Adiós a Watts: el comienzo del fin
Charlie Watts - Baterista de Los Rolling Stones- Imágenes: NY Times-DW |
Por Omar Orlando Tovar Troches -ottoz69@gmail.com-
En medio de las
sensaciones de incertidumbre, miedo y soledad, ocasionadas por la
obligatoriedad del encierro, brotó aquí y allá un sentimiento colectivo de añoranza
de tiempos pasados, inocentemente considerados como mejores, comparados con la
crueldad de una muy presente peste comunitaria, que fue arrasando con la vida
de propios y extraños, ante la inacción atarantada de gobiernos, más
preocupados por las pérdidas económicas de sus amigotes, que por la pérdida
catastrófica de vidas humanas.
En ese marco de
nostalgias, agravadas por una agobiante sensación de impotencia, poco a poco,
muchos de los integrantes de la llamada generación “X”, nos hemos volcado a eso
que los gringos llaman “memorabilia”[1],
para buscar un cierto anclaje a la seguridad de ese supuesto pasado venturoso;
de los años pasados. Allí, en ese lugar de la memoria, llamado nostalgia, paulatinamente
nos fuimos refugiando en la banda sonora de los años maravillosos, buscando en
las redes sociales, en aplicaciones o dispositivo de reproducción; a nuestros héroes
y heroínas musicales de toda la vida. Allí estaban el cantante y los músicos de
Charlie Watts, unos muchachos de casi ochenta años llamados los Rolling Stones.
Y es que la
constatación, tanto de la fragilidad, pero, sobre todo, de la brevedad de la
vida, nos ha hecho valorar, al menos a un buen número de cuarentones y
cincuentones, el asombroso valor que tienen el arte y la memoria. Cosas de
cuchos, dirán irreverentes, los treintañeros milenials y los imberbes Z; cosas
importantes, diremos los directos responsables de que ahora todo esté como
está.Los Rolling Stones - Imagen Rock FM
De manera pasmosa,
hemos venido siendo testigos del constante marchitamiento de esa fuerza
poderosa de rebeldía, que incluso nos movió allá en los ochenta y noventa del
siglo pasado y que aún nos alcanza a mover hoy, casi cuarenta años después: El
Rock. Esa cultura heredada de algunos de nuestros papás y mamás; que
casualmente tuvo a los Stones como pioneros de esa evolución del blues, el jazz
y la música folclórica norte americana e inglesa; la música de sus papas y mamás;
hoy, con la muerte de Watts, parece estar anunciando el comienzo de su fin.
Durante los
últimos años, hemos sido testigos de la muerte de muchos de esos héroes y heroínas
de la rebeldía musical: Kurt Cobain, Amy Winehouse, Gustavo Ceratti, Luis
Spinetta, Scott Weiland, Chester Benningnton, Dolores O´Riordan, Chris Cornell,
David Bowie y ahora Charlie Watts. Poco a poco, esos iconos de la
alternatividad, del descontento, pero también; de la fuerza y el inconformismo,
le fueron cediendo su puesto a otras manifestaciones, que, aunque con algún
valor estético y/o lúdico, nada tienen que ver con los refinamientos literarios
y musicales alcanzados por estos héroes y heroínas del Rock.
Aunque por ahí
todavía nos quedan; Thom Yorke ( Radiohead), Eddie Vedder (Pearl jam), Dave
Grohl (The Foo fighters) y algunos más, realmente conocidos y dignos de ser
llamados los herederos y expositores del Rock; desafortunadamente, nuestra
indolencia por acompañar la formación cultural de nuestros hijos y nietos, el
mal ejemplo de haber permitido que la contracultura traqueta se tomara el
mundo, incluido el musical, ocasionó que nombres como los de Dylan (con premio
Nobel abordo), los Beatles, Joe Cocker, Carlos Santana, The Who, los Sex
Pistols, Pink Floyd, Genesis, Jethro Tull, los mismos Rolling Stones, Estados alterados,
las 1280 Almas, La Derecha, La Pestilencia, Superlitio o los Aterciopelados; le
dieran paso a nombres conformado por letras iniciales, queImagen: Uniminuto Radio
comienzan con iniciales
o echan mano al espanglish, cuyas obras tienen la misma duración y utilidad que
el papel de baño y las toallas higiénicas, a pesar de que nuestros hijos, los
milenials y los centenials; las descarguen millones de veces de esa red mundial
de computadores que nos inventamos y a la que, por pereza, ambición o descuido;
los volvimos adictos.
Afortunadamente,
por ahí en medio de la estulticia y la vulgaridad de eso que ahora,
pretenciosamente, llaman genero urbano, sobreviven algunos genios del Rock como
Jack White, la discutidísima Billy Eilish, los Artic Monkies, los Arcade Fire o
los Black Keys, para no hablar las propuestas del hip hop, realmente
alternativas y con gran calidad como las de los Alkolyricoz, e incluso, el
trabajo de la argentina Nathy Peluso.
Se nos fue el
viejo Charlie Watts, dicen que el más juicioso de los Stones, tenemos que
prepararnos para una futura desbandada, de los ya escasos grandes del Rock que
aún viven. Estemos preparados para su partida, pero hagamos algo para que el
viejo Rock, no parta con ellos. Ojalá que ese sentido adiós a Charlie Watts, no
termine siendo el comienzo del final.
[1] Things that are remarkable and worthy of remembrance. A wealth of early railroad memorabilia.Things that stir recollection or are valued or collected for their association with a particular field or interest : mementos. Baseball memorabilia. En su versión inglesa. Objeto o prenda con valor sentimental, generalmente por haber pertenecido a una persona querida; en español.
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