LA VITRINA DE LA CONVERSA

domingo, enero 19, 2025

A Colombia la está matando la (falta de) pereza


Imagen tomada de: https://www.instagram.com/tips.empresariales/

La pereza es la chispa oculta de la motivación.

En un mundo obsesionado con la productividad, reivindicar la pereza puede sonar a blasfemia. Pero, aunque sea polémico, me parece clave afirmarlo: la pereza no solo es necesaria, sino que es la chispa oculta de la innovación. Mientras el culto a la disciplina nos arrastra por horarios estrictos y rutinas repetitivas, es en esos momentos de "hacer nada" donde realmente se gesta el futuro. 

En Colombia, el culto a la explotación laboral ha alcanzado niveles alarmantes. Aquí, trabajar horas extra sin compensación no es visto como un abuso, sino como una medalla de honor. Se glorifica el "echarle ganas" sin importar los costos personales, y cuestionar esta dinámica es casi un acto de traición. En relación a ello, las tasas de burnout y enfermedades mentales cada vez son más altas en el país. 

Pensemos en el plano personal. Cuando nos permitimos descansar, divagar o simplemente procrastinar con estilo, algo curioso sucede: nuestro cerebro empieza a conectar puntos que parecían inconexos. Aprender algo nuevo, leer por placer o incluso ver memes no es una pérdida de tiempo; es una inversión en creatividad. Las grandes ideas no surgen en maratones de trabajo sin fin, sino en esos momentos de ocio en los que la mente divaga libremente. Desconectarse es una forma de recargarse. 

En el ámbito organizativo, la historia no es muy diferente. Empresas atrapadas en la trampa de la "productividad" terminan optimizando lo ineficiente: más reuniones, más KPIs, más burnout. En cambio, aquellas que valoran los espacios para la experimentación y el aprendizaje fuera de las tareas rutinarias generan verdadera innovación. La rigidez y la repetición matan la creatividad, mientras que el tiempo disponible para explorar caminos nuevos permite optimizar procesos y encontrar soluciones frescas. 

Esta misma lógica aplica al sector público, donde la innovación es urgente pero frecuentemente asfixiada por la burocracia y la repetición de prácticas obsoletas. Crear espacios para el pensamiento libre y el aprendizaje fuera de las estructuras tradicionales podría ser la clave para resolver problemas de políticas públicas con soluciones novedosas y eficientes. Sin tiempo para pensar de forma creativa, las instituciones públicas corren el riesgo de perpetuar sistemas ineficientes en lugar de transformarlos. 

Así que, si aún dudas del poder de la pereza, mira a tu alrededor. ¿Cuántas veces una idea brillante ha surgido en una reunión programada? Probablemente menos de las que han nacido en una caminata sin rumbo o una conversación aparentemente trivial. La innovación no responde a horarios; responde a la libertad de pensar sin presión. 

Reivindicar la pereza no significa abdicar de la responsabilidad, sino entender que el tiempo no estructurado tiene un valor incalculable. Lejos de ser el villano que la narrativa productivista nos ha vendido, la pereza es la heroína silenciosa que nos permite optimizar lo que hacemos y cómo lo hacemos. Así que, la próxima vez que alguien te acuse de holgazanear, simplemente sonríe: podrías estar cocinando la próxima gran idea que cambiará el mundo. 

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*Columnista invitado: Consultor, análisis y visualización de datos y uso de IA 
 

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