ARTICULITOS, TRIQUIÑUELAS Y CORRUPTELA ELECTORAL
Por:
Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com-
Nuevamente,
como cada cuatro años, y mucho más durante el imperio del Uribismo en Colombia,
los políticos de los partidos tradicionales Liberal y Conservador, ahora
devenidos en feudos con otras denominaciones como Cambio, U, Colombia Justa,
Mira, Alas, Aico, ASI; se disponen gustosos a reformar por enésima vez, el
sistema electoral colombiano, eso sí, en aras de asegurar su permanencia en las
corporaciones públicas, ni más faltaba.
Otra
vez, mediante la indebida, pero muy efectiva presión (chantaje se arriesgaría
el opinador), algunos mañosos representantes a la Cámara, así como algunos más
experimentados, y a su vez, más mañosos Senadores, han logrado que las
anodinas, vacuas y hasta ahora inservibles agremiaciones de municipios y de
departamentos de Colombia, pongan en la agenda legislativa del Uribismo en
Cabeza de Iván Duque, la reforma de unos articulitos, para hacerse a las
esquivas untadas de mermelada de los presupuestos municipales y
departamentales, resguardados a través de la famosa Ley de Garantías
Electorales.
Al no
existir, por ahora, la posibilidad de la re-elección presidencial, la moneda de
cambio con la que hasta ahora comerciaban las agremiaciones de municipios y
departamento, con la Casa de Nariño, presupuesto, re elecciones y puestos en la
burocracia nacional, ha pasado de frente al plano de los presupuestos
regionales y locales. Los gamonales electorales de siempre, han encontrado en
el saqueo de los erarios departamentales y municipales, una moneda de cambio
eficaz, para asegurarse la financiación de sus campañas al congreso, a cambio
de la aprobación mayoritaria de la agenda uribista y la asignación de recursos
del orden nacional, para los juiciosos y obedientes mandatarios departamentales
y municipales que, a bien tengan, colaborar con la triquiñuela presupuestal.
Como la
reforma que asegura la permanencia de las y los de siempre en el congreso, es a
todas luces, odiosa para el ciudadano decente, que afortunadamente es mayoría,
así no vote, estos personajes de asombrosa astucia politiquera y leguleya, han
avanzado, apelando a anuncios vacuos de obritas y proyecticos; en una reforma
que permite seguir legalizando la corrupción e incluso el fraude electoral, al
otorgarle al Uribismo en cabeza de Duque, la facultad de nombrar a diestra y siniestra
Registradores afines a su causa y la de sus enmermelados amigotes, para
seguirse asegurando las arrodilladas mayorías que hoy se observa en el
congreso.
Ahora
es normal ver en departamentos y municipios a los congresistas de siempre,
anunciando aquí, allá y acullá, proyectos que supuestamente benefician a las
comunidades, así no hayan sido de su autoría, escondiendo convenientemente el
hecho de haber votado negativamente o hundido proyectos de defensa del medio
ambiente, la aprobación de tratados como el de Escuazú, que asegura una mayor y
mejor veeduría ambiental ciudadana, o simplemente, que fueron cómplices con su voto, de la
permanencia de funcionarios irresponsables, ineficientes y corruptos, enemigos
de la paz, como Carlos Holmes, el gris Trujillo o han votado por la cooptación
de los poderes del estado para favorecer los intereses del Uribismo.
Otros,
los más astutos, los más camaleónicos,
han optado por presentarse ante la sociedad colombiana, como los renovados
salvadores de la paz y los restauradores de la decencia y la moralidad pública,
llamando a propios y a extraños, a juntarse en una opción de centro alejada de
la odiosa polarización entre mamertos y fachos, ocultando, al igual que los
menos osados colegas, su pasado de silencio complaciente con la corrupción, de
ejercicio de la diplomacia burocrática de las buenas y elegantes formas, o la
de voltear a mirar para otro lado, mientras el latrocinio, el desplazamiento,
el asesinato, la guerra y la corrupción continuaban avanzando con su cómplice
silencio o su alcahueta abstención.
Ese es
el actual, pero reiterado, ejercicio legislativo de los partidos tradicionales de Colombia, en
el que, apelando a meros cambios de
nombre y de sede, los de siempre, pretenden seguir mamando de la teta del erario
nacional, tratando de engañar a incautos desinformados o a necesitadas
familias, que requieren del puestico, la recomendación, el contratico o los
cincuenta mil pesitos de cada cuatro años, para ver si pueden sobrevivir en un
escenario de pandemia y pos pandemia; lleno de
articulitos, triquiñuelas y corruptela electoral
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