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LA VITRINA DE LA CONVERSA
domingo, septiembre 10, 2023
miércoles, agosto 30, 2023
¿Compraría un carro para guardarlo en el garaje?*
Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho
uno de los dueños del país –quien por estos días anda en toda clase de enredos con Odebrecht-Aval– pretende, por intermedio de su banco, endeudar a unos cuantos con créditos para la compra de automotores. ¿Para qué va a comprarse un carro hoy en día? Si el carro en Colombia es para guardar en el garaje, como consecuencia de la epidemia del pico y placa inoculada por Peñalosa en ciudades capitales e intermedias
Esta semana hay de todo, como en botica; pero no como en
botica del gato con botas, sino como en una droguería. ¿Por qué decimos que hay
de todo? Pues porque en las noticias escuchamos políticos sinvergüenzas;
parlamentarios vagos y candidatos a la alcaldía lacrimosos. Vamos a lo que nos
interesa: está al aire un programa –de televisión o no sabemos de qué cosa– en
el que cada candidato a la alcaldía de Bogotá prepara una receta. Está la
receta de Carlos Fernando Galán, el candidato preferido de la derecha –no
porque maneje por la derecha– sino porque es más godo que un hijo de Laureano
Gómez, aunque no lo exhiba en sus videos que inundan las redes sociales, quien
propone la receta conocida de polisombras, TransMilenios, pico
y placa; y eso sí, cero metros subterráneos. Desconocemos si es por
desconocimiento o con un ánimo venal, pero lo cierto es que, en su tercer
intento, Galán adopta al pie de la letra el recetario de Enrique Peñalosa y
Claudia López.
Al momento de redactar esta columna por medio de teléfono,
Germán se encuentra en una pequeña ciudad europea llamada Tbilisi, capital de
un país que no destaca por su riqueza ni por sus avances tecnológicos; que
cuenta con cipote metro para una población de dos millones de habitantes. Sus
ciudadanos parecen disfrutar el viaje en metro, y en privado elogian este
sistema, en una actitud diametralmente opuesta a la de los bogotanos que corren
con la mala suerte de verse obligados a usar TransMilenio para llegar a sus
trabajos y regresar a sus casas después de jornadas extenuantes y recurrentes
demoras en los servicios. En Bogotá el sistema de transporte público no sirve
ni servirá porque hay un par de vivos –o una cadena de vivos– que les gusta
negociar con buses y que cuentan con el favor de los mandatarios locales, como
es el caso de Enrique Peñalosa y de la que sabemos. En Tbilisi también hay
bicicletas y se observan algunos biciusuarios que viajan con
ellas en el metro, pero ello no ha obstado –como pareciera que lo ha hecho en
Bogotá– a la prestación de un servicio público de transporte multimodal eficaz,
seguro y rápido.
En las ciudades colombianas no se justifica gastar en un
carro lo que con enorme esfuerzo logran ahorrar los trabajadores, como lo
sugiere el Banco de Occidente en reciente publicidad de divulgación exhaustiva.
Fíjense lo curioso, uno de los dueños del país –quien por estos días anda en
toda clase de enredos con Odebrecht-Aval– pretende, por intermedio de su banco,
endeudar a unos cuantos con créditos para la compra de automotores. ¿Para qué
va a comprarse un carro hoy en día? Si el carro en Colombia es para guardar en
el garaje, como consecuencia de la epidemia del pico y placa inoculada
por Peñalosa en ciudades capitales e intermedias durante su etapa como
consultor “experto”.
No hace falta engañarse. La principal razón por la que los
ciudadanos adquieren un vehículo –pocos de contado y la mayoría a crédito, con
tasas de interés altísimas– es para evitar la ordalía diaria que supone el
transporte público basado en BRT de la mayoría de las ciudades colombianas, con la
notable excepción de Medellín. Nuestra recomendación es que desatiendan el
canto de sirena del banquero caído en desgracia e inviertan en cosas que puedan
disfrutar cuando les plazca. Como están las cosas, resulta más beneficioso
comprarse un garaje que un vehículo, pues al menos aquel lo puede usar como
depósito sin que le impongan absurdas y onerosas cargas adicionales al impuesto
correspondiente. Teniendo en cuenta las limitaciones al uso y goce del vehículo
particular que dejaron los alcaldes Peñalosa y López, ¿qué puede esperarse de
uno de sus más juiciosos alumnos y antiguo compañero de andanzas?
Nos dispensarán por lo breve de esta columna, pero Germán
está muy lejos de Pablo y debemos sortear todo tipo de obstáculos para
redactarla. Les pedimos que, mientras Germán descansa, ustedes –nuestros
apreciados lectores– digieran esta columna y en la medida de lo posible se
abstengan de acompañar su lectura con un trago, pues, aunque entendemos que el
panorama de la ciudad desazona a cualquiera, no pueden desaprovechar el día en
que la alcaldesa les permite disfrutar de su propiedad móvil.
Adenda: Mucha atención les recomendamos pongan a los
debates, a propósito de las elecciones que se avecinan. Aquí en Bogotá, el
‘estadístico’ no disimula su gusto por el tal “corredor verde”, que no es otra
cosa que más TransMilenio pintado de otro color. Como dice uno de los Gasca: “y
después no digas que no te avisamos...”
¡Hasta la próxima semana!
Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva
responsabilidad. Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir
con respeto.
lunes, agosto 28, 2023
jueves, agosto 17, 2023
Quilichao: Publicidad política engañosa
Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-
Por allá, en mayo de 2022, este servidor advertía
sobre los peligros que correría el Pacto Histórico al intentar una estrategia
de alianzas sin filtros ni condiciones con los partidos políticos
tradicionales, con tal de asegurarse el triunfo en las elecciones
presidenciales, tal y como terminó aconteciendo.
Terminaba la nota en que advertía sobre esos peligros
afirmando que: “Ojalá
y en las elecciones regionales y locales, no tengamos que observar cómo; el
cadáver exquisito (Bonilla, Ortega, Cárdenas, Iragorri, Piso, Muñoz,
Grijalba, etc.) tomará el vino nuevo del petrismo en el poder
nacional.” (Ver columna: El Pacto Histórico en el Cauca: ¿un
proyecto?, ¿una colcha de retazos?, ¿un cadáver exquisito? (las2orillas.co)) Tristemente,
para los habitantes de Santander de Quilichao, los temores que compartía en
aquel entonces, acerca de la posibilidad de que el proyecto político del Pacto
Histórico pudiera ser tomado por los habilidosos politiqueros de siempre; al
parecer se han confirmado.
¿Por qué tratamos el mercado de ideas políticas tan distinto a como tratamos el mercado de bienes? ¿Por qué defendemos con ahínco tan distinto la libertad de mentir en política de la de ofrecer productos engañosos? Ambas cosas son una forma de “estafa
Expertos en el arte de la manipulación y de las
componendas electoreras, los y las integrantes del Bonillo-Grijalbismo, echando
mano de su propio camaleonismo y el de nuevos-viejos amigos, ahora disfrazados
de zurdos, como Roy Barreras y hasta la misma Dilian Francisca (Ver columna: Camaleones al acecho – Proclama del
Cauca), diseñaron una estrategia de publicidad política engañosa para tratar
de infiltrarse o acaparar los avales de los movimientos y partidos del Pacto,
de modo que el Bonillo-Grijalbismo, en cuerpo propio (Eduardo Grijalba), en
cuerpos remozados (Andrés Sadovnick) o en cuerpos nuevos (Fabian, Elías, Jesús,
Alfonso y John), obtuvieran el respaldo de todos los partidos y movimientos de
derecha y de izquierda, asegurándose, por enésima vez, su permanencia en el
poder político administrativo de Quilichao.
No fue necesario hilar tan finito para poder haber
llegado a la anterior conclusión; basta con observar como fueron inscritos
quienes aspiran a la alcaldía de Quilichao, para darse cuenta, no sólo de que
casi que acapararon todos los partidos y movimientos con personería jurídica
que existen en Colombia, sino que existe un relacionamiento casi que incestuoso
entre todas las campañas, a saber: Eduardo Grijalba fue funcionario de Carlos
Bonilla quien a su vez es o “fue” el jefe político de la actual alcaldesa Lucy
Guzmán, a quien apoyó en su campaña y gestión el mismo Grijalba, lo mismo que
Alberto Bustos, sempiterno funcionario de las últimas 4 o 5 administraciones,
quien a su vez mueve los hilos de la campaña de Fabian.
La endogamia continúa: Los ahora candidatos Elías y
John fueron impulsados en sus carreras políticas por Guzmán y Bonilla
respectivamente. Para nadie es un secreto que, para las recientes elecciones a
congreso, el grupo de la actual alcaldesa Guzmán, lo mismo que Jesús, el
aspirante del Pacto, apoyaron al hoy congresista Oscar Campo. En ese orden de
ideas, no se puede perder de vista que Oscar Campo es Representante por Cambio
Radical, partido de oposición al Pacto y que sin asco alguno coavala las
campañas de Grijalba y de Sadovnick, quien, entre otras cosas, fue funcionario
de las pasadas administraciones y quien ha sido respaldado y al parecer sigue
respaldado por algunos alfiles del Pacto que lo acompañaron en su pasada
campaña a la alcaldía de Quilichao.
Lo cierto, en medio de esta endogamia politiquera,
comparable al árbol genealógico de los Buendía de Cien Años de Soledad, es que
todas y cada una de esas campañas, excepción hecha de la liberal, tiene al
menos un coaval de un partido o movimiento del Pacto. Al parecer la otra parte
de la estrategia de publicidad política engañosa, consistiría en inducir al
electorado, sobre todo el de opinión, a mantener la inercia ganadora de la
coalición del Pacto, al fin y al cabo, durante tres años más estará en el poder
central de Colombia y conviene ser amigo del presidente, así no se lo haya
apoyado y los partidos que avalen estas candidaturas sean opositoras al
gobierno de Petro y Márquez. Así de acomodadas y así de engañosas son las
campañas en Quilichao.
Comparto plenamente las reflexiones del académico
Alfredo Bullard, específicamente aquella en que pregunta: “¿Por qué tratamos el mercado
de ideas políticas tan distinto a como tratamos el mercado de bienes?
¿Por qué defendemos con ahínco tan distinto la libertad de mentir en política
de la de ofrecer productos engañosos? Ambas cosas son una forma de “estafa””[1]
[1] Alfredo Bullard. (2021). Populismo
y publicidad engañosa. https://www.elcato.org/populismo-y-publicidad-enganosa
miércoles, agosto 16, 2023
En Estados Unidos sanción, en Colombia impunidad *
Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho R.
Las legislaciones penales colombianas parecen estar hechas para que reine la impunidad y el hampa con privilegios que permiten gozar de libertad, mamarle gallo a la opinión pública y seguir en las mismas. Veamos el caso de José Manuel Gnecco, quien está acusado de haber dado muerte a su esposa María Mercedes, hecho que ocurrió a finales de 2021 y, sin embargo, la audiencia final de juicio está en veremos por dilaciones y ‘recursitis’ de la defensa. Cuenta El Espectador en su edición dominical que el señor Gnecco está siendo juzgado por un amigo suyo, magistrado del tribunal de San Andrés que ha resuelto no declararse impedido para conocer del proceso. Es frecuente ver cómo, so pretexto de una libertad, el sub júdice escapa de la acción de la justicia. Nos dirán que somos carceleros, y no señores, todo lo contrario; pero sí queremos que se aplique la ley sin distinción de cuenta bancaria o posición social. Esta es nuestra protesta ante semejante acto de impunidad.
¿Por qué será que en cada crimen de importancia aparece el
sello colombiano? En el magnicidio del presidente de Haití hubo colombianos
implicados; mercenarios que otrora habían portado uniformes de las fuerzas
militares y opacos empresarios que desde Miami habrían urdido el plan para
desestabilizar por completo este país caribeño. Los autores materiales ya están
donde deben estar: en la cárcel. Nada de casinos ni de escuelas de cadetes. ¿Y
los determinadores? Hasta donde se ha conocido, sus procesos siguen en
indagación por parte de las autoridades haitianas y estadounidenses. Lo cierto
es que si los estuvieran juzgando en Colombia ya gozarían de libertad o
estarían esperándola cómodamente en una guarnición militar.
El epítome de este fenómeno de exportación de sicarios
ocurrió hace tan solo una semana, en Ecuador, donde asesinaron a un candidato
presidencial y sus presuntos homicidas son seis connacionales nuestros. Por
otra parte, hay casos en los que no se precisa hacer viajar a los asesinos,
como con Marcelo Pecci, fiscal paraguayo de renombre quien se disponía a
disfrutar en paz de sus vacaciones en Barú, hasta donde llegaron sicarios
contratados por una organización criminal que perseguía en su país y le
causaron la muerte. El mercado de ‘perros de guerra’ preocupa y debe ocupar la
atención de las autoridades, en particular de las fuerzas militares en tanto
suelen ser exmilicianos quienes lo conforman. Si no se da un tratamiento
oportuno a este asunto puede convertirse en obstáculo para las relaciones con
los países receptores de estos asesinos a sueldo y eventualmente afectará la
política exterior de Colombia.
Un titular nada complicado y honesto en el que se informara que el Grupo Aval fue sancionado con una multa de 40 millones de dólares por los sobornos de Odebrecht, lo convirtió sin escrúpulos El Tiempo en una absolución
Galimatías han armado algunos periodistas por tratar de
decir y no decir lo que ya es un decir. En las portadas y en los micrófonos de
unos pocos, pero poderosos medios le hicieron el quite a la
noticia de que una de las empresas del señor Luis Carlos Sarmiento Angulo había
sido sancionada con una cuantiosa multa por parte de la Comisión de Bolsa y
Valores de Estados Unidos, con ocasión de las trampas que emprendieron en
asocio de Odebrecht para hacerse con contratos de infraestructura vial. Por lo
visto, hay quienes no quieren enfrentarse con uno de los mayores financiadores
de pauta del país, incluso si ello resulta perjudicial para sus audiencias.
Prevaleció el ansia de alimento al interés por informar. La cosa fue tan cómica
que hubo un periodista que afirmó que habían impuesto una multa y al mismo
tiempo lo habían absuelto. Si uno no estaba enterado de lo ocurrido, podía
llegar a creer que el gobierno estadounidense estaba premiando al Grupo Aval
por sus buenos oficios en el desarrollo de la infraestructura de Colombia.
El periodista Gerardo Reyes, a quien tomamos de su
cuenta de Twitter, resumió el problema así: “Un titular nada complicado y
honesto en el que se informara que el Grupo Aval fue sancionado con una multa
de 40 millones de dólares por los sobornos de Odebrecht, lo convirtió sin
escrúpulos El Tiempo en una absolución”. Acompañaba su comentario un titular
que aparece en la página web de El Tiempo y que se lee “Justicia de EE.UU. deja
libre de investigaciones a Grupo Aval por caso Odebrecht”. Con el valor y la
independencia que lo caracterizan, el primero en informar la decisión de las
autoridades gringas como correspondía fue Daniel Coronell, quien publicó en su
cuenta de Twitter: “La SEC de Estados Unidos multa al grupo Aval de
Colombia por prácticas corruptas relacionadas con Odebrecht…”
Destacamos por extraño y preocupante lo reportado por
Noticias Uno tras la decisión de las autoridades estadounidenses: en Colombia,
el Grupo Aval fue multado por haber pagado sobornos por el orden de los 6.5
millones de dólares, pero en Estados Unidos admitió haber sufragado 23 millones
de dólares en coimas. Nos preguntamos, ¿esta discrepancia no es un patente
fraude procesal? De lo que sí estamos seguros es del poder de vidente, que no
bidente, del ahora presidente de la República y entonces senador, Gustavo
Petro. Lo que dijo Petro en relación a esta trama criminal fue predicción de lo
que efectivamente ocurrió: desde la indagación que tenía que iniciar la
autoridad estadounidense al estar listado en bolsa el Grupo Aval, hasta la
posibilidad de negociar una eventual condena y la casi garantizada impunidad en
las instancias nacionales. Escúchenlo por ustedes mismos dando
clic acá.
Hay gente que nos presta toda credibilidad al momento de
acusar a alguien, por su experiencia y capacidad investigativa. Es el caso de
Gonzalo Guillén, conocido con el hipocorístico Heliodoptero, quien venía
anticipando desde hace mucho rato que a los partícipes del piquete de
Odebrecht-Sarmiento les aplicarían las cuarenta, permitiendo que muchos le
dijeran fantasioso, insidioso y de plano mentiroso. Hoy vemos que Guillén no
estaba poniendo las cartas sino su granito de arena para que hubiese justicia.
No nos queda más que aplaudir su trabajo y el de varios periodistas que se
ocuparon desde el primer momento de este caso.
Notas varias:
Apuntes buenos se ven ocasionalmente en Twitter, como el de este internauta en el que se refiere al hipotético atentado contra el fiscal Barbosa –cuya credibilidad ha sido puesta en entredicho– y que en opinión suya no sería con criptonita sino con el artefacto que verán a continuación:
Ingenioso y perspicaz nos pareció este tuit de Diana López Zuleta: “Nunca se me había pasado por la cabeza que innumerables asesinatos, incluido el de mi papá, fueran motivo de aplauso y recurso para adquirir votos. A Juana Gómez Bacci, hija del asesino Kiko Gómez, no le da vergüenza y dice: “tengo que cumplirle a mi papá”. […] Cuando ella dice que va a cumplirle al asesino, las víctimas nos preguntamos cuántos homicidios hacen falta”. Oportuna y justa descripción de la mentalidad de ese personaje. Estará en la puerta del horno el aval de los partidos de la derecha para la señora Juana Gómez, sucesora del clan.
Adenda: si quieren entretenerse en medio de todas
nuestras desgracias, tienen que escuchar la más reciente conversación entre
Urías Velásquez y uno de los coautores de esta columna en “La Hora del Terror”,
segmento en el que hacen sorna del acontecer nacional. Dé clic acá para
ver el video, espiche duro. En esta conversación no hay lugar a mentiras ni
a silencios pagos.
Adenda dos: esta columna, para satisfacción nuestra,
es reproducida en varios medios de comunicación, entre otros uno denominado La
Conversa. Los invitamos a que, si por algún motivo no pueden acceder a la
columna por los medios habituales, se dirijan a ese medio a leer lo aquí
escrito. Gracias a su director, Otto Hernán Riaño, y a sus lectores.
¡Nos leemos en la próxima!
*Texto publicado originalmente en: https://www.sonoticias.com.co/ y compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la generosidad de sus autores y del periodista Otto Hernán Riaño
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