LA VITRINA DE LA CONVERSA

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lunes, junio 26, 2023

APRENDIENDO A LEER*

Ilustración Dubbio tomada de: www.istockphoto.com

Por: OTTO HERNAN RIAÑO

“Vivir sin leer es peligroso, te obligan a creer en lo que te digan”

En la sociedad con más tecnología de la historia conocida y con todos los medios a disposición de los ciudadanos el analfabetismo y la ignorancia son la norma general.

Desde hace algún tiempo, se ha corrido un rumor que ya casi que es una “ley”, la cual expresa que la gente de hoy lee muy poco o no lee, por diferentes razones, este fenómeno estaría más acentuado entre los jóvenes. (valdría la pena una investigación para verificar la verdad de este “axioma”). A mí me lo han dicho muchas veces por la extensión de estas columnas de opinión. Opino que este fenómeno, de existir, fue agravado por la red social Twitter, que limita sus trinos a algunos pocos caracteres y así acostumbró a sus “visitantes”, a textos cortos que supuestamente decían todo lo que había que decir y que esas pequeñas frases «manifiestan una realidad irrefutable».

En otras épocas, todo lo contrario que ahora, se consideraba un placer y una obligación moral leer, comprender las lecturas, analizarlas y dar opiniones sobre ellas. Desde libros y tratados hasta artículos de periódicos y revistas. Se consideraba ignorante a quien no leyera y en las escuelas y colegios había espacios para esas actividades como las horas de biblioteca, los centros literarios y grupos de lectura, en los que los estudiantes leían y debatían sobre el contenido de los textos. Esto le daba al ser humano y futuro ciudadano en ejercicio, herramientas culturales para que pudiera enfrentar su vida con alguna comprensión meridiana de lo que podría afectarlo en su cotidianidad.

En el siglo XIX y primera mitad del XX, el analfabetismo en Colombia fue la regla general en nuestro país, a los gobiernos, sobre todo los de los conservadores, no les interesó que el pueblo, en su gran mayoría rural, aprendiera a leer y escribir ya que lo consideraban “peligroso”. Los terratenientes del continente no permitían que los campesinos y los pobres aprendieran, basta ver las películas de Mario Moreno “Cantinflas”, en las que toca este tema. El Analfabeto y El profe, son dos ejemplos explícitos, sobre todo en la segunda, el argumento consiste en que el gamonal del pueblo no quiere la escuela, no le gusta que los niños aprendan a leer. El terrateniente utiliza todas las armas innobles para acabar con la escuelita. Lo que hay de fondo es un despojo de tierras a los campesinos basados en el engaño y la ignorancia de los labriegos. Si ellos y sus hijos aprenden a leer, se iban a enterar que ha pasado. El poder del gamonal se basa en la ignorancia. del pueblo. Cualquier parecido, es pura coincidencia…

El analfabetismo reinante en la mayoría de la sociedad colombiana se empezó a enfrentar con campañas muy localizadas que contaban con cursos por radio y televisión, recordamos a la Radio Sutatenza, pionera en el campo de la capacitación enfocada al sector rural, a los Telecentros de educación primaria y el bachillerato por radio por la Radio Nacional de Colombia. Muchas instituciones privadas fueron quienes enfrentaron la lucha de enseñar a leer y a escribir a la mayoría del pueblo colombiano ya que, a los gobiernos de turno, salvo excepciones, no les interesaba mucho instruir a los ciudadanos por lo que dije antes, “era peligroso” que los humildes aprendieran. El concepto de erradicación del analfabetismo se basó en que los colombianos aprendieran a leer, escribir y las cuatro operaciones básicas matemáticas.

Urge una revolución de la lectura y no solo leer por leer, hay que comprender lo que se lee, entender lo que le quieren decir a uno, analizarlo, debatirlo y actuar en consecuencia, como seres humanos.

Con la llegada de nuevas tecnologías, idiomas de las mismas, extranjerismos, acentos, jergas y redes sociales, el concepto de idioma castellano ha variado drásticamente a tal punto que, a veces, no nos entendemos entre nosotros mismos. Mucho más cuando se trata de comunicación con las nuevas generaciones que, con las redes, usan una mezcla de siglas en inglés con “palabras” a las que se eliminaron las vocales, “emoticones”, además de expresiones que podrían ser calificadas como “barbarismos”, por los pocos puristas del idioma que aún quedan.

Así, de esta forma, ha nacido una nueva generación de analfabetas, de todas las edades, que, por pereza, falta de criterio o lo que todos llaman “no tener tiempo”, no leen o si lo hacen, leen mal, o no entienden lo que leen o se crean una versión diferente de lo que quiere expresar el autor del texto, sin contrastar ni profundizar.

Saber leer implica una construcción mental de unir letras para formar palabras, estas a su vez unidas con otras, forman oraciones y frases que después crean una idea y un concepto. Saber leer es todo un proceso de creación humana, que nos diferencia de otras especies y en lo que está implícito la comunicación para poder vivir en sociedad.

Pero este proceso no lo hacen la mitad de los colombianos, ya que, como dije antes, las personas no saben leer. Y no es para ofender a nadie, basta oír lo que expresan los líderes de la oposición “inteligente” para preguntarse, ¿de dónde sacan esas “ideas” ?, si así se les puede denominar. Los argumentos no resisten una lectura seria con análisis incluido. Y eso que ellos son los “faros” de esos súbditos, que les obedecen ciegamente, y me atrevería a decir, sin entender lo que plantean esos “líderes”, porque si lo hicieran ya no los seguirían. La formación de esa masa de gente obediente hasta hacerse matar por sus “jefes” se basa precisamente en que no lean y mucho menos entiendan. Dan grima los “argumentos” dados por muchos de estos “borregos” (presento disculpa a los borregos por si se sienten ofendidos con la comparación), para salir a protestar y estar en contra del primer gobierno democrático del país. 

La conclusión de muchas personas que no son de esos “seguidores”, sino realmente pensantes, es que salieron a protestar para que les quitaran o dejaran de darle sus derechos. ¡Qué argumentos, si se les puede denominar así, tan pobres, falsos, mentirosos, calumniosos y que demuestran una ignorancia que da tristeza! ¿Qué futuro les espera a las nuevas generaciones de colombianos, en manos de la extrema derecha y sus siervos? Como dice un meme de las redes sociales: “Cuando estés viejito cuéntale a tus nietos, que una vez saliste a marchar para que no te pagaran horas extras ni dominicales”. No conozco el autor, pero desde aquí le doy todos los créditos por su creatividad, además de mi respeto y agradecimiento.

Muchos colombianos no saben leer, literalmente no saben, otros que no quieren leer, son una gran cantidad y otros que no les gusta leer, ¡ellos mismos lo manifiestan y están orgullosos de esa “cualidad”! Una gran mayoría no quieren salir de su ignorancia, prefieren seguir creyendo en el “mesías” y sus discípulos, para que los sigan tratando como ovejas arrebatándoles todos sus derechos, pero es que parece que eso les gusta, parece que tuvieran un placer extrasensorial del cual no quieren salir. Sus actos son ilógicos a todas luces, atacan, agreden, para evitar unas reformas necesarias para el desarrollo de un país.

Urge una revolución de la lectura y no solo leer por leer, hay que comprender lo que se lee, entender lo que le quieren decir a uno, analizarlo, debatirlo y actuar en consecuencia, como seres humanos.

Hay frases que expresan esa necesidad de leer, como el subtítulo de esta columna, atribuida a Mafalda la niña rebelde latinoamericana, creada por Quino. Otra de ella es: “¿No sería hermoso el mundo si las bibliotecas fuesen más importantes que los bancos?”

Para terminar, una contundente de Mark Twain, el escritor norteamericano, autor de obras literarias como “Las aventuras de Tom Sawyer”, Las aventuras de Huckleberry Finn” “Un yanky en la corte del rey Arturo” y “El príncipe y el mendigo” entre muchas: “El hombre que no lee, no tiene ninguna ventaja sobre el que no sabe leer”

 

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

*Texto publicado originalmente en: https://www.sonoticias.com.co/