S.O.S. : QUILICHAO EN PERMANENTE LUTO.
Por: Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com-
Vista costado oriental del Parque Francisco de Paula Santander de Santander de Quilichao-Cauca |
Casi que día de
por medio, el parque central del municipio Norte caucano de Santander de
Quilichao, es testigo silencioso e inmutable del desfile fúnebre de las
constantes víctimas de esta ya, recurrente, ola criminal que inunda de sangre
las calles y carreteras de esta localidad caucana.
Cada semana, la
comunidad de Quilichao presencia los cortejos mortuorios de sus jóvenes,
enmarcados en una repetida ceremonia de alta ingesta de licor, música de
despecho y, en una que otra ocasión, con disparos al aire. El desolador espectáculo
es acompañado por decenas de hombre y mujeres, jóvenes también, que lloran
desconsoladamente la perdida violenta de un ser querido.
Como es obvio,
cada uno es libre de expresar sus sentimientos de perdida y tristeza, de la
manera que le plazca y pueda, en esta ocasión, no es dable anotar nada al
respecto, sin embargo, la similitud de estos constantes recorridos luctuosos va
más allá de los elementos de dichas ceremonias de despedida, los asemejan y los
hermanan la causa de los decesos: El asesinato.
Entierro de Alias Inglaterra |
Desde hace
varias administraciones, uno que otro ciudadano preocupado, ha llamado la
atención sobre esta casi sempiterna ola de asesinatos, no obstante,
administraciones van y vienen, comandantes de policía llegan y se van y los
entierros de estos muchachos víctimas de la violencia cotidiana, siguen en
ascenso. De vez en cuando y dependiendo de la notoriedad de la víctima o de lo
horrendo del asesinato, esta macabra cotidianidad trasciende del “voz a voz”
local, para alcanzar uno que otro titular en los grandes medios de comunicación
masiva y entre tanto las autoridades, como el parque central de Santander, continúan
silenciosos e inmutables.
Al igual que en
muchas de las regiones de Colombia, Santander de Quilichao, así como el
departamento del Cauca, ha sido escenario de la espiral de violencia que cobija
la nación colombiana desde hace muchos años, solo que, de ser propuesta como
escenario piloto del posconflicto, tras la firma del Acuerdo de Paz entre las
FARC y el Estado colombiano, ha pasado a ser campo de batalla por el dominio
del tránsito y comercio de sustancias psico activas y oro proveniente de la
minería ilegal, entre estos viejos-nuevos actores de este inveterado conflicto
criminal.
Ya desde tiempo
atrás, periodistas de medios privados asentados en Bogotá, capital de Colombia,
y grupos de investigación académica, habían alertado sobre el inusitado
incremento en la venta, distribución y consumo de narcóticos y del arribo de
grupos al margen de la ley en disputa por este puerto seco de lo ilegal, no obstante,
a la dirigencia local le pareció de mal gusto que tales avisos llegaran a nivel
nacional y mucho más molesto, que tales llamados de atención salieran de la
boca y pluma de su hijo predilecto el fallecido periodista Antonio José Caballero.
La pretendida injuria debía ser acallada, olvidada y enterrada, sin importar
que la música de despecho, los tiros al aire y los muertos, siguieran enlutando
cada tercer día, su parque principal.
Hace poco,
apenas iniciado el nuevo periodo legislativo del recientemente electo congreso
de la República, el Concejo Municipal de Santander de Quilichao, invito a la
bancada caucana, para exhortarlos a apalancar desde el congreso la solución de
los muchos problemas que aquejaban y aquejan a esta localidad, en esas estaban
cuando, al ser preguntada la administración municipal, sobre el incremento de
comercio y consumo de drogas ilegales, tanto el actual representante a la Cámara
por el partido liberal y ex alcalde de Santander, como el actual mandatario
local, coincidieron en afirmar que “eso” ya se venía solucionando y que lo demás
era cuestión de percepción.
Bancada de Congresistas Caucanos en recinto Concejo municipal de Santander de Quilichao |
Al momento de
redactar esta nota, de fondo se oye una canción de despecho, me asomo a la
puerta y observo una camioneta, baúl abierto y equipo de sonido a todo volumen,
encabezando otro cortejo fúnebre de otro joven caucano, acompañado por sus
familiares y decenas de muchachos y muchachas, todos vestidos de negro,
enjugando sus lágrimas por la pérdida de un hijo, un amigo y un vecino, también
víctima de esta ola de asesinatos. Me pregunto si el actual mandatario local o
sus antecesores, incluido el Representante a la Cámara liberal, tendrán los
arrestos necesarios para decirles a estas personas que lo de su muerto es solo
cuestión de percepción.
Se lanza un
gran S.O.S. por Quilichao, se necesita atención y acción urgentes, antes que
nos ahoguemos con tanta sangre.
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