Por: Hernán Riaño
Por eso; es que lo
quieren matar, derrocar y, en últimas, evitar que termine el periodo
presidencial o que otro presidente, en el 2.026, de la misma línea, pueda
seguir destapando tanto hecho de corrupción, robo y asesinato que ha ocurrido
en Colombia.
En año y medio de gobierno se han sabido tantas cosas sobre
el actuar de los grupos de poder, económicos, paramilitares, grupos
delincuenciales y especialmente de lo que fueron los gobiernos de Álvaro Uribe
Vélez y sus sucesores, que le da a uno escalofríos con solo detenerse a
analizar cualquiera de las denuncias y noticias (nunca conocidos por los medios
tradicionales) producidas en este corto lapso de tiempo.
Muchos de estos hechos ya los había denunciado el mismo
Gustavo Petro, cuando fue parlamentario, al igual que otros como Iván Cepeda,
Wilson Arias, María José Pizarro y unos pocos parlamentarios consecuentes en
ejercicio o que ya no están en el Congreso, que han entendido su
responsabilidad con el país, sin detenerse en nimiedades ni intereses
particulares. En este mismo sentido se debe resaltar lo hecho por Daniel
Mendoza y su serie “Matarife” en la que, sin restarle los méritos de su trabajo
ni mucho menos, ordenó cronológicamente la vida y obra de personajes como
Uribe, Federico Gutiérrez y muchos otros, basado en informaciones (en la
mayoría de los casos de medios de comunicación del poder), de hechos que
oscurecieron el panorama del país a tal punto de rebajarlo a un narcoestado,
como muchos lo calificaron. A pesar de
que, como dije, estos acontecimientos eran de público conocimiento, a los
colombianos pareciera que los miraban como si estuvieran ocurriendo en otro
país, o como si fuera una telenovela de las que escribe Gustavo Bolívar.
Hoy, ante los descubrimientos de hechos más graves que todos
los días se conocen y por el actuar cada vez más oscuro, cínico y descarado de
los que tienen el poder en Colombia, esa modorra de la mayoría de los
colombianos espanta más que los hechos en sí; desfalcos, robos, corrupción por
doquier, asesinatos, desapariciones, falsos positivos y miles de etcéteras que
ocurrieron en los gobiernos desde Pastrana hasta Duque se volvieron tan
“normales” que los ciudadanos, o son cómplices, o le dan el beneplácito a estas
conductas.
Pero es que las noticias y denuncias no paran: que quieren
asesinar al presidente, se conocen audios de líderes de derecha como un
directivo de camioneros de Boyacá, que llaman abiertamente a un paro para
derrocarlo, que la Corte Constitucional bloquea los actos de gobierno para
beneficiar a los pobres, que el Concejo de Estado “tumba” curules de
parlamentarios del Pacto Histórico, que la Procuradora pide que se declare
inexequible en Plan de Desarrollo, que no pagaron los derechos de los Juegos
Panamericanos, que los medios calumnian y entrampan a funcionarios del
gobierno, que los empresarios actúan como esclavizadores, que otros empresarios
no cumplen con las normas tributarias, que no se sabe dónde está la plata de la
ayuda humanitaria para los venezolanos donada por otras naciones, que no se
sabe qué pasó con los ingresos del oro que vendió Duque, propiedad de los
colombianos, que no se sabe dónde está la plata del déficit que dejó el
gobierno anterior, que los entes de control actúan como partidos de oposición,
que esos mismos entes no investigan a sus amigos, que la fiscalía oculta
expedientes de políticos de extrema derecha especialmente del uribismo, que
denuncian a la vicefiscal de presuntos nexos con bandas criminales, que el
nuevo gobernador de Antioquia, ad portas de un proceso judicial, quiere
instaurar nuevamente los paramilitares en su departamento disfrazados, como lo
hizo Uribe, de cooperantes, que la JEP ordenó el arresto de una exgobernadora y
otros políticos y militares de relevancia, que Santos evitó que llevaran a los
estrados judiciales de Estados Unidos a Uribe dándole inmunidad diplomática,
que liberaron a Alex Char con una “jugadita”.
No se sabe cuándo se va a conocer todo lo que ha sucedido y
sigue pasando en nuestro país, no se sabe hasta dónde vamos a llegar, lo que sí
se sabe es que si no se hubiera elegido este primer gobierno democrático,
muchas de esas cosas seguirían en las gavetas de los entes de control o en los
escritorios de los directores de noticias de los grandes medios.
Por eso; es que lo quieren matar, derrocar y, en últimas,
evitar que termine el periodo presidencial o que otro presidente, en el 2.026,
de la misma línea, pueda seguir destapando tanto hecho de corrupción, robo y
asesinato que ha ocurrido en Colombia. Ellos querían que no se supiera, a lo
que le temen realmente es a la verdad, a que los colombianos veamos cuál es la
verdadera cara de esos que, hoy, se proclaman los “salvadores” de
Colombia. ¿De qué nos quieren salvar?
Como reza el dicho: “Tras de ladrón, bufón”, su cinismo es tan grande que no
solo ocasionaron la ruina del país, sino que hoy, le echan la culpa al nuevo
gobierno de lo que ellos han hecho y que solo ellos nos salvarían de esa catástrofe.
Pero con todo lo destapado en este corto tiempo, pareciera
que, estuviéramos asistiendo a una película de horror de esas que hoy están tan
de moda y que atrae a las nuevas generaciones, pero no, no es un filme de
terror, es la pura realidad sin maquillaje, tan cruel y cruda que pareciera que
estuviéramos en una pesadilla sin fin o leyendo una novela de realismo mágico,
y lo estamos viviendo en vivo y en directo, sin anestesia. Pero no nos
inmutamos, no nos impresiona, no nos importa, es como si no fuera con nosotros,
es esa la realidad que nos golpea a cada minuto, pero que no hace despertar a
los colombianos, muchos obnubilados por la idolatría que le profesan a Uribe y
que no bajan de “dios”.
El reto es unirnos para acabar esta situación de horror,
para que las nuevas generaciones tengan un país con otras oportunidades acordes
a una nación en paz, y con beneficios para todos y no solo para los pocos que
se creen con el derecho divino de mantenernos pobres y esclavizados por toda la
vida.
Texto originalmente publicado en SONOTICIAS y
compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a
la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño, director de dicho
portal informativo.
Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva
responsabilidad. Les invitamos a leer,
comentar, compartir y a debatir con respeto.