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Reducción de la jornada laboral: El regalo envenenado del uribismo
Reducción de la jornada laboral: El regalo envenenado del uribismo
Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-
Imagen tomada de: @atcalsas.com |
Los grandes gremios de la producción de Colombia, que además de financiar campañas electorales, ofician como tanques de pensamiento y estrategas de la administración pública; empiezan a dictar, por estas épocas, los lineamientos, con los que los gobernantes a su servicio, deberán diseñar las políticas, tributaria, comercial, financiera y laboral, con la que gobernarán cada año o durante el periodo que les corresponda.
Tal y como se ha evidenciado en los últimos veinte años de
régimen uribista; salvo la influencia que han alcanzado oscuros agentes del
narco tráfico, en algunas esferas del régimen; el poder de los gremios ha
permanecido intacto, e incluso, durante el gobierno Duque, se ha fortalecido,
incluso yendo en contra de las tendencias académicas del mundo desarrollado,
que han puesto en duda las creencias de la ortodoxia económica colombiana,
fuente de inspiración de los gremios criollos, con el reciente premio nobel de
economía otorgado a David Card, Guido Imbens y Joshua Angrist, por
desmontar el dogma de los economistas colombianos y los grandes gremios de la
producción, según el cual; aumentar el salario mínimo equivalía a disparar la
inflación y otras secuelas indeseables.
Los poderosos Fedesarrollo, Anif y recientemente Fenalco, en
franca rebeldía académica al llamado mainstream de la economía mundial, que
privilegia una especie de vuelta a las prácticas del Estado Bienestar y de
respaldo a modelos económicos alternativos al llamado neoliberalismo, han
venido presionando desde hace mucho tiempo atrás, un infame retorno a las
condiciones más crudas del semi feudalismo-capitalista, en el que ha vivido
Colombia durante los últimos 200 años.
Desde la adopción de las sucesivas reformas laborales, que
han puesto en condiciones de disimulada servidumbre a quienes, a esta fecha, puedan disfrutar de un empleo
estable en el sector privado, pasando por las constantes desregulaciones del precario
mercado laboral colombiano, hasta la adopción de un ofensivo y mal trasplantado
sistema de seguridad social; los gobiernos nacionales de turno, con el visto
bueno de los gremios, han venido empujando cada día más, a millones de hombres,
pero sobre todo, mujeres, a condiciones de miseria y de exclusión, que solo han
servido para cerrar el círculo vicioso de los dueños del poder, que encuentran
en esta inmensa pobrecía, una colosal despensa de mano de obra, calificada,
pero desesperada; dispuesta a laborar por raticos y por unos cuantos pesos.
Así lo entendió el que dijo Uribe en el 2017, quien sintiéndose respaldado por sus amigos en el Consejo Nacional Gremial y aprovechando la crisis sanitaria; le dio rienda suelta a su lambisconería o gratitud, para devolver los favores a las élites económicas, aprobando a manos llenas, cuanto decreto fuera posible, para flexibilizar aún más, el ya precarizado mercado laboral colombiano, abaratando a más no poder la mano de obra y quitando los, ya escasos, beneficios sociales a cargo de los empleadores, por medio de los Decretos Presidenciales, amparados en la emergencia sanitaria ocasionada por la peste.
Imagen tomada de: BBC News Mundo |
Las controvertidas y mil veces rechazadas por los
trabajadores, reformas laboral y pensional, se deslizaron en medio del miedo a
la muerte y el confinamiento de la pandemia y aunque, mencionadas en los
recientes estallidos sociales, permanecen intactas, en el actual marco jurídico
colombiano. Junto con la disfrazadas reformas laboral y pensional que esconde
el Decreto 1174, se yergue ahora; la ley 2101 de 2021, la cual, según el
uribismo, le regalo a la clase trabajadora de Colombia una reducción de la
jornada laboral. Ambas normas, no han hecho otra cosa que ir allanando el
camino para la última petición del Consejo Nacional Gremial, ahora en voz de
Fenalco, consistente en la flexibilización laboral a través de la contratación
por horas con prestaciones sociales y plantear un salario regional, de
acuerdo con la realidad de cada zona del país.
Es claro que, siguiendo con la tradición de la clase
dirigente tradicional de Colombia, es en estas fechas pre decembrinas, cuando
hay que lanzar estos anuncios, aprovechando el infalible despiste que el
desorden navideño le impone a la frágil memoria criolla, para asestar el mortal
golpe. Tras engañosos regalos, como la reducción de la jornada laboral, la
promesa de más días sin IVA y el desmonte de las medidas de bio seguridad para
prevenir la peste, que permita un mes de parranda y animación derrochona; el
uribismo, se alista para darnos el veneno de la legalización, ahora sí,
definitiva; de las reformas que el Consejo Nacional Gremial necesita.
El regalo envenenado: una vuelta a los años de
1800, cuando existía un pequeño jornal, para todo aquel afortunado que cayera
en gracia del todo poderoso de los cielos y del ocasional patrón terrenal, al
ser regalado con el preciado favor de un trabajito, eso sí, pagado un poquitico
más barato si era en el campo y con la ventaja de tener la suerte, incluso, de poder regalar, en agradecimiento; un
poquitico más de trabajo en beneficio de su patrón, o al menos, renunciar a
ganarse uno que otro pesito extra, por el gran privilegio de trabajar para él.
sábado, octubre 16, 2021
GOLPE DE ESTADO DE LA DERECHA EN EL CONGRESO
GOLPE DE ESTADO DE LA DERECHA
EN EL CONGRESO
Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-
No es un juego de palabras, no es un vaticinio, no es
una campaña de desprestigio; simplemente es la constatación del deseo de la
derecha colombiana, de perpetuarse en el poder, cooptando para si los entes de
control, por medio de una reforma a la Constitución Política de Colombia,
agenciada a través de los proyectos de Actos legislativos: PAL 13-21; “Por medio del cual se
establece la forma de elección del Contralor General de la República, el
Procurador General de la Nación, el Defensor del Pueblo y el Fiscal General de
la Nación” y el PAL 320-2021C; “por medio del cual se
reforma la justicia”.
Imagen tomada perfil facebook del autor |
Mientras
muchos de los colombianos del común, sobre todo, aquellos que siguen pensando
que la política no les interesa, porque no sirve para nada o aquellos otros que
hicieron campaña por el Referendo Anticorrupción, no obstante, seguir votando
por los mismos; están por ahí entretenidos, viendo a los esfuerzos de adorables
mayores, para alcanzar una última oportunidad de fama en un concurso de
televisión, discuten si Ospina ha sido o no el mejor arquero de la selección
Colombia de Futbol de todos los tiempos, o celebran alborozados, la obra y
gracia de una nueva santa paisa; esa política que no les interesa, está a punto
de asestarle un mortal golpe a la democracia y la vida civil de Colombia: Gol
caracol ...¡Se metioooo!
De manera
sigilosa, casi que, a escondidas, los emisarios de las élites económicas y
políticas del país; han puesto en movimiento, al interior del congreso
colombiano; toda una estrategia de derrumbamiento del sistema de contrapesos
institucionales, propio de las democracias liberales de occidente. El primer
paso consistió en la apropiación del congreso, a punta de alianzas no santas, con grupos
extremistas de derecha, de forma que, a punta de manipular el miedo de los
ciudadanos, como consecuencia de una guerra iniciada por las mismas élites casi
dos siglos atrás; lograron posicionar en el congreso, todo un conjunto de
dilectos agentes políticos a su servicio, capaces de instaurar una especie de
dictadura constitucional, disfrazada de democracia, durante los últimos veinte
años de régimen uribista.
Apalancados
en la llamativa arquitectura institucional del estado, plasmada en la
Constitución Política de 1991, los políticos tradicionalistas, adscritos a los
partidos de derecha en el Congreso de la República colombiana, en complacencia
conveniente con el espíritu mesiánico de la ultraderecha colombiana,
personalizada en Álvaro Uribe Vélez y vuelta ideología en el uribismo, se han
dado a la tarea de nombrar, periodo tras periodo, en los entes de investigación
y control, a personas afines a su línea política, o al menos, dispuestos a
tranzar impunemente, favores políticos, por frondosas nóminas, en Procuraduría,
Contraloría, Fiscalía, Defensoría y Registraduría. Así lo han hecho durante el
tiempo, aunque no de manera oculta, sino a la vista de todos, en vivo y en
directo por unos medios de comunicación, alguna vez el cuarto poder
fiscalizador de la opinión pública, convertidos desde tiempo atrás, en tribunas
propias de los poderosos. Gol, gol, gol...gol caracol ... ¡Se metiooo!, Una vez
más.
Con la
complicidad de una inmensa mayoría de colombianos, con serios problemas de
educación política, mal informados, pero, sobre todo, manipulados; la derecha
colombiana, ha venido dando los pasos necesarios para retener el poder del
estado colombiano; así lo ha venido demostrando, con los múltiples intentos de
reelección de su jefe supremo, el ex presidente, ex senador e imputado; Uribe
Vélez. Contando con la venia de las federaciones de municipios, capitales y
departamentos y con las organizaciones de juntas comunales; recientemente, el
uribismo, intento una vez más, en medio de la peste del Covid19, prolongar el
periodo del que dijo Uribe, hoy encargado de la presidencia de Colombia y por
ahí derecho, el de alcaldes y gobernadores, agremiados en las mencionadas
federaciones, dirigidas por controvertidos personajes, también afines al
uribismo; intentando cambiar un articulito, a petición de Toro, Tavera y Ordosgoitia.
Ahora,
envalentonados, o quizás, un tanto nerviosos, por los recientes levantamientos
populares, iniciados en el 2018 y exacerbados por la ineptitud y la corrupción
del actual gobierno nacional; los emisarios de la derecha en el congreso,
después de haber nombrado en los entes de control, registro e investigación a
fichas afines al uribismo, dedicados a torpedear el proceso de paz, pero sobre
todo, a obstruir cuanta investigación se inicie en contra de los miembros del
uribismo; pretenden completar su sutil estrategia de Golpe de Estado
Institucional, intentando “flexibilizar”, aún más, algunos requerimientos para
el nombramiento de personas idóneas, en la dirección de estas entidades, pero
sobre todo, y he ahí el horror; intentando brindarle impunidad institucional, a
los titulares de Fiscalía, Contraloría, Procuraduría y otros funcionarios de alto
nivel, trasladando la competencia de su investigación y juzgamiento, de la
Honorable Corte Suprema de Justicia, a la muy controvertida e inane Comisión de
Acusaciones de la Cámara de Representantes.
Esta
promesa de impunidad, ofrecida a quienes están encargados de investigar y
sancionar la agobiante carga de violencia y de delincuencia que se cierne sobre
todos los ciudadanos, de velar por el buen comportamiento de los funcionarios,
sancionar sus abusos y ponerlos al recaudo de la justicia, o de dar fe del
estado civil y de llevar a cabo y garantizar los procesos de elecciones; no
permite creer en un buen futuro para uno de los países, con mayores índices de
desigualdad económica, con serias sospechas de degradación del conflicto e
irrespeto total por los derechos humanos y con una corrupción que asusta, como
Colombia.
Esta
intentona de asegurarse sí o sí, el poder político, pero sobre todo, el poder
sancionatorio, ante un futuro político incierto, en el que la izquierda y los
movimientos progresistas y alternativos a la derecha tradicional colombiana,
tienen serias posibilidades de hacerse con el gobierno nacional y aumentar el número
de curules en el congreso; es una apuesta muy riesgosa, en un ambiente de
inseguridad y terror, que ya tiene agobiada a una sociedad cansada de la falta
de acceso a la justicia y que ve, como este intento de cambio de la
Constitución, nuevamente corroborará la percepción de que la sanción de la
justicia es únicamente para los de ruana.
La promesa
de impunidad para la actual clase dirigente, incluidos, sus amigos los
contratistas (centros poblados, etc.), podría estar gestando escabrosos hechos
de justicia propia, como el ocurrido con los niños de Tibú, mucho más, si como ha venido aconteciendo en los dos
últimos años, los excesos de la fuerza pública y los aberrantes casos de
corrupción, han puesto en entredicho, la eficiencia de estos mismos entes de
control, exacerbando aún más, los ánimos de una sociedad asustada y desesperada.
sábado, octubre 09, 2021
sábado, octubre 02, 2021
martes, septiembre 28, 2021
domingo, septiembre 26, 2021
sábado, septiembre 18, 2021
lunes, septiembre 13, 2021
Espectro político en Colombia. Imagen tomada del perfil @CamiloSilvaJ
SI EXISTE LA OPCION DE IZQUIERDA Parte II
Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com-
En la
primera parte de esta columna se señalaba que, no obstante, la existencia
nominal de la izquierda política, la posibilidad de la llegada al poder
gubernamental de Colombia, de una opción política que pudiera materializar este
modelo; aún estaba remota, dado el desconocimiento general que tiene la
sociedad colombiana del origen y las plataformas ideológicas de eso que
vagamente se menciona como izquierda. (Ver Parte I en: La Conversa de Fin de Semana
(laconversafindesemana.blogspot.com))
Sin
embargo, la crisis económica, ocasionada por la reciente peste mundial, ha servido para desnudar la
terrible eficiencia del modelo capitalista, el cual, actuando en consecuencia
con sus postulados; de completa sumisión de los gobiernos nacionales de
derecha, al omnímodo poder del mercado y de protección a toda costa, del
sagrado derecho a la propiedad privada (de unos pocos); ha dejado rezagados en
la miseria y la muerte a cientos de millones de personas, en agonizante espera
de una alternativa política que los pueda redimir del pecado de ser pobres.
Para que
esta ansiada y muy necesaria alternativa política pueda tener opciones de
verdadero triunfo; primero hay que entender que la izquierda ese esa opción. En
tal sentido, resulta impostergable recordar, así sea en términos generales, un
par de aproximaciones a la noción más consensuada de izquierda.
Desde el
punto de vista económico, la izquierda, más asimilada al socialismo, se podría
definir como:<< la idea según la cual "la propiedad y control de los
medios de producción -capital, tierra o propiedad- debe estar en manos de la
comunidad como un todo, y administrada en el interés de todos">>[1]; en términos políticos, la
izquierda pudiera definirse como aquella opción que: << abogaba por la
suerte de los marginados>>[2] y en la que pueden
<<…advertirse inequívocas críticas a la centralización del poder, una
defensa de la inclusión y la participación política y un embate directo contra
el presidencialismo.>>[3]
A partir
de esta breve y muy simplificada definición de izquierda, es posible afirmar
que, al hacer un examen riguroso, tanto de los gobiernos, como de las
plataformas que, los ahora llamados partidos y movimientos alternativos o
progresistas, han presentado como de izquierda; el resultado permite constatar
que, las prácticas y alcances de plataformas y gobiernos de izquierda, (salvo
una o dos excepciones) aún están muy lejanos de lo prescrito por la deontología
zurda, a pesar de sus intenciones de avanzar en esa dirección. En este sentido,
también es posible afirmar con contundencia que, la actual percepción que tiene
la mayoría del pueblo colombiano frente a la noción de izquierda, obedece al
mito que ha impuesto la propaganda de derecha, en la opinión pública de base.
Sin
embargo, tal y como se planteaba líneas atrás, lo realmente cierto y plenamente
constatado por la sociedad colombiana durante la peste, es lo peligroso que
resultaría seguir manteniendo un modelo socio económico, como el de Colombia,
que privilegia la apropiación abusiva de la riqueza de todos por parte de un
muy reducido grupo de personas, aprovechando sus cercanías con el poder
político. Así mismo, las grandes mayorías, han podido verificar que, encargarle
el manejo de la naturaleza y la vida a un reducido grupo de politiqueros y
tecnócratas impuestos o patrocinados por una pequeña élite de super poderosos
empresarios, dispuesto a hacer lo que sea (legal o ilegalmente) para complacer
a sus dueños-jefes y seguir viviendo del estado; en lugar de redundar en el
bienestar general, terminaría por seguir destruyendo el medio ambiente y, de
paso, poniendo en serios riesgos, la vida de las grandes mayorías.
Frente a
este nuevo escenario de constatación de los estragos que ha provocado el capitalismo
y de la necesidad de avanzar en un modelo socio-económico diferente, se plantea
la alternativa de la izquierda, como única salida a la actual crisis ética,
económica, ambiental y humanitaria que padece el pueblo colombiano.
La oferta
de más y mejor democracia, no puede ser rechazada por unas mayorías, cuya
exclusión de los escenarios de participación y poder real, los ha condenado a
vivir al borde de la pobreza, al borde de la miseria, al borde de la muerte,
siempre viviendo de la propaganda del crecimiento económico de unos cuantos y
de la ilusión de ser parte de ese crecimiento, así sus incontables gastos para
parecerse a los poderosos, los tengan sumidos en un enfermizo endeudamiento
eterno, pagado en cómodas cuotas mensuales, bien sea al sistema bancario o a
los gota a gota, que terminan siendo lo mismo.
Esta
posibilidad de disponer, de la riqueza de todos, administrada por todos, para
el bienestar de todos, no puede seguir generando miedo a volverse una dictadura
castro-chavista; mientras la horrible realidad de la derecha capitalista, de
hambre y falta de acceso a todo, causa las mismas muertes que la espeluznante
ola de asesinatos a opositores y reclamantes, a manos de los violentos. La
repulsa a un modelo que abogue por la inclusión de todos en todas las
decisiones que afecten a todos, no puede seguir atemorizando a una sociedad
hundida en unos niveles espeluznantes de corrupción e impunidad como la colombiana, en la que el
amiguismo y el clientelismo han condenado a millones de niños a segur excluidos
de la educación y los avances de la tecnología, cuando no, a seguir aguantando
hambre, mientras los tecnócratas y políticos amigos del poder y los poderosos
se enriquecen de manera grosera con los recursos de los niños.
Más y
mejor democracia, solamente asustan, a los amigos del actual sistema, quienes
temerosos de perder la comodidad económica y moral de ser convenientes aliados
de derecha e izquierda, solo atinan a señalar de peligroso cualquier intento de
cambio de ese estado de cosas, que les permite llamarse de centro y de no
untarse mucho de pobrecía, de modo que no afecte su entrada al reducido círculo
de poderosos, al que de vez en cuando y, previo aviso, critican.
Existe la
opción de izquierda, tenemos que acabar de construirla o adaptarla y, lo más
importante, convencernos de que es la única opción decente que nos va quedando.
[1] Roberto Gargarella. 2014. La izquierda que no es. Sobre el concepto de "izquierda”. Política y gobierno versión impresa ISSN 1665-2037.
[2] Ibídem.
[3] Ibid.
sábado, septiembre 11, 2021
martes, septiembre 07, 2021
SI EXISTE LA OPCION DE IZQUIERDA. Parte I.
SI EXISTE LA OPCION DE IZQUIERDA. Parte I.
BBC News Mundo
Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-
Hace muchos años, durante un foro ideológico del
Sindicato de Industria ATT; tuve la oportunidad de preguntarle, al entonces
presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia, acerca de su
impresión sobre la izquierda en Colombia, con motivo de los primeros encuentros,
por esa época, del Frente Social y Político, predecesor del Polo Democrático
Alternativo; a lo que respondió: Pero… ¿Qué es eso de izquierda?
Hoy casi 22 años más tarde y medianamente superado el
desencantamiento de ese momento, por la respuesta de quien había sido dirigente
del Partido Comunista Colombiano; es posible afirmar que, aunque sin querer
queriendo, la declaración, un tanto desenfadada del pre candidato del partido
de izquierda Polo Democrático; tenía un carácter de profundo conocimiento de la
realidad política colombiana de aquella época, pero sobre todo, de hoy día,
caracterizada por un terrible desconocimiento del origen y las plataformas
ideológicas de eso que vagamente se menciona como izquierda.
Ahora que, salvo el venido a menos, Partido Comunista,
la Unión Patriótica o el recién estrenado partido de los Comunes; todos los
movimientos políticos con algún contenido programático considerado como de
izquierda, han optado por hacer de lado esta denominación, por considerarla,
entendiblemente peligrosa, habida cuenta del negro historial de asesinatos,
desapariciones, encarcelamientos y estigmatizaciones que han padecido y
padecen, quienes osen declarar públicamente su militancia o simpatía por estas
ideas; bien vale la pena poner sobre la mesa, una que otra reflexión acerca, no
solo, del carácter de izquierda vergonzante que han asumido, los hoy llamados
partidos o movimientos progresistas o alternativos, sino, sobre la necesidad de
señalar la vigencia, pero sobre todo; la necesidad de enarbolar la izquierda política;
como única salida en el corto y mediano plazo, de la crisis humanitaria que
soportamos los colombianos, después de doscientos años de imperio de la derecha
en el poder.
Es posible que tras la crisis política y económica que
precipitó el derrumbamiento de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
y el repunte de la economía de mercado sin barreras, promocionada a más no
poder, tras su icónico éxito de situar las hamburguesas Mac Donald en Moscú;
las posibilidades de ascenso de los postulados de Carlos Marx, Engels, Gramsci,
Mariátegui, Magón y demás pensadores de izquierda, como un modelo socio
económico alternativo al capitalismo salvaje; paulatinamente se fueron
desvaneciendo, ante la imposición del llamado Consenso de Washington, la
declaración del fin de la Historia de Fukuyama y la paulatina, pero muy
eficiente, manipulación masiva de la opinión pública, agendada por las élites
económicas, a través de una impresionante maquinaria de propaganda, soportada
en la interconexión mundial.
Poco a poco, las nuevas generaciones de profesionales
de las ciencias humanas, salvo contadas y muy valiosas excepciones, fueron
siendo encasilladas en una especie de determinismo político, muy acorde con la
declaración de Fukuyama del fin de la historia, en la que; cualquier opción de modelo
socio económico diferente a la democracia liberal de occidente, era y, aún hoy,
es catalogada, como mínimo de utopía, cuando no; de proclive a fundamentalismos
terroristas, en un mundo regido por el dominio económico de Estados Unidos, en
complacencia con la recién inaugurada Zona Euro y el tardío despertar del
modelo híbrido Chino de comunismo con capitalismo de Estado ¿?
Encandiladas con el rutilante brillo de los milagros
económicos de los llamados tigres asiáticos (Corea, Thailandia, Hong Kong,
etc.), las burbujas de las empresas punto COM, la especulación de deudas hipotecarias y el
blanqueamiento global de dineros provenientes del narcotráfico, la minería ilegal,
la trata de humanos y las armas; las sociedades del mundo se entregaron a un
frenesí consumista, promovido por seudo profesionales del re entrenamiento
humano, que pusieron el individualismo a ultranza y la competencia salvaje,
como los mantras de la nueva religión mundial del éxito, difundido mundialmente
con los nombres de: Empoderamiento, Reingeniería, Teoría Z, emprendimiento,
Modelo Benetton, etc.
Detrás de este deslumbrante, pero muy aparente, mundo
de éxito empresarial e individual, quedaron escondidos millones y millones de
personas en todo el mundo, que, tal y como lo señalo el mismo Carlos Marx, pasaron
de ser ciudadanos pobres de un país, a ser un ejército mundial de mano de obra
de reserva, en un mundo globalizado, que requiere de esa pobrecía mundial, para
seguir aumentando la acumulación de riquezas en manos de un, cada día más
reducido, grupo de multi billonarios, que imperturbable, sigue vendiéndole a
millones y millones de desinformados en el mundo, el dogma de las bondades de mantener
la propiedad privada, como derecho humano y la necesidad de desregular todo,
hasta la vida misma, en aras del crecimiento económico, único evangelio válido
en el nuevo orden mundial.
En este escenario de lo inmediato, del relajamiento de
valores fundamentales del humanismo y de constante y total manipulación de la
opinión pública, declararse de izquierda en un país como Colombia, históricamente
adiestrado en los preceptos del conservadurismo de la Contra Reforma española,
durante más de quinientos años y tratar de enfrentar a una super estructura (elementos jurídicos, políticos e
ideológicos que marcan las ideas que sigue una sociedad) diseñada para
mantener un esquema en el que, las históricas élites, criollas y republicanas,
deben estar en el poder y la economía debe funcionar para favorecer sus
intereses y los de la metrópoli (en este caso EE.UU. y Europa); resulta
no sólo arriesgado, sino, casi que iluso, mucho más, cuando hasta el Partido
Conservador de Colombia se declara como “una organización política de centro,
democrática, popular, incluyente, moderna y de avanzada, con un fundamento
filosófico orientado bajo una concepción humanista…”[1]
Esta visión preliminar del actual estado de cosas, en
apariencias terminaría dándole la razón a Luis Eduardo Garzón cuando me
contestó: Pero… ¿Qué es eso de izquierda?, sin embargo, paradójicamente; el éxito
del capitalismo, rencauchó la necesidad de otra alternativa a ese modelo, pero
para que esta alternativa pueda tener opciones de verdadero triunfo; primero
hay que entender que la izquierda ese esa opción.
Nota: Por espacio y lecturabilidad,
estas reflexiones se seguirán desarrollando en una siguiente columna.
[1] Hubert Gehring. (2014). Partidos
políticos en Colombia: evolución y prospectiva. Fundación Konrad Adenauer.
Disponible en: https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=696741a6-8eb3-0558-d773-1e7859ca898e&groupId=252038