LA VITRINA DE LA CONVERSA

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martes, marzo 04, 2025

Con esos abogados…

 

En la imagen: lado izquierdo (arriba Álvaro Uribe, abajo Senador Iván Cepeda),
 lado derecho (abogados de Uribe: Granados y Lombana)

Por: Hernán Riaño

En el largo proceso judicial de Álvaro Uribe, sus abogados, reconocidos como los más destacados y caros del país, le han apostado al uso del recurso del "vencimiento de términos", una vergonzosa y habitual estrategia jurídica que se aprovecha de la ineficiencia y la lentitud del sistema judicial colombiano.

Colombia es un país que ha sido calificado de santanderista por su inclinación a hacer leyes para todo, reformar la constitución cuando a algún presidente, léase Uribe, Santos y Duque han querido perjudicar a los colombianos, porque hay que decirlo claramente, desde la promulgación de la Constitución del 91, con la que se quería que la nación diera un salto a la modernidad, convirtiendo a los colombianos en verdaderos ciudadanos basados en la democracia y capitalismo, estos personajes con su visión oscurantista y feudal han querido derogarla como sea. Tenemos leyes para cualquier situación y les exigimos a los congresistas, para medir su trabajo, que saquen leyes sin importar si se cumplen o no. Y esa es la conclusión, muchas normas y poca o ninguna eficiencia en este poder público.  

Una parte importante de ese entramado llamado justicia son los abogados, graduados hasta principios del 70 del siglo pasado con el flamante grado o nombre de “Doctores en Derecho” (1), y me imagino que, por eso, así se siguen haciendo llamar, como si fuera parte integral e inseparable de su nombre: Doctor tal o cual.  Unos son muy juiciosos, los menos, que hacen especializaciones, maestrías y doctorados para ser más eficientes, para profundizar e investigar todos los factores jurídicos y sociales que rodean esta carrera. 

Hace unos años, no se ahora, se decía que si un estudiante no pasaba en otras carreras decidía estudiar derecho sin vocación ni deseos, como si fuera un premio de consolación, para no defraudar a su familia, solo por obtener un título profesional para que sus padres se enorgullezcan.

Con el paso del tiempo, la justicia se ha convertido en una mercancía que se puede comprar o vender y su precio depende de la influencia de los afectados, la gravedad del proceso y de quien depende la decisión. Y en ese juego perverso han tenido que navegar los abogados tanto honestos como los que no lo son, a quienes los jueces, que también son abogados, sustanciadores, secretarios y hasta los mensajeros, presionan para poder ganarse, mínimo “lo del almuerzo”, aprovechando la cantidad de procesos y la ineficiencia judicial, que según muchos entendidos también depende el estado y la situación a la que se ha llevado a la justicia. Muy recordado el llamado cartel de la toga, en el que magistrados de la Corte Suprema de Justicia vendían sentencias al mejor postor.

Como consecuencia de la demanda de estudiantes que no podían encontrar un cupo para otra carreara y a la mediocridad de muchos, algunas universidades los acogieron y para que se pudieran graduar bajaron sus estándares de exigencia, llegando a acabar las tesis de grado, en su lugar supliéndolas por los “preparatorios” que son como unos exámenes “finales” integrales, que tienen unos valores en dinero y que según la fama de la universidad llegan a ser muy altos. Los abogados empezaron a salir con una preparación muy dudosa para garantizar, en el ejercicio de sus funciones, una sapiencia, experticia, imparcialidad y calidad de sus actos, que, para bien o para mal, afectan o no a los interesados. 

Esta situación es vox populi, como será, que el Doctor Germán Navas Talero, el mejor abogado penalista de este país, cuando fue representante a la cámara, propuso e hizo aprobar una ley que obliga a los graduados a hacer un examen que garantice su idoneidad para poder ejercer el derecho (2). A eso llegamos en este país. Esta ley se puso en vigencia en el segundo semestre del año 2.024 (3).

Con el juicio a Álvaro Uribe Vélez por fraude procesal y soborno en actuación penal, Colombia ha asistido a un espectáculo deplorable, de irrespeto e insulto total en contra de la justicia que hoy representan dignamente una juez, así como una fiscal delegada valientes y honorables, que no se han dejado intimidar por la imagen que representa el señor Uribe, que ha sido mencionado como protagonista directo y definidor, en episodios muy oscuros de la vida nacional, afectando a todo el país; ni por las presiones ejercidas en su contra con todo tipo de amenazas a ellas y sus familias; marrullas, “recursos”, “tutelas”, y usando lo más bajo de los procedimientos judiciales. Es una pelea muy desigual. 

Durante todo el proceso al señor “ex”, que lleva más de tres años, protagonistas indiscutibles han sido sus abogados, dizque los mejores del país y los más costosos, quienes han sido famosos por “sacar” libres a muchos de sus poderdantes, con una herramienta muy utilizada en Colombia debido a la ineficiencia y lentitud de la justicia: El “vencimiento de términos”, que consiste en que la justicia deja vencer el plazo máximo para hacer las actuaciones que definan cualquier proceso judicial. Ellos, con sus malas artes, logran que la justicia no actúe dentro de esos plazos y por favorecimiento al procesado sale libre, aunque no inocente.

El espectáculo deprimente de la actuación de los jurisconsultos, al que hemos asistido desde el comienzo del proceso y en estos pocos días de juicio, reveló una fotografía de lo que es la justicia en Colombia. Da pena propia y ajena estar en un país en el que el poder, el dinero, el nombre y otras circunstancias determinan quien sale o quien se queda en una cárcel, quien es inocente y quien culpable, quien debe pagar una condena y quien no, no importa lo que haya hecho, como en este caso que muchos delitos de los que es acusado en este y otros casos, puedan ser calificadas de lesa humanidad como las 6.402, mal llamados falsos positivos y que en realidad son ejecuciones extrajudiciales, aunque el “ex” dijo que: “no estaban cogiendo café” para justificar esos hechos. 

Esos señores abogados, ¿cómo se atreven a llamarse representantes de la justicia?, si a lo que hemos asistido es a una serie de actuaciones que, si bien podrían estar permitidas, lo que denotan es un afán de que la justica no actúe y el señor “ex” salga por el vencimiento de términos que se cumplirá el próximo octubre, a eso le están apostando y no a que la justicia brille. Han demostrado una falta de ética total con la utilización de esos recursos marrulleros para lograr sus fines.

La señora juez ha tenido que llamarles la atención, y lo último en la semana que termina es que le comprobó al señor abogado que no tenía otras audiencias (4), como el argumentó, para seguir pidiendo aplazamientos, y ni siquiera se pone colorado y les presenta disculpas a los colombianos. Ante la integridad de la funcionaria decidieron poner otra tutela con el argumento de “desequilibrio procesal (5), al no permitirle al imputado ausentarse del juicio para asistir a otro de mucho menos relevancia que solo pretendía seguir dilatando los tiempos, para lograr el cometido.

Como conclusión, podemos señalar, que así logren sacarlo por vencimiento de términos, el señor Uribe ya es culpable ante la opinión pública, pues, como el juicio ha estado plagado de todo menos de argumentos para defenderlo y pruebas de ellos, sino que se han dedicado a sus trampas y argucias, no han podido, y quien sabe si podrán probar la inocencia del señor Uribe con pruebas contundentes. 

De este episodio salen varias reflexiones, la primera: ¿Las universidades como están formando a sus estudiantes de derecho? ¿Aún enseñan ética? ¿Los abogados se han hecho un examen de conciencia de su forma de actuar? ¿Seguirá siendo el dinero y el poder el que defina a la justicia? Antes de este juicio esos señores abogados y otros vinculados a la extrema derecha colombiana, eran como el modelo a seguir para los nuevos abogados, por la cantidad de dinero que ganan con los casos que llevan; ¿Seguirán siéndolo o habrá un alto en el camino para analizar si el derecho hará parte del cambio en Colombia?

La justicia es la base de la democracia, sin ella solo existe la ley del más fuerte.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.


(1) https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=92330

(2) https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=87186

(3)https://sirna.ramajudicial.gov.co/SiteAssets/Paginas/LEY19052018/240207%20Diapositivas%20Ley%201905.pdf

(4) https://www.facebook.com/share/p/19MrU9rdrk/

(5) https://www.facebook.com/share/p/1C6ZYLXrMy/

jueves, septiembre 14, 2023

ÉL SÍ DIO LA ORDEN


Imagen tomada de Diario del Magdalena

Por: Omar Orlando Tovar Troches -ottroz69@gmail.com-

Para verdades… el tiempo, pero no el de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el controversial y poderoso banquero colombiano, ese no, el otro; el del transcurrir de la vida, el que no perdona, el que no se detiene ni por amor, ni por dinero [1].

No creo que la confesión espontánea del imputado expresidente y ex senador Álvaro Uribe Vélez, según la cual, él sí dio la orden para que se llevara a cabo la horriblemente célebre operación Orión, en la que a punta de sangre y fuego se pretendió la pacificación (seguridad democrática) de la comuna 13 en la ciudad de Medellín; haya sido un episodio de senilidad, de improvisación oratoria, ni siquiera de mal logrado sarcasmo; mucho menos, cuando en el ambiente de la capital antioqueña resuenan las denuncias sobre los extraños vínculos entre actores armados ilegales y el pasado gobierno del hoy candidato del centro democrático a la alcaldía de esa ciudad.

La inesperada confesión se presentó en medio de las acostumbradas confrontaciones verbales de Álvaro Uribe con quienes lo contradicen o le increpan sobre su responsabilidad por la política de estado de los mal llamados “Falsos Positivos”, en la que se asesinaros miles de jóvenes para hacerlos pasar como guerrilleros, en cumplimiento de la estrategia de seguridad democrática, durante sus dos periodos de mandato en la presidencia de Colombia.

Probablemente esta confesión de parte no es más que otra muestra del gran poder que tiene el ex senador del Centro Democrático, soportado en su manejo de la Fiscalía y la Procuraduría, así como en la complicidad de un importante número de aliados políticos, pero sobre todo económicos (Los dirigentes de los grandes gremios de producción)

Si bien es cierto que los interlocutores del expresidente Álvaro Uribe le reclamaban por los Falsos Positivos, también lo es, el hecho de que, en uno de sus acostumbrados ataques de soberbia y de autoritarismo; el exmandatario colombiano se ufanó de haber dado la orden de ejecutar la Operación Orión, en la que, según algunos testigos: “el Estado llegó juzgándonos a todos como guerrilleros, como malandros, como asesinos. Ni siquiera hizo una distinción sino que empezó a hacer su incursión militar como si toda la Comuna fuera guerrillera, como si toda la Comuna fuera paramilitar. Como si toda la Comuna tuviera que ver con el conflicto[2]

Aunque la aceptación de responsabilidad de Uribe por esta oscura operación no es nueva, lo que si es nuevo es la actitud y el contexto en que ocurrió. La confesión se dio frente a una creciente presión por parte de los familiares de las víctimas de los falsos positivos y por las recientes y contundentes revelaciones de exparamilitares sobre los vínculos entre estos grupos ilegales y el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, todo esto, en el marco de la pugnacidad política alrededor de las elecciones de mandatarios locales y regionales, específicamente; la que se está presentando en medio de la lucha por la alcaldía de Medellín, uno de los bastiones de la derecha colombiana.

También sorprende que el habilidoso líder de la derecha colombiana haya atraído para sí, la atención de la opinión pública, justo cuando sus aliados, los dueños de la mal llamada gran prensa colombiana, habían dado la orden de arreciar la campaña de manipulación de la información para ensuciar la imagen del actual presidente de Colombia, Gustavo Petro. Es posible (elucubración del autor de estas líneas) que esta aparente confesión de parte, busque seguir relevando a la justicia colombiana, especialmente a la Fiscalía General, de tener que probar su total responsabilidad judicial por el terrorismo de estado implementado durante sus mandatos, en otra de las acostumbradas jugaditas del uribismo.

Desde mi humilde punto de vista, no creo que haya lugar para algún tipo de optimismo frente al avance de las investigaciones y/o enjuiciamiento del señor Álvaro Uribe, toda vez que, nada de lo que este controvertido personaje haga o diga es gratis, ni mucho menos improvisado.

Probablemente esta confesión de parte no es más que otra muestra del gran poder que tiene el ex senador del Centro Democrático, soportado en su manejo de la Fiscalía y la Procuraduría, así como en la complicidad de un importante número de aliados políticos, pero sobre todo económicos (Los dirigentes de los grandes gremios de producción), quienes, durante más de 20 años han convivido y se han enriquecido mutuamente bajo un indecente manto de impunidad.

Nos quedaría el consuelo de que, por una u otra razón, la presión de las ciudadanías libres y decentes logró que el dueño del Ubérrimo expresara públicamente que Él si dio la orden, aunque reitero, es muy probable que se trate de un acto más de exhibicionismo de su poder.

La ñapa: Se llegó la fecha de decidir si realmente queremos el cambio en la forma de hacer política y de manejar lo público, si queremos que haya justicia, verdad y reparación o si lo que queremos es que los poderosos se sigan enriqueciendo a costa de la miseria, la violencia y la muerte. Así de sencilla, pero así de importante es nuestra decisión, a la hora de votar este 29 de octubre. Votar bien o votar por lo mismo. (Recomendado: Elecciones 2022: ¿Votar bien o Votar lo mismo? En el canal YouTube de La Conversa de Fin de Semana)



[1] Referencia a la letra de “Maestra vida” compuesta por Rubén Blades.

[2] Extracto del relato de “Martha Cecilia Rugeles, una habitante de la Comuna 13, en Medellín”, tomado de [Audio] Operación Orión en la Comuna 13 de Medellín, 16 años después | la fm