En la imagen: Senador del Pacto Histórico, Roy Barreras rompe la reforma política. Tomada de El País- Las Américas |
Por: Juan
David García
En los
inicios de su ejercicio en la presidencia de Colombia, Gustavo Petro le apostó
a promover una reforma política, con el objetivo de transformar el actual
sistema electoral, de forma que se contemplara la posibilidad de una mayor
democracia. En el articulado
propuesto para esta reforma se destacan puntos como la creación de listas
cerradas en los diferentes partidos políticos. A manera de incentivo para
alentar las llamadas listas cerradas, se propuso que los partidos y movimientos
políticos que se sujetaran a este punto y manejaran sus campañas electorales
alrededor de la idea de que en sus tarjetones solo apareciera al logo del
partido o el de coalición, en lugar de un listado de candidatos entre los que
se deberían hacer una selección; recibirían un 30% más de financiación en las
campañas electorales. La incógnita que se genera con respecto al hundimiento de esta reforma es si los objetivos que ésta anunciaba realmente representaban un cambio en la democracia de Colombia o si, por el contrario, este proyecto de reforma pudo ser percibido como un retraso o un continuismo en la política tradicional.Uno de los
focos de atención y de debate, estuvo alrededor del punto relativo a la posible
permisividad que se tendría con la llamada puerta giratoria, en la que los
congresistas tendrían la posibilidad de saltar directamente a la Casa de Nariño
en calidad de ministros, a esto se le añade, que existía la posibilidad que se
le guardara la curul del congresista, en caso de que decidiera volver al
capitolio. Sin embargo, la vocería del Gobierno desistió de este último punto
al tener un fuerte altercado en el Legislativo, en el que, hasta su propio
partido, el Pacto Histórico, le dio la espalda con esta arbitrariedad. No
obstante que, en el mes de diciembre del 2022, el proyecto de reforma política
se aprobó en la Cámara de Representantes con una votación arrasadora de 103
votos a favor y 13 en contra; en estos últimos meses y con unos detractores
fuertes y la falta de claridad sobre los diferentes objetivos de esta reforma,
está terminó hundiéndose. Al final,
la incógnita que se genera con respecto al hundimiento de esta reforma es si
los objetivos que ésta anunciaba realmente representaban un cambio en la
democracia de Colombia o si, por el contrario, este proyecto de reforma pudo
ser percibido como un retraso o un continuismo en la política tradicional. Si
nos basamos meramente en la historia política colombiana, es necesario hacer
referencia al hecho de que las listas cerradas que también fueron promovidas en
el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, en su momento, también fueron muy criticadas
por quitar la posibilidad a varios candidatos; sin embargo, la reforma política
presentada en esta época no se cayó gracias a que, en ese entonces, al igual
que hoy día, el clientelismo estaba muy arraigado en toda la política
colombiana. Si tomamos
este punto como referencia y sumándole la propuesta de la adición prometida de
un 30% de mayor financiación a los
partidos con listas cerradas, claramente vemos que este reciente proyecto de
reforma política significaba un retroceso en la política democrática que se
busca en Colombia. De igual manera, también es claro que uno de los puntos
relevantes, que puedo ir en contra de la propuesta de estas listas, fue la
falta de claridad frente a la entrada de las minorías al Congreso, puesto que,
aunque en las listas cerradas del Pacto Histórico se le dio apoyó a la
inclusión de género y raza, dándole una mayor paridad, tal ejercicio no se
podría esperar en los otros partidos. Lo mismo
ocurrió con las preferencias que se querían otorgar a algunos congresistas, un
hecho que a los ojos de la opinión pública se percibió como que el Gobierno
favorece a su partido político y a sus allegados, en contravía de los reclamos
de los colombianos, que mayoritariamente buscamos que en los puestos del
ejecutivo (ministerios, entidades descentralizadas, la carrera diplomática,
etc.) estén las personas más capacitadas. No queremos que se siga perpetuando
el clientelismo. En
atención a lo anterior, es posible afirmar que el presidente Petro tiene la necesidad
de reformar la política en Colombia. Se esperaría entonces que en los próximos
días o meses se presente un proyecto de reforma que satisfaga no solo a los
políticos sino también al pueblo colombiano.
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