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En el campo el patrón y
en la ciudad el doctor ha impuesto la dominación en la que la derecha a sumergido
al país. Este es el tipo de lenguaje que perpetúa el feudalismo que conlleva a
abusos y corrupción.
El término patrón se ha usado en Colombia y varios países
latinoamericanos, como herencia del colonialismo español y que define la
diferencia de clase social entre los más ricos y los pobres. En nuestro país,
el campo fue la región donde se empezó a usar, los dueños de las haciendas,
terratenientes todos ellos, obligaban a los jornaleros, encomenderos y todas
las formas que usaron para fortalecer y perpetuar el feudalismo, para
reverenciarlos y obedecerles a ciegas. Estos hacendados determinan la vida y
los bienes de los campesinos, inclusive abusaron (o, ¿abusan?) de la dignidad y
derechos de quienes producen la tierra, el campesino y sus familias. En muchas
partes se obliga todavía, a usar un diminutivo más ofensivo y opresor:
“patroncito”
Este término se trasladó a las estructuras narcotraficantes,
en donde el capo del comercio de narcóticos se definió como El patrón. Hay una
serie televisiva que describe este hecho conocido como: Escobar, el patrón del
mal. Son muchas las anécdotas conocidas de esta relación entre el jefe de la
banda y sus secuaces. Pero también este nombre lo adaptaron en diferentes
sectores de la producción como la construcción y pequeñas factorías en las que
los dueños, profesionales o mandos medios imponen su poder con base en el
término del que hablamos.
Aparte del poder que ha impuesto este término, también
implica ser de clase social con el que pretenden separarse y diferenciarse los
dueños y jefes de los menos afortunados, sus “sirvientes”. También ha sido
usado en las relaciones con el servicio doméstico, desde hace años, en los que
las “patronas” imponían condiciones infrahumanas, a humildes mujeres,
generalmente traídas del campo, en las que no tenían seguridad social, horario,
tenían que estar las 24 horas disponibles y para rematar, en muchos casos,
fueron abusadas por sus patrones o sus hijos.
Pero la modernidad, las nuevas formas de producción y
relaciones sociales, hicieron que se usaran nuevos términos para imponer las
diferencias sociales y apareció el término “doctor”. Aclaramos quien es un
doctor, generalmente se usa para definir al profesional de cualquier rama que
tenga que ver con la salud, medicina, odontología, entre otros. Pero además es
uno de los grados universitarios más altos que existen y que exige una
dedicación y disciplina para poder lograrlo. Después del pregrado, que puede
durar unos 5 o 6 años, luego viene el Magister, que puede durar 2 años y por
último el PhD o doctorado con una duración de 5 o más años, que exige
publicaciones en revistas del ramo y una investigación muy seria que plantee
avances científicos o sociales.
Como podemos ver en Colombia se ha desfigurado totalmente
este grado académico y todo por querer imponer un poder que no tienen quienes
lo usan sin merecerlo o alguna distinción social. Los casos más conocidos de
personas que se dicen doctores sin serlo está el de Enrique Peñalosa, quien por
muchos años se hizo pasar por doctor de una universidad francesa, se presentó
en foros internacionales ostentando este título y publicó libros en los que se
presentó como tal, sin ruborizarse. Después de una investigación de Juana
Afanador y Carlos Carrillo, ellos demostraron que la universidad que
supuestamente le había dado el título, informó que nunca había lo había
otorgado y que ni siquiera el de Magister había cursado tal señor. Solo hizo un
curso de un semestre de algún curso libre que usó para promocionar su dichoso “doctorado”
(1). El señor Peñalosa, sin sonrojarse, sigue opinando, haciendo sus negociados
y además, después de su segundo período puso alcalde: Claudia López y ahora en
asocio con German Vargas Lleras a Carlos Fernando Galán. Algo parecido sucedió con el expresidente
Iván Duque que se promocionó como Doctor (2) y según el investigador solo
asistió a unas pocas clases semanales en la universidad que según él se lo
había otorgado, claro que recibió el Honoris Causa en una universidad de Corea
del Sur (3), pero cuando ya era presidente.
En otros casos pagan por que les hagan las tesis, las plagian mienten y
falsean sus estudios, todo para poder dominar y poder ascender en cargos de
poder, en la mayoría de los casos; para usarlo en actos de corrupción y robo del
erario.
Muchos profesionales de otras disciplinas y aún sin serlo
obligan o imponen que se les diga “doctor”, se ofenden si no se les denomina
así. En las instituciones es “obligatorio” su uso, es más, a algunas
profesionales se les ha dado por llamarlas “doctorísima” no sé qué
significará, ¿será que quieren ser más doctoras que los demás? Pero si no les rinde esta pleitesía se
ofenden, sancionan y persiguen a quien usó otra forma de dirigirse a ellas(os)
Esta “dignidad” va más allá, en muchos casos no se les puede discutir o
argumentar algo que no esté dentro de sus conceptos, siempre tienen la razón,
amenazan, castigan, “cogen entre ojos” y hasta despiden a quienes no les «dan
el debido respeto” de doctor(a).
En el campo el patrón y en la ciudad el doctor ha impuesto
la dominación en la que la derecha a sumergido al país. Este es el tipo de
lenguaje que perpetúa el feudalismo que conlleva a abusos y corrupción. El
poder y la riqueza en Colombia, que ha pertenecido a muy pocas familias, se ha
afincado en diferenciar su clase con las demás y para ellos obligan a que se
les dirija en estos términos excluyentes y ofensivos. No respetan al ciudadano
y sus derechos por eso odian la Constitución de 1.991, por eso Uribe la
modificó, con ayuda del Congreso y ellos añoran la constitución feudal de
1.886.
Hoy, cuando existe un gobierno democrático, lo quieren
defenestrar, lo dicen a cada rato y para ello, utilizan el poder y la forma de
dirigirse a sus empleados y colaboradores, como si fueran vasallos, es conocido
que los obligan a votar por el que decidan y ahora los obligan a ir a
“protestar” contra Petro, porque ellos son los patrones, los doctores y deben
obedecerlos ciegamente.
Los colombianos no nos hemos dado cuenta de que han atentado
contra nuestra dignidad, con ese lenguaje feudal han dominado, gobernado y
saqueado el erario y pretenden seguir haciéndolo.
El país ha estado sumergido por años entre estos dos
términos que han utilizado los dueños del poder para sustentar su dominación
para que el pueblo haga lo que ellos les digan y elijan a quienes designen. Y a
eso llaman democracia.
(1)
https://laotravoz.co/ante-la-fiscalia-presentaran-pruebas-sobre-estudios-inexistentes-de-penalosa/
https://www.elespectador.com/bogota/penalosa-lo-admite-el-tal-doctorado-no-existe-article-696635/
https://www.publimetro.co/co/noticias/2018/08/01/titulos-falsos-de-penalosa.html
https://www.youtube.com/watch?v=cW_en4guI3s
https://www.eltiempo.com/bogota/enrique-penalosa-dice-que-no-tiene-doctorado-ni-maestria-94820
https://www.larepublica.co/alta-gerencia/el-pais-de-los-doctores-que-no-tienen-doctorado-2367551
(2) https://www.las2orillas.co/ivan-duque-otro-con-titulos-falsos/
https://seguimiento.co/colombia/ivan-duque-no-se-especializo-en-harvard-segun-informe-de-esa-universidad-13161
*Texto publicado con la autorización de su autor: Hernán
Riaño.
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