Ilustración Dubbio tomada de: www.istockphoto.com |
Por: OTTO HERNAN RIAÑO
“Vivir sin leer es
peligroso, te obligan a creer en lo que te digan”
En la sociedad con más tecnología de la historia conocida y con todos los medios a disposición de los ciudadanos el analfabetismo y la ignorancia son la norma general.
Desde hace algún tiempo, se
ha corrido un rumor que ya casi que es una “ley”, la cual expresa que la gente
de hoy lee muy poco o no lee, por diferentes razones, este fenómeno estaría más
acentuado entre los jóvenes. (valdría la pena una investigación para verificar
la verdad de este “axioma”). A mí me lo han dicho muchas veces por la extensión
de estas columnas de opinión. Opino que este fenómeno, de existir, fue agravado
por la red social Twitter, que limita sus trinos a algunos pocos caracteres y
así acostumbró a sus “visitantes”, a textos cortos que supuestamente decían
todo lo que había que decir y que esas pequeñas frases «manifiestan una
realidad irrefutable».
En otras épocas, todo lo
contrario que ahora, se consideraba un placer y una obligación moral leer,
comprender las lecturas, analizarlas y dar opiniones sobre ellas. Desde libros
y tratados hasta artículos de periódicos y revistas. Se consideraba ignorante a
quien no leyera y en las escuelas y colegios había espacios para esas
actividades como las horas de biblioteca, los centros literarios y grupos de
lectura, en los que los estudiantes leían y debatían sobre el contenido de los
textos. Esto le daba al ser humano y futuro ciudadano en ejercicio,
herramientas culturales para que pudiera enfrentar su vida con alguna
comprensión meridiana de lo que podría afectarlo en su cotidianidad.
En el siglo XIX y primera
mitad del XX, el analfabetismo en Colombia fue la regla general en nuestro
país, a los gobiernos, sobre todo los de los conservadores, no les interesó que
el pueblo, en su gran mayoría rural, aprendiera a leer y escribir ya que lo
consideraban “peligroso”. Los terratenientes del continente no permitían que
los campesinos y los pobres aprendieran, basta ver las películas de Mario
Moreno “Cantinflas”, en las que toca este tema. El Analfabeto y El profe, son
dos ejemplos explícitos, sobre todo en la segunda, el argumento consiste en que
el gamonal del pueblo no quiere la escuela, no le gusta que los niños aprendan
a leer. El terrateniente utiliza todas las armas innobles para acabar con la
escuelita. Lo que hay de fondo es un despojo de tierras a los campesinos
basados en el engaño y la ignorancia de los labriegos. Si ellos y sus hijos
aprenden a leer, se iban a enterar que ha pasado. El poder del gamonal se basa
en la ignorancia. del pueblo. Cualquier parecido, es pura coincidencia…
El analfabetismo reinante
en la mayoría de la sociedad colombiana se empezó a enfrentar con campañas muy
localizadas que contaban con cursos por radio y televisión, recordamos a la
Radio Sutatenza, pionera en el campo de la capacitación enfocada al sector
rural, a los Telecentros de educación primaria y el bachillerato por radio por
la Radio Nacional de Colombia. Muchas instituciones privadas fueron quienes
enfrentaron la lucha de enseñar a leer y a escribir a la mayoría del pueblo
colombiano ya que, a los gobiernos de turno, salvo excepciones, no les
interesaba mucho instruir a los ciudadanos por lo que dije antes, “era
peligroso” que los humildes aprendieran. El concepto de erradicación del
analfabetismo se basó en que los colombianos aprendieran a leer, escribir y las
cuatro operaciones básicas matemáticas.
Urge una revolución de la lectura y no solo leer por leer, hay que comprender lo que se lee, entender lo que le quieren decir a uno, analizarlo, debatirlo y actuar en consecuencia, como seres humanos.
Con la llegada de nuevas
tecnologías, idiomas de las mismas, extranjerismos, acentos, jergas y redes
sociales, el concepto de idioma castellano ha variado drásticamente a tal punto
que, a veces, no nos entendemos entre nosotros mismos. Mucho más cuando se
trata de comunicación con las nuevas generaciones que, con las redes, usan una
mezcla de siglas en inglés con “palabras” a las que se eliminaron las vocales,
“emoticones”, además de expresiones que podrían ser calificadas como “barbarismos”,
por los pocos puristas del idioma que aún quedan.
Así, de esta forma, ha
nacido una nueva generación de analfabetas, de todas las edades, que, por
pereza, falta de criterio o lo que todos llaman “no tener tiempo”, no leen o si
lo hacen, leen mal, o no entienden lo que leen o se crean una versión diferente
de lo que quiere expresar el autor del texto, sin contrastar ni profundizar.
Saber leer implica una
construcción mental de unir letras para formar palabras, estas a su vez unidas
con otras, forman oraciones y frases que después crean una idea y un concepto.
Saber leer es todo un proceso de creación humana, que nos diferencia de otras
especies y en lo que está implícito la comunicación para poder vivir en
sociedad.
Pero este proceso no lo hacen la mitad de los colombianos, ya que, como dije antes, las personas no saben leer. Y no es para ofender a nadie, basta oír lo que expresan los líderes de la oposición “inteligente” para preguntarse, ¿de dónde sacan esas “ideas” ?, si así se les puede denominar. Los argumentos no resisten una lectura seria con análisis incluido. Y eso que ellos son los “faros” de esos súbditos, que les obedecen ciegamente, y me atrevería a decir, sin entender lo que plantean esos “líderes”, porque si lo hicieran ya no los seguirían. La formación de esa masa de gente obediente hasta hacerse matar por sus “jefes” se basa precisamente en que no lean y mucho menos entiendan. Dan grima los “argumentos” dados por muchos de estos “borregos” (presento disculpa a los borregos por si se sienten ofendidos con la comparación), para salir a protestar y estar en contra del primer gobierno democrático del país.
La conclusión de muchas personas que no
son de esos “seguidores”, sino realmente pensantes, es que salieron a protestar
para que les quitaran o dejaran de darle sus derechos. ¡Qué argumentos, si se
les puede denominar así, tan pobres, falsos, mentirosos, calumniosos y que
demuestran una ignorancia que da tristeza! ¿Qué futuro les espera a las nuevas
generaciones de colombianos, en manos de la extrema derecha y sus siervos? Como
dice un meme de las redes sociales: “Cuando estés viejito cuéntale a tus
nietos, que una vez saliste a marchar para que no te pagaran horas extras ni
dominicales”. No conozco el autor, pero desde aquí le doy todos los créditos
por su creatividad, además de mi respeto y agradecimiento.
Muchos colombianos no saben
leer, literalmente no saben, otros que no quieren leer, son una gran cantidad y
otros que no les gusta leer, ¡ellos mismos lo manifiestan y están orgullosos de
esa “cualidad”! Una gran mayoría no quieren salir de su ignorancia, prefieren
seguir creyendo en el “mesías” y sus discípulos, para que los sigan tratando
como ovejas arrebatándoles todos sus derechos, pero es que parece que eso les
gusta, parece que tuvieran un placer extrasensorial del cual no quieren salir.
Sus actos son ilógicos a todas luces, atacan, agreden, para evitar unas
reformas necesarias para el desarrollo de un país.
Urge una revolución de la
lectura y no solo leer por leer, hay que comprender lo que se lee, entender lo
que le quieren decir a uno, analizarlo, debatirlo y actuar en consecuencia,
como seres humanos.
Hay frases que expresan esa
necesidad de leer, como el subtítulo de esta columna, atribuida a Mafalda la
niña rebelde latinoamericana, creada por Quino. Otra de ella es: “¿No
sería hermoso el mundo si las bibliotecas fuesen más importantes que los
bancos?”
Para terminar, una
contundente de Mark Twain, el escritor norteamericano, autor de obras
literarias como “Las aventuras de Tom Sawyer”, Las aventuras de Huckleberry
Finn” “Un yanky en la corte del rey Arturo” y “El príncipe y el mendigo” entre
muchas: “El hombre que no lee, no tiene ninguna ventaja sobre el que no
sabe leer”
Las
opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad. Les invitamos a leer, comentar, compartir y a
debatir con respeto.
*Texto
publicado originalmente en: https://www.sonoticias.com.co/