Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho R.
Si usted va a escribir la biografía de alguien,
procure que el escrito refleje lo que él o ella fue y no lo que usted quiere
que hubiese sido.
Hay colombianos que son famosos por el deporte, otros lo son
por sus contribuciones a la investigación científica –como el caso del doctor
Rodolfo Llinás– y hay unos pocos, pero con un efecto pernicioso, que se
destacan por sus dislates. La mayoría de quienes integran esta última clase de
ciudadanos ‘ilustres’ se han dado a conocer en las lides políticas, como ocurre
con Jota ‘Pe’ Hernández y Miguel Polo Polo, quienes actualmente ostentan la
inmerecida dignidad de congresistas. Sus intervenciones en las sesiones del
Legislativo son vistas como muestra de ignorancia supina, provocando burlas
aquí, allá y acullá.
Los señores Alberto Ortiz Galindo y Gabriel Escobar,
destacados tuiteros, se han puesto a la tarea de escudriñar las declaraciones
de los mentados parlamentarios con el propósito de controvertir sus burradas y
con ello truncar el verdadero objetivo de estas, que no es otro que confundir y
azuzar. En un video replicado por Alberto se escucha a una periodista –cuyo
nombre desconocemos y por ello no lo referenciamos– calificando al
representante Polo Polo como lo que es. Si quieren escucharla, pueden
hacerlo dando clic
acá. Observamos con desazón que individuos como Jota ‘Pe’ y Polo Polo son
cada vez más del agrado de los electores. Una persona en el recto ejercicio de
sus cabales y con un mínimo sentido de responsabilidad colectiva no votaría
jamás por personajes como estos que, además de incapaces, son ponzoñosos para
el debate democrático.
No podemos publicar esta columna sin expresar nuestras
condolencias por la muerte de quien fuera gloria del patinaje colombiano: Luz
Mery Tristán. En circunstancias que aún son materia de investigación, la señora
Tristán habría sido asesinada por su pareja, Andrés Ricci García. El señor
Ricci es conocido de autos por un caso de corrupción al interior de las Fuerzas
Militares, también objeto de persecución penal, en el que habría participado
mediante su empresa importadora de llantas. Según dicen los enterados, la
compañía de la que es propietario el señor Ricci presentó actas de satisfacción
de licitaciones precedentes para alcanzar la experiencia requerida en un
proceso de adquisición de insumos del Ejército Nacional, siendo tales
documentos producto de una falsificación.
Para sorpresa de nadie, el señor Ricci es un acérrimo defensor
del porte de armas y por lo visto también un excelente comprador de estas, pues
en su residencia hallaron cuatro. En suma, de lo anterior, el presunto uxoricida
es un connotado opinador de derecha, interactuando
frecuentemente con políticos de esta ala en la red social Twitter. Este
individuo –toda una perita en dulce– sería quien presuntamente habría dado
muerte a su pareja. En vista de los rumores sin confirmar –y que por ende no
replicaremos– convendría escuchar a la senadora Cabal a fin de que explique el
alcance de su relación con el imputado por el feminicidio de la señora Tristán.
En una publicación de su cuenta de Twitter, Ricci se
pregunta si deben protegerse a los bandidos o a los ciudadanos de bien. Vale la
pena preguntarse, ¿en qué lado se situaría él hoy? Otro tuit del señor, este
dirigido a Álvaro Uribe Vélez, se lee: “Presidente! (sic) Porque (sic) no
aborda el real cáncer (sic) de colombia (sic)! ¡La corrupción! (sic) usted (sic)
es el mejor presidente de los últimos 50 años, pero (sic) porque (sic) propone
más (sic) impuestos y no atacar con pena máxima a corruptos! (sic) no (sic)
entiendo! (Sic)”. Si un corrupto merece pena máxima en opinión del señor Ricci,
¿cuál sería la pena apropiada para quien hurta del tesoro público y asesina a su
pareja sentimental?
La rapidez de la desinformación proveniente del búnker sorprende a cualquiera. Previo a la publicación de los comunicados de prensa en los portales de la Fiscalía, la revista esa ya tiene la información, el análisis y el debate.
–Cambiando de tema– Hay quienes afirman que con la aparición de las redes sociales cualquiera puede espetar sus ideas, sin importar lo tontas que sean, y con un poco de suerte o ayuda las hace pasar por noticias. Lo hemos visto diáfano con el chisme de cobijas de Nicolás Petro, convertido en crisis de gobierno por cuenta de un grupúsculo de internautas que se han abocado a examinar el expediente judicial –supuestamente reservado– así como a escudriñar las declaraciones de los implicados, con el único propósito de incriminar al Presidente de la República.
Al no encontrar pruebas que satisficieran su objetivo, han
quedado al descubierto los artífices de esta trama picaresca pobremente
ejecutada, entre ellos la directora de una revista que entrevistó al sub júdice
en busca de una confesión y quien, ante la negativa del entrevistado a implicar
a su padre, se vio precisada a embutirle las respuestas que pretendía. Por pura
falta de oficio escuchamos un aparte y no solo es tendenciosa la línea de
cuestionamiento, sino que abiertamente dirige al entrevistado a que se exprese
tal y como la entrevistadora desea. La convocatoria a esta debió ser aprobada
por el equipo jurídico de Nicolás, lo cual la hace aún más extraña, porque en
medio de la conversación el entrevistado se contradice, recula y confunde,
tornando en poco confiable su dicho y afectando el valor probatorio de las
declaraciones rendidas al ente acusador.
Mientras algunos se concentran en las infidelidades de
Nicolás, en las ausencias que reclama y en los resentimientos que deja
entrever, nosotros nos preguntamos, ¿por qué habría de responsabilizarse al
padre por los devaneos de su hijo? ¿Qué dice esa asociación de quienes la
formulan? Un capítulo que pende ser examinado es el de las relaciones entre
Nicolás, Days y algunos integrantes de la clase alta barranquillera, entre
ellos varios dignatarios elegidos por voto popular. ¿Por qué no ha sido del
interés del fiscal Burgos la conversación entre Daysuris Vásquez y Alejandro
Char, recabada en la inspección al celular de aquella? La opinión pública no
puede pasar por alto este vínculo y resultaría preocupante que la Fiscalía haga
distinciones entre los interlocutores de Days, citando a declaraciones a unos y
dejando indemnes a otros.
La rapidez de la desinformación proveniente del búnker sorprende
a cualquiera. Previo a la publicación de los comunicados de prensa en los
portales de la Fiscalía, la revista esa ya tiene la información, el análisis y
el debate. Según parece, antes de emitir sus boletines informan a la revista
aquella para que tengan el tiempo de presentar las informaciones como
“primicias” y “exclusivas”. La operación no es nueva y se asemeja a una bomba
de tiempo, en la que se activa un cronómetro ligado a la carga explosiva cuando
el perpetrador esté lejos y preparado para la acción. ¿Mala leche de quienes se
prestan para ello? A nuestro juicio no, pues en tratándose de la revista
aquella son tan biches que ni a leche alcanzan y en cuajada se quedan. Y sí que
les ha cuajado la estrategia.
Adenda: el día más divertido de la semana para
Germán, coautor de esta columna, es cuando Urías Velásquez lo invita a grabar
La Hora del Terror, espacio en el que se entretienen juntos improvisando y
conversando de chismes sin adornos. Si gustan escucharlos, pueden acceder al
video dando
clic acá.
Adenda dos: por oportuna y diciente, recomendamos la
lectura de una investigación publicada en Vorágine que profundiza en los
silencios del fiscal Burgos. Pueden acceder a ella dando
clic acá.
¡Hasta la próxima semana!
*Texto publicado originalmente en: https://sonoticias0.wordpress.com/
Cortesía de su director: Otto Hernán Riaño
Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva
responsabilidad. Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir
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