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| Imagen tomada de La Silla Vacía. |
Por: Hernán Riaño
Los uribestias, no contentos con no tener nada, tratan a sus compatriotas como enemigos, si pudieran, les darían bala, así lo han manifestado en muchos escenarios, hasta candidatos políticos y humoristas abogan por la desaparición física de quienes quieren que todos tengan una mejor calidad de vida.
Este juego de definiciones ha surgido en las redes sociales a propósito del papel de cada uno de ellos en nuestra sociedad. Veamos, Uribista es el narco ultraderechista, dueño de empresas, lavador de dinero, traficante de drogas, personas, armas, oro, o cualquier elemento que produzca dinero de forma ilegal, terrateniente, saqueador del Estado o miembro de partidos políticos que representen estas actividades. Tienen mucho dinero, y quieren muchísimo más, sobre todo, el dinero de todos los colombianos, el cual debería ser destinado a la salud, pensiones, educación, medicamentos, vivienda y en general cualquier cosa que beneficie a los pobres.
En cambio, el uribestia, es aquel pobre estúpido, estrato 0, 1, 2 y 3 que no tiene empleo, salud, educación, vivienda ni, en general, lo que dignifica la vida del ser humano, porque el uribista se lo robó. Pero este miserable lo defiende a ojo cerrado, hasta con su vida, porque se siente rico como el primero.
En épocas de la esclavitud, los llamaron cipayos, hoy no se le conoce adjetivo destinado a esos seres que prefieren a sus verdugos que a sus pares. No dudan en atacar a quien levanta la voz para defender los derechos de todos, hasta los de esos mismos uribestias. Atacan hasta físicamente a quien protesta por el despojo de los derechos que ha hecho la oligarquía, antes conservadora-liberal y hoy unificada en torno a Álvaro Uribe Vélez como el gran mentor de los negocios ilícitos, del saqueo de los recursos públicos y de la violencia que, en los últimos 40 años, desde que él apadrinó las Convivir, madre de las autodefensas, hasta la fecha con todas sus secuelas.
Estos personajes característicos, pero no exclusivos de la fauna colombiana son esclavos, sicarios y asesinos que cumplen los deseos sin chistar de quienes consideran sus líderes naturales, todos ellos reconocidos de la ultraderecha, el paramilitarismo y la corrupción.
Pero lo más llamativo es que los encopetados copartidarios del expresidente y él mismo no los respetan, solo los utilizan, tanto para que los elijan, como para les hagan el trabajo sucio de traficar, ser los mandaderos de la droga, asesinar, desaparecer, torturar, desplazar, violar, y hacer todo lo que las derechas no hacen directamente; para eso los tienen a ellos. Además, los tratan como lo peor, en sus caras les dicen que no tienen derecho a la salud, a pensionarse, o por lo menos a recibir una ayuda por parte del gobierno, a la educación, al acceso a los derechos que garantiza la Constitución Nacional ni a cualquier beneficio o subsidio que les otorgara el Estado.
Lo hemos visto, primero, con el hundimiento de las reformas que pretendían solucionar muchas de estas falencias, luego con las demandas ante las altas cortes que esos mismos uribistas han interpuesto para que ningún, léase bien, ningún derecho llegue al pueblo colombiano, todo incluyéndolos a ellos, a los uribestias, los que le sirven de soporte al expresidente y sus socios.
Y desde el “ex” Uribe hasta los funcionarios de más bajo nivel que profesan esa nefasta corriente, se lo dicen en su propia cara, que no tienen derecho a tener derechos, que son ciudadanos de quinta, que los únicos que pueden son ellos, los oligarcas. De todas las formas se lo hacen saber, esa es una de las banderas del Uribe, como campaña electoral, que les va a quitar todos los derechos recuperados por Petro y su gobierno, las horas extras, el pago completo de dominicales y festivos, la jornada nocturna vuelva a empezar a las 10 de la noche, que la salud siga en manos de las EPS, que los fondos de pensiones les sirvan para que ellos puedan hacer sus negociados, que se les devuelva la tierra a los despojadores o ladrones de baldíos de la nación, como es el caso de la misma familia de Uribe y demás yerbas, que se acabe el programa de salud a su casa, que no haya agua para los colombianos, que vuelvan los apagones y cobros abusivos a las comunidades que hoy tienen energías limpias, que vuelvan los empresarios que han explotado a los colombianos con muchos servicios que debiera prestar el Estado pero por el neoliberalismo de la ultraderecha se volvieron negocios muy lucrativos a costa de los colombianos. Ahora Uribe se destapó, no quiere aumentos en el salario mínimo con diferentes excusas, de que se van a quebrar los empresarios hasta que habrá desempleo masivo, falacias ya demostradas desde que asumió el gobierno Gustavo Petro.
Además, estos uribestias fanáticos son los que los han subido al poder para que nos exploten. Lo hemos visto en las elecciones regionales, por ejemplo, en la última atípica en Bucaramanga, en donde han padecido todo el cáncer producido por este sector político, ya no tienen ni transporte público, volvieron a elegir a un espécimen representante de este sector corrupto.
Esos, los uribestias, no contentos con no tener nada, tratan a sus compatriotas como enemigos, si pudieran, les darían bala, así lo han manifestado en muchos escenarios, hasta candidatos políticos y humoristas abogan por la desaparición física de quienes quieren que todos tengan una mejor calidad de vida y unos derechos humanos y constitucionales para todos, ellos incluidos.
Aquí es obligatorio preguntar nuevamente: ¿Cuál de las reformas que ha impulsado el gobierno del cambio no beneficia a los pobres, miserables y en general a todos los colombianos? Reto a algún uribestia a que me conteste, con argumentos, cual perjudica a la sociedad colombiana y el por qué. Obviamente, casi estoy seguro de ello, habrá un silencio muy incómodo para esos que quieren que vuelvan al gobierno Uribe y sus buenos muchachos.
Es muy embarazoso hacer este análisis de quiénes han perjudicado al país, pero es necesario ponerle cara a esos que tanto han perjudicado al país, los primeros, son multimillonarios y lo hacen para su beneficio, eso está muy claro y los otros, los que no tienen ni en qué caerse muertos, son los actores fundamentales, sin ellos, los mafiosos neoliberales nunca hubieran podido llegar al poder para poner en práctica sus políticas de saqueo y expoliación, han sido su soporte fundamental, pero pasan de agache y, peor, siguen alimentando a esa bestia de 7 cabezas que representa el uribismo con su violencia, despojo y saqueo del país.
Para terminar, destaco lo paradójico, entre peor los tratan sus patrones, entre más les quitan derechos, entre más les dicen que son unos brutos, ignorantes y estúpidos, más los ayudan, más están al servicio de ellos, más amenazan a quienes luchan por tener una sociedad más equitativa, más atentan contra sus conciudadanos y no quieren dejar de ser uribestias. Pero es necesario exigirles a los uribestias que asuman su responsabilidad histórica y su papel en la imposición del neoliberalismo en nuestro país, con el consecuente deterioro de la calidad de vida de los colombianos, la violencia, los asesinatos, desplazamientos, masacres y desapariciones que han representado cerca de 400 mil muertos, todo un genocidio a cuentagotas. No solo Uribe y sus cómplices directos son responsables, también los que lo apoyan y defienden a toda costa. No se trata de venganzas ni generar más violencia, solo que con el simple acto de que ellos asuman sus culpas avanzaremos en edificar una sociedad más justa y próspera. Claro que algunos me dirán que es una utopía y puede ser, pero soñar no cuesta nada.
*Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad. Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.
Esta columna fué publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.


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