Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-
Imagen tomada de : Portal CNC+ |
Una de las características más sobresalientes de una sociedad conservadora, como la colombiana, es esa especie de aversión al cambio, presente en la mayoría de sus miembros. (ver: El miedo al cambio – Proclama del Cauca y Valle) Esta metástasisiofobia, que es el nombre culto del miedo al cambio, muchas veces se manifiesta en el sabotaje, e incluso, autosabotaje a las propuestas de innovación social, planteadas e intentadas por una que otra oveja negra.
El ruido que hábilmente amplifica la mal llamada “gran prensa nacional”, alrededor de las críticas o las inconformidades, hechas públicas por un sector del Pacto Histórico, frente a la conformación de las mayorías en el Congreso de la República, los miembros del comité de empalme y hasta los nombres de quienes acompañarán a Gustavo Petro y Francia Márquez, en el gobierno nacional; es una muestra de esos intentos de sabotaje y auto sabotaje al cambio, presentes en la ciudadanía colombiana. Les invito a que vamos con despacio.
Cabalgando
a sus anchas, sobre el lomo de la insoportable corrección política, la clase
dirigente tradicional, ha sabido aprovecharse de los intentos de cambio,
liderados por algunos movimientos sociales, de odiosas manías culturales de la
humanidad como el racismo, la homofobia, la misoginia, la xenofobia y el
chovinismo; para mantener su statu quo, es decir; paradójicamente, el
conservadurismo patriarcal, fóbico y rezandero, ha refinado sus mecanismos de
control social, por medio de las reivindicaciones liberales.
Una vez
calculadas las apetitosas posibilidades políticas y sociales que brindan la
corrección política, junto con los llamados a la reconciliación y la
construcción de la Paz, hechos desde la dirección del Pacto Histórico; la clase
dirigente tradicional, a través de
algunos medios de comunicación, hábilmente ha venido manipulando la creación de
una matriz de pensamiento comunitario alrededor de ideas como la armonía, la
concordia y el consenso, para intentar acallar las voces del disenso y de la
crítica. Sigo explicando.
Ya en un
escenario de pretendido “Cambio” y de pretendidas “buenas maneras”, resulta
odioso, polarizador y hasta vandálico, levantar la voz para señalar las
deficiencias, corruptelas y delitos del régimen saliente, ahora, supuesto nuevo
amigo del Petrismo y mucho más grave, si se hace para expresar alguna
preocupación, inconformidad, descontento, crítica o rechazo en la conformación
del gobierno del cambio, sobre todo, si se tiene en cuenta que su cabeza
visible, constantemente usa simbolismos de diálogo y reconciliación.
Ante las intenciones de los de siempre, de aprovecharse del llamado a TODA la sociedad, al diálogo, el perdón y la reconciliación, lanzado por el Pacto Histórico; la incorrección política del senador Gustavo Bolívar, termina siendo un buen mecanismo de defensa de las promesas de cambio del Pacto
Este,
aparentemente confuso, panorama político, creado y amplificado por las élites político-económicas,
derrotadas electoralmente, sirve tanto para crear cortinas de humo sobre el
pillaje de los gobiernos pasados, como para esconder peligrosas maniobras de
mantenimiento de algunos mecanismos de violencia e impunidad, profundamente
enquistados en la institucionalidad estatal y privada, que pudieran ser (y
serán) usados convenientemente, a la hora de atajar peligrosos cambios del
modelo socio-económico, que puedan atentar contra las mal llamadas “Gentes de
Bien”.
Para mayor
entendimiento. El abrazo de Petro con Hernández, la conversada entre Uribe y
Petro, la foto de Lafourie y César Pachón, así como las múltiples maromas de
Barreras y Prada, para alcanzar la llamada gobernabilidad parlamentaria,
podrían ser interpretadas, mejor; son interpretadas por la clase política
tradicional, como una señal propicia, para avanzar en la reconquista de sus
feudos electorales regionales, a través de una que otra entidad descentralizada
o la manipulación del llamado del petrismo a replicar el esquema de Frente
Amplio, en los departamentos y municipios. La invitación a sabotear el cambio
desde adentro.
En la imagen algunos de los personajes que han sonado para hacer parte del gabinete de Petro |
De otro lado, los llamados a la reconciliación nacional y a la conformación del Frente Amplio Nacional, pudieran ser entendidos por un buen sector de la sociedad colombiana, como una especie de perdón social a la clase politiquera corrupta, mucho más, si como es posible que pase, la gobernabilidad de Barreras, Prada y demás estrategas llegados al Petrismo, se termine materializando en la entrega de direcciones, gerencias, consejerías y asesorías a las fuerzas del Frente Amplio, dejando en segundo plano a las fuerzas de base del Pacto Histórico, esto sin contar con, el hasta ahora, desconocido papel de la vicepresidencia en la conformación del gobierno nacional. La posibilidad del auto sabotaje por miedo al qué dirán.
Para ir finalizando.
La voz, en apariencia disonante, impertinente e incorrectamente política del
senador Gustavo Bolívar, se muestra como el puntal de una gran corriente de
opinión, a la que el suscrito se ha adherido, que considera que, en aras de
superar el miedo al cambio, es necesario seguir señalando la corrupción y el
delito de los pasados gobiernos nacionales y de algunos en lo regional y local.
Así mismo, quienes respaldamos la incorrección política del senador Bolívar,
consideramos que, efectivamente, hay que trabajar incansablemente por el
diálogo y la reconciliación nacional, pero dicho diálogo debe ir dirigido a
acabar con la violencia en los territorios y no como mecanismo de transacción
de la llamada gobernabilidad.
Corolarios:
1- * Ante
las intenciones de los de siempre, de aprovecharse del llamado a TODA la
sociedad, al diálogo, el perdón y la reconciliación, lanzado por el Pacto
Histórico; la incorrección política del senador Gustavo Bolívar, termina siendo
un buen mecanismo de defensa de las promesas de cambio del Pacto.
2- * Respecto
a la posibilidad de auto sabotaje desde el petrismo, habría que citar
nuevamente a Vicente Feliú: “...desde hoy nuestro deber es defenderte de ser
Dios.”[1].
[1] Aparte de la letra de: Una Canción necesaria de Vicente Feliú.