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LA VITRINA DE LA CONVERSA
sábado, febrero 10, 2024
miércoles, enero 31, 2024
La gaseosa da fresco mientras el fiscal sigue de ‘refresco’
Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas*
Editor: Francisco Cristancho R.
Llegará el fin del
castigo injusto y el perdón impune.
El legado de Barbosa se resume, en una palabra: Puestos.
En lugar de investigar, de inspirar o al menos de exigir buenos resultados a
sus subordinados, el fiscal general se ocupó de avanzar una candidatura
presidencial que desde su llegada y hasta la fecha se advierte imposible de
ganar por su evidente incapacidad
Hay palabras que tienen muchos significados, piénsese por
ejemplo en el término fresco: así se le dice al pescado que ha caído en la red
y que emprende rumbo a la cacerola; también al sol que no maltrata y que, por
el contrario, invita a su disfrute; pero también se emplea para reprochar al
individuo que entra a un lugar sin intenciones de abandonarlo, haciéndolo suyo
sin serlo. Existe otra palabra fonéticamente semejante: refresco, que describe
aquella bebida que con su ingesta provee la hidratación necesaria para sentirse
a gusto; aunque también se admite su uso como superlativo del individuo fresco,
quien por su conducta también pasa por rudo, atrevido y conchudo.
Fresco, rudo, atrevido y conchudo es el señor fiscal
general, Francisco Barbosa, un refresco impotable en Bogotá y en Washington, a
juzgar por los acontecimientos recientes. Barbosita se llevó a su compinche –la
vicefiscal cuestionada por vínculos con el narcotráfico, Martha Mancera– de
viaje por los corredores del gobierno federal de EE. UU. pues, como lo reportó
el veterano periodista Gonzalo Guillén, fueron pocos quienes quisieron abrir
sus puertas al avistarlos. Anticipando su fracaso y haciendo gala de su
insuperable capacidad para mentir, Barbosa afirmó ante la prensa que el
gobierno de Estados Unidos veía con buenos ojos a la vicefiscal Mancera y
expresaba su ‘respaldo total’ a quien presentó como “fiscal general encargada”,
sin percatarse –claro está– de que con ese artificioso título él se quedaba sin
cargo y sin corte que le llevara el equipaje.
El legado de Barbosa se resume, en una palabra: Puestos. En
lugar de investigar, de inspirar o al menos de exigir buenos resultados a sus
subordinados, el fiscal general se ocupó de avanzar una candidatura
presidencial que desde su llegada y hasta la fecha se advierte imposible de
ganar por su evidente incapacidad, dejando una estela de compromisos que no
podrá satisfacer. En lo único en lo que Barbosa pudo haber acertado es en
asegurar que la Corte Suprema de Justicia se vea obligada a elegir su reemplazo
entre la terna enviada por el presidente Petro, pues con el paso de las horas
se develan los favores recibidos por algunos magistrados, ensombreciendo la
pretendida independencia que invocaron como defensa tras imponerse el voto en
blanco en la primera ronda, opción de voto que no debe consentirse ni debería
permitirse, pues la obligación constitucional del alto tribunal es de escoger
entre las opciones puestas a su consideración por el nominador, sin lugar a
dejar el cargo vacante o a sonsacarse un candidato del organigrama de la
entidad excediendo sus competencias legales.
Quienes conocen los intríngulis de ese aparato llamado
Fiscalía sostienen que la danza de la nómina sigue imperando, aun cuando el
dueño de la chequera ya está haciendo maletas. Lo cierto es que corre el reloj
para que Barbosa abandone el búnker y con ello libere finalmente la sala de
evidencias que su señora esposa ocupó con prendas de vestir y demás
pertenencias. A la celebración que por su salida unirá al país decente se harán
partícipes los perros de la familia Barbosa, quienes se alegrarán al tener a ambos
amos en casa y con el clóset de zapatos completo para desgastarlos en las
caminatas que sus antiguos paseadores –pagados por los contribuyentes– ya no
podrán darles.
Adenda: hay quienes llegan al mundo a pelechar, a
encontrar toda ventaja posible y a hacer cuanto daño les es consentido. Estos
individuos, perniciosos en su propia existencia, se tornan en un peligro
inminente cuando son investidos con funciones públicas. Nos corresponde a los
ciudadanos detenerlos, bien con el voto; con la voz o con la movilización
pública y pacífica.
Sugerencia de viaje: sea usted amigo del juego o no,
nos permitimos recomendar a nuestros lectores la ciudad de Las Vegas, en la que
los autores de esta columna disfrutamos un par de días sin ser muy duchos en
las cartas. A apenas dos horas por carretera puede conocer el borde occidental
del Gran Cañón y en el recorrido maravillarse por el ingenio humano que
permitió construir –en plena crisis económica y con un décimo de la tecnología
disponible hoy– la imponente presa Hoover.
Hasta la próxima
*Texto originalmente publicado en el portal SONOTICIAS y
compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la
generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño.
Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva
responsabilidad. Les invitamos a leer,
comentar, compartir y a debatir con respeto.
martes, enero 23, 2024
De patrones a doctores*
| Imagen tomada de: amazon.com |
En el campo el patrón y
en la ciudad el doctor ha impuesto la dominación en la que la derecha a sumergido
al país. Este es el tipo de lenguaje que perpetúa el feudalismo que conlleva a
abusos y corrupción.
El término patrón se ha usado en Colombia y varios países
latinoamericanos, como herencia del colonialismo español y que define la
diferencia de clase social entre los más ricos y los pobres. En nuestro país,
el campo fue la región donde se empezó a usar, los dueños de las haciendas,
terratenientes todos ellos, obligaban a los jornaleros, encomenderos y todas
las formas que usaron para fortalecer y perpetuar el feudalismo, para
reverenciarlos y obedecerles a ciegas. Estos hacendados determinan la vida y
los bienes de los campesinos, inclusive abusaron (o, ¿abusan?) de la dignidad y
derechos de quienes producen la tierra, el campesino y sus familias. En muchas
partes se obliga todavía, a usar un diminutivo más ofensivo y opresor:
“patroncito”
Este término se trasladó a las estructuras narcotraficantes,
en donde el capo del comercio de narcóticos se definió como El patrón. Hay una
serie televisiva que describe este hecho conocido como: Escobar, el patrón del
mal. Son muchas las anécdotas conocidas de esta relación entre el jefe de la
banda y sus secuaces. Pero también este nombre lo adaptaron en diferentes
sectores de la producción como la construcción y pequeñas factorías en las que
los dueños, profesionales o mandos medios imponen su poder con base en el
término del que hablamos.
Aparte del poder que ha impuesto este término, también
implica ser de clase social con el que pretenden separarse y diferenciarse los
dueños y jefes de los menos afortunados, sus “sirvientes”. También ha sido
usado en las relaciones con el servicio doméstico, desde hace años, en los que
las “patronas” imponían condiciones infrahumanas, a humildes mujeres,
generalmente traídas del campo, en las que no tenían seguridad social, horario,
tenían que estar las 24 horas disponibles y para rematar, en muchos casos,
fueron abusadas por sus patrones o sus hijos.
Pero la modernidad, las nuevas formas de producción y
relaciones sociales, hicieron que se usaran nuevos términos para imponer las
diferencias sociales y apareció el término “doctor”. Aclaramos quien es un
doctor, generalmente se usa para definir al profesional de cualquier rama que
tenga que ver con la salud, medicina, odontología, entre otros. Pero además es
uno de los grados universitarios más altos que existen y que exige una
dedicación y disciplina para poder lograrlo. Después del pregrado, que puede
durar unos 5 o 6 años, luego viene el Magister, que puede durar 2 años y por
último el PhD o doctorado con una duración de 5 o más años, que exige
publicaciones en revistas del ramo y una investigación muy seria que plantee
avances científicos o sociales.
Como podemos ver en Colombia se ha desfigurado totalmente
este grado académico y todo por querer imponer un poder que no tienen quienes
lo usan sin merecerlo o alguna distinción social. Los casos más conocidos de
personas que se dicen doctores sin serlo está el de Enrique Peñalosa, quien por
muchos años se hizo pasar por doctor de una universidad francesa, se presentó
en foros internacionales ostentando este título y publicó libros en los que se
presentó como tal, sin ruborizarse. Después de una investigación de Juana
Afanador y Carlos Carrillo, ellos demostraron que la universidad que
supuestamente le había dado el título, informó que nunca había lo había
otorgado y que ni siquiera el de Magister había cursado tal señor. Solo hizo un
curso de un semestre de algún curso libre que usó para promocionar su dichoso “doctorado”
(1). El señor Peñalosa, sin sonrojarse, sigue opinando, haciendo sus negociados
y además, después de su segundo período puso alcalde: Claudia López y ahora en
asocio con German Vargas Lleras a Carlos Fernando Galán. Algo parecido sucedió con el expresidente
Iván Duque que se promocionó como Doctor (2) y según el investigador solo
asistió a unas pocas clases semanales en la universidad que según él se lo
había otorgado, claro que recibió el Honoris Causa en una universidad de Corea
del Sur (3), pero cuando ya era presidente.
En otros casos pagan por que les hagan las tesis, las plagian mienten y
falsean sus estudios, todo para poder dominar y poder ascender en cargos de
poder, en la mayoría de los casos; para usarlo en actos de corrupción y robo del
erario.
Muchos profesionales de otras disciplinas y aún sin serlo
obligan o imponen que se les diga “doctor”, se ofenden si no se les denomina
así. En las instituciones es “obligatorio” su uso, es más, a algunas
profesionales se les ha dado por llamarlas “doctorísima” no sé qué
significará, ¿será que quieren ser más doctoras que los demás? Pero si no les rinde esta pleitesía se
ofenden, sancionan y persiguen a quien usó otra forma de dirigirse a ellas(os)
Esta “dignidad” va más allá, en muchos casos no se les puede discutir o
argumentar algo que no esté dentro de sus conceptos, siempre tienen la razón,
amenazan, castigan, “cogen entre ojos” y hasta despiden a quienes no les «dan
el debido respeto” de doctor(a).
En el campo el patrón y en la ciudad el doctor ha impuesto
la dominación en la que la derecha a sumergido al país. Este es el tipo de
lenguaje que perpetúa el feudalismo que conlleva a abusos y corrupción. El
poder y la riqueza en Colombia, que ha pertenecido a muy pocas familias, se ha
afincado en diferenciar su clase con las demás y para ellos obligan a que se
les dirija en estos términos excluyentes y ofensivos. No respetan al ciudadano
y sus derechos por eso odian la Constitución de 1.991, por eso Uribe la
modificó, con ayuda del Congreso y ellos añoran la constitución feudal de
1.886.
Hoy, cuando existe un gobierno democrático, lo quieren
defenestrar, lo dicen a cada rato y para ello, utilizan el poder y la forma de
dirigirse a sus empleados y colaboradores, como si fueran vasallos, es conocido
que los obligan a votar por el que decidan y ahora los obligan a ir a
“protestar” contra Petro, porque ellos son los patrones, los doctores y deben
obedecerlos ciegamente.
Los colombianos no nos hemos dado cuenta de que han atentado
contra nuestra dignidad, con ese lenguaje feudal han dominado, gobernado y
saqueado el erario y pretenden seguir haciéndolo.
El país ha estado sumergido por años entre estos dos
términos que han utilizado los dueños del poder para sustentar su dominación
para que el pueblo haga lo que ellos les digan y elijan a quienes designen. Y a
eso llaman democracia.
(1)
https://laotravoz.co/ante-la-fiscalia-presentaran-pruebas-sobre-estudios-inexistentes-de-penalosa/
https://www.elespectador.com/bogota/penalosa-lo-admite-el-tal-doctorado-no-existe-article-696635/
https://www.publimetro.co/co/noticias/2018/08/01/titulos-falsos-de-penalosa.html
https://www.youtube.com/watch?v=cW_en4guI3s
https://www.eltiempo.com/bogota/enrique-penalosa-dice-que-no-tiene-doctorado-ni-maestria-94820
https://www.larepublica.co/alta-gerencia/el-pais-de-los-doctores-que-no-tienen-doctorado-2367551
(2) https://www.las2orillas.co/ivan-duque-otro-con-titulos-falsos/
https://seguimiento.co/colombia/ivan-duque-no-se-especializo-en-harvard-segun-informe-de-esa-universidad-13161
*Texto publicado con la autorización de su autor: Hernán
Riaño.
Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva
responsabilidad. Les invitamos a leer,
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miércoles, enero 17, 2024
Mutismo del fiscal Barbosa ante corifeos que llaman al golpe de Estado*
Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho R.
Barbosa anda diciendo que se va a dar clases a Estados Unidos, pero ¿qué puede enseñar este hombre que no sea a irrespetar? Salvo que en alguna universidad de Florida estén considerando dar un curso de patanería para jóvenes, no damos crédito a su presunto nuevo trabajo.
Si hablamos de Colombia hay un par de cosas buenas por
decir, otro tanto menos favorables y no pocas regulares, porque nuestro país es
como el mar semi picado: no tiene olas para surcar a bordo de una tabla de
surf, pero tampoco es calmo como para nadar en él. A veces se revuelve y
advierte un tsunami para luego volver a su estado regular, aquel que los
periodistas con algo de gracia han denominado “tensa calma”. Los pesimistas,
sin distinción de postura o ideología, amenazan con que “ya tocamos fondo” cuando
quiera que las cosas no resultan como ellos quisieran. Sobre esta última
expresión, de uso frecuente desde años ha, el padre de Germán –menos escéptico
que su hijo– decía que los barriles sin fondo existían. Todo lo conocido ha
pasado en Colombia, sin mayores repercusiones, y de seguro vendrá lo
desconocido con iguales consecuencias.
En esta, la ‘más estable’ democracia de América Latina, unos
cuantos desocupados que hace años vestían uniformes de la fuerza pública y con
cuyas acciones ahora deshonran su pasado, amenazan con un “juicio político” al
presidente Petro que lleve a su “destitución” –con la misma opacidad con que
los procesan a ellos valiéndose de un fuero que las más de las veces es
inmerecido– y que, de fracasar, exigiría una “toma del palacio de Nariño y del
Congreso de la República”, es decir, el cese completo y definitivo de las
instituciones democráticas que dicen defender. Ante esta amenaza pública y
explícita de dar un golpe al gobierno electo por voto popular y que cuenta con
el mandato de presidir el Estado hasta el 7 de agosto de 2026, hay un
funcionario llamado a pronunciarse que guarda un preocupante silencio, máxime
cuando se trata de un hombre afanoso por hacerse escuchar: el señor fiscal
general de la Nación.
Y ya que nos referimos a este individuo, es una sandez, una
afrenta a su cargo y demostración de su poca finura la expresión del señor
fiscal general relativa al Presidente de la República, a quien trató como
semejante a Pablo Escobar. Nos contaron que Barbosa anda diciendo que se va a
dar clases a Estados Unidos, pero ¿qué puede enseñar este hombre que no sea a irrespetar? Salvo que en alguna universidad de Florida estén considerando dar
un curso de patanería para jóvenes, no damos crédito a su presunto nuevo
trabajo.
Nos excusamos por la brevedad de esta columna, aún a miles
de kilómetros de casa quisimos hacer uso de esta tribuna que generosamente nos
han extendido algunos medios para pronunciarnos sobre un hecho que calificamos
de la mayor gravedad, confiando en que lleve a ustedes la convicción de que no
es un asunto menor y puede tornarse en fait accompli si así lo permitimos.
Adenda: señores periodistas, es dos mil veinticuatro, no
“veinte veinticuatro”. Lo ha dicho la Academia de la Lengua y lo ordena la
práctica común y el mínimo cuidado por la palabra.
Adenda II: Hoy circula por primera vez el periódico Vida, medio oficial de la Presidencia de la República, «con la convicción de romper con el centralismo y acercar a la población a temas que afectan su vida cotidiana». Desde aquí, invitamos a leerlo.
¡Hasta la próxima!
*Texto originalmente publicado en https://sonoticias0.wordpress.com/ y compartido a la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la generosidad de nuestro aliado, el periodista Otto Hernán Riaño director del portal SONOTICIAS
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jueves, enero 11, 2024
No es una película de terror, está sucediendo en vivo y en directo*
Por: Hernán Riaño
Por eso; es que lo
quieren matar, derrocar y, en últimas, evitar que termine el periodo
presidencial o que otro presidente, en el 2.026, de la misma línea, pueda
seguir destapando tanto hecho de corrupción, robo y asesinato que ha ocurrido
en Colombia.
En año y medio de gobierno se han sabido tantas cosas sobre
el actuar de los grupos de poder, económicos, paramilitares, grupos
delincuenciales y especialmente de lo que fueron los gobiernos de Álvaro Uribe
Vélez y sus sucesores, que le da a uno escalofríos con solo detenerse a
analizar cualquiera de las denuncias y noticias (nunca conocidos por los medios
tradicionales) producidas en este corto lapso de tiempo.
Muchos de estos hechos ya los había denunciado el mismo
Gustavo Petro, cuando fue parlamentario, al igual que otros como Iván Cepeda,
Wilson Arias, María José Pizarro y unos pocos parlamentarios consecuentes en
ejercicio o que ya no están en el Congreso, que han entendido su
responsabilidad con el país, sin detenerse en nimiedades ni intereses
particulares. En este mismo sentido se debe resaltar lo hecho por Daniel
Mendoza y su serie “Matarife” en la que, sin restarle los méritos de su trabajo
ni mucho menos, ordenó cronológicamente la vida y obra de personajes como
Uribe, Federico Gutiérrez y muchos otros, basado en informaciones (en la
mayoría de los casos de medios de comunicación del poder), de hechos que
oscurecieron el panorama del país a tal punto de rebajarlo a un narcoestado,
como muchos lo calificaron. A pesar de
que, como dije, estos acontecimientos eran de público conocimiento, a los
colombianos pareciera que los miraban como si estuvieran ocurriendo en otro
país, o como si fuera una telenovela de las que escribe Gustavo Bolívar.
Hoy, ante los descubrimientos de hechos más graves que todos
los días se conocen y por el actuar cada vez más oscuro, cínico y descarado de
los que tienen el poder en Colombia, esa modorra de la mayoría de los
colombianos espanta más que los hechos en sí; desfalcos, robos, corrupción por
doquier, asesinatos, desapariciones, falsos positivos y miles de etcéteras que
ocurrieron en los gobiernos desde Pastrana hasta Duque se volvieron tan
“normales” que los ciudadanos, o son cómplices, o le dan el beneplácito a estas
conductas.
Pero es que las noticias y denuncias no paran: que quieren
asesinar al presidente, se conocen audios de líderes de derecha como un
directivo de camioneros de Boyacá, que llaman abiertamente a un paro para
derrocarlo, que la Corte Constitucional bloquea los actos de gobierno para
beneficiar a los pobres, que el Concejo de Estado “tumba” curules de
parlamentarios del Pacto Histórico, que la Procuradora pide que se declare
inexequible en Plan de Desarrollo, que no pagaron los derechos de los Juegos
Panamericanos, que los medios calumnian y entrampan a funcionarios del
gobierno, que los empresarios actúan como esclavizadores, que otros empresarios
no cumplen con las normas tributarias, que no se sabe dónde está la plata de la
ayuda humanitaria para los venezolanos donada por otras naciones, que no se
sabe qué pasó con los ingresos del oro que vendió Duque, propiedad de los
colombianos, que no se sabe dónde está la plata del déficit que dejó el
gobierno anterior, que los entes de control actúan como partidos de oposición,
que esos mismos entes no investigan a sus amigos, que la fiscalía oculta
expedientes de políticos de extrema derecha especialmente del uribismo, que
denuncian a la vicefiscal de presuntos nexos con bandas criminales, que el
nuevo gobernador de Antioquia, ad portas de un proceso judicial, quiere
instaurar nuevamente los paramilitares en su departamento disfrazados, como lo
hizo Uribe, de cooperantes, que la JEP ordenó el arresto de una exgobernadora y
otros políticos y militares de relevancia, que Santos evitó que llevaran a los
estrados judiciales de Estados Unidos a Uribe dándole inmunidad diplomática,
que liberaron a Alex Char con una “jugadita”.
No se sabe cuándo se va a conocer todo lo que ha sucedido y
sigue pasando en nuestro país, no se sabe hasta dónde vamos a llegar, lo que sí
se sabe es que si no se hubiera elegido este primer gobierno democrático,
muchas de esas cosas seguirían en las gavetas de los entes de control o en los
escritorios de los directores de noticias de los grandes medios.
Por eso; es que lo quieren matar, derrocar y, en últimas,
evitar que termine el periodo presidencial o que otro presidente, en el 2.026,
de la misma línea, pueda seguir destapando tanto hecho de corrupción, robo y
asesinato que ha ocurrido en Colombia. Ellos querían que no se supiera, a lo
que le temen realmente es a la verdad, a que los colombianos veamos cuál es la
verdadera cara de esos que, hoy, se proclaman los “salvadores” de
Colombia. ¿De qué nos quieren salvar?
Como reza el dicho: “Tras de ladrón, bufón”, su cinismo es tan grande que no
solo ocasionaron la ruina del país, sino que hoy, le echan la culpa al nuevo
gobierno de lo que ellos han hecho y que solo ellos nos salvarían de esa catástrofe.
Pero con todo lo destapado en este corto tiempo, pareciera
que, estuviéramos asistiendo a una película de horror de esas que hoy están tan
de moda y que atrae a las nuevas generaciones, pero no, no es un filme de
terror, es la pura realidad sin maquillaje, tan cruel y cruda que pareciera que
estuviéramos en una pesadilla sin fin o leyendo una novela de realismo mágico,
y lo estamos viviendo en vivo y en directo, sin anestesia. Pero no nos
inmutamos, no nos impresiona, no nos importa, es como si no fuera con nosotros,
es esa la realidad que nos golpea a cada minuto, pero que no hace despertar a
los colombianos, muchos obnubilados por la idolatría que le profesan a Uribe y
que no bajan de “dios”.
El reto es unirnos para acabar esta situación de horror,
para que las nuevas generaciones tengan un país con otras oportunidades acordes
a una nación en paz, y con beneficios para todos y no solo para los pocos que
se creen con el derecho divino de mantenernos pobres y esclavizados por toda la
vida.
Texto originalmente publicado en SONOTICIAS y
compartido con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a
la generosidad de nuestro aliado, el periodista Hernán Riaño, director de dicho
portal informativo.
Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva
responsabilidad. Les invitamos a leer,
comentar, compartir y a debatir con respeto.
lunes, enero 08, 2024
La “inteligencia” de la oposición inteligente y la estupidez de sus seguidores*
Por: Hernán Riaño
Porque no es solo la
clase media, que por aspirar a ser de “la alta”, está en la tónica de defender
al opresor; son personas de una condición muy humilde quienes son los que más
los defienden.
Termina un año muy esclarecedor para el país y su futuro,
marcado por muchos temas que en otras épocas de nuestra historia ni siquiera
conocíamos ni mucho menos se trataban. Dejó en claro muchas cosas, develó
muchos secretos muy bien guardados y mostró, crudamente, el cómo se había
manejado Colombia y quiénes se habían apoderado de ella sin derecho y a sangre
y fuego, literalmente hablando.
En los últimos años se ha informado sobre el despojo de
tierras a los campesinos pobres por parte de los terratenientes feudales,
usando a los paramilitares para ello. Solo hasta el 2.022, con ayuda de la JEP
y el actuar del presente gobierno, empezaron a decantarse esas verdades.
Comandantes paramilitares como Mancuso y muchos otros contaron ante los
tribunales su forma de actuación y de quienes recibían esas órdenes, además del
testimonio de militares activos y en retiro que informaron como era su articulación
con los “paras” y el cómo se inventaron los mal llamados falsos
positivos para obedecer a un gobierno en específico que quería mostrar
resultados con su política de “seguridad democrática”.
El país ya lo sabía, pero por arte y magia de los grandes
medios de comunicación, como en una novela de García Márquez, convencieron a
los colombianos que eso era una fábula y que aquí no pasaba nada. Solo con el ejercicio de la Jurisdicción
Especial para la Paz, La Comisión de la Verdad, algunos periodistas que, si han
investigado los hechos y funcionarios honestos del gobierno liderados por
Gustavo Petro, se empezó a armar ese rompecabezas macabro de poder y muerte.
Hoy muchos militares y exmilitares están investigados, condenados y en prisión
por esas atrocidades. También empezamos a saber de grandes empresarios
vinculados y financiadores de esos grupos irregulares, inclusive
multinacionales que ya están siendo investigadas y sus ejecutivos citados a
rendir cuentas.
Pero eso no es todo, el país comenzó a entender las
verdaderas relaciones del poder económico con la postración de la mayoría de
los ciudadanos, que, según estadísticas internacionales, al finalizar el
gobierno Duque, fuimos clasificados como una de las sociedades más desiguales
del mundo, con una pobreza y miseria tal, superada solo por dos o tres países
en el globo. Su ambición ha llegado a puntos que harían sonrojar a ricos de
otros países. Agravado, en la mayoría de los grandes capitales, por su vinculación
directa o indirecta al accionar del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y sus
sucesores.
Empezamos a saber del por qué les arrebataron los derechos a
los colombianos, como la salud, el trabajo decente, las pensiones, la
participación decisoria y tantos otros de los que gozan ciudadanos de otros
países, inclusive cercanos al nuestro. Empezamos a entender que es
“democracia”, aunque falta muchísimo para ser realmente conscientes de ese
concepto, esa forma de vida y aplicarlo en Colombia; esa es una tarea ardua y
dispendiosa que durará varias generaciones. Limpiar la mente de muchos
compatriotas de ese gen feudal que se ha apoderado de su ser agravado por la
tendencia a permitir y hasta a participar en cosas non santas, es algo que nos
llevará mucho tiempo e inversión de recursos de todo tipo.
También vimos muchos líderes, periodistas y miembros del
poder legislativo, que aprovechando el “boom” del estallido social,
se camuflaron en la esquina progresista, pero no fue, sino que les dieran la
oportunidad y pelaron el cobre poniéndose del lado al que verdaderamente
pertenecen: la extrema derecha.
Conocimos todo tipo de “profetas del apocalipsis” que
predijeron que con Petro el país sería como Venezuela, que muchos se irían del
país, que los empresarios sacarían sus capitales para trasladar sus negocios a
otras naciones, que, en síntesis, el país se derrumbaría, como si con los
gobiernos uribistas estuviéramos igual a los países nórdicos o Suiza. Más que
una profecía era un deseo personal; que Petro no hiciera las cosas bien para
concluir que el progresismo no sabe gobernar y que solo ellos lo hacen, porque
tienen el designio de dios para ello.
Empresarios que les mienten descaradamente a los
colombianos, como los de las gaseosas, que a sabiendas de los pésimos efectos
para la salud de esos productos, usan periodistas y sus medios, contratan “expertos”
para que nos digan que esos efectos son mínimos, ignorando los estudios
científicos mundiales que existen al respecto, solo para nombrar un ejemplo.
Ante las reformas supimos que la extrema derecha y los
empresarios no tienen argumentos para mantener las cosas tal y como están; las
EPS no son eficientes, están quebradas y han desangrado al país por mucho tiempo, que los fondos de pensiones
usan el dinero para enriquecer a sus dueños y cantidad de negocios privados que
los ricos hacen con dinero público y por eso usan todos los medios posibles,
legales o ilegales para mantener las cosas como están, a costa de la salud y la
calidad de vida de los colombianos. Los argumentos se convirtieron en ataques
personales a los funcionarios que las adelantan, tratando de deslegitimar su
idoneidad y experiencia, hasta en su vida privada se han metido para desviar la
atención de lo beneficiosas que son para los colombianos.
En todo esto, los grandes medios de comunicación de
propiedad de grandes “cacaos” han jugado un papel muy importante,
impulsados por la maledicencia de sus periodistas, que en esto son unos
expertos, los “malos hígados” de todos ellos, muchos y muchas
vinculados(as) a negocios non santos o a empresarios que los hacen, han
demostrado una capacidad enorme de mentir, calumniar, inventar, entrampar para
favorecer a sus patrones y a ellos en particular.
Este ha sido un año muy especial en el que hemos visto cosas
que no se habían vivido en nuestro país. Nació algo muy raro llamado la “oposición
inteligente”, pero que, de eso nada, no piensan, no raciocinan, no
investigan, no razonan, no leen, no argumentan, solo salen en esos medios o en
las tribunas o pasillos del Congreso a vociferar y gritar, como si con ofensas
y alaridos pueden demostrar que tienen la razón. A senadores y representantes
les han demostrado que no leen las reformas que no saben de qué se trata, en
últimas que sus intereses son otros muy diferentes a garantizar una calidad de
vida a los colombianos. Pero ni se sonrojan, pareciera que no “caen en cuenta”
de que la embarraron, que hicieron el oso. ¿O será que esa inteligencia que
pregonan no es tal, sino que el cerebro no les da para más? ¿Será qué solo los
mueve las ansias de poder y de riqueza? O, en últimas, no les importa quedar
mal porque saben que no pasará nada.
El cuadro se completa con una gran cantidad de colombianos
estúpidos que son capaces de vender hasta a la propia madre con tal de mantener
a Uribe y la extrema derecha en el poder. He visto estudios que tratan de
explicar el cómo, un pobre que no tiene nada prefiere defender, a quien lo ha
dejado en esa miseria; en vez de unirse a sus pares y luchar por una vida
mejor. Pero el caso colombiano es de antología, vendedores ambulantes,
campesinos miserables, gente que no tiene ni para comer dos veces al día,
engrosando las filas de defensores y "apoyadores" de la extrema
derecha, porque no es solo la clase media, que por aspirar a ser de “la alta”,
está en la tónica de defender al opresor; son personas de una condición muy
humilde quienes son los que más los defienden. Por eso traigo a colación esta
frase: El enemigo del pobre es otro pobre que se cree rico. Además, atacan sin
piedad a quienes, si piensan, dan argumentos y defienden la posibilidad de un
mejor país. No se cansan de demostrar su ignorancia y estupidez.
¿Cómo se le puede llamar a esa actitud tan irracional? ¿Cómo
se les puede hacer caer en cuenta de la realidad? Trabajo difícil para
sociólogos, antropólogos y científicos de las ciencias sociales. La realidad es
que son ellos los culpables de lo que ha sucedido con los gobiernos de los
últimos 30 años, del estado en que Petro recibió al país y de la feroz
oposición que le hacen.
NOTA ACLARATORIA: La RAE define la estupidez de la
siguiente forma (1), tomado textualmente:
De estúpido y -ez.
f. Torpeza notable en comprender las cosas.
f. Dicho o hecho propio de un estúpido.
Sin.: idiotez, tontería, imbecilidad, bobería, sandez,
memez, necedad, simpleza, tontada, cojudez.
Ant.: inteligencia, agudeza, perspicacia, sagacidad.
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