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sábado, enero 25, 2025

Gaza: entre el alivio y la desazón

Imagen tomada de: BBC News Mundo | Se anuncia un cese al fuego en Gaza El gobierno de Israel y el grupo militante palestino Hamás alcanzaron este miércoles un acuerdo de... | Instagram

Por:  Consuelo Ahumada 

Solo la presión de los pueblos del mundo garantizará la vida y soberanía del pueblo palestino.

Las imágenes del inicio de la tregua en Gaza no pueden ser más conmovedoras.  Sobrevivientes celebran al aire libre, en medio de las ruinas en que quedó convertido su territorio tras 466 días de bombardeos ininterrumpidos. Cantan, bailan, se abrazan. Guardias de Hamás patrullan abiertamente, en ejercicio de soberanía.

El acuerdo, logrado con mediación de Qatar, Egipto y EEUU, se trabajó durante meses, pero Israel siempre lo saboteaba. Por supuesto que es un alivio, tras un genocidio que llegó a los extremos más aberrantes y se ensañó con la población más indefensa: niños y niñas, mujeres, personas mayores. Las evidencias son escalofriantes.  

Se plantean tres fases, cada una de tres semanas. La primera da inicio al intercambio entre los casi cien rehenes que todavía subsisten, vivos o muertos, por mil prisioneros y prisioneras palestinas; el ingreso de ayuda humanitaria y el regreso de las personas desplazadas a su territorio.

En las otras dos fases se discutirán temas cruciales: cese al fuego permanente, retiro del ejército israelí, reconstrucción de Gaza y carácter de su gobierno.

¿Qué queda después de 15 meses de genocidio?

46.900 personas muertas y miles de heridos, según la autoridad de salud del enclave. Sin embargo, como señala la publicación inglesa Lancet, la cifra es bastante más alta, considerando las muertes por enfermedades y desnutrición.

Catherine Russell, directora ejecutiva Unicef, reafirmando lo que mostraron varios informes anteriores de la ONU y otras entidades, reiteró el impacto catastrófico sobre la infancia y sus familias. Más de 14.000 niños y niñas muertos, miles de heridos o mutilados. Experiencias traumáticas que los marcarán de por vida. Todos sufren de trastornos psicológicos y crisis de ansiedad.

En Gaza hay 1.9 millones de personas desplazadas, el 90% de su población.  Mayoritariamente niños y niñas. Muchos lo han hecho varias veces y han perdido sus hogares, a sus padres y seres queridos.  

La directora ejecutiva de UNRWA, España, Raquel Martí, recalca también que buena parte de la población sobrevive en condiciones de hacinamiento y hambruna en campos de refugiados en Al Mawasi, zona considerada humanitaria, pero atacada y bombardeada reiteradamente por Israel.  

A la falta de alimentos y agua se suma la escasez de servicios esenciales, como saneamiento. Proliferan las enfermedades respiratorias infecciosas que afectan a aproximadamente 300.000 personas. 9 de cada 10 niños y niñas tienen al menos una enfermedad. Para las madres y mujeres en general la situación es igualmente catastrófica.

La capacidad sanitaria para atender a personas heridas y enfermas es crítica. Apenas funciona la mitad de los hospitales que, como las escuelas y campos de refugiados, han sido bombardeados.

Por todo lo anterior, no hay duda de que la primera fase de la tregua traerá alivio humanitario inmediato.

Sin embargo, el pueblo palestino no tiene muchas razones para el optimismo. En 76 años de ocupación, Israel ha incumplido todos los acuerdos pactados, así como centenares de resoluciones de la ONU.

La situación actual pareciera todavía menos favorable para que cumpla con lo estipulado, al menos por dos razones.

La primera, el triunfo arrollador de Trump cambió la actitud de Netanyahu, quien finalmente aceptó la tregua como muestra de buena voluntad, antes de su posesión. “Tu histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo punto de partida para EEUU y una poderosa renovación del compromiso con la gran alianza entre Israel y EEUU”, le dijo.

Recordemos que durante su primer mandato propició el paso de la embajada de su país a Jerusalén y su reconocimiento como capital de Israel. Igualmente, en enero 2020 presentó, conjuntamente con Netanyahu, un plan de paz que representaba la anexión de Palestina.

No queda duda entonces, que Trump seguirá apoyando el anexionismo de Israel. Basta con escuchar su discurso de posesión ayer y constatar la fuerte presencia y expresión del sionismo en la ceremonia.

La segunda razón es que el Oriente Medio está en guerra y la recuperación económica de EEUU depende de su industria bélica y de sus conquistas imperiales. El respaldo a Israel es fundamental.

La misma postura de Netanyahu es muy clara. La tregua fue una derrota política frente a sus propósitos iniciales. Por ello, intentará por todos los medios seguir su cruzada contra el pueblo palestino. Ya hay varias declaraciones al respecto.

Después de que se ratificara el acuerdo, amenazó a Hamás, señalando que Israel combatirá “de formas nuevas y con mucha fuerza” en Gaza si fracasa la tregua, asegurando que cuenta con el apoyo de Trump para retomar la guerra si fuere necesario. 

El Ejército israelí volverá al combate en Gaza después del alto el fuego, según comentó Herzi Halevi, jefe del Estado mayor: “Nos enorgulleceremos y estaremos decididos a volver a los combates en el futuro”.

También está el ministro de Finanzas Bazelel Smotrich, poderoso ultranacionalista, representante del partido Sionismo Religioso. Para evitar que renunciara al gabinete, Netanyahu le garantizó “reforzar la seguridad de Cisjordania”, mediante el incremento de los asentamientos judíos. El ministro exige retomar los bombardeos tras la primera fase del acuerdo.

El ministro de Defensa, Israel Katz, le dio a la derecha ultranacionalista al frente del movimiento colonizador de Cisjordania una compensación por la tregua: la liberación de los colonos israelíes extremistas que estaban detenidos.

Así, la aplicación de la tregua estará supeditada a pactos secretos entre Netanyahu y Trump. Ya nombró en puestos clave a personas cercanas a la ultraderecha israelí. La perspectiva de bombardear de nuevo Gaza cuando “considere” que Hamás trata de reagruparse, o de anexionarse el territorio de Cisjordania, parece muy cierta.

Señalemos también que el inmenso poderío de Trump y Elon Musk intentará proporcionarle toda la legitimidad al colonialismo sionista.  

Afortunadamente, los procedimientos legales contra Netanyahu siguen su curso. El Tribunal Internacional de Justicia tomó medidas cautelares en su contra por presunto genocidio. La Corte Penal Internacional emitió orden de arresto en su contra.

Pero solo la presión de los pueblos del mundo garantizará la vida y soberanía del pueblo palestino. “Si muere Gaza, muere la humanidad”, dijo Gustavo Petro.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

* Esta nota fue publicada en SoNoticias y es compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño

martes, octubre 01, 2024

Petro, el nuevo lenguaje mundial: La verdad

 

Por: Hernán Riaño

En sus últimos discursos en Chicago y la asamblea general de la ONU, el presidente Gustavo Petro denunció valientemente las corporaciones y gobiernos que causan los genocidios que estamos viendo en vivo y en directo en la franja de Gaza y que se extendió a otras regiones vecinas y el hecho de que el mundo va a permitir que el sionismo acabe con un pueblo entero.

Históricamente, las relaciones entre las naciones se han caracterizado por unas condiciones que tienen que ver más con la forma que con el contenido. Los famosos protocolos que se han impuesto se volvieron una trama de “obligaciones” que se han convertido en todo, menos en unas relaciones sinceras y que vayan en beneficio de toda la humanidad. Es más importante la forma de saludar, de caminar, el vestido que se lleva, la forma de sentarse y todo lo que tiene que ver con la apariencia y las formas que lo que se dice en cualquier encuentro entre mandatarios, ministros o representante de cualquier gobierno mundial.

En muchos casos, unos gobernantes o representantes de un régimen se ofenden por cualquier pequeñez y hay que hacer todo un proceso para desagraviar al “ofendido”, pero, contradictoriamente, muy pocas veces se le pone la atención suficiente y obligatoria a los planteamientos de quienes quieren informar, denunciar o proponer cualquier cosa para mejorar la naturaleza, la vida en el mundo y para sus habitantes. Esto ha sido así desde la creación de la Sociedad de las Naciones, preámbulo de la Organización de las Naciones Unidas ONU, con el agravante de que los países que más dinero tienen son los que ponen las condiciones de agenda, de veto y permiten o no que una propuesta avance y sea aprobada. 

Países como los Estados Unidos de América, el Reino Unido, Francia, Israel y en los últimos tiempos Rusia y China son quienes “mandan la parada” en el tema de las relaciones internacionales, condenan, ponen sanciones y premian a quienes son de sus afectos políticos sin importar los efectos que estas acciones tengan en el planeta. El dinero y las armas son quienes definen qué se hace o no en el mundo.

En esta maraña de “formas” con ausencia casi total de contenidos importantes, se impuso la mentira, el engaño, el incumplimiento y cualquier forma de evitar cumplir con las decisiones de la ONU o cualquiera de sus organizaciones. Esas son las relaciones mundiales que no permiten el avance hacia una igualdad de los seres humanos y una mejora en su calidad de vida. El hambre, la miseria, los genocidios, la contaminación, el cambio climático y todos los males que aquejan a la tierra son impulsados por países que defienden a capa y espada a sus multinacionales y trabajan abiertamente para que éstas puedan enriquecerse cada día más. 

Mentir, ocultar, confundir, incumplir y calumniar ha creado una forma de relación que genera desconfianza tanto entre los países como en el organismo internacional que hace muy poco o nada para que sus mismas resoluciones las cumplan y sean acatadas. La verdad está proscrita y quien la diga es condenado al ostracismo y al olvido. Los organismos de seguridad de los estados están por encima de la ONU y sus filiales y ellos, con sus gobiernos son los que deciden qué se hace y qué no.

Esta situación ha creado una realidad virtual que nos quieren imponer como cierta y real. 

Para ello tienen todo un aparato de canales de televisión, radio, medios impresos y ahora redes sociales con inteligencia artificial, que le cuenta a los terrícolas solo lo que ellos crean que deben saber, de una forma distorsionada y mentirosa para defender sus intereses a costa de la salud y la vida tanto del planeta como de sus habitantes. La verdad real está plagada de genocidios, hambre, miseria e injusticias. 

Por ejemplo, El cambio climático es una verdad que, por las evidencias, por lo que está pasando, ya no lo pueden ocultar, así encarcelen, silencien y hasta asesinen a los científicos que valientemente muestran el problema o a cualquier ciudadano que inicie una campaña para defender el planeta y denunciar a quienes están causando estos males.    

A pesar de que todos los “líderes mundiales” saben desde hace tiempo y son conscientes de las dificultades que aquejan al planeta, se quedan callados y lo más grave es que no hacen nada para detener la destrucción del planeta y la raza humana, solo para que se enriquezcan los empresarios que están detrás de ellos y son sus patrocinadores. Por esto es que muchos países comenten genocidios y explotan a los otros países que son incapaces de defenderse, por las mismas condiciones que los primeros les pusieron. 

Pero en los últimos meses el mundo ha visto otra forma de tratar los problemas en estos organismos internacionales por parte del señor presidente de la República de Colombia, Gustavo Petro Urrego, y esta forma es decir la verdad, llamar a las cosas por su nombre, sin eufemismos y siempre de frente. En sus últimos discursos en Chicago y la asamblea general de la ONU, denunció valientemente las corporaciones y gobiernos que por un lado causan los genocidios que estamos viendo en vivo y en directo en la franja de Gaza y que se extendió a otras regiones vecinas y que el mundo parece que va a permitir, ojalá no, que el sionismo acabe con un pueblo entero. También hay otros genocidios “menos mediáticos” como los de Sudán, el Congo y otros países tanto de África como de otras latitudes.  Son las mismas élites que están permitiendo y patrocinado la explotación irracional y delincuencial de los recursos naturales de diferentes regiones del planeta; acción que está causando los incendios que a diario también vemos en vivo y en directo en santuarios silvestres como la Amazonía. Esta situación ha sido alertada, desde hace muchas décadas por los científicos, líderes ambientales y naturalistas del mundo pero muchos de ellos, especialmente los segundos, son asesinados de forma inmisericorde por sicarios que les envían las multinacionales o los gobiernos cómplices. De hecho, ser líder y defensor ambiental se ha convertido en una de las profesiones más riesgosas del planeta.     

Las condiciones reales de nuestro mundo, como las de vida, de la mayoría de sus habitantes y la del globo terráqueo en sí, ya no dan espera, como él lo ha dicho muy claramente en su último discurso ante diferentes foros internacionales.

En nuestro país, las derechas se ponen de lado de las corporaciones que están acabando con el planeta y sus habitantes. Varios representantes de este sector político tratan a Petro de mentiroso y loco por defender la vida tanto en nuestro país como en cualquier parte del mundo, demostrando que la vida de sus conciudadanos no les importa ni hoy ni nunca; de hecho, somos el país más desigual del mundo, con más muertes, desaparecidos, asesinatos de Estado (falsos positivos), desapariciones y desplazamientos. Miseria y hambre, a pesar de que el gobierno del cambio ha sacado en sus primeros dos años a un millón seiscientos mil personas de la miseria y trata, a pesar de la oposición de las derechas y del “centro”, de llevar alimentos, salud, una mesada pensional, educación y una vida más o menos digna a los más necesitados.

Lo demostrado por Petro es que se impone una nueva forma de relación entre las naciones basada en la verdad, para poder confiar el uno en el otro y entre todos salvar el planeta y a la humanidad. Basta ya de protocolos insulsos e innecesarios, llenos de mentiras, de ocultamientos, de complots. El tiempo se está acabando, muchos daños son ya irreversibles, como los asesinatos de más de 40.000 palestinos, muchos de ellos(as) niños(as) y la recuperación a su punto original de gran cantidad de regiones que ya no se pueden recuperar. Si esto no se logra estaremos ante una inminente autodestrucción. 

Esta nota fue publicada originalmente en SoNoticias y compartida con la comunidad de La Conversa de Fin de Semana, gracias a la generosidad del periodista Hernán Riaño.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.