Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-
Por allá, en mayo de 2022, este servidor advertía
sobre los peligros que correría el Pacto Histórico al intentar una estrategia
de alianzas sin filtros ni condiciones con los partidos políticos
tradicionales, con tal de asegurarse el triunfo en las elecciones
presidenciales, tal y como terminó aconteciendo.
Terminaba la nota en que advertía sobre esos peligros
afirmando que: “Ojalá
y en las elecciones regionales y locales, no tengamos que observar cómo; el
cadáver exquisito (Bonilla, Ortega, Cárdenas, Iragorri, Piso, Muñoz,
Grijalba, etc.) tomará el vino nuevo del petrismo en el poder
nacional.” (Ver columna: El Pacto Histórico en el Cauca: ¿un
proyecto?, ¿una colcha de retazos?, ¿un cadáver exquisito? (las2orillas.co)) Tristemente,
para los habitantes de Santander de Quilichao, los temores que compartía en
aquel entonces, acerca de la posibilidad de que el proyecto político del Pacto
Histórico pudiera ser tomado por los habilidosos politiqueros de siempre; al
parecer se han confirmado.
¿Por qué tratamos el mercado de ideas políticas tan distinto a como tratamos el mercado de bienes? ¿Por qué defendemos con ahínco tan distinto la libertad de mentir en política de la de ofrecer productos engañosos? Ambas cosas son una forma de “estafa
Expertos en el arte de la manipulación y de las
componendas electoreras, los y las integrantes del Bonillo-Grijalbismo, echando
mano de su propio camaleonismo y el de nuevos-viejos amigos, ahora disfrazados
de zurdos, como Roy Barreras y hasta la misma Dilian Francisca (Ver columna: Camaleones al acecho – Proclama del
Cauca), diseñaron una estrategia de publicidad política engañosa para tratar
de infiltrarse o acaparar los avales de los movimientos y partidos del Pacto,
de modo que el Bonillo-Grijalbismo, en cuerpo propio (Eduardo Grijalba), en
cuerpos remozados (Andrés Sadovnick) o en cuerpos nuevos (Fabian, Elías, Jesús,
Alfonso y John), obtuvieran el respaldo de todos los partidos y movimientos de
derecha y de izquierda, asegurándose, por enésima vez, su permanencia en el
poder político administrativo de Quilichao.
No fue necesario hilar tan finito para poder haber
llegado a la anterior conclusión; basta con observar como fueron inscritos
quienes aspiran a la alcaldía de Quilichao, para darse cuenta, no sólo de que
casi que acapararon todos los partidos y movimientos con personería jurídica
que existen en Colombia, sino que existe un relacionamiento casi que incestuoso
entre todas las campañas, a saber: Eduardo Grijalba fue funcionario de Carlos
Bonilla quien a su vez es o “fue” el jefe político de la actual alcaldesa Lucy
Guzmán, a quien apoyó en su campaña y gestión el mismo Grijalba, lo mismo que
Alberto Bustos, sempiterno funcionario de las últimas 4 o 5 administraciones,
quien a su vez mueve los hilos de la campaña de Fabian.
La endogamia continúa: Los ahora candidatos Elías y
John fueron impulsados en sus carreras políticas por Guzmán y Bonilla
respectivamente. Para nadie es un secreto que, para las recientes elecciones a
congreso, el grupo de la actual alcaldesa Guzmán, lo mismo que Jesús, el
aspirante del Pacto, apoyaron al hoy congresista Oscar Campo. En ese orden de
ideas, no se puede perder de vista que Oscar Campo es Representante por Cambio
Radical, partido de oposición al Pacto y que sin asco alguno coavala las
campañas de Grijalba y de Sadovnick, quien, entre otras cosas, fue funcionario
de las pasadas administraciones y quien ha sido respaldado y al parecer sigue
respaldado por algunos alfiles del Pacto que lo acompañaron en su pasada
campaña a la alcaldía de Quilichao.
Lo cierto, en medio de esta endogamia politiquera,
comparable al árbol genealógico de los Buendía de Cien Años de Soledad, es que
todas y cada una de esas campañas, excepción hecha de la liberal, tiene al
menos un coaval de un partido o movimiento del Pacto. Al parecer la otra parte
de la estrategia de publicidad política engañosa, consistiría en inducir al
electorado, sobre todo el de opinión, a mantener la inercia ganadora de la
coalición del Pacto, al fin y al cabo, durante tres años más estará en el poder
central de Colombia y conviene ser amigo del presidente, así no se lo haya
apoyado y los partidos que avalen estas candidaturas sean opositoras al
gobierno de Petro y Márquez. Así de acomodadas y así de engañosas son las
campañas en Quilichao.
Comparto plenamente las reflexiones del académico
Alfredo Bullard, específicamente aquella en que pregunta: “¿Por qué tratamos el mercado
de ideas políticas tan distinto a como tratamos el mercado de bienes?
¿Por qué defendemos con ahínco tan distinto la libertad de mentir en política
de la de ofrecer productos engañosos? Ambas cosas son una forma de “estafa””[1]
[1] Alfredo Bullard. (2021). Populismo
y publicidad engañosa. https://www.elcato.org/populismo-y-publicidad-enganosa