LOS PROFESIONALES DE LA POLÍTICA.
Por estos días
llenos de gloria inmarcesible y de júbilo inmortal, de corazones henchidos de
orgullo patrio; gracias a las noticias generadas por las brillantes actuaciones
de nuestros deportistas y por el anuncio de la proximidad de la firma del
Acuerdo Final Para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz
Estable y Duradera, nuevamente hacen su aparición en el escenario público; los
inefables Profesionales de la Política.
Tremenda
obviedad dirán, y con acierto, quienes lean estas notas. El proceso de firma
del acuerdo entre la guerrilla de las F.A.R.C. y el gobierno Colombiano, entre
otras muchas cosas, es eso: político, por lo que es apenas natural, que quienes
viven de y por la política pretendan ejercer su profesión, intentando generar
opinión en favor o en contra de este proceso. Hasta allí, todo más o menos
lógico y predecible, lo maluco, por enésima vez, es la intencionalidad oculta
de muchos de estos personajes.
El gobierno
Nacional ha llamado a sus huestes agrupadas en lo que ellos han decidido llamar
la “unidad Nacional”, para emprender la tarea de motivar al pueblo colombiano
para que voten “SI” en el plebiscito que refrendará el famoso acuerdo de Fin
del Conflicto, durante la jornada del próximo 2 de octubre. De igual forma el
C.D. en cabeza de su caudillo Álvaro Vélez llama a sus seguidores y seguidoras
para que marquen la casilla NO en esta jornada. Se reitera; hasta aquí todo muy
“democrático”.
Lo indeseable
del ejercicio de los profesionales de la política (algunos y algunas para no
generalizar) es ese afán protagonista de encabezar, dirigir o liderar las
campañas del cacareado plebiscito, afán este, loable en principio pero
detestable en algunas formas y objetivos. Veamos.
Para nadie es
un secreto, que muchos de los males patrios que han generado los múltiples
conflictos de nuestra empobrecida sociedad, tienen origen en las pilatunas,
desaguisados y tramoyas urdidas por esa endémica clase politiquera, que cada que
puede se aparece en el escenario público, para montarse en la chiva de la victoria. Así
lo constatan los innumerables estudios y documentos realizados por distinguidos
estudiosos de nuestra realidad social, de aquí
y de más allá de nuestras fronteras.
Estos
politicastros andaban, como siempre, ausentes de los territorios, ausentes de
los males que aquejan a ese pueblo que manipulan cada cuatro años, para
conseguir su favor electoral, ausentes de los grandes temas de la nación,
inasequibles para sus electores y amnésicos de sus deberes, sin embargo hoy, ad
portas de una nueva esperanza; aparecen por arte de magia (electorera), de la
nada, sin que nadie los invocara, efectuando una vez más su arte de
prestidigitadores de la necesidad, para proclamarse como representantes de la
Sociedad Civil.
Por ahí los
vemos; convocando a conversatorios, a cafecitos, a marchas, a conciertos
musicales o a reuniones para convocar, ahora sí, a ese pueblo colombiano que
merece una segunda oportunidad sobre la faz de la tierra, parafraseando a Gabo.
Se les olvida y se nos olvida que han
sido estos señores y señoras de la política nacional (reitero: no todos y
todas); en gran parte, los causantes por acción y omisión de las mil y una
violencias, no armadas muchas de ellas, que han azotado y azotan la vida de los
millones y millones de colombianos que siempre han deseado estar y vivir en
paz.
Ahora, algunos
profesionales de la política, se pavonean por las comarcas, con camisetas de si
o no a la paz, llamando pueblo, pero no tanto para pensar en la oportunidad de
una Colombia en Paz, sino para ambientar sus propias campañas electorales. Se
encaraman en el Transmilenio, MIO, “guala”, “Yipao” o chiva de la paz, para hacerse
ver y de alguna manera hacerse contar en
la jornada plebiscitaria, pretenden con la demagogia de la paz, ganarse
nuevamente el favor de este pueblo, empobrecido, excluido, discriminado y
victimizado, posando como promotores de paz.
Pretenden otra
vez, hacernos olvidar, que hasta hace pocos días ellos y algunas ellas, eran
ni más ni menos; los generadores de ese
conflicto social, que desde las épocas de sus tatarabuelos (políticos), hemos
padecido en esta Matria y que no se solucionaron ni con el plebiscito del 57, ni
la constituyente del 91, porque simplemente ellos; los malos Profesionales de
la Política, solo piensan en su permanencia en el poder, para seguir ayudando y
protegiendo a los patrocinadores de sus campañas, que también han sido los patrocinadores
de las mil y una violencias que aún hoy, cerca de la paz, padecemos en este
país del sagrado corazón.
Adenda:
Para que no se malinterprete; el autor de esta nota marcará la casilla SI, el
próximo 2.
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