LA VITRINA DE LA CONVERSA

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jueves, febrero 13, 2025

A diferencia de Twitter, con Trump, el señor Musk está haciendo valer su inversión

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas

Editor: Francisco Cristancho R.

En Colombia, la derecha y algunos desinformados criticaron al presidente por su reclamo al gobierno de Trump. En contraste, en México, la presidenta Claudia Sheinbaum recibió un apoyo contundente al enfrentar exitosamente la actitud desafiante de su homólogo estadounidense.

Durante la semana anterior no fueron pocas las veces en que no dábamos crédito a las noticias que leíamos o veíamos. Ante la mirada de todos y con la certeza de que tiene pocos o nulos controles, Trump y su gobierno supremacista han puesto en marcha el temido Project 2025. El principal enemigo, aunque cueste distinguirlo entre tantos blancos de su odio, es el empleo público. Según cuenta la prensa, Trump delegó a Elon Musk la tarea de implementar en el gobierno federal un modelo como el que aplicó en Twitter -ahora X-, basado en el máximo recorte posible de personal. No importó a Trump que esta estrategia, probada y fracasada aquí y acullá, haya contribuido a que X perdiera más del 70% del valor comercial que otrora tuvo y que pagó por ella su compinche.

La ejecución de esta directriz dada por Trump ha dejado anonadados a muchos. Son conocidas las incursiones de la ‘agencia’ liderada por Musk –que no es agencia ni entidad gubernamental de ninguna clase– con el propósito de obtener información sin protocolo o vigilancia alguno y por ende sin limitación. Los funcionarios públicos que se han opuesto o intentado impedir este desafuero, que compromete la seguridad del país y de sus ciudadanos, han sido despedidos, enviados a vacaciones, o despachados a otros cargos.

Mientras los empleados de Musk escarban la información del gobierno federal, a las afueras de las instituciones gubernamentales se observan escenas inéditas: decenas de congresistas, la mayoría -si no todos- demócratas, se agolpan en las entradas con el propósito de ejercer su rol de vigilancia sobre el poder ejecutivo, con tan mala fortuna que en la puerta les esperan agentes de seguridad que impiden sin fundamento legal su ingreso. Ciudadanos estadounidenses, entre ellos supuestos agentes del orden, obstruyen ilegalmente a sus representantes el acceso a propiedad pública, una contradicción tan absurda como diciente del estado de la democracia en Estados Unidos.

En un país donde la prohibición ha sido tradición, sorprende que haya carta blanca para un personaje como Elon Musk, quien se ha asegurado de que su inversión en Trump produzca réditos. Sus caprichos, sus abusos y su evidente desdén por la humanidad camparán a sus anchas por los próximos cuatro años, y ello prueba la necesidad de plantarles cara desde temprano, como lo hizo –a nuestro juicio con acierto– el presidente Petro.

En Colombia fueron muchos quienes cuestionaron al Presidente de la República por su reclamo justo al gobierno Trump y no pocos porque vieron comprometidos sus intereses, unos ostensibles –piensen en los exportadores– y otros risibles –como aquellos que gritaban Fuera Petro luego de que les fuera postergada su cita en la sección consular–. Por oposición, en México hubo un respaldo sin ambages a la presidente Claudia Sheinbaum, quien encaró y superó con éxito la bravuconada de su homólogo estadounidense. No importó al gobierno de Sheinbaum ni a los líderes políticos y gremiales si por unos días iban a ver afectados sus planes de viaje o el tránsito por la frontera, pues sabían que era el momento de pararse firmes ante el matón y aparentemente la estrategia funcionó.

Adenda: qué sablazo el de los chinos a Elon Musk y a Silicon Valley. Despacio y en silencio, como es su costumbre, China gestó una herramienta de inteligencia artificial que puso a temblar a sus pares en Estados Unidos y les causó una pérdida significativa de su valor comercial. Con prácticas semejantes, los chinos desplazaron a Tesla como el mayor productor de vehículos eléctricos y a la fecha lideran, aún con un trato comercial injusto, este segmento del mercado en Estados Unidos y una centena de países más.

¡Nos leemos la próxima semana!

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.

lunes, noviembre 18, 2024

Los medios de los medios



Por: Hernán Riaño

Día tras día, los medios de comunicación corporativos tradicionales de nuestro país se degradan más; para ellos ya no hay límites, honestidad, honradez ni mucho menos ética.

Pero los medios son una forma de hacer información y ejercer el periodismo, o lo que llaman ahora “comunicación social” por unos personajes que se han graduado en unas universidades que los preparan para todo menos para tener las calidades que mencionamos, sobre todo la ética, que debe tener toda persona y sobre todo los que se dicen profesionales en un oficio tan delicado como es comunicar la verdad que afecta a una sociedad.

En Colombia, y ya lo he mencionado en otras columnas, el periodismo solo había sido ejercido por unos medios de propiedad de las élites que han gobernado mal el país, solo para su propio beneficio. Esos periódicos, emisoras y canales de televisión y sus periodistas decían la última palabra en opinión pública, sí, porque ellos eran la opinión pública y se autodenominaron sus voceros. De propiedad de empresarios y políticos de los partidos tradicionales (el liberal y el conservador), fueron actores fundamentales en las masacres y asesinatos en la llamada violencia política de los años cuarenta, cincuenta e inicios de los sesenta. 

El periódico El Siglo, del conservador Laureano Gómez, quien fuera presidente de la república y de muy mala recordación para los liberales por las políticas de exterminio que impulsó a quienes declaró como sus enemigos. El otro diario conservador La República de Mariano Ospina Pérez y su esposa Bertha Hernández Ospina Pérez con una influencia ultraderechista con acciones parecidas a sus colegas de partido.  Por el lado liberal estaban El Tiempo de la familia Santos de la cual han salido dos presidentes, un nefasto vicepresidente, Pachito, el supuesto promotor del bloque capital de las autodefensas, y de varios periodistas de renombre que hoy le hacen oposición al señor presidente Gustavo Petro y El Espectador de la familia Cano, cuyo director, Guillermo Cano, ejerció un periodismo calificado como decente e imparcial por muchos en el país, asesinado por sectores del narco paramilitarismo, pero que su sucesor Fidel, hoy dirigiéndolo también, se propuso hacer oposición y atacar inmisericordemente a la democracia y a su primer representante Gustavo Petro. Es de anotar que hoy este diario es de propiedad del grupo Valorem de la familia Santodomingo.

Las nuevas ciudadanías ya no sintonizan las emisoras ni canales tradicionales, no leen periódicos, toda la comunicación que los surte viene de los influenciadores progresistas, de periodistas independientes y de otros medios alternativos que hacen investigaciones serias y denuncias respaldadas con verdaderas pruebas.

Los partidos políticos y sus empresarios también tuvieron sus ramificaciones en la radio y la televisión de nuestro país, como la cadena RCN, radio y televisión, de los conservadores y hoy de propiedad del grupo Ardila Lülle, quienes han ejercido un muy oscuro periodismo y hasta empresas de ese grupo han sido mencionados como financiadores de los paramilitares en la JEP. Hay “periodistas reconocidos” de ese conglomerado que se caracterizan por las calumnias, montajes y mentiras para desestabilizar el gobierno.  Caracol radio, hoy concesionario de forma muy dudosa del Canal 1, perteneció a la familia López Michelsen y otros socios que se la vendieron al Grupo Santodomingo y éste al conglomerado Prisa de España, con una actividad en favor de las derechas de ambos países. Valorem, al quedarse sin emisoras, compró estaciones independientes y creo Blu radio con la que están haciendo una labor perversa en contra del país y que desdibuja el verdadero periodismo. Otro actor es Semana del grupo Guilinzki, del que uno de sus propietarios se declaró “trumpista” y uribista y que quería hacer de ese medio un vocero de la extrema derecha colombiana, sabemos quién es su directora, su “periodista” de mostrar y sus actuaciones.

Con este panorama de “calidad” informativa llegó Gustavo Petro a la presidencia, y desde la campaña y ante el descrédito y mala fama de los políticos tradicionales, esos medios corporativos se convirtieron y se constituyeron en la verdadera oposición política del candidato, en esos momentos, y del hoy gobernante. Su estrategia es defenestrar al gobierno democrático por la vía que sea, inclusive muchos autodenominados “periodistas” le sirven de altavoz a los ultraderechistas que piden hasta la muerte del señor presidente. Las tácticas se han concentrado en inventar mentiras, armar montajes, difundir calumnias, servir de eco a los politiqueros y economistas de ultraderecha para desautorizar las realizaciones del gobierno, contratar “expertos” neoliberales con los que pretenden fabricar verdades muy lejanas a la realidad. Pero nada de esto les ha funcionado como ellos quieren, sus mentiras se caen antes de que las crean, sus calumnias se enfrentan con la realidad de los hechos y sus analistas y expertos siempre quedan al descubierto ante las aclaraciones de Petro o de miembros de su gobierno. Ellos viven tramando nuevas tácticas con las que pretenden quitarle el apoyo popular al gobierno.

Hoy vemos como nuevas formas de desinformar, es adjudicarle a la ultraderecha las obras y realizaciones del gobierno. La más descarada ocurrió con la pasada COP 16, lo primero que dijo uno de estos egregios “periodistas” fue que ese evento no era nada y que nadie iba a ir a Cali ni a visitarlo ni a cubrir el evento, por ello lo sacaron de su emisora. Ante el éxito mundial de la COP 16, muchos comunicadores decidieron decir sin recato, sin ponerse colorados, que tanto la consecución para la capital vallecaucana, como su funcionamiento y realización fueron de ¡la gobernadora del departamento del Valle y del alcalde de Cali! Esto sin mencionar muchas otras actuaciones que les han adjudicado a gobernantes locales y que con la complicidad de esos politiqueros corruptos quieren imponer como verdad quitándole los méritos a sus verdaderos autores, el actual gobierno, todo para evitar que el progresismo continúe en el año 2.026. Ya se decidieron a hacer las cosas sin ocultar sus verdaderos motivos, seguros de que un sector estúpido de la población les cree y les sirve para difundir las mentiras y calumnias, ya que esos ciudadanos, en su gran mayoría uribistas convencidos y otros que ni siquiera se atreven a pensar, porque eso implica poner a trabajar al cerebro y ellos no saben como se hace, les creen a ojo cerrado. 

Afortunadamente para el país, muchos colombianos, básicamente los jóvenes, se han dado cuenta que las actuaciones oscuras de esos medios corporativos y sus medios para fabricar las noticias mentirosas, y han migrado, a la internet y las redes sociales. Ellos ya no sintonizan las emisoras ni canales tradicionales, no leen periódicos, toda la comunicación que los surte viene de los influenciadores progresistas, de periodistas independientes y de otros medios alternativos que hacen investigaciones serias y denuncias respaldadas con verdaderas pruebas.

Ya no son los “columnistas de opinión” los que imponen la verdad. Hoy ya se ve una nueva forma de encontrar la verdad que es la corroboración de las fuentes, la confrontación de lo que dicen los que, otrora, se creían dueños de la verdad. Ya nadie respeta ni mucho menos les tienen miedo a las vacas sagradas del periodismo como se conocían en otra época y a los que nadie se atrevía a contradecir.  Hoy, esos jóvenes están creando una nueva forma de informar con lujo de detalles. Puede haber excesos, es cierto, pero es que nadie les enseñó, el ejemplo que tuvieron fue el de esos medios que hoy confrontan y hacer eso lo están aprendiendo sobre la marcha. Pero se ve un gran futuro para la nueva forma de hacer historia.

El periodismo, hoy es un oficio muy degradado, sus actores aparecen como los grandes mentirosos y calumniadores del país, solo sostenidos por unos medios caducos y que solo defienden sus intereses y su modus vivendi y la de sus propietarios, con una miopía que asusta porque con esa forma de actuar nos está llevando a los colombianos, de tener éxito, a un futuro muy oscuro y de mayor miseria. Esto se refleja con la crisis de credibilidad que hoy los acompaña y como consecuencia directa la situación financiera que hoy tiene a muchos de esos medios al borde de una crisis económica sin precedentes en el país.  La mentira y la calumnia tienen su precio.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Esta columna fue publicada originalmente en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.