PANDEMIA Y EXPERIMENTO SOCIAL (Parte II)
El Experimento
social
Por: Omar Orlando Tovar Troches –ottroz69@gmail.com-
En la primera parte se concluía respecto a la
presente crisis sanitaria y social, y en general, a todas las pestes por venir
que, dependiendo de las
acciones que se tomen, podríamos seguir comprobando una y otra vez y de
pandemia en pandemia, la certeza de las tesis de don Thomas Robert Malthus,
según las cuales, en los momentos de crisis de subsistencia, la solución se
podría encontrar en las hambrunas, las guerras y las epidemias, ya que estos
fenómenos disminuirían la población, sobre todo los grupos más desfavorecidos.
Eso decía don Malthus.
Pero, más
allá del esperado hecho de encontrar en el corto o el mediano plazo, la cura
y/o la vacuna en contra de este coronavirus en particular o de constatar la
capacidad de asimilación de esta nueva experiencia mundial sobre el manejo de
crisis sanitarias, lo que si le está quedando claro a la inmensa mayoría de
habitantes de este planeta, es que llegó el momento de enfrentar, sin tapujos,
el dilema existencial consistente en decidir, si es más importante seguir
insistiendo en este modo de vida, signado por la especulativa economía de
mercado, la grosera acumulación de riquezas a costa de todo, o un sistema
alternativo de vida verdaderamente
humano, que privilegie la armonía con la naturaleza y la verdadera solidaridad
económica y social, que entre otras, terminarían siendo la misma cosa.
Casualmente,
quienes apuestan por seguir indefinidamente con la economía de mercado en su
versión extendida y mejorada, niegan la existencia del dilema aquí planteado,
de hecho, echando mano a su inmenso aparato propagandístico, han puesto a rodar
la especie, según la cual, la economía (se cuidan de decir: este modelo) es
casi que un requisito sin el cual la vida no sería viable, induciendo a una
inmensa mayoría de parados, rebuscadores, informales, independientes, free
lancers, o como a bien tenga llamar el lector, a esa mayoritaria masa de
humanos, sin trabajo estable, a afirmar que, efectivamente, sin lo uno no hay
lo otro, empujándolos, sin querer, pero definitivamente queriendo, a arriesgar
sus vidas, desobedeciendo las básicas reglas de auto cuidado, con tal de salir
a reclamar las ayudas estatales, que esta economía no les ha podido dar.
Esta colosal
masa de trabajadores independientes, informales, free lancers o rebuscadores
alrededor del planeta, junto con, la hoy, incalculable pobrecia mundial,
conforman el delicioso caldo de cultivo, con el que los intocables consejeros
del nuevo Consenso de Washington y el Silicon Valley, han tenido a bien recomendar y emprender el más grande y peligrosos
experimento social, nunca antes visto, dada la inmensa cantidad de sujetos
sometidos a esta manipulación socio-económica.
Aunque, para ajustarse a la verdad, este experimento se ha
venido llevando a cabo desde hace mucho tiempo atrás, lo cierto es que, en esta
ocasión y aprovechando la oportunidad de esta tormenta perfecta
(pandemia-crisis
económica), los científicos sociales al servicio de las elites
económicas, ahora cuentan, no sólo con un universo impresionante de personas
susceptibles y dispuestas a aceptar todas las condiciones del dichosos
experimento, sino que tienen a su disposición, toda la tecnología precisa para
llevarlo a cabo.
El control
social, en su modelo panóptico, ahora tiene a su alcance, no sólo el
consentimiento voluntario (que no requiere) de las personas sujetas al
experimento, sino que cuentan con todas las maravillas de las tecnologías de
las telecomunicaciones y de la sedada voluntad de la humanidad, para dejarse
conectar a la red mundial a través de todos la prótesis electrónicas dispuestas
para ello en el mercado, tal como se demostró en el sur este asiático, en
donde, a través de la manipulación de la tecnología de BIG DATA, se efectuó y
se efectúa el seguimiento y el control de toda la población durante la
pandemia.
Los nuevos
gurús de la economía, que son, sino los hijos de los de antes, ellos mismos,
ahora pregonan y claman la necesidad de ajustes estructurales urgentes, de modo
que los generadores de riqueza, para quienes ellos trabajan, tengan todas las
garantías para poder seguir trasvasando la riqueza hacia el resto de la
sociedad, para lo cual se requiere de la solidaridad popular y la ayuda del
Estado, expresadas en medidas que permitan flexibilizar un modelo laboral y de
seguridad social que, según estos gurús, casi que ha empobrecido a los grandes
jugadores de la economía nacional y mundial reunidos en sus respectivos
gremios.
Ajustada
cómodamente al discurso oficial, ene veces repetido y amplificado por los
medios de comunicación tradicionales, el cual afirma que ahora lo importante es
la educación productiva y por lo tanto, lo que ahora requiere la humanidad 2.0,
son individuos con las habilidades de conectarse en modo 24/7/365, la nueva
masa trabajadora desregularizada, ve cómo, las medidas de flexibilización
laboral y de seguridad social, impuestas en ésta y anteriores emergencias, probablemente
sean las nuevas reglas del mercado laboral, en las que fácilmente, quien no
acepte conectarse bajo esas condiciones, al circuito laboral mundial, estará
obsoleto y sujeto a la solidaridad de sus vecinos o a un papa Estado.