber de grandes empresarios vinculados y financiadores de esos grupos irregulares, inclusive multinacionales que ya están siendo investigadas y sus ejecutivos citados a rendir cuentas.

Pero eso no es todo, el país comenzó a entender las verdaderas relaciones del poder económico con la postración de la mayoría de los ciudadanos, que, según estadísticas internacionales, al finalizar el gobierno Duque, fuimos clasificados como una de las sociedades más desiguales del mundo, con una pobreza y miseria tal, superada solo por dos o tres países en el globo. Su ambición ha llegado a puntos que harían sonrojar a ricos de otros países. Agravado, en la mayoría de los grandes capitales, por su vinculación directa o indirecta al accionar del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y sus sucesores.

Empezamos a saber del por qué les arrebataron los derechos a los colombianos, como la salud, el trabajo decente, las pensiones, la participación decisoria y tantos otros de los que gozan ciudadanos de otros países, inclusive cercanos al nuestro. Empezamos a entender que es “democracia”, aunque falta muchísimo para ser realmente conscientes de ese concepto, esa forma de vida y aplicarlo en Colombia; esa es una tarea ardua y dispendiosa que durará varias generaciones. Limpiar la mente de muchos compatriotas de ese gen feudal que se ha apoderado de su ser agravado por la tendencia a permitir y hasta a participar en cosas non santas, es algo que nos llevará mucho tiempo e inversión de recursos de todo tipo.

También vimos muchos líderes, periodistas y miembros del poder legislativo, que aprovechando el “boom” del estallido social, se camuflaron en la esquina progresista, pero no fue, sino que les dieran la oportunidad y pelaron el cobre poniéndose del lado al que verdaderamente pertenecen: la extrema derecha.

Conocimos todo tipo de “profetas del apocalipsis” que predijeron que con Petro el país sería como Venezuela, que muchos se irían del país, que los empresarios sacarían sus capitales para trasladar sus negocios a otras naciones, que, en síntesis, el país se derrumbaría, como si con los gobiernos uribistas estuviéramos igual a los países nórdicos o Suiza. Más que una profecía era un deseo personal; que Petro no hiciera las cosas bien para concluir que el progresismo no sabe gobernar y que solo ellos lo hacen, porque tienen el designio de dios para ello.

Empresarios que les mienten descaradamente a los colombianos, como los de las gaseosas, que a sabiendas de los pésimos efectos para la salud de esos productos, usan periodistas y sus medios, contratan “expertos” para que nos digan que esos efectos son mínimos, ignorando los estudios científicos mundiales que existen al respecto, solo para nombrar un ejemplo.

Ante las reformas supimos que la extrema derecha y los empresarios no tienen argumentos para mantener las cosas tal y como están; las EPS no son eficientes, están quebradas y han desangrado al país por  mucho tiempo, que los fondos de pensiones usan el dinero para enriquecer a sus dueños y cantidad de negocios privados que los ricos hacen con dinero público y por eso usan todos los medios posibles, legales o ilegales para mantener las cosas como están, a costa de la salud y la calidad de vida de los colombianos. Los argumentos se convirtieron en ataques personales a los funcionarios que las adelantan, tratando de deslegitimar su idoneidad y experiencia, hasta en su vida privada se han metido para desviar la atención de lo beneficiosas que son para los colombianos.

En todo esto, los grandes medios de comunicación de propiedad de grandes “cacaos” han jugado un papel muy importante, impulsados por la maledicencia de sus periodistas, que en esto son unos expertos, los “malos hígados” de todos ellos, muchos y muchas vinculados(as) a negocios non santos o a empresarios que los hacen, han demostrado una capacidad enorme de mentir, calumniar, inventar, entrampar para favorecer a sus patrones y a ellos en particular.

Este ha sido un año muy especial en el que hemos visto cosas que no se habían vivido en nuestro país. Nació algo muy raro llamado la “oposición inteligente”, pero que, de eso nada, no piensan, no raciocinan, no investigan, no razonan, no leen, no argumentan, solo salen en esos medios o en las tribunas o pasillos del Congreso a vociferar y gritar, como si con ofensas y alaridos pueden demostrar que tienen la razón. A senadores y representantes les han demostrado que no leen las reformas que no saben de qué se trata, en últimas que sus intereses son otros muy diferentes a garantizar una calidad de vida a los colombianos. Pero ni se sonrojan, pareciera que no “caen en cuenta” de que la embarraron, que hicieron el oso. ¿O será que esa inteligencia que pregonan no es tal, sino que el cerebro no les da para más? ¿Será qué solo los mueve las ansias de poder y de riqueza? O, en últimas, no les importa quedar mal porque saben que no pasará nada.

El cuadro se completa con una gran cantidad de colombianos estúpidos que son capaces de vender hasta a la propia madre con tal de mantener a Uribe y la extrema derecha en el poder. He visto estudios que tratan de explicar el cómo, un pobre que no tiene nada prefiere defender, a quien lo ha dejado en esa miseria; en vez de unirse a sus pares y luchar por una vida mejor. Pero el caso colombiano es de antología, vendedores ambulantes, campesinos miserables, gente que no tiene ni para comer dos veces al día, engrosando las filas de defensores y "apoyadores" de la extrema derecha, porque no es solo la clase media, que por aspirar a ser de “la alta”, está en la tónica de defender al opresor; son personas de una condición muy humilde quienes son los que más los defienden. Por eso traigo a colación esta frase: El enemigo del pobre es otro pobre que se cree rico. Además, atacan sin piedad a quienes, si piensan, dan argumentos y defienden la posibilidad de un mejor país. No se cansan de demostrar su ignorancia y estupidez.

¿Cómo se le puede llamar a esa actitud tan irracional? ¿Cómo se les puede hacer caer en cuenta de la realidad? Trabajo difícil para sociólogos, antropólogos y científicos de las ciencias sociales. La realidad es que son ellos los culpables de lo que ha sucedido con los gobiernos de los últimos 30 años, del estado en que Petro recibió al país y de la feroz oposición que le hacen.

NOTA ACLARATORIA: La RAE define la estupidez de la siguiente forma (1), tomado textualmente:

De estúpido y -ez.

f. Torpeza notable en comprender las cosas.

f. Dicho o hecho propio de un estúpido.

Sin.: idiotez, tontería, imbecilidad, bobería, sandez, memez, necedad, simpleza, tontada, cojudez.

Ant.: inteligencia, agudeza, perspicacia, sagacidad.

*Texto originalmente publicado en SoNoticias – Periodismo verídico para proporcionar elementos para la creación de conceptos propios (wordpress.com)

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

lunes, noviembre 13, 2023

Colombia es un partido de fútbol*

 

Por: Hernán Riaño

De acuerdo con las diferentes reacciones de los colombianos respecto a los hechos que ocurren en el país, no cabe duda de que son con el corazón y no con la razón, como si todo se tratara de un partido de fútbol.

En uno de esos espectáculos ve uno a esos aficionados, llorar, echar “madrazos”, maldecir al técnico y a los jugadores, agarrarse a puños con otros aficionados, en una discusión constante con el árbitro (porque sí y porque no), en muchos casos peleas en las tribunas o en las afueras del estadio y, lo más grave, atacar, en muchos casos, hasta la muerte, a hinchas de otro equipo. Todo ello sin mediar un análisis, siquiera mínimo, tanto de las acciones como de las consecuencias.

La extrema derecha pregonando un “nuevo panorama político” para tratar de limitar el trabajo del presidente en favor de los colombianos y una izquierda pidiendo cabezas, es nuestro panorama poselectoral.

De igual forma lo hacen con todo lo que tiene que ver con la vida nacional y la política. Así lo presentaron los grandes medios y muchos políticos en las elecciones regionales. Para la derecha fue un referendo de censura para el gobierno de Petro, que solo lleva un año y tres meses gobernando después de más de 200 años de saqueo, pobreza y miseria que ha dejado esa misma derecha feudal, como si todos los males que afectan al país hubieran llegado con Gustavo Petro, a pesar de que ese planteamiento que estas elecciones fueran un plebiscito fue impulsado, erróneamente, por el excandidato a la alcaldía de Bogotá en una de sus acostumbradas salidas.

Para los afectos al gobierno nacional representaron un avance de consolidación de una fuerza nueva en el ámbito nacional, el Pacto Histórico tiene aproximadamente dos años y como fuerza que plantea otros argumentos para el desarrollo y bienestar del país, representaron un buen resultado.

Aparecieron, en ambos lados, los profetas del apocalipsis de siempre, los de los partidos tradicionales presagiando el fracaso y desaparición de esta nueva fuerza política democrática tratando de evitar que se les han destapado cantidad de hechos de robo y saqueo de los recursos públicos, como nunca antes, e intentan con estas acciones, quitarle importancia y tapar todo. Para los seguidores del gobierno más recalcitrantes se ha debido ganar rotundamente en todo el país olvidando que quienes siguen en el poder son los dueños del país. La pérdida en la capital y en una de las ciudades importantes, sede del más radical de los extremismos de derecha, es un fracaso que requiere una autocrítica, autoflagelación y desenmascarar a los “culpables” para que sean llevados a la hoguera.

Se olvidan de varios factores, en la capital, hoy se habla de fraude en las elecciones para favorecer a los empresarios y constructores con un candidato, que su único mérito visible es ser el hijo del inmolado candidato líder de un movimiento político y candidato presidencial, que se alió con quienes su padre denunció y posiblemente lo asesinaron. También que la alcaldesa de la capital hizo política descarada en favor de ese candidato, sin que ningún ente de control se pronunciara, dejándola actuar a sus anchas y con una grosería inusitada. Todos los medios de comunicación comerciales y hasta muchos comunitarios y alternativos “trabajaron” para que ese candidato fuera el triunfador, los primeros inventado cosas, diciendo mentiras y calumniando al único candidato democrático y los segundos haciendo eco, sirviendo de altavoz, reproduciendo las falsedades que se inventaban los periodistas de la prensa tradicional. También hay que señalar que muchos ciudadanos creyeron estúpidamente todas las cosas que esa prensa difundió.

En la capital del uribismo, se aliaron esas fuerzas para consolidar esa extrema derecha que, infortunadamente, va a mantener ese fortín de muchos hechos de corrupción y delitos en Colombia. Lo raro fue que en el periodo anterior hubiera gobernado un alcalde de corriente política diferente al uribismo. El personaje electo, que “brilla por su inteligencia” y falta de atributos de un buen gobernante solo quiere continuar con lo que hizo en su primer gobierno con más desfachatez, llevando a esa ciudad a límites insospechados.

La falta de experiencia en política de muchos activistas, agravada por la ineficiencia de los partidos que conforman el Pacto (que los dejaron a la deriva, no los capacitaron y no les informaron de los riesgos electorales), fue un factor importante para que se diera la presente coyuntura. ¿Es que no sabían que se iban a robar las elecciones? En el caso de Bogotá, el candidato del pueblo se entregó anticipadamente aceptando la pérdida sin siquiera poner en duda los resultados, concejales del Pacto dándoselas de decentes y diplomáticos felicitando al nuevo alcalde, sin esperar los escrutinios y las demandas respectivas. ¿No aprendieron de las elecciones para parlamento en la que hubo fraude y que gracias a muchos ciudadanos que estaban atentos se pudieron recuperar votos y por ende curules? ¿En qué estaban pensando, que por el hecho de haber un gobierno honesto todo el funcionamiento del aparato electoral ahora era decente? La registraduría y el CEN contribuyeron en que no se pudiera tener más alcaldes afines al gobierno nacional con un actuar soterrado que incluyó no permitir testigos electorales, la caída de la página de la registraduría, el impedimento de consulta de esas páginas posterior al 29 de octubre y con denuncias muy graves que los involucra.

La extrema derecha pregonando un “nuevo panorama político” para tratar de limitar el trabajo del presidente en favor de los colombianos y una izquierda pidiendo cabezas, es nuestro panorama poselectoral

Como en un partido de fútbol, todos creen tener la razón y quieren imponerla a como dé lugar, sin criterio, sin información, sin análisis y solo porque el aficionado, en este caso el colombiano, decidió que es así. Nos hace mucha falta cultura política, entender quien representa a quien, qué intereses están detrás de cada acción y sobre todo dejar de creerle, como si fuera una secta religiosa, a los medios de comunicación tradicionales y a los periodistas que allí trabajan, que además de creerse vacas sagradas de la comunicación, no son sino unos difusores de mentiras y falacias para favorecer a la extrema derecha de Colombia.

*Texto publicado originalmente en SoNoticias – Periodismo   y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

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martes, octubre 03, 2023

Negocios privados con dinero público*

 

Imagen tomada de www.semillas.org.co

Por Hernán Riaño

La propuesta de las diferentes reformas que necesita el país, además de demostrar la urgencia de esos cambios para lograr una mejor calidad de vida para los colombianos, ha dejado a la luz pública una forma de negocios inventada desde el ascenso al poder de Álvaro Uribe Vélez: los negocios privados con dinero público.

Les financian las campañas, invirtiendo miles de millones de pesos, para que, cuando llegue el momento hagan lo que los empresarios les exigen y saquen adelante las normas que a ellos les favorecen


Los corruptos y el “ex” implantaron el neoliberalismo, que es quitarle al Estado los servicios que debe prestar y entregárselos a los privados sin ninguna compensación para el país. Se dieron cuenta que volver negocios estos servicios es muy rentable, y aún más hacerlos con el dinero de los impuestos sin aportar un solo peso, pero eso sí, quedándose con el cien por ciento de las utilidades, y en caso de haber pérdidas, que las asuman los colombianos. Así las cosas, se fueron adueñando de todas estas actividades, la salud, las pensiones, las cesantías, el transporte, las carreteras, los peajes, las represas, las hidroeléctricas y todo lo que pudieran convertir en negocio. Esto lo lograron con una guerra sucia, desacreditando, calificando de inepto y corrupto al Estado con campañas llevadas a cabo por los medios de comunicación de su propiedad y con periodistas que sirvieron a este propósito. Todavía se escuchan voces en esos medios que dicen que los servicios inherentes al Estado no los debe prestar éste, porque no es eficiente, que hay un alto riesgo de corrupción y que mejor se los entreguen a los privados.

Pero esta imagen que presentaron y con la que convencieron a un alto número de colombianos, solamente la utilizaron para adueñarse más rápido de todo lo que implicaba manejo de dineros públicos. Como consecuencia, la ultraderecha se fue apoderando del país en asocio con varios empresarios a los que les entregaron todas estas actividades. Hasta la implantación de la “apertura económica” de su cómplice César Gaviria, los dineros de los impuestos de los colombianos eran administrados por el Estado para darle salud, administrar sus pensiones, prestar los servicios públicos de energía, acueducto, alcantarillado y aseo entre muchos.

Así comenzó la expropiación que le hicieron y siguen haciendo, la extrema derecha y sus negociantes, a los colombianos.

El abuso de los empresarios de los servicios públicos es total, desde que empezaron a ser “sus dueños” y los convirtieron en sus negocios. Se apoderaron de las comisiones reguladoras de tarifas y por ende las aumentan cuando “se les da la gana”. Hacen leyes, con parlamentarios a su servicio, a los que les financian las campañas, invirtiendo miles de millones de pesos, para que, cuando llegue el momento hagan lo que los empresarios les exigen y saquen adelante las normas que a ellos les favorecen. Además, no hay ente que se atreva a controlarlos porque es tanto su poder que amenazan o compran funcionarios; a los usuarios les hacen cobros injustificados y les expropian sus inmuebles o terrenos cuando ya no pueden pagar.

De otro lado, las pensiones, las han utilizado para enviarlos a fondos de inversión del extranjero corriendo un gran riesgo de pérdida. Con ellas financian obras como puentes que se caen y hasta los hijos del “ex” los usaron para expandir uno de sus negocios como los centros comerciales (dicho por ellos mismos (1)) y quien sabe cuántos más. Los dineros de la salud enriquecen a personas, vinculadas siempre a la extrema derecha, son dineros públicos con los que no les dan la salud a los colombianos y por el contrario no se sabe (o ¿sí?), a que bolsillo han ido a parar. Dejan deudas billonarias con los hospitales públicos, que generalmente nadie paga, pero eso sí, ellos reciben “su platica” por anticipado.

En todos los casos el “paganini” siempre es el pueblo, el usuario; y no hay poder humano que los defienda del espíritu depredador de estos empresarios que cartelizaron todas estas actividades para el enriquecimiento de sus propietarios y los políticos que los defienden.

El gobierno de Gustavo Petro, coherente con sus promesas de campaña, presentó las reformas pertinentes para todos estos sectores, ¿y quién dijo miedo?; saltaron al unísono los empresarios y políticos que se verán afectados al ver que no podrían seguir enriqueciéndose a costa de los impuestos de los colombianos.

La ultraderecha no tiene argumentos para atacar las reformas, ya que cuando les entregaron estas actividades, lo hicieron sin consultar, a espaldas del pueblo, sin enterarlo y, como dije antes, con una campaña de desprestigio al Estado, además con la “promesa” de que sí serían eficientes. El tiempo demostró lo contrario y ni eficiencia ni nada, solo el desvío del erario a los bolsillos de unos pocos.

Estas reformas y su debate para lo que han servido es para saber cómo fue que se apoderaron y convirtieron en “negocios” estas actividades inherentes a un Estado social. Hoy, ya muchos saben los que han hecho las EPS, los fondos de pensiones, los concesionarios de los servicios públicos, la construcción de vivienda de interés social con la que se lucran de los subsidios del Estado, los que construyen vías y cobran peajes, y todo con lo que se han enriquecido desde la apertura económica de Gaviria y Uribe. Descubrieron el negocio más lucrativo, apoderarse del país y sus finanzas. Y no solamente se adueñaron, sino que con el sofisma de que “son negocios privados”, no dan información, no permiten que se les controle, audite ni fiscalice, no le rinden cuantas a nadie. Son negocios que se rigen por el derecho privado, dicen, pero no aclaran que con dinero público.

Por eso no quieren las reformas, porque pierden la oportunidad del siglo, negociar con los dineros públicos para beneficio personal, en donde las utilidades son para los privados y que debieran ser para la nación. Si el dinero es del Estado…

(1) https://pluralidadz.com/economia/el-hijo-de-uribe-construyo-centro-comercial-con-las-pensiones-de-los-colombianos/ 

*Texto originalmente publicado en Negocios privados con dinero público – SoNoticias y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Otto Hernán Riaño.

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