Santander de Quilichao, tierra de oro, al parecer fundada en otro sitio diferente al actual, en una fecha aùn discutida por los que saben, està ubicada en donde comienza el valle geogràfico del rio Cauca, es un punto de encuentro de todo el norte del departamento del Cauca, cruzado por el rio quilichao y rodeado desafortunadamente por mares de caña de azucar, es una pequeña ciudad de negros, indios, mestizos y dizque por algunos que se creen blancos.
Recuerdo y en este momento con nostalgia, cuando mi padrino, un indio de Jambaló, me hacía madrugar para ir a pescar en otro de los rios de Santander, el Quinamayò. Atarraya al hombro, una jigra con cafe recién hecho, las lagañas mal lavadas, veìamos como amanecia en pleno camino al rìo, recogíamos naranjas y una que otra guayaba para comer en esas jornadas tranquilas de pesca, en medio de un paisaje limpio,los piquetes de los zancudos, la paciente espectación luego de lanzar la atarraya en un rio que en esa época tenia agua y peces.
En esos inocentes días de mis vacaciones compartíamos con los primos,las primas y los amigos de la cuadra; caminatas por las lomas vecinas, nos dejábamos descolgar río abajo (el quilichao) encaramados en unos neumáticos inflados,desde la piscina municipal hasta donde los giles, ibamos a perseguir conejos en la loma del canalón y nos quedaba tiempo para jugar a la vuelta a colombia con bolas (canicas) en el patio de una gran casona conocida como el vaticano.
Hoy en dia los rios ya no tienen agua en verano, estan contaminados con los detritos del pueblo, solo se ven conejos criados en las fincas y ya no hay loma del canalón. Queja lastimera? imagino que si. Santander, como dicen los mayores del pueblo ya casi no tiene quilichagueños, los muchachos ya no juegan a las bolas, ni tienen ya donde ir a caminar tranquilamente. El precio del crecimiento, diràn los que leen, de pronto si, pero vaya que precio!!.
La constante inmigración de rebuscadores de la vida; comerciantes, jornaleros y desplazados; ha creado un nuevo tipo de ser quilichagüeño, permeado por el afán de conseguir plata fácil y rápidamente, herencia maldita del narcotráfico, al que poco o casi nada le importa el devenir de la comunidad, el maldito negocio de la droga ya envenenó nuestros chiquillos, como decía arriba ya no juegan a las bolas, ahora se inyectan o fuman heroìna a la vista de esos nuevos quilichagüeños y pareciera que, efectivamente a nadie le importan. Los muchachos ya no se interesan más por aprender el último paso de salsa... ah! se me olvidaba tampoco existen más el Bugalú, el tayrona ni el skylab, ahora los muchachos se rebuscan el diario desde muy chicos, en las tres o cuatro fabricas que se instalaron con la ley Paez, en las que se les sobre explota y se les contrata rotativamente, es decir cada seis meses, so pretexto de darle empleo a todos, cosas de la economia de mercado, otros más se endeudan para adquirir una moto y dedicarse al mototaxismo, algunos estudian para ser mejores pero en otra parte y otros más se rebuscan jalando el gatillo de un arma o apuñaleando paisanos y paisanas. El precio del Crecimiento.
Y las autoridades?????? dejo ahí.
Quisieramos recuperar esa Santander solidaria en donde casi todos nos conocíamos, en donde sentarse en el parque a tomar cerveza y/o rajar del projimo no sea más un deporte de extremo, un lugar en el que pudieramos tener la tranquilidad de que los niños y niñas solo traen a la casa una que otra naranja o un mango o una guayaba o la tarea escolar y no una navaja, una subametralladora, una jeringa desehcable o una pipa hechiza. Será que en algún tiempo no muy remoto tendremos una Santander de ensueño y no esta pesadillo que padecemos hoy?...Ahí les dejo.
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