LA VITRINA DE LA CONVERSA

martes, marzo 23, 2021

OJO CON LA TERCERA OLEADA DE LA PESTE

OJO CON LA TERCERA OLEADA DE LA PESTE

Imagen: Fundspeople
Por: Omar Orlando Tovar Toches -ottroz69@gmail.com-

Sin dejar de lado las, ya abundantes y generalizadas, críticas al muy deficiente manejo que el gobierno nacional, en manos del uribismo, le ha dado a la crisis sanitaria ocasionada por la peste del Covid19, es urgente alertar a la comunidad, sobre el muy serio riesgo de una tercera oleada de contagios y de decesos ocasionados por el Sarscov2 o Covid19, que llaman, y que pondría en serios aprietos al, aún enclenque, sistema hospitalario con el que cuentan los colombianos.

Colombia actualmente se ubica entre los primeros 20 puestos a nivel mundial, de contagios y muertes ocasionadas por el Covid19, debido a las medidas que han asumido los titulares de los cargos de Presidencia de la República y Ministerio de Salud de Colombia, en cuanto al manejo de la pandemia, las cuales, distan mucho de haber sido las más eficientes, no obstante que sus anuncios al respecto, hayan recibido uno que otro elogio de académicos y comunicadores afines.

La tardanza en tomar decisiones de cierres de fronteras, la aplicación de pruebas diagnósticas, la falta de apoyos económicos reales para que la ciudadanía más pobre no tuviera que exponerse al contagio y una apresurada re apertura de la actividad económica, así como el oscuro manejo de la muy improvisada adquisición de las vacunas, han puesto a la sociedad colombiana, en su conjunto, en un estado de vulnerabilidad aterrador frente a la peste.

Foto: Semana.com
A pesar de que el ciudadano colombiano del común, está más o menos informado de las aterradoras cifras de apestados y finados que el virus de marras está cobrando nuevamente, en lo que los expertos han llamado la tercera ola o tercer pico de contagio, parece ser que una especie de irresponsable desinterés por la vida propia y la de los demás, hubiera reemplazado a la sindéresis, el buen juicio o a la cordura que debería asumir la mayoría de colombianos, frente a este mortal riesgo, aún latente en el mundo entero, y que según reportes oficiales, ya ha obligado a muchos gobiernos a retomar medidas restrictivas de la movilidad y de las demás actividades cotidianas de sociedades, que incluso, han avanzado grandemente en sus procesos de vacunación.

Sin embargo, también es claro que, este irresponsable comportamiento de ignorar las mínimas medidas de auto cuidado y de bio seguridad, asumidas por un buen numero de paisanos y paisanas, obedece también a la inhumana presión que sobre ellos han venido ejerciendo, tanto los gobiernos nacional, como los locales, presionados a su vez, por los todopoderosos gremios de la producción, específicamente Fenalco, Cotelco, Acodres y algunas Cámaras de comercio, para que unas mayorías desesperadas, cansadas y sumidas en unas profundas crisis económicas, salgan desordenadamente a las calles y sitios de consumo, no tanto a producir, como a gastar los escasos recursos que aún tienen, empujados por la codicia de los amigos empresarios del Uribismo.

Ante una muy preocupante perspectiva de ocurrencia de una tercera ola de contagios masivos , con su secuela de fallecimientos, que cada día es más evidente en términos de cifras oficiales de la OMS, es urgente que los generadores de opinión pública, así como los demás actores sociales de Colombia, llamen la atención de los gobiernos nacional y locales, para que tomen las medidas necesarias que permitan, si no evitar el tercer pico, al menos que éste no alcance las dimensiones de los anteriores, a fin de impedir la ocurrencia de una catástrofe humanitaria. Para ello, se requiere, ahora sí, que las muy controvertidas Federaciones de Municipios y de Departamentos, le exijan al gobierno nacional, las facultades para sus asociados, de modo que puedan tomar de manera autónoma, las medidas urgentes para salvaguardar la vida de sus comunidades.

Foto: El Tiempo
De otra parte, la opinión pública de base, debe manifestarse con fuerza, para obligar al gobierno de Duque y su Ministro de Salud, a dejar de estar haciendo propaganda, pasando de los anuncios a los hechos reales, por ejemplo, cumpliendo con las medidas establecidas por la Ley Estatutaria 1761 de 2015,  que obligan al Estado a “respetar, proteger y garantizar el goce efectivo del derecho fundamental a la salud”, de manera  que su famoso Plan Nacional de Vacunación, deje de ser ese listado de buenas intenciones y pase a ser una realidad eficiente, que beneficie a toda la ciudadanía.

Es urgente que al gobierno nacional deje, así sea en este momento de gran riesgo para la vida de los colombianos, su marcado interés de ayudar a sus patrocinadores del sector privado, corrigiendo, por ejemplo, el manejo que le han dado las EPS a la peste, cuyas bases de datos son exactas para cobrar, pero incompletas y borrosas para el agendamiento de citas de vacunación y así mismo,  debe Duque y demás miembros del Uribismo, dejar de seguir intentando el involucramiento del empresariado, en la adquisición y distribución de las vacunas, hecho este que a todas luces, genera gran desconfianza en la equidad y eficiencia del también recelado;  proceso de vacunación.

Ya Chile, mucho más adelante en el proceso de vacunación, se vio obligada a decretar nuevos cierres y demás medidas restrictivas, ante la aparición del tercer pico de la peste. A estas horas, no se sabe que están esperando los mandatarios (as), locales, regionales y el nacional, para tomar fuertes medidas preventivas para evitar más muertes, teniendo en cuenta la absoluta indisciplina social que su deficiente manejo de la peste ha promovido, la proximidad de un largo feriado (semana santa) y la lejanía en el tiempo, de una masiva vacunación, que pudiera acercarnos a la tan cacareada inmunidad de rebaño.  Ojo con la tercera oleada de la peste; está muy cerca.

 

 

 

viernes, marzo 12, 2021

#YoTambiénMePongLasBotas

 #YoTambiénMePongoLasBotas

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-

Foto tomada de: Facebook


Imposible dejar pasar de largo, uno de los más recientes hechos de prejuicio racista y político en contra de las comunidades indígenas de Colombia, protagonizado por algunos miembros de la Policía Nacional del municipio norte caucano de Santander de Quilichao, cuando de manera brusca, desconocieron los mínimos principios de legalidad que la Constitución, las leyes ordinarias y la decencia; les exigen a estos agentes del estado, a la hora de tratar a cualquier ciudadano colombiano, mucho más, cuando estos ciudadanos pertenecen a un grupo poblacional especialmente protegido, al menos en el papel, por el marco jurídico nacional e internacional.

Este bochornoso episodio se suma a la ya larguísima lista de atropellos sufridos por las comunidades étnicas de este país, protagonizada por agentes del Estado, dizque, obligados a protegerlos. En esta ocasión la excusa argüida por los agentes del orden, era la apariencia sospechosa de unos indígenas que aguardaban en uno de los improvisados terminalitos de Santander de Quilichao, a que llegaran documentos y pertenencias que estaban en la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, para seguir rumbo a su territorio, luego de una jornada de recorrido humanitario por la convulsiva región del Naya.

A los efectivos de la Policía Nacional, que llegaron en asombroso número para, supuestamente, requerir la cédula a estos sospechosos personajes mal vestidos, con botas de caucho y embarrados hasta el apellido, no les basto que uno de ellos se identificara como Autoridad Tradicional Indígena y que los demás lo hicieran como miembros del grupo de paz, conocido como guardia indígena, tampoco les basto observar que llevaban sus bastones de mando, reconocidos internacionalmente. Querían ver el documento físico, no obstante, que la ley que ellos, supuestamente, están obligados a obedecer y hacer cumplir, hace rato dijo que tal requerimiento no es necesario, para eso, basta con verificar el número en la base de datos. No, estos agentes del orden requerían el bendito pedazo de plástico, si o sí, dizque para identificar a estos sospechosos.

Autoridad y Guardia Indígenas Arrestados ilegalmente. Foto: Facebook

Luego del rifirrafe entre las autoridades ancestrales y el comandante de policía, el resultado fue un comunero indígena herido y conducido a la Fiscalía, por supuesta agresión a un policial. Al ser consultados sobre la causa última del incidente, algunas fuentes consultadas, coincidieron en indicar que los policiales afirmaron, sin rubor alguno, que todo empezó por parecerles sospechosa la apariencia física, la vestimenta y las botas embarradas de los indígenas. Tras la indignada reacción de las comunidades indígenas y de un buen número de ciudadanos quilichagüeños, la alcaldesa municipal de Santander de Quilichao, propuso una mediación que concluyo con la propuesta de unos cursitos para que los indígenas y policías aprendieran quien era cada quien y quien era autoridad.

Reunión Alcaldía, Policía y Autoridades Indígenas. Foto: Alcaldía de Santander de Quilichao
Asombra, pero, sobre todo aterra; comprobar que agentes del Estado, desconocen impunemente la Constitución y la Ley colombiana. No puede salir la alcaldesa de Santander de Quilichao, con que todo se soluciona con unas charlitas para que sus subordinados (la policía de este municipio) conozcan sus obligaciones y, sobre todo, reconozcan a otras autoridades. Lo que debió haber hecho es haber salido públicamente a ofrecer disculpas ante sus iguales, las autoridades ancestrales indígenas del municipio, por el oprobioso hecho protagonizado por sus subalternos, esa era su responsabilidad política. Sin embargo, optó por seguir el ejemplo del uribismo, revictimizando a los agredidos, igualándolos en el “castigo pedagógico”.

Lo que queda claro, no sólo por este reciente hecho de atropello, sino por la larga cadena de maltrato que han protagonizado miembros de las FFMM e incluso altos funcionarios de este gobierno, encargados de interactuar con los indígenas, es un patrón de prejuicio político y de racismo en contra de los grupos étnicos colombianos, en el que, no sólo se desconoce el marco jurídico colombiano, que reconoce la autonomía, la jurisdicción y la autoridad, propia de las naciones indígenas de Colombia; sino que ha sembrado un discurso público que reproduce este patrón al interior de un buen numero de colombianos que, aún en pleno siglo XXI, creen a pie juntillas que los indios no deberían tener derechos, autonomía, ni menos autoridad.

En las redes sociales del Cauca, ya se viene proponiendo un día en el que todos salgamos con botas y ojalá embarradas para protestar por este acto de persecución política y de racismo, efectivamente: #YoTambiénMePongoLasBotas.

 

martes, febrero 16, 2021

ELÍAS, ELÍAS… ¿POR QUE NOS HAS HABANDONADO

ELÍAS, ELÍAS… ¿POR QUE NOS HAS HABANDONADO?

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-

En días recientes, el Gobernador del Cauca, Elías Larrahondo, publicitó con bombos y platillos la firma del llamado Pacto por la vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz, documento en el que, por enésima vez, se repite el compromiso de la institucionalidad de cumplir los principios básicos establecidos en la Constitución Política de Colombia y demás normas nacionales e internacionales, respecto al cuidado de la vida, honra y bienes de todos y todas.


Gobernador del Cauca-Elias Larrahondo
durante la firma del Pacto por la vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz 

Entendiendo la intencionalidad de llamar la atención de la opinión pública caucana, pero sobre todo la del gobierno nacional, sobre la, ya endémica, situación de crisis humanitaria que ha vivido y vive el departamento del Cauca, no se puede dejar de lado la poca eficiencia que respecto a esa misma crisis ha demostrado, al menos públicamente, la actual administración departamental del Cauca, en cabeza de Elías Larrahondo.

Llama mucho la atención, que solo hasta estos días, cuando ríos  de sangre han corrido por todo el territorio del Cauca, cuando los señores de la guerra nuevamente se pasean por caminos y veredas caucanas, al señor gobernador, Don Elías, se le haya escuchado, de manera apenas audible, algún tipo de pronunciamiento dirigido hacia la institucionalidad nacional, para reclamar su acción en este rico territorio, saqueado, excluido y olvidado por los políticos tradicionales del Cauca y de Colombia, finalmente emparentados, en esa endogamia de la incompetencia y la corrupción.

Causa curiosidad, que solo hasta después de completar la horrorosa cuota de víctimas del conflicto que registra el Cauca, en el que casi todas corresponden a firmantes del Acuerdo de Paz Estable y Duradero, pertenecientes a la desmovilizada guerrilla FARC-EP, defensores de derechos humanos, ambientalistas, lideres de comunidades étnicas y campesinos, el flamante representante del norte del Cauca, territorio sobre el que confluyen todas las formas de exclusión y violencia sobre las comunidades étnicas y campesinas, se haya decidido, ahora sí, a llamar a esos mismos sectores, que él mismo desdeño durante su campaña electoral, cuando decidió ir a engrosar las filas de los políticos de siempre, causantes muchos de ellos de esta situación, para hacerse elegir gobernador; a  que acudan a su auxilio.

Claro que el acto político de la firma del Pacto por la vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz, debe ser ese primer paso para lograr movilizar a toda la sociedad caucana, en defensa de la vida y del territorio, pero, para que tal convocatoria pueda surtir el efecto deseado, se hace necesario que el accionar de Don Elías, sea más contundente. Se necesita, en primer lugar, que se decida, de una vez por todas, a sacudirse de la odiosa burocracia clientelista heredada de tiempos de sus antecesores en la gobernación, el uno, flamante senador de Cambio Radical y el otro, precandidato a lo que sea, para que pueda empezar a gobernar, como esperaban sus electores y el resto de la sociedad caucana.


Afiche de campaña electoral del Gobernador Elías Larrahondo

También se espera que el llamado a los sectores sociales, que el abandonó en campaña para ir a engrosar las filas del senador Ortega, no sólo corresponda a una acción publicitaria en tiempos previos a elecciones de congreso, en las que su nueva casa política tiene intereses de renovar la curul de uno de sus antecesores y asegurar una nueva para el otro, sino que corresponda a un nuevo estilo de gobierno, en el que el mandatario departamental del Cauca, lidere con decisión, y sobre todo con dignidad, el urgente y justo reclamo de real inversión social, así como de cumplimiento de los múltiples acuerdos firmados con esos sectores que está llamando a la unidad, por parte del gobierno central, hoy en manos de la extrema derecha colombiana.

Si. Muy bueno el simbolismo político de la firma del Pacto por la vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz, encabezado por el Gobernador, Don Elías Larrahondo, pero lo que realmente esperan los sectores sociales ajenos a su nueva casa política y a la institucionalidad, son muestras reales de ese compromiso por la defensa de la vida y los derechos humanos. Las mayorías caucanas, ya se están cansando de los discursos demagógicos de paz, acostumbrados por el Titismo, las promesas de interlocución con el gobierno nacional del liberalismo oficial o del partido de la U. Este Cauca, lo que necesita es que el primer gobernador negro que ha tenido el norte del Cauca, se apropie de su papel de representante de los eternos excluidos y abusados del Cauca y que no sólo se acuerde de ellos para frustradas coaliciones electorales o para reconocimientos fatuos, por una representatividad que al parecer sólo es de papel, ya que en realidad muchos de ellos a esta hora, parecieran estar viviendo el viacrucis eterno de los olvidados, y reclamando del gobernador: ¡Elías, Elías, ¿por qué nos has abandonado?!

P.S. Por si alguno de los escasos lectores de estas líneas tiene acceso al Gobernador del Cauca: Por favor recomiéndele que hable con el Pollo López y le recuerde que es muy difícil publicitar un pacto por la vida y por los derechos humanos, si se manda al odioso ESMAD a golpear jóvenes caucanos, frente a la gobernación y la alcaldía de Popayán, en el lustrosísimo Parque Caldas, de la Blanca y Señorial Popayán.

 

lunes, febrero 08, 2021

DE ESPALDAS AL PACÍFICO

DE ESPALDAS AL PACÍFICO

La respuesta de este gobierno, al igual que la de sus predecesores de derecha y de extremo centro, ha sido la misma, más consejos de seguridad, más anuncios de recompensas, de inversiones y más pie de 
fuerza.

Fuente: eltiempo.com

Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com

Con tristeza, no de opinador, sino de colombiano, tengo que decir, que me apena, reitero, no por mi ego, sino por las comunidades afectadas, tener que reiterarme en un mismo tema: La horrible crisis que afrontan las buenas personas que habitan el litoral pacífico colombiano.

Después de algo más de tres años, es deplorable tener que retomar una columna sobre la misma tragedia: el olvido, el racismo, la exclusión, la manipulación, el saqueo y la corrupción que se han tomado a sangre y fuego la vida de chocoanos, vallunos, caucanos y nariñenses.

En mis líneas de 2017 (ESE TAL PAZIFICO NO EXISTE – Proclama del Cauca), me atrevía a tomar palabras de algún pensador Pacífico, quien dijo alguna vez sobre el Departamento del Chocó, que éste era un territorio de cara al Océano Pacífico y con la espalda de Colombia a sus espaldas, o algo así, como diría el Chapulín Colorado.

Cuatro años más tarde, me toca, con desconsuelo, pero  con la misma indignación, apropiarme de las palabras de un líder social de Buenaventura, para señalar el desconocimiento, el olvido, la exclusión, o el desprecio, con el que algunos personajes de la otra Colombia, miran a las personas del pacífico, cuando al contestarle a una periodista de un medio afín al poder, Leonard Rentería dijo: “A ustedes les debería dar vergüenza decir eso que están diciendo, les debería dar vergüenza que cómo vamos a perjudicar a 50 millones de colombianos, cuando los 50 millones de colombianos no piensan en nosotros, que somos los que hacemos posible que a ustedes les llegue la mercancía y les llegue todo lo que les llega a su casa. Debería darles vergüenza y deberían sentir empatía por un pueblo que le ha dado tanto a este país y este país no ha hecho más que desconocerlo, que comportarse de forma racista y tratarnos como nos tratan”

Casi que decir o escribir algo más sobra. Lástima que no es así.

A pesar de la inmensa solidaridad que despertó en las redes sociales la digna respuesta de Leonard Rentería, uno de los tantos Bonaverenses cansados de su tragedia, la verdad es que todavía persiste en buena parte de la opinión pública de Colombia, esa cierta indiferencia, esa cierta incomodidad por la protesta de las personas del pacífico colombiano, debida quizás, a la constante estigmatización racista y política, con la que un gran sector de la élite centralista de Colombia, se refiere a esta zona del País, que es esa misma seudo aristocracia criolla, representada por periodistas como Paola Ochoa, Ricardo Ospina y demás congéneres de su casa periodística, que hacen eco de una minoría que cree que el ombligo del mundo está en Bogotá, cuando no, a los pies del poder.

Foto de Contagio Radio

En ese triste orden de ideas, se hace necesario recordarle a esa otra Colombia, la que está de espaldas al pacífico, que la posibilidad de otro paro en Buenaventura o incluso la reactivación de la Minga Social del suroccidente colombiana, está más que justificada. Cuatro años después de los paros del Chocó, de la Minga y de Buenaventura misma; la tragedia social que los originó sigue siendo la misma, sólo que ahora con los ilegales patrullando, amenazando y asesinando a la vista de todos, incluso la de los agentes del estado, encargados de defender la vida, honra y bienes de sus paisanos.

La respuesta de este gobierno, al igual que la de sus predecesores de derecha y de extremo centro, ha sido la misma, más consejos de seguridad, más anuncios de recompensas, de inversiones y más pie de fuerza. Hace cuatro años, hace veinte años, hace cien años, las exigencias del pacífico a ese centro blanco de Colombia, enriquecido a costillas del pacifico indio y negro eran y son las mismas: techo, pan, salud, educación, trabajo, paz y vida, nada más, pero nada menos, así lo constatan los historiadores al hacer mención en sus trabajos acerca del pacifico: “Las regiones del litoral pacífico experimentaron efectivamente un desarrollo al margen del país, … Los asentamientos, casi exclusivamente negros, están distribuidos en caseríos y pueblos pequeños o veredas alineados a lo largo de los ríos y constituidos por parentelas, y dieron lugar a una organización cultural, social y política original alejada de los esquemas elaborados por las sociedades coloniales – y después independientes- del centro del país.” (Hoffman, 2007, pág.21) *

Pareciera ser que, salvo en periodos de elecciones, a los que resultan ser elegidos, no en representación de los indios, negros y mestizos campesinos del pacífico, sino de los poderosos gremios de la producción, lo único que les interesa de estas gentes, es su apoyo, sus votos y su aquiescencia para acabar de saquear las riquezas de los erarios municipales y departamentales, pero sobre todo; para autorizarles a sus jefes de Bogotá, Miami, Washington y Europa, la explotación de las riquezas naturales de este incómodo, pero abundante pacífico y claro, ¿cómo no?; la autorización para entrar por el moderno puerto de Buenaventura, dirigida al centro blanco, aristocrático o de clase media que se cree igual; las mercaderías que les permiten vivir bien y criticar la haraganería de los revoltosos del pacífico.

Cuatro años y lo único que le interesa a algunos líderes y lideresas de opinión, es que puedan entrar al país el calzado, la ropa, los electrodomésticos, la comida y demás chécheres que les permita reafirmarse como gente bien, así sus tarjetas de crédito permanezcan en aterrador saldo rojo, del mismo color de los trapos de la pobrecía, a la que esas exportaciones ha dejado sin trabajo, los mismos trapos rojos de hambre de los campesinos que salen a regalar sus productos a la carretera, el mismo rojo de la sangre de los jóvenes del pacífico, que no han encontrado otro camino que el de matar o ser víctimas de esos nuevos-viejos patrones y matronas del mal, que encuentran en su enriquecimiento, la justificación suficiente para mantener a 50 millones de colombianos y colombianas de espaldas al pacífico.

 

* Hoffman, Odile, Comunidades negras en el pacífico colombiano, Innovaciones y dinámicas étnicas, 2007, CONACYT (Méjico), Ediciones Abya – Yala, Quito-Ecuador, ISBN 978-9978-22-694-0 Recuperado de: https://digitalrepository.unm.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1038&context=abya_yala

lunes, enero 25, 2021

MINISTERIO Y SECRETARIAS DE EDUCACION DECOLOMBIA PERDIERON EL AÑO

 

MINISTERIO Y SECRETARIAS DE EDUCACION DECOLOMBIA PERDIERON EL AÑO

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-

Imagen del plan gubernamental de Alternancia Escolar

Antes de la crisis sanitaria y económica ocasionada por el Covid19, el sistema educativo colombiano, ya venía mostrando señales de estar tocando el fondo de su propia crisis, así lo venían demostrando los resultados de las evaluaciones académicas en el contexto internacional, la ausencia de las universidades en el entorno investigativo nacional y mundial y las innumerables protestas de profesores, estudiantes e incluso de padres; reclamando desde acceso, hasta mejoras en la calidad de la educación.

Ministra de Educación de Colombia
Ver las lastimeras notas periodísticas de los noticieros de los poderosos canales de televisión privada colombiana, constatando por enésima ocasión, que existen cientos de miles de niños, adolescentes y jóvenes que no han podido ingresar al fantasioso mundo del gobierno de Duque, en el que nadie sabe quiénes, dizque tienen acceso a la gran red de internet de Colombia, a través de los dispositivos, que nadie sabe quién, le  entregó a la pobrecía colombiana, no es cosa diferente que, llover sobre ese mojado de miseria y exclusión en el que viven los pobres de Colombia, que hoy son muchos más; no obstante los cuentos de ficción que relata a diario, el gobierno de extremo centro de Duque.

Sin embargo, el amarillismo periodístico de los poderosos medios de comunicación con sede en Bogotá, ha servido para desenmascarar la absoluta ineficiencia, escondida tras la propaganda fantasiosa de las ministras de educación y de las TIC, en la que ni ellas, ni ninguno de los titulares de las secretarias regionales y locales, han sido capaces de emprender las mínimas acciones para tratar de incluir a los niños y jóvenes de Colombia en el fabulosos mundo de la interconexión, perifoneado en todos los medios por las ministras de marras.

Rascándose la cabeza y preocupados por la educación de los más jóvenes, padres, madres y cuidadores no entienden por qué  los titulares de las carteras nacionales y/o locales de la educación, no han hecho, ni la planificación adecuada, ni las acciones contractuales requeridas para adecuar el desbarajustado sistema educativo colombiano, para que al menos, las instituciones educativas cuenten con los mínimos de infraestructura requeridos para que los estudiantes puedan regresar a la normalidad académica.

Paso casi un año, para que, tanto min-educación, como min-tic, hubieran emprendido las tareas correspondientes para contratar y adiestrar al personal educativo extra, que se necesita para atender la llamada semi presencialidad o alternancia que llaman y que requiere más personal, para atender en muchos más horarios, a los muchachos y muchachas que tendrían que acudir en horarios especiales.

Casi un año, para que la infra estructura sanitaria y la logística estuviera lista para el mal llamado retorno a la normalidad académica o a la alternancia, tan cacareada por el uribismo por estos días. Casi un año para que la red de comunicaciones, ahora en manos privadas, alcanzara el 100% de cobertura o al menos un porcentaje de cobertura parecido al que alcanzo la desaparecida TELECOM, para interconectar a los más pobres en cada rincón subnormal de ciudades y veredas de Colombia. Nada se hizo.

Ministra de las TIC de Colombia
Ahora, ante la muy comprensible preocupación de cuidadores, madres y padres de familia, respecto al futuro inmediato de la educación de los más jóvenes, el centrista gobierno de Duque, nuevamente ha demostrado su importaculismo y su improvisación, dejando en manos de los docentes y de la opinión pública, la solución a este crucial problema de la sociedad colombiana.

Ni PCs, ni tabletas, ni celulares, ni datos, ni auxilios, nada de nada, en esas condiciones se vanagloria el uribismo; de tener tres estudiantes con el máximo puntaje del ICFES, algo que, más allá del orgullo de sus protagonistas y familias, debería llamar a la vergüenza de un gobierno, ante tan pobres resultados, que demuestran otra vez que; ministerio y secretarias de educación de Colombia, por enésima ocasión perdieron el año.

 

 

domingo, enero 03, 2021

Por que no soy cristiano

 Por que no soy cristiano

Por:Bertrand Russell

https://www.bloghemia.com/2021/01/por-que-no-soy-cristiano-por-bertrand.html

Texto del filósofo inglés Bertrand Russell  el libro «Por qué no soy cristiano y otros ensayos», publicado en el año 1957.
 
Por: Bertrand Russell


Foto: Bertrand Russell tomada de https://www.bloghemia.com/2021/01/por-que-no-soy-cristiano-por-bertrand.html

Como ha dicho su presidente, el tema acerca del cual voy a hablar esta noche es «Por qué no soy cristiano». Quizás sería conveniente, antes que todo, tratar de averiguar lo que uno quiere dar a entender con la palabra «cristiano». En estos días, la emplean muy ligeramente muchas personas. Hay quienes entienden por ello la persona que trata de vivir virtuosamente. En tal sentido, supongo que habría cristianos de todas las sectas y credos; pero no creo que sea el sentido adecuado de la palabra, aunque sólo sea por implicar que toda la gente que no es cristiana —todos los budistas, confucianos, mahometanos, etc.—, no trata de vivir virtuosamente. Yo no entiendo por cristiano la persona que trata de vivir decentemente, de acuerdo con sus luces. Creo que debe tenerse una cierta cantidad de creencia definida antes de tener el derecho de llamarse cristiano. La palabra no tiene ahora un significado tan completo como en los tiempos de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. En aquellos días, si un hombre decía que era cristiano, se sabía lo que quería dar a entender. Se aceptaba una colección completa de credos promulgados con gran precisión, y se creía cada sílaba de esos credos con todas las fuerzas de las convicciones de uno.

¿Qué es un cristiano?

En la actualidad no es así. Tenemos que ser un poco más vagos en nuestra idea del cristianismo. Creo, sin embargo, que hay dos cosas diferentes completamente esenciales a todo el que se llame cristiano. La primera es de naturaleza dogmática; a saber, que hay que creer en Dios y en la inmortalidad. Si no se cree en esas dos cosas, no creo que uno pueda llamarse propiamente cristiano. Luego, más aún, como el nombre implica, hay que tener alguna clase de creencia acerca de Cristo. Los mahometanos, por ejemplo, también creen en Dios y en la inmortalidad, pero no se llaman cristianos. Creo que hay que tener, aunque sea en una proporción mínima, la creencia de que Cristo era, si no divino, al menos el mejor y el más sabio de los hombres. Si no se cree eso acerca de Cristo, no creo que se tenga el derecho de llamarse cristiano. Claro está que hay otro sentido que se encuentra en el Whitakers Almanack y en los libros de geografía, donde se dice que la población del mundo está dividida en cristianos, mahometanos, budistas, fetichistas, etc.; y en ese sentido, todos nosotros somos cristianos. Los libros de geografía nos incluyen a todos, pero en un sentido puramente geográfico, que supongo podemos pasar por alto. Por lo tanto, entiendo que cuando yo digo que no soy cristiano, tengo que decir dos cosas diferentes; primera, por qué no creo en Dios ni en la inmortalidad; y segunda, por qué no creo que Cristo fuera el mejor y el más sabio de los hombres, aunque le concedo un grado muy alto de virtud moral.

De no haber sido por los triunfantes esfuerzos de los incrédulos del pasado, yo no haría una definición tan elástica del cristianismo. Como dije antes, en los tiempos pasados, tenían un sentido mucho más completo. Por ejemplo, comprendía la creencia en el infierno. La creencia en el fuego eterno era esencial de la fe cristiana hasta hace muy poco. En este país, como es sabido, dejó de ser esencial mediante una decisión del Consejo Privado, de cuya decisión disintieron el Arzobispo de Canterbury, y el Arzobispo de York; pero, en este país, nuestra religión se establece por Ley del Parlamento y, por lo tanto, el Consejo Privado pudo imponerse a ellos, y el infierno ya no fue necesario al cristiano. Por consiguiente no insistiré en que el cristiano tenga que creer en el infierno.

La existencia de Dios

La cuestión de la existencia de Dios es una cuestión amplia y seria, y si yo intentase tratarla del modo adecuado, tendría que retenerles aquí hasta el Día del Juicio, por lo cual deben excusarme por tratarla en forma resumida. Saben, claro está, que la Iglesia Católica ha declarado dogma que la existencia de Dios puede ser probada mediante la razón sin ayuda. Este es un dogma algo curioso, pero es uno de sus dogmas. Tenían que introducirlo porque, en un tiempo, los librepensadores adoptaron la costumbre de decir que había tales y cuales argumentos que la razón podía esgrimir contra la existencia de Dios, pero que, claro está, ellos sabían, como cuestión de fe, que Dios existía. Los argumentos y las razones fueron expuestos con gran detalle y la Iglesia Católica comprendió que había que ponerles coto. Por lo tanto, estableció que la existencia de Dios puede ser probada por la razón sin ayuda, y dieron los argumentos para probarlo. Son varios, claro está, pero sólo citaré unos pocos.

El argumento de la Primera Causa

Quizás el más fácil y sencillo de comprender es el argumento de la Primera Causa. (Se mantiene que todo cuanto vemos en este mundo tiene una causa, y que al ir profundizando en la cadena de las causas llegamos a una Primera Causa, y que a esa Primera Causa le damos el nombre de Dios).

Ese argumento, supongo, no tiene mucho peso en la actualidad, porque, en primer lugar, causa no es ya lo que solía ser. Los filósofos y los hombres de ciencia han estudiado la causa y ésta ya no posee la vitalidad que tenía; pero, aparte de eso, se ve que el argumento de que tiene que haber una Primera Causa no encierra ninguna validez. (Puedo decir que cuando era joven y debatía muy seriamente estas cuestiones en mi mente, había aceptado el argumento de la Primera Causa, hasta el día en que, a los 18 años, leí la Autobiografía de John Stuart MilL, y hallé allí esta frase: «Mi padre me enseñó que la pregunta ‘¿Quién me hizo?’ no puede responderse, ya que inmediatamente sugiere la pregunta ‘¿Quién hizo a Dios?’». Esa sencilla frase me mostró, como aún pienso, la falacia del argumento de la Primera Causa. Si todo tiene que tener alguna causa, entonces Dios debe tener una causa. Si puede haber algo sin causa, igual puede ser el mundo que Dios, por lo cual no hay validez en ese argumento. Es exactamente de la misma naturaleza que la opinión hindú de que el mundo descansaba sobre un elefante, y el elefante sobre una tortuga; y, cuando le dijeron: «¿Y la tortuga?», el indio dijo: «¿Y si cambiásemos de tema?» El argumento no es realmente mejor que ése. No hay razón por la cual el mundo no pudo haber nacido sin causa; tampoco, por el contrario, hay razón de que hubiera existido siempre. No hay razón para suponer que el mundo haya tenido un comienzo. La idea de que las cosas tienen que tener un principio se debe realmente a la pobreza de nuestra imaginación). Por lo tanto, quizás, no necesito perder más tiempo con el argumento de la Primera Causa.

El argumento de la ley natural

Luego hay un argumento muy común derivado de la ley natural. Fue un argumento favorito durante el siglo xviii, especialmente bajo la influencia de Sir Isaac Newton y su cosmogonía. La gente observó los planetas que giraban en torno del sol, de acuerdo con la ley de gravitación, y pensó que Dios había dado un mandato a aquellos planetas para que se moviesen así y que lo hacían por aquella razón. Aquella era, claro está, una explicación sencilla y conveniente que evitaba el buscar nuevas explicaciones de la ley de la gravitación en la forma un poco más complicada que Einstein ha introducido. Yo no me propongo dar una conferencia sobre la ley de la gravitación, de acuerdo con la interpretación de Einstein, porque eso también llevaría algún tiempo; sea como fuere, ya no se trata de la ley natural del sistema newtoniano, donde, por alguna razón que nadie podía comprender, la naturaleza actuaba de modo uniforme. Ahora sabemos que muchas cosas que considerábamos como leyes naturales son realmente convencionalismos humanos. Sabemos que incluso en las profundidades más remotas del espacio estelar la yarda sigue teniendo tres pies. Eso es, sin duda, un hecho muy notable, pero no se le puede llamar una ley natural. Y otras muchas cosas que se han considerado como leyes de la naturaleza son de esa clase. Por el contrario, cuando se tiene algún conocimiento de lo que los átomos hacen realmente, se ve que están menos sometidos a la ley de lo que se cree la gente y que las leyes que se formulan no son más que promedios estadísticos producto del azar. Hay, como es sabido, una ley según la cual en los dados sólo se obtiene el seis doble aproximadamente cada treinta y seis veces, y no consideramos eso como la prueba de que la caída de los dados esté regulada por un plan; por el contrario, si el seis doble saliera cada vez, pensaríamos que había un plan. Las leyes de la naturaleza son así en gran parte de los casos. Hay promedios estadísticos que emergen de las leyes del azar; y esto hace que la idea de la ley natural sea mucho menos impresionante de lo que era anteriormente. Y aparte de eso, que representa el momentáneo estado de la ciencia que puede cambiar mañana, la idea de qué las leyes naturales implican un legislador se debe a la confusión entre las leyes naturales y las humanas. Las leyes humanas son preceptos que le mandan a uno proceder de una manera determinada, preceptos que pueden obedecerse o no; pero las leyes naturales son una descripción de cómo ocurren realmente las cosas y, como son una mera descripción, no se puede argüir que tiene que haber alguien que les dijo que actuasen así, porque, si arguyéramos tal cosa, nos veríamos enfrentados con la pregunta «¿Por qué Dios hizo esas leyes naturales y no otras?» Si se dice que lo hizo por su propio gusto y sin ninguna razón, se hallará entonces que hay algo que no está sometido a la ley, y por lo tanto el orden de la ley natural queda interrumpido. Si se dice, como hacen muchos teólogos ortodoxos, que, en todas las leyes divinas, hay una razón de que sean ésas y no otras —la razón, claro está, de crear el mejor universo posible, aunque al mirarlo uno no lo pensaría así—; si hubo alguna razón de las leyes que dio Dios, entonces el mismo Dios estaría sometido a la ley y, por lo tanto, no hay ninguna ventaja en presentar a Dios pomo un intermediario. Realmente, se tiene una ley exterior y anterior a los edictos divinos y Dios no nos sirve porque no es el último que dicta la ley. En resumen, este argumento de la ley natural ya no tiene la fuerza que solía tener. Estoy realizando cronológicamente mi examen de los argumentos. Los argumentos usados en favor de la existencia de Dios cambian de carácter con el tiempo. Al principio, eran duros argumentos intelectuales que representaban ciertas falacias completamente definidas. Al llegar a la época moderna, se hicieron menos respetables intelectualmente y estuvieron cada vez más influidos por una especie de vaguedad moralizadora.

El argumento del plan

El paso siguiente nos lleva al argumento del plan. Todos conocen el argumento del plan: todo en el mundo está hecho para que podamos vivir en él, y si el mundo variase un poco, no podríamos vivir. Ese es el argumento del plan. A veces toma una forma curiosa; por ejemplo se arguyó que los conejos tienen las colas blancas con el fin de que se pueda disparar más fácilmente contra ellos. Es fácil parodiar este argumento. Todos conocemos la observación de Voltaire de que la nariz estaba destinada a sostener las gafas. Esa clase de parodia no ha resultado tan desatinada como parecía en el siglo xviii, porque, desde Darwin, entendemos mucho mejor por qué las criaturas vivas se adaptan al medio. No es que el medio fuera adecuado para ellas, sino que ellas se hicieron adecuadas al medio, y esa es la base de la adaptación. No hay en ello ningún indicio de plan.

Cuando se examina el argumento del plan, es asombroso que la gente pueda creer que este mundo, con todas las cosas que hay en él, con todos sus defectos, fuera lo mejor que la omnipotencia y la omnisciencia han logrado producir en millones de años. Yo realmente no puedo creerlo. Creen que, si tuvieran la omnipotencia y la omnisciencia y millones de años para perfeccionar el mundo, no producirían nada mejor que el Ku-Klux-Klan o los fascistas? Además, si se aceptan las leyes ordinarias de la ciencia, hay que suponer que la vida humana y la vida en general de este planeta desaparecerán a su debido tiempo: es una fase de la decadencia del sistema solar; en una cierta fase de decadencia se tienen las condiciones y la temperatura adecuadas al protoplasma, y durante un corto período hay vida en la vida del sistema solar. La luna es el ejemplo de lo que le va a pasar a la tierra; se va a convertir en algo muerto, frío y sin vida.

Me dicen que este criterio es deprimente, y que si la gente lo creyese no tendría ánimo para seguir viviendo. Eso es una tontería. Nadie se preocupa por lo que va a ocurrir dentro de millones de años. Aunque crean que se están preocupando por ello, en realidad se engañan a sí mismos. Se preocupan por cosas mucho más mundanas aunque sólo sea una mala digestión; pero nadie es realmente desdichado al pensar lo que le va a ocurrir a este mundo dentro de millones de años. Por lo tanto, aunque es una triste opinión el suponer que va a desaparecer la vida —al menos se puede pensar así, aunque a veces, cuando contemplo las cosas que hace la gente con su vida, es casi un consuelo—, no es lo bastante para hacer la vida miserable. Sólo hace que la atención se vuelva hacia otras cosas.

Los argumentos morales de la deidad

Ahora llegamos a una fase más allá en lo que yo llamaré la incursión intelectual que los teístas han hecho en sus argumentaciones, y nos vemos ante los llamados argumentos morales de la existencia de Dios. Saben, claro está, que antiguamente solía haber tres argumentos intelectuales de la existencia de Dios, los cuales fueron suprimidos por Kant en la Crítica de la Razón Pura; pero no bien había terminado con estos argumentos cuando encontró otro nuevo, un argumento moral, que le convenció. Era como mucha gente: en las materias intelectuales era escéptico, pero en las morales creía implícitamente en las máximas que su madre le había enseñado. Eso ilustra lo que los psicoanalistas ponen tanto de relieve: la fuerza inmensamente mayor que tienen en nosotros las asociaciones primitivas sobre las posteriores.

Kant, como dije, inventó un nuevo argumento moral de la existencia de Dios, el cual en diversas formas fue extremadamente popular durante el siglo xix. Tiene toda clase de formas. Una de ellas es decir que no habría bien ni mal si Dios no existiera. Por el momento no me importa el que haya o no una diferencia entre el bien o el mal: esa es otra cuestión. Lo que me importa es que, si se está plenamente convencido de que hay una diferencia entre el bien y el mal entonces uno se encuentra en esta situación: ¿esa diferencia se debe o no al mandato de Dios? Si se debe al mandato de Dios, entonces para Dios no hay diferencia entre el bien y el mal, y ya no tiene significado la afirmación de que Dios es bueno. Si se dice, como hacen los teólogos, que Dios es bueno, entonces hay que decir que el bien y el mal deben tener un significado independiente del mandato de Dios, porque los mandatos de Dios son buenos y no malos independientemente del mero hecho de que Él los hiciera. Si se dice eso, entonces hay que decir que el bien y el mal no se hicieron por Dios, sino que son en esencia lógicamente anteriores a Dios. Se puede, claro está, si se quiere, decir que hubo una deidad superior que dio órdenes al Dios que hizo este mundo, o, para seguir el criterio de algunos gnósticos —un criterio que yo he considerado muy plausible—, que, en realidad, el mundo que conocemos fue hecho por el demonio en un momento en que Dios no estaba mirando. Hay mucho que decir en cuanto a esto, y no pienso refutarlo.

El argumento del remedio de la injusticia

para traer la justicia al mundo. En la parte del universo que conocemos hay gran injusticia, y con frecuencia sufre el bueno, prospera el malo, y apenas se sabe qué es lo más enojoso de todo esto; pero si se va a tener justicia en el universo en general, hay que suponer una vida futura para compensar la vida de la tierra. Por lo tanto, dicen que tiene que haber un Dios, y que tiene que haber un cielo y un infierno con el fin de que a la larga haya justicia. Ese es un argumento muy curioso. Si se mira el asunto desde un punto de vista científico, se diría: «Después de todo, yo sólo conozco este mundo. No conozco el resto del universo, pero, basándome en probabilidades, puedo decir que este mundo es un buen ejemplo, y que si hay injusticia aquí, lo probable es que también haya injusticia en otra parte». Supongamos que se tiene un cajón de naranjas, y al abrirlas la capa superior resulta mala; uno no dice: «Las de abajo estarán buenas en compensación». Se diría: «Probablemente todas son malas»; y eso es realmente lo que una persona científica diría del universo. Diría así: «En este mundo hay gran cantidad de injusticia y esto es una razón para suponer que la justicia no rige el mundo; y en este caso proporciona argumentos morales contra la deidad, no en su favor». Claro que yo sé que la clase de argumentos intelectuales de que he hablado no son realmente los que mueven a la gente. Lo que realmente hace que la gente crea en Dios no son los argumentos intelectuales. La mayoría de la gente cree en Dios porque les han enseñado a creer desde su infancia, y esa es la razón principal. Luego, creo que la razón más poderosa e inmediata después de ésta es el deseo de seguridad, la sensación de que hay un hermano mayor que cuidará de uno. Esto desempeña un papel muy profundo en provocar el deseo de la gente de creer en Dios.

El carácter de Cristo
Ahora tengo que decir unas pocas palabras acerca de un asunto que creo que no ha sido suficientemente tratado por los racionalistas, y que es la cuestión de si Cristo era el mejor y el más sabio de los hombres. Generalmente, se da por sentado que todos debemos estar de acuerdo en que era así. Yo no lo estoy. Creo que hay muchos puntos en que estoy de acuerdo con Cristo, muchos más que aquellos en que lo están los cristianos profesos. No sé si podría seguirle todo el camino, pero iría con Él mucho más lejos de lo que irían la mayoría de los cristianos profesos. Recuérdese que Él dijo: «Yo, empero, os digo, que no hagáis resistencia al agravio; antes, si alguno te hiriese en la mejilla derecha, vuelve también la otra». No es un precepto ni un principio nuevos. Lo usaron Lao-Tsé y Buda quinientos o seiscientos años antes de Cristo, pero este principio no lo aceptan los cristianos. No dudo que el actual primer ministro, por ejemplo, es un cristiano muy sincero, pero no les aconsejo que vayan a abofetearlo. Creo que hallarían que él pensaba que el texto tenía un sentido figurado.

Luego, hay otro punto que considero excelente. Se recordará que Cristo dijo: «No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados». Ese principio creo que no se hallará en los tribunales de los países cristianos. Yo he conocido en mi tiempo muchos jueces que eran cristianos sinceros, y ninguno de ellos creía que actuaba en contra de los principios cristianos haciendo lo que hacia. Luego Cristo dice: «Al que te pide, dale: y no le tuerzas el rostro al que pretenda de ti algún préstamo». Ese es un principio muy bueno.

El presidente ha recordado que no estamos aquí para hablar de política, pero no puedo menos de observar que las últimas elecciones generales se disputaron en torno a lo deseable que era torcer el rostro al que pudiera pedirnos un préstamo, de modo que hay que suponer que los liberales y los conservadores de este país son personas que no están de acuerdo con las enseñanzas de Cristo, porque, en dicha ocasión, se apartaron definitivamente de ellas.

Luego, hay otra máxima de Cristo que yo considero muy valiosa, pero que no es muy popular entre algunos de nuestros amigos cristianos. Él dijo: «Si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto tienes y dáselo a los pobres». Es una máxima excelente, pero, como dije, no se practica mucho. Considero que todas estas máximas son buenas, aunque un poco difíciles de practicarse. Yo no hago profesión de practicarlas; pero, después de todo, no es lo mismo que si se tratase de un cristiano.

Defectos de las enseñanzas de Cristo

Concediendo la excelencia de estas máximas, llego a ciertos puntos en los cuales no creo que uno pueda ver la superlativa virtud ni la superlativa bondad de Cristo, como son pintadas en los Evangelios; y aquí puedo decir que no se trata de la cuestión histórica. Históricamente, es muy dudoso el que Cristo existiera, y, si existió, no sabemos nada acerca de Él, por lo cual no me ocupo de la cuestión histórica que es muy difícil. Me ocupo de Cristo tal como aparece en los Evangelios, aceptando la narración como es, y allí hay cosas que no parecen muy sabias. Una de ellas es que Él pensaba que Su segunda venida se produciría, en medio de nubes de gloria, antes que la muerte de la gente que vivía en aquella época. Hay muchos textos que prueban eso. Dice, por ejemplo: «No acabaréis de pasar por las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre». Luego dice: «En verdad os digo que hay aquí algunos que no han de morir antes que vean al Hijo del hombre aparecer en el esplendor de su reino»; y hay muchos lugares donde está muy claro que Él creía que su segundo advenimiento ocurriría durante la vida de muchos que vivían entonces. Tal fue la creencia de sus primeros discípulos, y fue la base de una gran parte de su enseñanza moral. Cuando dijo: «No andéis, pues, acongojados por el día de mañana» y cosas semejantes, lo hizo en gran parte porque creía que su segunda venida iba a ser muy pronto, y que los asuntos mundanos ordinarios carecían de importancia. En realidad, yo he conocido a algunos cristianos que creían que la segunda venida era inminente. Yo conocí a un sacerdote que aterró a su congregación diciendo que la segunda venida era inminente, pero todos quedaron muy consolados al ver que estaba plantando árboles en su jardín. Los primeros cristianos lo creían realmente, y se abstuvieron de cosas como la plantación de árboles en sus jardines, porque aceptaron de Cristo la creencia de que la segunda venida era inminente. En tal respecto, evidentemente, no era tan sabio como han sido otros, y desde luego, no fue superlativamente sabio.

El problema moral

Luego, se llega a las cuestiones morales. Para mí, hay un defecto muy serio en el carácter moral de Cristo, y es que creía en el infierno. Yo no creo que ninguna persona profundamente humana pueda creer en un castigo eterno. Cristo, tal como lo pintan los Evangelios, sí creía en el castigo eterno, y uno halla repetidamente una furia vengativa contra los que no escuchaban sus sermones, actitud común en los predicadores y que dista mucho de la excelencia superlativa. No se halla, por ejemplo, esa actitud en Sócrates. Es amable con la gente que no le escucha; y eso es, a mi entender, más digno de un sabio que la indignación. Probablemente todos recuerdan las cosas que dijo Sócrates al morir y lo que decía generalmente a la gente que no estaba de acuerdo con él.

Se hallará en el Evangelio que Cristo dijo: «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo será posible que evitéis el ser condenados al fuego del infierno?» Se lo decía a la gente que no escuchaba sus sermones. A mi entender este no es realmente el mejor tono, y hay muchas cosas como éstas acerca del infierno. Hay, claro está, el conocido texto acerca del pecado contra el Espíritu Santo: «Pero quien hablase contra el Espíritu Santo, despreciando su gracia, no se le perdonará ni en esta vida ni en la otra». Ese texto ha causado una indecible cantidad de miseria en el mundo, pues las más diversas personas han imaginado que han cometido pecados contra el Espíritu Santo y pensado que no serían perdonadas en este mundo ni en el otro. No creo que ninguna persona un poco misericordiosa ponga en el mundo miedos y terrores de esta clase.

Luego, Cristo dice: «Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y quitarán de su reino a todos los escandalosos y a cuantos obran la maldad; y los arrojarán en el horno del fuego: allí será el llanto y el crujir de dientes». Y continúa extendiéndose con los gemidos y el rechinar de dientes. Esto se repite en un versículo tras otro, y el lector se da cuenta de que hay un cierto placer en la contemplación de los gemidos y el rechinar de dientes, pues de lo contrario no se repetiría con tanta frecuencia. Luego, todos ustedes recuerdan, claro está, lo de las ovejas y los cabritos; cómo, en la segunda venida, para separar a las ovejas y a los cabritos dirá a éstos: «Apartaos de mi, malditos: id al fuego eterno». Y continúa: «Y éstos irán al fuego eterno». Luego, dice de nuevo: «Y si es tu mano derecha la que te sirve de escándalo o te incita a pecar, córtala y tírala lejos de ti; pues mejor te está que perezca uno de tus miembros, que no el que vaya todo tu cuerpo al infierno, al fuego que no se extingue jamás». Esto lo repite una y otra vez. Debo declarar que toda esta doctrina, que el fuego del infierno es un castigo del pecado, es una doctrina de crueldad. Es una doctrina que llevó la crueldad al mundo y dio al mundo generaciones de cruel tortura; y el Cristo de los Evangelios, si se le acepta tal como le representan sus cronistas, tiene que ser considerado en parte responsable de eso.

Hay otras cosas de menor importancia. Está el ejemplo de los puercos de Gadara, donde ciertamente no fue muy compasivo para los puercos el meter demonios en sus cuerpos y precipitarlos colina abajo hasta el mar. Hay que recordar que si era omnipotente, simplemente pudo hacer que los demonios se fueran; pero eligió meterlos en los cuerpos de los cerdos. Luego está la curiosa historia de la higuera, que siempre me ha intrigado. Recuerdan lo que ocurrió con la higuera. «Tuvo hambre. Y como viese a lo lejos una higuera con hojas, encaminose allá por ver si encontraba en ella alguna cosa: y llegando, nada encontró sino follaje; porque no era aún tiempo de higos; y hablando a la higuera le dijo: «Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti», y Pedro le dijo: «Maestro, mira cómo la higuera que maldijiste se ha secado»». Esta es una historia muy curiosa, porque aquella no era la época de los higos, y en realidad, no se puede culpar al árbol. Yo no puedo pensar que, ni en virtud ni en sabiduría, Cristo esté tan alto como otros personajes históricos. En estas cosas, pongo por encima de Él a Buda y a Sócrates.

El factor emocional

Como dije antes, no creo que la verdadera razón por la cual la gente acepta la religión tenga nada que ver con la argumentación. Se acepta la religión emocionalmente. Con frecuencia se nos dice que es muy malo atacar la religión porque la religión hace virtuosos a los hombres. Eso dicen; yo no lo he advertido. Conocen, claro está, la parodia de ese argumento en el libro de Samuel Butler, Erewhon Revisited. Recordarán que en Erewhon hay un tal Higgs que llega a un país remoto y, después de pasar algún tiempo allí, se escapa en un globo. Veinte años después, vuelve a aquel país y halla una nueva religión, en la que él mismo es adorado bajo el nombre de Niño Sol, que se dice ascendió a los cielos. Ve que se va a celebrar la Fiesta de la Ascensión y que los profesores Hanky y Panky se dicen que nunca han visto a Higgs, y esperan no verlo jamás; pero son los sumos sacerdotes de la religión del Niño Sol. Higgs se indigna y se acerca a ellos y dice: «Voy a descubrir toda esta farsa y a decir al pueblo de Erewhon que fui únicamente yo, Higgs, que subí en un globo». Y le dijeron: «No puede hacer eso, porque toda la moral de este país gira en torno de ese mito, y si supieran que no subió a los cielos se harían malos»; y con ello le persuadieron para que se marchase silenciosamente.

Esa es la idea, que todos seríamos malos si no tuviéramos la religión cristiana. A mi me parece que la gente que la tiene es, en su mayoría, extremadamente mala. Existe este hecho curioso: cuanto más intensa ha sido la religión de cualquier periodo, y más profunda la creencia dogmática, han sido mayor la crueldad y peores las circunstancias. En las llamadas edades de la fe, cuando los hombres realmente creían en la religión cristiana en toda su integridad hubo la Inquisición con sus torturas; hubo muchas desdichadas mujeres quemadas por brujas; y toda clase de crueldades practicadas en toda clase de gente en nombre de la religión.

Uno halla, al considerar el mundo, que todo el progreso del sentimiento humano, que toda mejora de la ley penal, que todo paso hacia la disminución de la guerra, que todo paso hacia un mejor trato de las razas de color, que toda mitigación de la esclavitud, que todo progreso moral realizado en el mundo, ha sido obstaculizado constantemente por las iglesias organizadas del mundo. Digo deliberadamente que la religión cristiana, tal como está organizada en sus iglesias ha sido, y es aún, la principal enemiga del progreso moral del mundo.

Cómo las iglesias han retardado el progreso

Se puede pensar que voy demasiado lejos cuando digo que aún sigue siendo así. Yo no lo creo. Basta un ejemplo. Serán más indulgentes conmigo si lo menciono. No es un hecho agradable, pero las iglesias le obligan a uno a mencionar hechos que no son agradables. Supongamos que en el mundo actual una joven sin experiencia se casa con un sifilítico; en tal caso, la Iglesia Católica dice; «Este es un sacramento indisoluble. Hay que estar juntos durante toda la vida». Y la mujer no puede dar ningún paso para no traer al mundo hijos sifilíticos. Eso es lo que dice la Iglesia Católica. Yo digo que ésa es una diabólica crueldad, y nadie cuya compasión natural no haya sido alterada por el dogma, o cuya naturaleza moral no sea absolutamente insensible al sufrimiento, puede mantener que es bueno y conveniente que continúe ese estado de cosas.

Este no es más que un ejemplo. Hay muchos modos por los cuales, en el momento actual, la Iglesia, por su insistencia en lo que ha decidido en llamar moralidad, inflige a la gente toda clase de sufrimientos inmerecidos e innecesarios. Y claro está, como es sabido, en su mayor parte se opone al progreso y al perfeccionamiento en todos los medios de disminuir el sufrimiento del mundo, porque ha decidido llamar moralidad a ciertas estrechas reglas de conducta que no tienen nada que ver con la felicidad humana; y cuando se dice que se debe hacer esto o lo otro, porque contribuye a la dicha humana, estima que es algo completamente extraño al asunto. «¿Qué tiene que ver con la moral la felicidad humana? El objeto de la moral no es hacer feliz a la gente».

El miedo, fundamento de la religión

La religión se basa, principalmente, a mi entender, en el miedo. Es en parte el miedo a lo desconocido, y en parte, como dije, el deseo de pensar que se tiene un hermano mayor que va a defenderlo a uno en todas sus cuitas y disputas. El miedo es la base de todo: el miedo de lo misterioso, el miedo de la derrota, el miedo de la muerte. El miedo es el padre de la crueldad y, por lo tanto, no es de extrañar que la crueldad y la religión vayan de la mano. Se debe a que el miedo es la base de estas dos cosas. En este mundo, podemos ahora comenzar a entender un poco las cosas y a dominarlas un poco con ayuda de la ciencia, que se ha abierto paso frente a la religión cristiana, frente a las iglesias, y frente a la oposición de todos los antiguos preceptos. La ciencia puede ayudarnos a librarnos de ese miedo cobarde en el cual la humanidad ha vivido durante tantas generaciones. La ciencia puede enseñarnos a no buscar ayudas imaginarias, a no inventar aliados celestiales, sino más bien a hacer con nuestros esfuerzos que este mundo sea un lugar habitable, en lugar de ser lo que han hecho de él las iglesias en todos estos siglos.

Lo que debemos hacer

Tenemos que mantenernos de pie y mirar al mundo a la cara: sus cosas buenas, sus cosas malas, sus bellezas y sus fealdades; ver el mundo tal cual es y no tener miedo de él. Conquistarlo mediante la inteligencia y no sólo sometiéndose al terror que emana de él. Todo el concepto de Dios es un concepto derivado del antiguo despotismo oriental. Es un concepto indigno de los hombres libres. Cuando se oye en la iglesia a la gente humillarse y proclamarse miserables pecadores, etc., parece algo despreciable e indigno de seres humanos que se respetan. Debemos mantenernos de pie y mirar al mundo a la cara. Tenemos que hacer el mundo lo mejor posible, y si no es tan bueno como deseamos, después de todo será mejor que lo que esos otros han hecho de él en todos estos siglos. Un mundo bueno necesita conocimiento, bondad y valor; no necesita el pesaroso anhelo del pasado, ni el aherrojamiento de la inteligencia libre mediante las palabras proferidas hace mucho por hombres ignorantes. Necesita un criterio sin temor y una inteligencia libre. Necesita la esperanza del futuro, no el mirar hacia un pasado muerto, que confiamos será superado por el futuro que nuestra inteligencia puede crear.