LA VITRINA DE LA CONVERSA

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miércoles, abril 08, 2009

DE PRINCIPES Y SAPOS


Por: OMAR TOVAR

El 7 de Abril de 2009 será recordado en Latinoamérica como el punto de quiebra en la reciente historia política del continente.
El ex presidente de Perú ALBERTO FUJIMORI, es condenado a 25 años de prisión tras haber sido encontrado culpable de crímenes de Lesa Humanidad durante su gobierno.
La importancia del hecho reside en que por segunda vez en los últimos años; las cortes de países latinoamericanos han condenado a dos ex presidentes por delitos atroces en contra de sus respectivas naciones, a saber: AUGUSTO PINOCHET en Chile y ALBERTO FUJIMORI en Perú. Las coincidencias de estos dictadores no paran ahí, los índices de popularidad con los que ejercieron sus mandatos eran los más altos que registraron gobernante alguno en sus republicas, ambos fueron considerados como verdaderos RESTAURADORES de la “moral pública” frente al atraso económico de Chile y Perú adjudicado a altos índices de “corrupción y la amenaza comunista” en ciernes en aquellas naciones. A los dos mandatarios sus naciones les otorgaron sendas patentes de corzo para aplicar con mano dura y a cualquier precio las recetas económicas y sociales dictadas por: los llamados “Chicago Boys” encabezados por Milton Friedman, en el Chile de Pinochet y las “recomendaciones propositivas” del Fondo Monetario Internacional en el Perú de Fujimori. Los dos ex presidentes fueron reconocidos como “Los Mesías” capaces de re-fundar sus Países y entre otras no tan brillantes coincidencias, ambos ejercieron sus mandatos por largos periodos presidenciales.

Este sería un final feliz para las trágicas historias de centenares de victimas de estos “democráticos” predadores, si no fuera por la terrible paradoja de su aceptación social y su inclusión dentro del referente colectivo de sus naciones a pesar de haber sido sancionados por cortes nacionales que a pesar de todo representan a sus aparatos de justicia. La explicación pareciera no estar muy al alcance de un observador desprevenido, puesto que delitos como la Desaparición forzosa, el Genocidio, el secuestro y el asesinato simple son reconocidos y repudiados por toda la humanidad, sin embargo miles y miles de Chilenos y Peruanos parecen tolerar estas barbaridades so pretexto de un beneficio colectivo mayor: El Crecimiento Económico.

Ojala la historia de las víctimas cobre el primer puesto dentro de la conciencia colectiva de América Latina, que la historia de estos príncipes convertidos por sus atrocidades en simples sapos encarcelados se repita en donde quiera que el afán de acumulación de riqueza sea más importante que el humanismo social que debiera recorrer el mundo entero, aunque lo mejor sería que estos príncipes encantados jamás existieran y que la fuerza de los indignados sea superior a la de los indignos, parafraseando al maestro Galeano