LA VITRINA DE LA CONVERSA

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miércoles, agosto 07, 2024

El clan Ramírez de vuelta en los titulares

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

Petro ha sentado un ejemplo de buena práctica en materia diplomática con su tratamiento de la controversia electoral en Venezuela y creemos que, en unos años, con la sabiduría que provee el tiempo, será materia de estudio en las facultades de relaciones internacionales del país.

Como en los cuentos infantiles, hubo una vez en que corruptos de orígenes variopintos resolvieron sus diferencias ideológicas con el objetivo de robarse una entidad a manos llenas. Resulta difícil de creer, aunque probablemente sea cierto, que tres de los contratistas presuntamente favorecidos por el señor Ciro Ramírez –exsenador del Centro Democrático e imputado por múltiples delitos contra la administración pública– también habrían sido consentidos de los confesos delincuentes Olmedo López y Sneyder Pinilla, como lo informó El Espectador en su edición dominical.

Incluso después de la captura del exsenador Ciro, según nos cuentan, las invitaciones a reuniones sociales de la familia Ramírez son codiciadas y poseer una de ellas remoza hasta al más desconocido politiquero. Nos preguntamos: si Ciro termina vinculado a los procesos judiciales en curso por el saqueo a la UNGRD, ¿seguirán ‘echando codo’ a la entrada del domicilio familiar en época de fiestas? Nada raro tendría que la respuesta sea afirmativa, pues conocido es que la pertenencia a un clan es motivo de orgullo para algunos y más si hay sub júdices ascendentes y descendientes, como es el caso del clan Ramírez (Pinzón, el papá, condenado por concertar para delinquir con los paramilitares, y Cortés, el hijo, imputado por organizar una trama criminal para robarse los recursos destinados a la atención de la pobreza extrema y cobrar coimas a contratistas por ello).

Tras hablar de los Ciro, de Olmedo o de Sneyder, uno puede quedar con la impresión de que no hay político serio u honesto en Colombia. Esta observación, aunque justificable, se prueba equivocada al considerar los nombres de dos hombres que con sus actos ejemplifican el tesón, la persistencia y la prudencia necesaria para servir al pueblo y representar sus intereses en el Congreso: son estos el representante a la Cámara y reconocido defensor de derechos humanos, Alirio Uribe, y el experimentado e infatigable senador y negociador de paz, Iván Cepeda. También destacamos por su valor y por su entrega a las causas sociales al joven representante a la Cámara por Valle del Cauca, Alejandro Ocampo, un hombre “frentero” y dispuesto al debate. Recordar sus nombres y saber de su trabajo nos reconforta y nos mantiene con esperanza, y sabemos que no estamos solos en estas consideraciones.

En Colombia abundan los lambones, pero la cosa se agrava cuando pretenden que se gobierne a punta de condenas y regaños. El presidente Petro ha sido objeto de críticas con ocasión de su postura respecto de las elecciones en Venezuela, aun cuando esta ha sido el resultado de una valoración prudente y mesurada de la situación con el concurso de diplomáticos y líderes regionales. Mucho le han reprochado al presidente en el pasado por su “emotividad” y ahora que adopta una posición institucional la cuestionan por “insensible”, pues algunos insensatos creen que una crisis política de estos contornos se resuelve gritándole a Maduro que está maduro y próximo a caer.

Olvidan estos ciudadanos, entregados a la afectación, que Colombia comparte miles de kilómetros de frontera con Venezuela; que hay millones de venezolanos acá y de colombianos allá, quienes requieren de los servicios de ambas naciones y se benefician de las buenas relaciones entre ellas; que Venezuela es bien garante o anfitrión de buena parte de las negociaciones de paz en curso; que hace tan solo dos años inició un proceso de restablecimiento de relaciones que ha aliviado la migración irregular y mejorado las condiciones de vida en la zona de frontera; y, ante todo, ignoran que si Colombia pretende desempeñar un papel relevante en la resolución de la crisis debe mantener una celosa imparcialidad.

Es nuestra opinión -contrariando el buenismo imperante- el gobierno del presidente Petro ha sentado un ejemplo de buena práctica en materia diplomática con su tratamiento de la controversia electoral en Venezuela y creemos que, en unos años, con la sabiduría que provee el tiempo, será materia de estudio en las facultades de relaciones internacionales del país.

Hasta la próxima

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y compartida a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

lunes, septiembre 13, 2021

Espectro político en Colombia. Imagen tomada del perfil @CamiloSilvaJ

SI EXISTE LA OPCION DE IZQUIERDA Parte II

Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com-

En la primera parte de esta columna se señalaba que, no obstante, la existencia nominal de la izquierda política, la posibilidad de la llegada al poder gubernamental de Colombia, de una opción política que pudiera materializar este modelo; aún estaba remota, dado el desconocimiento general que tiene la sociedad colombiana del origen y las plataformas ideológicas de eso que vagamente se menciona como izquierda. (Ver Parte I en: La Conversa de Fin de Semana (laconversafindesemana.blogspot.com))

Sin embargo, la crisis económica, ocasionada por la reciente  peste mundial, ha servido para desnudar la terrible eficiencia del modelo capitalista, el cual, actuando en consecuencia con sus postulados; de completa sumisión de los gobiernos nacionales de derecha, al omnímodo poder del mercado y de protección a toda costa, del sagrado derecho a la propiedad privada (de unos pocos); ha dejado rezagados en la miseria y la muerte a cientos de millones de personas, en agonizante espera de una alternativa política que los pueda redimir del pecado de ser pobres.

Para que esta ansiada y muy necesaria alternativa política pueda tener opciones de verdadero triunfo; primero hay que entender que la izquierda ese esa opción. En tal sentido, resulta impostergable recordar, así sea en términos generales, un par de aproximaciones a la noción más consensuada de izquierda.

Desde el punto de vista económico, la izquierda, más asimilada al socialismo, se podría definir como:<< la idea según la cual "la propiedad y control de los medios de producción -capital, tierra o propiedad- debe estar en manos de la comunidad como un todo, y administrada en el interés de todos">>[1]; en términos políticos, la izquierda pudiera definirse como aquella opción que: << abogaba por la suerte de los marginados>>[2] y en la que pueden <<…advertirse inequívocas críticas a la centralización del poder, una defensa de la inclusión y la participación política y un embate directo contra el presidencialismo.>>[3]

A partir de esta breve y muy simplificada definición de izquierda, es posible afirmar que, al hacer un examen riguroso, tanto de los gobiernos, como de las plataformas que, los ahora llamados partidos y movimientos alternativos o progresistas, han presentado como de izquierda; el resultado permite constatar que, las prácticas y alcances de plataformas y gobiernos de izquierda, (salvo una o dos excepciones) aún están muy lejanos de lo prescrito por la deontología zurda, a pesar de sus intenciones de avanzar en esa dirección. En este sentido, también es posible afirmar con contundencia que, la actual percepción que tiene la mayoría del pueblo colombiano frente a la noción de izquierda, obedece al mito que ha impuesto la propaganda de derecha, en la opinión pública de base.

Sin embargo, tal y como se planteaba líneas atrás, lo realmente cierto y plenamente constatado por la sociedad colombiana durante la peste, es lo peligroso que resultaría seguir manteniendo un modelo socio económico, como el de Colombia, que privilegia la apropiación abusiva de la riqueza de todos por parte de un muy reducido grupo de personas, aprovechando sus cercanías con el poder político. Así mismo, las grandes mayorías, han podido verificar que, encargarle el manejo de la naturaleza y la vida a un reducido grupo de politiqueros y tecnócratas impuestos o patrocinados por una pequeña élite de super poderosos empresarios, dispuesto a hacer lo que sea (legal o ilegalmente) para complacer a sus dueños-jefes y seguir viviendo del estado; en lugar de redundar en el bienestar general, terminaría por seguir destruyendo el medio ambiente y, de paso, poniendo en serios riesgos, la vida de las grandes mayorías.

Frente a este nuevo escenario de constatación de los estragos que ha provocado el capitalismo y de la necesidad de avanzar en un modelo socio-económico diferente, se plantea la alternativa de la izquierda, como única salida a la actual crisis ética, económica, ambiental y humanitaria que padece el pueblo colombiano.

La oferta de más y mejor democracia, no puede ser rechazada por unas mayorías, cuya exclusión de los escenarios de participación y poder real, los ha condenado a vivir al borde de la pobreza, al borde de la miseria, al borde de la muerte, siempre viviendo de la propaganda del crecimiento económico de unos cuantos y de la ilusión de ser parte de ese crecimiento, así sus incontables gastos para parecerse a los poderosos, los tengan sumidos en un enfermizo endeudamiento eterno, pagado en cómodas cuotas mensuales, bien sea al sistema bancario o a los gota a gota, que terminan siendo lo mismo.

Esta posibilidad de disponer, de la riqueza de todos, administrada por todos, para el bienestar de todos, no puede seguir generando miedo a volverse una dictadura castro-chavista; mientras la horrible realidad de la derecha capitalista, de hambre y falta de acceso a todo, causa las mismas muertes que la espeluznante ola de asesinatos a opositores y reclamantes, a manos de los violentos. La repulsa a un modelo que abogue por la inclusión de todos en todas las decisiones que afecten a todos, no puede seguir atemorizando a una sociedad hundida en unos niveles espeluznantes de corrupción  e impunidad como la colombiana, en la que el amiguismo y el clientelismo han condenado a millones de niños a segur excluidos de la educación y los avances de la tecnología, cuando no, a seguir aguantando hambre, mientras los tecnócratas y políticos amigos del poder y los poderosos se enriquecen de manera grosera con los recursos de los niños.

Más y mejor democracia, solamente asustan, a los amigos del actual sistema, quienes temerosos de perder la comodidad económica y moral de ser convenientes aliados de derecha e izquierda, solo atinan a señalar de peligroso cualquier intento de cambio de ese estado de cosas, que les permite llamarse de centro y de no untarse mucho de pobrecía, de modo que no afecte su entrada al reducido círculo de poderosos, al que de vez en cuando y, previo aviso, critican.

Existe la opción de izquierda, tenemos que acabar de construirla o adaptarla y, lo más importante, convencernos de que es la única opción decente que nos va quedando.

 



[1] Roberto Gargarella. 2014. La izquierda que no es. Sobre el concepto de "izquierda”. Política y gobierno   versión impresa ISSN 1665-2037.  

[2] Ibídem.

[3] Ibid. 

viernes, diciembre 11, 2020

GANAR SI O SI LA PRESIDENCIA DE COLOMBIA EN EL 2022


                     Foto: Gustavo Petro-Senador Lista de la Decencia-Colombia Humana

Por: Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com-

La peor tragedia política que ha padecido la sociedad colombiana en los últimos años, es haber permitido que la cultura traqueta, impuesta por los señores y señoras de la guerra, a través de sus mandaderos en el congreso y presidencia de Colombia, impusieran, no sólo el modus vivendi del país entero, sino,  el qué hacer de la democracia colombiana.

La influencia de la contra cultura del narcotráfico ha calado tan profundo en el inconsciente colectivo del colombiano promedio, que hoy es casi imposible separar la vida normal de la sociedad, de la influencia del negocio de las sustancias psico activas de comercio ilícito, de hecho, se ha llegado al extremo de romantizar la vida de los capos asesinos de los carteles de la droga y la minería ilegal colombiana, a un extremo tal, que incluso, el otrora serio, canal cultural Discovery Channel, ha dispuesto buena parte de su parrilla, para reforzar el mito de Robin Hood criollo de Pablo Escobar, y ni hablar de la narcotización de las políticas públicas de los gobiernos colombianos, plegados a las directrices de la DEA.


Es en este narcótico escenario, en el que la derecha colombiana, hoy encabezada y liderada con férrea mano, por el ex presidente y ex senador Alvaro Uribe Velez, despliega su influencia y su poder, a través de medios de comunicación y comunicadores afines a su ideología, que refuerzan continuamente los elementos primordiales de la contra cultura del narco en la sociedad colombiana. Aunque se lea y suene traído de los cabellos, paulatinamente, esta, ya prolongada estrategia de propaganda, ha venido socavando algunos pilares fundamentales de la moral pública, a tal punto, que el comportamiento delincuencial, o como mínimo carente de ética de algunos líderes y lideresas del uribismo, hoy día son acogidos como normales o como marcos de referencia social para muchos colombianos, así lo demuestran, los resultados electorales obtenidos por la derecha en las últimas elecciones.

                                Foto: Imágen del Congreso de Colombia

Entonces, cuando el jefe natural de la derecha colombiana, Alvaro Uribe, publicó en sus redes sociales una advertencia sobre el futro político inmediato de Colombia, esto es, las elecciones de congreso y presidencia del 2022, la sociedad colombiana entró en una especie de estado de alerta comunitario, tratando de entender ese “ojo con el 2022” planteado hábilmente por el líder supremo de la centro derecha y la derecha colombiana. La enigmática anunciación de Uribe Vélez, puso a cavilar, sobre todo, a la clase política, incluidos analistas, encuestadores y periodistas y, cómo no, a la izquierda, que ahora no se llama izquierda si no progresismo o alternatividad.

La sociedad colombiana, pero sobre todo la dirigencia política, está tan inmersa en el campo de juego diseñado por la contra cultura traqueta, hábilmente aprovechado por la centro derecha y la derecha; que una frase, si se quiere desprevenida, de Uribe, bastó para que todos, absolutamente todos los jugadores políticos, corrieran presurosos a alistar sus cábalas y sus apuestas, para rediseñar sus estrategias de mercadeo político, a fin de salirle adelante a la admonición electoral del uribismo.

En las toldas de la Colombia Humana, así como en los partidos y movimientos alternativos o progresistas, que no de izquierda, pronto se empezaron a pedir y a hacer jugadas tácticas, con el propósito de montar una campaña, que ahora si o si, asegure los votos suficientes para vencer al monstruo político del Uribismo. Al parecer el “ojo con el 2022” de Uribe en sus redes sociales, bastó, no solo para insinuar, sino para ir implementando una especie de relajamiento de los también férreos preceptos éticos, esgrimidos por estas agrupaciones, como principios rectores de su quehacer político y administrativo, que los diferenciaban de la relajada ética y la corruptela de la derecha.

Ganar si o si la presidencia de Colombia en el 2022, parece ser el mantra asumido como slogan publicitario por más de un activista y dirigente del progresismo nacional. Causa, como mínimo curiosidad, observar la manera en que paulatinamente, las prácticas políticas que causaban repulsa en la gran mayoría de los militantes y simpatizantes de la otrora izquierda colombiana, poco a poco, por obra y gracia de la frasecita de Uribe; le vienen dando paso a las practicas manzanillistas, clientelares y de estratégicas alianzas, con antiguos enemigos políticos, a quienes solo hasta ayer se les señalaba como co-autores de la tragedia nacional.

Claro que en un futuro, ojalá no tan lejano, de reconciliación nacional y de tránsito hacia la paz, es necesario, eso que llaman ahora como sinergia de todos los actores sociales y, sobre todo, políticos, para re encaminar el destino de Colombia, eso, se reitera, no debiera tener objeción alguna. Sin embargo, y dado el histórico comportamiento de ciertos actores y ciertas actrices de la política colombiana, muy dados al oportunismo electoral y  a la traición, si valdría la pena ir evaluando, no el curriculum de esos nuevos mamertos, si no el papel que tendrán en un probable y necesario frente amplio progresista de cara al ejercicio electoral del 2022.

Resultaría triste y contra producente para el progresismo, que ocurrieran desaguisados a la hora de ejercer la administración pública, tales como los acontecidos en tiempos de Luis Eduardo Garzón en su paso por la Alcaldía de Bogotá, así como en otros escenarios en los que la vieja izquierda, hoy progresismo, logró hacerse al poder, en los que, no obstante haber logrado el éxito electoral soportado en las bases progresistas; a la hora de definir los encargados de co administrar desde la alternatividad; a los históricos activistas, líderes y trabajadores del progresismo se les dejó con un palmo de narices; quedaron por fuera de esas administraciones y no precisamente por falta de perfil.

Un viraje en el rumbo del modelo político que ha gobernado a Colombia durante toda su existencia, es necesario, puesto que, la misma historia ha venido demostrando, no sólo la inequidad y lo inhumano del actual modelo, sino que últimamente, también está demostrando su ineficiencia, incluso para el mismo capitalismo. No obstante esta urgente necesidad de cambio político, éste debe ser hecho con decisión, sin ambages, sin medias tintas y sin grandes concesiones a ese mismo modelo, de lo contrario, estaremos de frente, en el 2022, a un nuevo episodio de frustración y de desencanto, con el acumulado de muertes y desolación que tal resultado, necesariamente acarreará.

 

 

 


miércoles, noviembre 18, 2020

¿EXISTE UNA OPCIÓN DE CENTRO POLÍTICO EN COLOMBIA?

 ¿EXISTE UNA OPCIÓN DE CENTRO POLÍTICO EN COLOMBIA?

Por: Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com

Los poderosos medios de comunicación y algunos periodistas afines al actual régimen político en el poder de Colombia, han desplegado durante los últimos días, toda una estrategia comunicativa de lanzamiento de la que han llamado “La nueva opción de centro político”.

La sociedad colombiana, que se precia de estar informada, ha estado atestiguando el desesperado desfile por emisoras de radio, cadenas de televisión, salas de redacción y plataformas de internet, de una muy variopinta selección de la clase política tradicional colombiana, buscando convencer a ese esquivo electorado, que se auto proclama como a-político, de que ellos (la auto nombrada opción de centro) encarnan, no sólo, una opción al bipolarismo actual de Colombia, sino que también encarnan la renovación de la clase y las costumbres políticas, de una Colombia urgida de cambio, no el Radical de Vargas LL.



Por ahí se ve a Roy Barreras, a Cristo, no julito, a Velasco, a Lara, a Galán, los renegados delfines, al delfín Gaviria, a Clara López, codo a codo, discurso a discurso, peleándose los reflectores con sus congéneres, Benedetti, Iragorri, Ángela Lozano y demás, tratando de sacar de la metafísica abstracción de ballenas e hidroituangos, en las que anda perdido, al nuevo alfil del santismo, según el innombrable del Ubérrimo; don Sergio Fajardo. Pretenden juntar al renombrado MOIR ahora Dignidad, del nada maoísta y muy fajardista Robledo, con el nuevo-viejo liberalismo ahora si auto denominado social demócrata, tras el triunfo del candidato del partido demócrata estadounidense Joe Biden. Magistral pieza de lagarteria de esa renovadora clase política del Nuevo Centro colombiano.

Claro que en el campo de las ideologías políticas, es posible la existencia de una opción neutra, de una no acción, no involucramiento, no decisión, elección esta que, paradójicamente implica todo lo contrario, ya que al decidirse por esta opción, ya se tomó una postura; la de no tomar postura. (Larga vida a Cantinflas). No obstante esta posibilidad, lo que sí es claro, al menos para el caso colombiano, es que, esta opción (la de no tomar partido), es difícilmente justificable en la muy crítica realidad social y económica que viene afrontando la sociedad colombiana desde su propio nacimiento.

Si bien es cierto que las posiciones extremas, son harto peligrosas, ya que apelan a los instintos primarios y a fanatismos, por medio de la manipulación mediática de la realidad, para beneficiar opciones caudillistas, distinguidas, por su populismo y su feroz autoritarismo; también es cierto que, ante situaciones extremas, que requieren serias, rápidas y contundentes respuestas, optar por enterrar la cabeza en la arena, no sólo no aporta a la solución de desastre, sino que expone pudendas partes a otro tipo de desastres.

La sociedad colombiana no puede seguir entrampada en la vieja estratagema de todos aquellos que han ejercido la política durante años y años, de desdecir, hablar mal, vituperar y denunciar la corrupción de las instituciones que ellos se han encargado de destruir, para ofrecerse como impolutos renovadores de la política que no polarizan, ni mucho menos caer en el error del facilismo de siglo XXI o sacaculismo que llaman, de echar en una bolsa a todas las personas que ejercen cargos de elección popular, aduciendo que todos los políticos son unos bandidos, mientras están aupados por quienes sí lo son, reclamando un muy higiénico abstencionismo, justificado en optar por un centrismo virtuoso que tampoco resuelve nada.



Los Barrera, los Velasco, los Iragorri, las Lozano, las López y demás, no pueden venir ahora a fungir como salvadores de la patria, blandiendo la espada de una total pulcritud y compromiso para con todos los colombianos, muchos de ellos y ellas, quizás no con sus acciones, sino con su aquiescencia y su formalismo extremo, han permitido que la corrupción pase por enfrente de ellos y ellas, sin que pase nada, por andar en busca de unas bellas formas diplomáticas, que eviten el debate o la confrontación, en pos de una sociedad imaginaria de Hello Kitty y pitufos.

Colombia requiere del compromiso de toda la sociedad, para empezar a cambiar esta ruta al despeñadero en la que nos han embarcado quienes ahora se muestran como intachables salvadores y salvadoras de la Matria. El centrismo tal y como lo pretenden vender los actuales oportunistas y los cómodos dueños de la franquicia, no sirve para resolver el desastre estructural, que el centrismo exagerado y los partidos políticos tradicionales de Colombia han ocasionado. Es hora de ponerse colorados por unos instantes, para no quedar con la palidez de la muerte por siempre.

En ultimas; Sí, de vez en cuando, se requiere tomar opción. Generalmente la opción que plantea un cambio; es la acertada. 

viernes, agosto 21, 2015

POLITICA QUILICHAGÜEÑA

PACTOS CON EL DIABLO

El Pasado fin de semana, fue un fin de semana ajetreado, visto desde la óptica de las campañas proselitistas para las elecciones del próximo 25 de Octubre. En el municipio de Santander de Quilichao, coincidieron dos movilizaciones, por un lado, la de la izquierda democrática, en cabeza de los senadores del P.D.A. Alexander López y Jorge Robledo en gira de respaldo al Candidato a la Gobernación del Cauca, por el Movimiento Alternativo Indígena y Social-MAIS; Gilberto Muñoz Coronado, por el otro lado, literalmente hablando, estaba la visita de la ultra-derecha en cabeza de su hombre insignia, el senador y ex presidente; Alvaro Uribe. En apariencia una muestra del pleno ejercicio de la democracia colombiana.

Si bien es cierto, que es de esos escenarios, los que queremos ver más a menudo en nuestra cotidianidad política, es claro la inocultable diferencia de las movilizaciones aludidas, más allá de las obviedades; las diferencias resultaron inocultables; la una se hizo al aire libre, caminando las calles, dejándose abrazar por el calor del día y de la gente, la otra; encerrada, aunque no en cuatro paredes, con acceso restringido, al mejor estilo de un contubernio, a la  larga, eso terminó siendo.

En el Parque principal, con la gente del común, tomando mazamorra y otras viandas, se hablaba de la necesidad de un cambio en el triste rumbo del municipio y del departamento, se recordaba cómo, históricamente las élites económicas y políticas del Cauca, a la que pertenece una de las senadoras compañeras del senador Uribe Velez, y quien para más señas, propuso dividir el departamento en dos, uno para las gentes de bien de noble origen y piel clara y el otro para los del color de la tierra, en fin. También se hablaba  de lo público, de la necesidad de defender con todo el ya casi exiguo patrimonio de l@s colombianos, de erradicar de una vez por todas los proyectos personalistas y de las mafias de toda pelambre de la administración pública.

Entre tanto en la otra reunión, la de acceso restringido, la de rostro serio y hasta agresivo, se reunían, quienes se sienten cerca de las élites, quienes aún añoran los tiempos de guerra, para poder seguir viviendo la fantasía de la seguridad democrática, en sus imaginarias fincas, viajando felizmente en sus hipotecados carros, allí una vez más se presentaba la bota militar, que aunque en, para nosotros, feliz retiro, estaba representada en un ex general, como la solución a los eternos problemas del Cauca, esta novedosísima fórmula, que en nada se parece a las fórmulas sesenteras y setenteras de las dictaduras latinoamericanas, al menos la de Uribe y la de mi ex general son democráticas, se nos presenta como la salvación, el eterno mesianismo del Centro Democrático.

Y en el medio, quietica, juiciosa y hasta dócil, se encontraba la candidata a la alcaldía municipal, por el partido liberal. De un momento a otro, imagino que en un abuso de su inocencia, el "primus interpares" de la derecha colombiana, manifestó públicamente la adhesión del centro al liberalismo, me imagino, que atónita como han quedado algunos de sus paisan@s, la candidata liberal, no tuvo más remedio que dejarse retratar al lado del ex presidente. Que fue un acto protocolario, que de lo que se trataba era de un saludo diplomático, que era por eso de la elegancia, que esto y lo otro. Anonadados están los paisanos de la candidata y ella misma.

Se rumorea en el parque de las Palomas Caídas de Santander de Quillichao, sobre las intenciones del dueño del Ubérrimo de apoderarse de la empres pública que nos queda, para poder ayudar a sus hijitos; Tomas y Jerónimo,  emprendedores muchachos, afines a las zonas francas y a que otros se ensucien las manos con la basura, para su beneficio. No creo en coincidencias, ni causalidades, pero es llamativo que Don Uribe ronde estas tierras en tiempos del debate por el futuro de nuestro relleno sanitario y el de la Empresa de Servicios Públicos Municipales. 

Quiero creer que la doctora candidata y sus amig@s, que los tiene en cantidad, fueron asaltados en su buena fé, y, que de lo que se trata es; de otra de las tramoyas montadas desde Popayán, cosa de machos, en las que ella no ha tenido que ver. Sería una lástima que los y las quilichagüeñas, quedáramos en manos, así sea indirectamente, del gestor de la Ley 100, que nos tiene como estamos en Salud, el amigote y tutor de los para políticos y defensor asérrimo de la solución armada a nuestro conflicto, o lo que es peor, que quedemos en manos de Tom y Jerry.