LICENCIA
La Conversa de Fin de Semana by Omar Orlando Tovar Troches is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en http://laconversafindesemana.blogspot.com/.
LA VITRINA DE LA CONVERSA
sábado, agosto 14, 2021
miércoles, agosto 11, 2021
sábado, agosto 07, 2021
sábado, julio 31, 2021
martes, julio 27, 2021
Cauca: sangre y cadáveres
sábado, julio 24, 2021
miércoles, julio 21, 2021
La gente de gris, la memoria histórica y la colectiva (II)
La gente de gris, la memoria histórica y la colectiva (II)
Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-
lunes, julio 19, 2021
sábado, julio 17, 2021
viernes, julio 16, 2021
lunes, julio 12, 2021
sábado, julio 10, 2021
domingo, julio 04, 2021
El Cauca y la regulación de la coca
El Cauca y la regulación de la coca
Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com-
A pesar de que la llamada clase dirigente del Cauca ha tenido una prolongada presencia en el escenario de la política nacional, casi que desde el nacimiento mismo de Colombia como República independiente del imperio español y de que la existencia del atraso y la pobreza de esta región, coinciden con esta larga e inútil figuración; sólo hasta después de doscientos años, un representante de esta comarca, salido de las históricamente relegadas y discriminadas comunidades indígenas, ha tenido la sensatez de plantear una alternativa para sacar de la pobreza y de la guerra a todas sus comunidades.
Imagen: Feliciano Valencia - Senador del Cauca
El senador
caucano Feliciano Valencia (Movimiento Alternativo Indígena y Social –MAIS–)
junto con el senador Iván Marulanda (Partido Alianza Verde), presentaron y han
sacado adelante, al menos en su primer debate; un proyecto de ley que plantea
un cambio de paradigma de la política de drogas en Colombia: el Proyecto de Ley “Por medio del cual se establece el marco
regulatorio de la hoja de coca y sus derivados y se dictan otras
disposiciones.”
Si bien es
cierto que esta proyecto ha tenido un histórico avance, todavía tiene un largo
y azaroso camino para su consolidación, dadas las circunstancias de correlación
de fuerzas en el congreso colombiano, puesto que las derechistas mayorías
oficialistas, ya han planteado su férrea oposición a esta audaz propuesta de
cumplimiento del Acuerdo de Paz Estable y Duradera, que busca ponerle freno a
los graves problemas que el cultivo, transformación y comercio ilegal de los
derivados de la hoja de coca, le han ocasionado al país y que han agravado los
casi que tradicionales problemas de inequidad, exclusión, pobreza, violencia
guerra y atraso de regiones como el departamento del Cauca.
La
propuesta de regulación de la producción de la hoja de coca y de sus derivados,
liderada por el senador indígena Feliciano Valencia y el senador de la Alianza Verde Iván Marulanda,
recoge, no sólo la visión de los saberes ancestrales de las comunidades
indígenas del cauca, víctimas del actual esquema de guerra anti drogas, sino
que también recoge los resultados de estudios y análisis de sectores
científicos, académicos y políticos de Colombia y del mundo entero, que desde
hace mucho tiempo atrás, han venido señalando el fracaso del actual esquema de
lucha antidrogas, dados los pobres resultados en erradicación de sembradíos,
disminución de producción de cocaína exportada, control del blanqueo de
capitales, frente a los inmensos gastos de recursos económicos en armamento y
logística para fumigaciones y erradicación forzosa, así como el grave daño
ambiental, la nula disminución del consumo y la invaluable pérdida de vidas
humanas.
Ahora que
los sectores más acomodados de las sociedades del mundo, hablan de un
sospechoso regreso a la normalidad, bien vale la pena evaluar con detenimiento,
propuestas de cambio de algunos paradigmas
económicos, ambientales y sociales, como las que están planteadas en el
proyecto de ley de los senadores del MAIS y la Alianza Verde, para empezar a
transitar el camino del no regreso a esa normalidad de pobreza, exclusión,
desplazamiento, guerra y muerte que quedó desnudada durante la actual crisis
sanitaria y económica ocasionada por la peste del COVID19.
Teniendo
en cuenta que, a la hora de escribir esta nota, aún se ven y se oyen las miles
de voces inconformes con el pésimo manejo que tanto a la peste, pero sobre
todo, a la economía y a la sociedad en general, le han dado los partidos de
derecha que han gobernado a Colombia, durante estos últimos doscientos años y
de los que han hecho parte nobilísimos representantes de la clase política
caucana, es fácil caer en un razonable pesimismo, frente al futuro de esta
iniciativa de regulación de producción de la hoja de coca y sus derivados, dado
que; el uribismo, dueño de casi todos los entes del Estado colombiano, así como
un, todavía, amplio sector de la opinión pública internacional, miran con un
recelo doble moralista, proyectos de formalización del cultivo y transformación
de productos como la coca, la marihuana e incluso la amapola, que antes de ser
vistos como el origen del mal, deberían ser vistos como oportunidades de
redención.
No
obstante, el arduo camino que todavía tienen que transitar propuestas de
control de los cultivos y procesamiento de la coca y la marihuana, hay que
felicitar a los senadores Feliciano Valencia e Iván Marulanda, así como los
demás congresistas que acompañan esta iniciativa, por su empecinamiento en
avanzar en la búsqueda de la solución de los graves problemas que padecen el
Cauca y otras regiones de Colombia. Es una lástima el poco tiempo que queda de
este periodo legislativo y que les tocó luchar con la inutilidad, la torpeza y
la doble moral de una derecha recalcitrante, dueña del poder económico y
político en Colombia.
Amanecerá
y veremos, que dicen los próximos elegidos frente al Cauca y la regulación de
la coca.
Adenda: Para más y mejor información
acerca del Proyecto de Ley “Por medio del cual se establece el marco
regulatorio de la hoja de coca y sus derivados y se dictan otras
disposiciones.”; dirigirse a:
·
¿Qué ganaría Colombia si legaliza
las drogas ilícitas? | Revista Pesquisa Javeriana
·
Coca y paz: el mito de Sísifo en el
Cauca – Proclama del Cauca y Valle
sábado, julio 03, 2021
lunes, junio 28, 2021
Ultraderecha en Colombia y la psicopatía exitosa
Ultraderecha en Colombia y la
psicopatía exitosa
Imagen: listennotes.com |
Un tiempo después, con curiosidad, pero, sobre todo con asombro, este opinador, leyó con ávido interés la columna de Ricardo Silva en El Tiempo de septiembre de 2019, titulada ¿Será que Colombia necesita un Psiquiatra General de la Nación? (Ver: Ricardo Silva: Historia de la locura en Colombia - Música y Libros - Cultura - ELTIEMPO.COM), en la que Silva Romero, desarrolla, como lo hacen los que saben, aquella vaga idea que, quien les escribe, había alcanzado a garabatear tiempo atrás. En las líneas de Romero Silva, se sustentó de manera más completa, la sospecha de la presencia de una anomalía en la salud mental de la sociedad colombiana, pero ahora, involucrando, o mejor, replanteando el esquema del síndrome de Estocolmo, para ponerlo en términos, no de la enfermedad de la víctima, si no en términos de la enfermedad de los victimarios.
Imagen: estilonext.com |
La sospecha de la presencia de algún tipo de desorden sicológico comunitario, o al menos en buena parte de la comunidad, se vio reforzada en tiempos recientes, al atestiguar la manera en la que la mayoría de quienes pueden votar en Colombia, elegían una y otra vez, a quienes representaban las propuestas políticas soportadas en un modelo socio económico de gobierno de exclusión, desamparo, olvido y violencia, aun cuando públicamente la mayoría de miembros de la sociedad expresaran su desespero por la constante crisis económica y el desempleo, así como su deseo de paz, así lo evidenciaron los resultados de la consulta anti corrupción y la re elección del uribismo en el gobierno nacional, no obstante que durante la campaña electoral, planteara su objetivo de hacer trizas el Acuerdo de Paz, recientemente alcanzado.
Al hacer un muy superficial y muy limitado análisis sobre las características sicológicas de la clase política colombiana, para este humilde opinador los victimarios (En el esquema del Síndrome de Estocolmo), siguiendo con el planteamiento de Ricardo Silva, es posible encontrar que, efectivamente, la dirigencia colombiana, cumple con los presupuestos sintomáticos de quienes padecen lo que se conoce como Trastorno Antisocial de la personalidad - TAP(psicopatía), tales como: “falta de remordimiento o empatía por los demás, la falta de culpa o la capacidad de asumir la responsabilidad de sus acciones, el desprecio por las leyes o las convenciones sociales y la inclinación a la violencia y una naturaleza engañosa y manipuladora.”[1]
Imagen: elcolombiano.com |
Es claro que, aunque hace falta una verdadera aproximación científica al fenómeno aquí esbozado, no obstante que ya existan algunas en el plano internacional, en las que la presencia de los TAP en la clase dirigente está sustentada (ver: Trastornos de Personalidad y Violencia. Artículo de Reflexión Para el Posconflicto Colombiano en Enlace ORCID: http://orcid.org/0000-0001-7495-0314 ), la afición de la dirigencia colombiana, al menos la de los últimos veinte años, por imponer por la fuerza sus puntos de vista, incluso con el abuso de la autoridad, irrespetando de paso, los derechos de las mayorías, evadiendo la responsabilidad e incluso, atribuyéndosela a las víctimas, confirma que la permanencia de la ultraderecha en el poder, es reafirmación de que en política, al menos en Colombia; la psicopatía en el poder es exitosa.
[1]Alonso, María y Skodol, Andrew, en: ¿Qué
diferencia a un psicópata de un sociópata? y Trastorno de la personalidad
antisocial (TPA), respectivamente. Disponibles en: ¿Qué
diferencia a un psicópata de un sociópata? | Psyciencia y Trastorno
de la personalidad antisocial (TPA) - Trastornos psiquiátricos - Manual MSD
versión para profesionales (msdmanuals.com)
sábado, junio 26, 2021
jueves, junio 24, 2021
lunes, junio 21, 2021
HAY QUE CONVENCER A LOS DEL CENTRO
HAY QUE CONVENCER A LOS DEL CENTRO
Por: Omar Orlando Tovar Troches ottroz69@gmail.com
Ahora que gracias al sistema de comunicación del uribismo, nos hemos dado cuenta que las movilizaciones sociales tienen objetivos políticos y hasta electorales, se hace necesario empezar a dar los pasos precisos para transformar todas esas expresiones de descontento y reclamo de cambio, en mecanismo efectivos para lograr que esas masivas movilizaciones en las calles, carreteras y redes sociales, se transformen en los votos para elegir a un nuevo congreso y ojalá a un nuevo ejecutivo nacional, que garanticen la oportunidad de construir un país distinto a este, que hemos heredado y que les estábamos heredando a las generaciones futuras.
Contrario a
lo que planteaban las nuevas castas de opinadores y periodistas al servicio del
gobierno de Duque, la dispersión de coordinaciones del Paro Nacional, traducidas
en primeras, segundas, terceras y cuartas líneas, a lo largo y ancho de
Colombia, antes que ser un signo de debilidad, al que tanto le apuntó y le
apuntan los voceros de Uribe, tal dispersión; se ha convertido en un valioso
recurso, lleno de novedosas perspectivas y formas de hacer política, que antes
que chocar con la vieja dirigencia social, ha empezado a refrescar esos
tradicionales modos de pensar y hacer.
Sin
embargo, tras una larga batalla, en la que, efectivamente se alcanzaron grandes
avances en lo reivindicativo, en lo político, pero, sobre todo; en lo
organizativo, es preciso, no quedarse solo en los triunfos, que, aunque
valiosos, aún son insuficientes para lograr un gran cambio del modelo, que por
más de doscientos años ha ordenado a la sociedad colombiana. En este punto, los
nuevos escenarios del Paro, llamadas Asambleas Populares Permanentes, tienen
que servir, en primer lugar, como verdaderos puntos de encuentro democrático,
de los cientos de miles de colombianos, desencantados e indignados con el
sistema y con sus gobiernos, de forma tal, que lo que allí se acuerde y se
mandate, sea fruto de verdaderas representatividades y del consenso.
De otro
lado, al realizar los urgentes balances, es menester analizar el futuro mediato
de las movilizaciones, en el entendido de que, la derecha ya viene implementando toda una estrategia de
manipulación de la opinión pública, por medio de informaciones tendenciosas,
verdades a medias y de señalamientos, tanto al paro como a sus coordinaciones,
de forma tal, que dentro de la memoria colectiva, se vaya posicionando al paro
y a su dirigencia, como los causantes de la exclusión, la miseria, la violencia
y la muerte que padecen millones de colombianos de todas las edades y no, los
malos gobiernos de los partidos tradicionales, que han gobernado durante toda
la historia republicana de Colombia.
Es
precisamente en este punto, el de la manipulación de la opinión, en el que las
dirigencias sociales de base, tienen que prestar especial atención, puesto que,
si bien es cierto que a momentos de escribir estas notas, los porcentajes de
favorabilidad que tienen las movilizaciones sociales y el paro, sobrepasan el
70%, también lo es, el hecho, fácilmente constatable, del paulatino re
alinderamiento hacia el statu quo, por parte de algunos miembros de los
estratos medios (personas con trabajo estable, propietarios de pymes,
profesionales independientes emprendedores, como se auto clasifican y
pensionados) que poco a poco, vienen sucumbiendo a la constante manipulación,
que de ellos hace, la derecha colombiana, a través de su sistema informativo.
Este
segmento de la población, el de los estratos socio económicos 3,4 y 5, es el
sector de la sociedad colombiana, que ha encontrado en las posiciones de centro
o de “apoliticismo”, un conveniente refugio, para protestar cuando sus
intereses particulares se ven seriamente afectados (principalmente impuestos y
tarifas de servicios públicos) y a la vez, para no involucrarse en lo que
muchos de sus miembros consideran, polarizaciones innecesarias, cuando de
reclamar los derechos de los otros estratos se trata. Es a este particular
grupo poblacional, los del centro, al que toda la dirigencia social de base,
debe prestar especial atención, para poder traducir sus reivindicaciones y
exigencias sociales en votos. Imagen: Coalición centrista de Colombia. Tomada de Confidencialcolombia.com
La empatía que despertaron las novedosas movilizaciones sociales, la indignación y el rechazo que provocaron los desmanes del uribismo, pero sobre todo, una especie de hermandad en el desamparo, causada por el mal gobierno de Duque, alcanzadas dentro de miles de ciudadanos y ciudadanos de las capas medias urbanas, son los puntos de partida para empezar a construir, nuevas rutas de acercamiento, pero sobre todo, de pedagogía, para acabar de convencer, a este sector, de que en el centro político, no es posible encontrar la salida al atolladero, en el que la derecha de extremo nos ha dejado y que ya los alcanzó a ellos y ellas.
Hay que
insistir en que este avance de la protesta social, también es el triunfo de la
gente que se refugia en el mal llamado centro político, que es por la ruta de
estar juntos y no por la salida facilista de apelar a hacernos pasito en
elecciones, por donde se puede lograr el fin de este modelo corrupto e inhumano
que nos está exterminando.