LA VITRINA DE LA CONVERSA

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martes, enero 23, 2024

De patrones a doctores*

 

Imagen tomada de: amazon.com
Por: Hernán Riaño

En el campo el patrón y en la ciudad el doctor ha impuesto la dominación en la que la derecha a sumergido al país. Este es el tipo de lenguaje que perpetúa el feudalismo que conlleva a abusos y corrupción.

El término patrón se ha usado en Colombia y varios países latinoamericanos, como herencia del colonialismo español y que define la diferencia de clase social entre los más ricos y los pobres. En nuestro país, el campo fue la región donde se empezó a usar, los dueños de las haciendas, terratenientes todos ellos, obligaban a los jornaleros, encomenderos y todas las formas que usaron para fortalecer y perpetuar el feudalismo, para reverenciarlos y obedecerles a ciegas. Estos hacendados determinan la vida y los bienes de los campesinos, inclusive abusaron (o, ¿abusan?) de la dignidad y derechos de quienes producen la tierra, el campesino y sus familias. En muchas partes se obliga todavía, a usar un diminutivo más ofensivo y opresor: “patroncito”

Este término se trasladó a las estructuras narcotraficantes, en donde el capo del comercio de narcóticos se definió como El patrón. Hay una serie televisiva que describe este hecho conocido como: Escobar, el patrón del mal. Son muchas las anécdotas conocidas de esta relación entre el jefe de la banda y sus secuaces. Pero también este nombre lo adaptaron en diferentes sectores de la producción como la construcción y pequeñas factorías en las que los dueños, profesionales o mandos medios imponen su poder con base en el término del que hablamos.

Aparte del poder que ha impuesto este término, también implica ser de clase social con el que pretenden separarse y diferenciarse los dueños y jefes de los menos afortunados, sus “sirvientes”. También ha sido usado en las relaciones con el servicio doméstico, desde hace años, en los que las “patronas” imponían condiciones infrahumanas, a humildes mujeres, generalmente traídas del campo, en las que no tenían seguridad social, horario, tenían que estar las 24 horas disponibles y para rematar, en muchos casos, fueron abusadas por sus patrones o sus hijos.

Pero la modernidad, las nuevas formas de producción y relaciones sociales, hicieron que se usaran nuevos términos para imponer las diferencias sociales y apareció el término “doctor”. Aclaramos quien es un doctor, generalmente se usa para definir al profesional de cualquier rama que tenga que ver con la salud, medicina, odontología, entre otros. Pero además es uno de los grados universitarios más altos que existen y que exige una dedicación y disciplina para poder lograrlo. Después del pregrado, que puede durar unos 5 o 6 años, luego viene el Magister, que puede durar 2 años y por último el PhD o doctorado con una duración de 5 o más años, que exige publicaciones en revistas del ramo y una investigación muy seria que plantee avances científicos o sociales.

Como podemos ver en Colombia se ha desfigurado totalmente este grado académico y todo por querer imponer un poder que no tienen quienes lo usan sin merecerlo o alguna distinción social. Los casos más conocidos de personas que se dicen doctores sin serlo está el de Enrique Peñalosa, quien por muchos años se hizo pasar por doctor de una universidad francesa, se presentó en foros internacionales ostentando este título y publicó libros en los que se presentó como tal, sin ruborizarse. Después de una investigación de Juana Afanador y Carlos Carrillo, ellos demostraron que la universidad que supuestamente le había dado el título, informó que nunca había lo había otorgado y que ni siquiera el de Magister había cursado tal señor. Solo hizo un curso de un semestre de algún curso libre que usó para promocionar su dichoso “doctorado” (1). El señor Peñalosa, sin sonrojarse, sigue opinando, haciendo sus negociados y además, después de su segundo período puso alcalde: Claudia López y ahora en asocio con German Vargas Lleras a Carlos Fernando Galán.  Algo parecido sucedió con el expresidente Iván Duque que se promocionó como Doctor (2) y según el investigador solo asistió a unas pocas clases semanales en la universidad que según él se lo había otorgado, claro que recibió el Honoris Causa en una universidad de Corea del Sur (3), pero cuando ya era presidente.  En otros casos pagan por que les hagan las tesis, las plagian mienten y falsean sus estudios, todo para poder dominar y poder ascender en cargos de poder, en la mayoría de los casos; para usarlo en actos de corrupción y robo del erario.

Muchos profesionales de otras disciplinas y aún sin serlo obligan o imponen que se les diga “doctor”, se ofenden si no se les denomina así. En las instituciones es “obligatorio” su uso, es más, a algunas profesionales se les ha dado por llamarlas “doctorísima” no sé qué significará, ¿será que quieren ser más doctoras que los demás?  Pero si no les rinde esta pleitesía se ofenden, sancionan y persiguen a quien usó otra forma de dirigirse a ellas(os) Esta “dignidad” va más allá, en muchos casos no se les puede discutir o argumentar algo que no esté dentro de sus conceptos, siempre tienen la razón, amenazan, castigan, “cogen entre ojos” y hasta despiden a quienes no les «dan el debido respeto” de doctor(a).

En el campo el patrón y en la ciudad el doctor ha impuesto la dominación en la que la derecha a sumergido al país. Este es el tipo de lenguaje que perpetúa el feudalismo que conlleva a abusos y corrupción. El poder y la riqueza en Colombia, que ha pertenecido a muy pocas familias, se ha afincado en diferenciar su clase con las demás y para ellos obligan a que se les dirija en estos términos excluyentes y ofensivos. No respetan al ciudadano y sus derechos por eso odian la Constitución de 1.991, por eso Uribe la modificó, con ayuda del Congreso y ellos añoran la constitución feudal de 1.886.

Hoy, cuando existe un gobierno democrático, lo quieren defenestrar, lo dicen a cada rato y para ello, utilizan el poder y la forma de dirigirse a sus empleados y colaboradores, como si fueran vasallos, es conocido que los obligan a votar por el que decidan y ahora los obligan a ir a “protestar” contra Petro, porque ellos son los patrones, los doctores y deben obedecerlos ciegamente.

Los colombianos no nos hemos dado cuenta de que han atentado contra nuestra dignidad, con ese lenguaje feudal han dominado, gobernado y saqueado el erario y pretenden seguir haciéndolo. 

El país ha estado sumergido por años entre estos dos términos que han utilizado los dueños del poder para sustentar su dominación para que el pueblo haga lo que ellos les digan y elijan a quienes designen. Y a eso llaman democracia.   

(1)  https://laotravoz.co/ante-la-fiscalia-presentaran-pruebas-sobre-estudios-inexistentes-de-penalosa/  https://www.elespectador.com/bogota/penalosa-lo-admite-el-tal-doctorado-no-existe-article-696635/  https://www.publimetro.co/co/noticias/2018/08/01/titulos-falsos-de-penalosa.html https://www.youtube.com/watch?v=cW_en4guI3s https://www.eltiempo.com/bogota/enrique-penalosa-dice-que-no-tiene-doctorado-ni-maestria-94820 https://www.larepublica.co/alta-gerencia/el-pais-de-los-doctores-que-no-tienen-doctorado-2367551

(2) https://www.las2orillas.co/ivan-duque-otro-con-titulos-falsos/  

https://seguimiento.co/colombia/ivan-duque-no-se-especializo-en-harvard-segun-informe-de-esa-universidad-13161 

(3) https://www.infobae.com/america/colombia/2021/08/24/presidente-ivan-duque-recibira-doctorado-honoris-causa-en-economia-durante-su-vista-a-corea-del-sur/

*Texto publicado con la autorización de su autor: Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

martes, octubre 03, 2023

Negocios privados con dinero público*

 

Imagen tomada de www.semillas.org.co

Por Hernán Riaño

La propuesta de las diferentes reformas que necesita el país, además de demostrar la urgencia de esos cambios para lograr una mejor calidad de vida para los colombianos, ha dejado a la luz pública una forma de negocios inventada desde el ascenso al poder de Álvaro Uribe Vélez: los negocios privados con dinero público.

Les financian las campañas, invirtiendo miles de millones de pesos, para que, cuando llegue el momento hagan lo que los empresarios les exigen y saquen adelante las normas que a ellos les favorecen


Los corruptos y el “ex” implantaron el neoliberalismo, que es quitarle al Estado los servicios que debe prestar y entregárselos a los privados sin ninguna compensación para el país. Se dieron cuenta que volver negocios estos servicios es muy rentable, y aún más hacerlos con el dinero de los impuestos sin aportar un solo peso, pero eso sí, quedándose con el cien por ciento de las utilidades, y en caso de haber pérdidas, que las asuman los colombianos. Así las cosas, se fueron adueñando de todas estas actividades, la salud, las pensiones, las cesantías, el transporte, las carreteras, los peajes, las represas, las hidroeléctricas y todo lo que pudieran convertir en negocio. Esto lo lograron con una guerra sucia, desacreditando, calificando de inepto y corrupto al Estado con campañas llevadas a cabo por los medios de comunicación de su propiedad y con periodistas que sirvieron a este propósito. Todavía se escuchan voces en esos medios que dicen que los servicios inherentes al Estado no los debe prestar éste, porque no es eficiente, que hay un alto riesgo de corrupción y que mejor se los entreguen a los privados.

Pero esta imagen que presentaron y con la que convencieron a un alto número de colombianos, solamente la utilizaron para adueñarse más rápido de todo lo que implicaba manejo de dineros públicos. Como consecuencia, la ultraderecha se fue apoderando del país en asocio con varios empresarios a los que les entregaron todas estas actividades. Hasta la implantación de la “apertura económica” de su cómplice César Gaviria, los dineros de los impuestos de los colombianos eran administrados por el Estado para darle salud, administrar sus pensiones, prestar los servicios públicos de energía, acueducto, alcantarillado y aseo entre muchos.

Así comenzó la expropiación que le hicieron y siguen haciendo, la extrema derecha y sus negociantes, a los colombianos.

El abuso de los empresarios de los servicios públicos es total, desde que empezaron a ser “sus dueños” y los convirtieron en sus negocios. Se apoderaron de las comisiones reguladoras de tarifas y por ende las aumentan cuando “se les da la gana”. Hacen leyes, con parlamentarios a su servicio, a los que les financian las campañas, invirtiendo miles de millones de pesos, para que, cuando llegue el momento hagan lo que los empresarios les exigen y saquen adelante las normas que a ellos les favorecen. Además, no hay ente que se atreva a controlarlos porque es tanto su poder que amenazan o compran funcionarios; a los usuarios les hacen cobros injustificados y les expropian sus inmuebles o terrenos cuando ya no pueden pagar.

De otro lado, las pensiones, las han utilizado para enviarlos a fondos de inversión del extranjero corriendo un gran riesgo de pérdida. Con ellas financian obras como puentes que se caen y hasta los hijos del “ex” los usaron para expandir uno de sus negocios como los centros comerciales (dicho por ellos mismos (1)) y quien sabe cuántos más. Los dineros de la salud enriquecen a personas, vinculadas siempre a la extrema derecha, son dineros públicos con los que no les dan la salud a los colombianos y por el contrario no se sabe (o ¿sí?), a que bolsillo han ido a parar. Dejan deudas billonarias con los hospitales públicos, que generalmente nadie paga, pero eso sí, ellos reciben “su platica” por anticipado.

En todos los casos el “paganini” siempre es el pueblo, el usuario; y no hay poder humano que los defienda del espíritu depredador de estos empresarios que cartelizaron todas estas actividades para el enriquecimiento de sus propietarios y los políticos que los defienden.

El gobierno de Gustavo Petro, coherente con sus promesas de campaña, presentó las reformas pertinentes para todos estos sectores, ¿y quién dijo miedo?; saltaron al unísono los empresarios y políticos que se verán afectados al ver que no podrían seguir enriqueciéndose a costa de los impuestos de los colombianos.

La ultraderecha no tiene argumentos para atacar las reformas, ya que cuando les entregaron estas actividades, lo hicieron sin consultar, a espaldas del pueblo, sin enterarlo y, como dije antes, con una campaña de desprestigio al Estado, además con la “promesa” de que sí serían eficientes. El tiempo demostró lo contrario y ni eficiencia ni nada, solo el desvío del erario a los bolsillos de unos pocos.

Estas reformas y su debate para lo que han servido es para saber cómo fue que se apoderaron y convirtieron en “negocios” estas actividades inherentes a un Estado social. Hoy, ya muchos saben los que han hecho las EPS, los fondos de pensiones, los concesionarios de los servicios públicos, la construcción de vivienda de interés social con la que se lucran de los subsidios del Estado, los que construyen vías y cobran peajes, y todo con lo que se han enriquecido desde la apertura económica de Gaviria y Uribe. Descubrieron el negocio más lucrativo, apoderarse del país y sus finanzas. Y no solamente se adueñaron, sino que con el sofisma de que “son negocios privados”, no dan información, no permiten que se les controle, audite ni fiscalice, no le rinden cuantas a nadie. Son negocios que se rigen por el derecho privado, dicen, pero no aclaran que con dinero público.

Por eso no quieren las reformas, porque pierden la oportunidad del siglo, negociar con los dineros públicos para beneficio personal, en donde las utilidades son para los privados y que debieran ser para la nación. Si el dinero es del Estado…

(1) https://pluralidadz.com/economia/el-hijo-de-uribe-construyo-centro-comercial-con-las-pensiones-de-los-colombianos/ 

*Texto originalmente publicado en Negocios privados con dinero público – SoNoticias y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Otto Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

jueves, octubre 06, 2022

LAS TRAMPAS DEL SEPARATISMO


Imagen: La Conversa/Getty Images/iStock photos 

Un nuevo departamento del NORTE DEL CAUCA se ha convertido en el comodín electoral, utilizado por la clase política tradicional del Cauca, cada que se aproximan las elecciones regionales y locales o cada que sufren algún revés electoral que los deja por fuera del poder ejecutivo y de la torta presupuestal y burocrática en Popayán y Bogotá. 


Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com- 

Nadar contra la corriente, ir en contra vía, llevar la contraria o defender una postura opuesta a la de la inmensa mayoría, es en ocasiones, el difícil papel de los opinadores. No obstante, correr el riesgo de la impopularidad a veces es necesario, con tal de poder presentar un punto de vista distinto, diferente y/o en contra de los deseos mayoritarios, que permita enriquecer el debate y así, lograr una mejor aproximación a lo correcto, lo justo o a la verdad.

En torno a esta vieja aspiración separatista, de un buen número de lideres y lideresas de la zona norte del Cauca, de conformar una nueva entidad territorial, compuesta por los municipios del norte del departamento; se han venido acumulando una importante cantidad de consideraciones a favor (la mayoría) y también en contra. Esta posibilidad de crear un nuevo departamento, ha sido una idea que ha venido calando paulatinamente en el inconsciente colectivo de las comunidades de esta zona del departamento, ya en el pasado, se han presentado propuestas y hasta proyectos de ley en este sentido. (ver: Tanto va el cántaro al agua… hasta que al fin se hace departamento – Proclama del Cauca) 

Al revisar las cifras socioeconómicas del departamento del Cauca, es claro que los niveles de pobreza, atraso, exclusión, violencia y muerte han sido un triste acumulado histórico de la dirigencia político-administrativa de los gobernantes departamentales y locales que han desfilado por la gobernación y las alcaldías de esta zona del suroccidente colombiano. De nada le ha servido al Cauca ser uno de los departamentos con un buen número de expresidentes, Vices, designados y presidenciables, como tampoco le ha servido el hecho de que su capital se ufane de tener una noble prosapia, apenas comparable con la de las gentes de bien cartageneras y bogotanas, en el supuesto de que el abolengo le pudiera servir a la mayoría pobre de indios, negros y mestizos. 

Ante este acumulado histórico de fracasos sociales y económicos del Cauca, resulta apenas natural que, un buen número de voces (mayoritariamente de la clase política), se hayan dado a la tarea de hacer notar la necesidad de buscar una salida urgente y “práctica” al actual estado de cosas que padecen los caucanos, el cual, según estas mismas voces, se debe al exagerado centralismo de la clase política payanesa y bogotana, que ha desconocido a lo largo del tiempo, los inmensos aportes económicos y sociales que ha ofrecido el norte del Cauca, para el mantenimiento de las arcas departamentales y nacionales. 

En este mismo sentido, la proximidad geográfica y hasta administrativa con la ciudad de Santiago de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, territorio con el que se comparten geografía y costumbres, también son elementos señalados como razones para la creación del nuevo departamento, según reclaman los voceros independentistas. 

Así las cosas, parecería apenas obvio, que el paso a seguir, por parte de la “dirigencia” Norte caucana, sería el de avanzar en la estructuración de un proyecto de ley que, soportado en las necesidades, el contexto, la historia y el actual marco jurídico colombiano, pudiera dar vida a una nueva entidad territorial. Sin embargo, antes de lanzarse a la aventura separatista, valdría la pena reflexionar sobre algunas cuestiones históricas y sociales, dejadas de lado por los entusiastas promotores del nuevo departamento y que se presentan a manera de preguntas a continuación. 

¿Cuál ha sido el peso específico del potencial electoral norte caucano, a la hora de haber elegido los gobernadores y congresistas del Cauca, a lo largo de su historia? ¿A caso los votos decisivos para las gobernaciones y para el congreso no salieron del norte del Cauca? ¿Cuál ha sido el papel de los congresistas y diputados elegidos por el norte del Cauca, a la hora de hacer valer las potencialidades, aportes y derechos de esta zona, durante la distribución de los presupuestos departamental y nacional? ¿Hasta qué punto la institucionalidad empresarial del norte del Cauca estaría más cómoda con un nuevo ente territorial proclive a más exenciones fiscales provistas por las Zonas Económicas Especiales obtenidas y ofrecidas por los voceros independentistas? ¿Serían suficientes las rentas para mantener la nueva burocracia? ¿Qué tipo de mejores experiencias administrativas, sociales, fiscales y de bienestar han alcanzado las nuevas entidades territoriales creadas en el norte del Cauca? ¿Se han mejorado los niveles de prosperidad, seguridad y de vida de las comunidades con estas experiencias de independencia regional? ¿Quiénes han estado y están detrás de esta nueva intentona independentista? ¿Ya se hizo la consulta a las comunidades? ¿Cuál ha sido el gran aporte de Amunorca? ¿A caso sirve Amunorca? 

Los mecanismos jurídicos para la integración regional, que permiten presentar proyectos regionales en infraestructura vial, ambiental, sanitaria y hasta económica han estado a la mano desde hace tiempo, de hecho, la solución al problema de la disposición final de los residuos de Santander de Quilichao, pasa por la estructuración de una propuesta regional, así que, la mencionada integración regional del norte, no se ha dado, a pesar de la creación de Amunorca, entidad supuestamente diseñada para tal fin, por la llamada falta de voluntad política o la ineficiencia de los actores político-administrativos. 

Si bien es cierto que la Constitución de 1991, posibilita la materialización del sueño del Doctor Carlos Gaviria (Q.E.P.D) alrededor de un nuevo ordenamiento territorial y cultural de Colombia, también lo es, el hecho de que esta propuesta, se ha convertido en una especie de comodín electoral, utilizado convenientemente, por la clase política tradicional del Cauca, cada que se aproximan las elecciones regionales y locales o cada que sufren algún revés electoral que los deja por fuera del poder ejecutivo y/o legislativo, así como de la torta presupuestal y burocrática en Popayán y Bogotá. 

Aunque las razones y las ventajas de constituir una nueva entidad territorial del norte del Cauca, se muestran como contundentes, todavía habría que evaluar y re evaluar aspectos coyunturales como el problema de la posesión, propiedad y uso de la tierra, el conflicto armado interno, pero, sobre todo, el asunto político – electoral, para poder determinar la conveniencia en el tiempo, de optar por la vía separatista, como salida al estado de atraso y exclusión percibido por un buen número de norte caucanos; no vaya y sea que, una vez más, caigamos redonditos a causa de las trampas del separatismo.

En ocasiones el remedio puede resultar peor que la enfermedad. Amanecerá y ojalá podamos ver.