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| Imagen tomada de Radio Nacional de Colombia |
Por: Alberto Palomino
La victoria en las urnas dependerá de la capacidad de construir una unidad sólida, transparente y basada en las bases, reivindicando los ideales de izquierda, las reformas sociales y el cambio estructural.
El debate sobre los resultados de la consulta interna del Pacto Histórico del 26 de octubre ha generado interrogantes sobre la eficacia del mecanismo. Si bien algunos resultados han causado incomodidad, es fundamental analizar si el problema radica en el instrumento democrático en sí o en su implementación.
La consulta popular interna
representó un avance democrático significativo. En contraste con el método
anterior de selección de candidaturas por acuerdos internos y designación
"a dedo" (el "bolígrafo"), la consulta trasladó la decisión
a la voluntad popular. En este orden de ideas, este proceso confiere
legitimidad, ya que el orden de las listas al Congreso (Senado y Cámara)
resulta de la capacidad de movilización y arrastre de cada precandidatura, no
de una correlación de fuerzas interna.
De igual manera, fomenta la
unidad, puesto que buscaba que los votantes de la consulta se movilizaran
unidos hacia la elección legislativa. Su impacto positivo se proyecta hacia la
futura Consulta del Frente Amplio y las elecciones al Congreso de 2026. Por lo
tanto, la decisión de realizar una consulta interna y abierta fue un acierto
político que debe preservarse.
El problema no fue la
consulta, sino las graves fallas en su preparación y ejecución, que permitieron
el "entrismo" de precandidaturas ligadas a partidos de
la derecha y sus maquinarias electorales. En términos generales, las
coordinaciones territoriales del Pacto Histórico no fueron electas
democráticamente, sino que se heredaron de cuando fue una coalición electoral,
privilegiando la hegemonía de los partidos con personería jurídica y marginando
a los movimientos sociales.
Las comisiones de ética y garantías electorales nacieron con
un "pecado original" por la falta de democracia interna y
transparencia en el proceso. No funcionaron como un filtro efectivo. El Comité
Político Nacional Provisional inscribió las precandidaturas omitiendo los
principios éticos y programáticos, sin considerar debidamente los informes de
las Comisiones de Ética. Esto facilitó la infiltración.
Continuando con las grandes fallas del proceso previo a la Consulta
Interna, se tiene que, se prohibió o estigmatizó la realización de Asambleas
Territoriales, silenciando la voz de las bases y generando una pasividad que
impidió una contraloría efectiva. Paralelamente, algunos congresistas actuaron
como "bisagra" para meter precandidaturas ajenas al proyecto del
Pacto Histórico a cambio de apoyo electoral para su reelección. Esto fue
tolerado por una burocracia interna.
No obstante, los inconvenientes externos (Consejo Nacional
Electoral, Registraduría Nacional del Estado Civil, Prensa orgánica de los
gremios, etc.), la consulta interna sí sirvió como mecanismo
democrático, pero su potencial fue saboteado por una estructura de dirección no
democrática y por prácticas internas que permitieron la infiltración. La
solución no es abandonar la consulta, sino corregir sus fallas para fortalecer
el proyecto.
Para avanzar en la construcción de un sólido proyecto de
izquierda democrática se requieren una serie de acciones urgentes, como, por
ejemplo, identificar a quienes propiciaron o fueron cómplices de la
infiltración. La unidad debe construirse sobre la participación real de las
bases, no sobre la tolerancia a prácticas ajenas al proyecto de cambio.
Las direcciones a todo nivel
deben ser electas democráticamente, integrando de manera real a los movimientos
sociales, que han demostrado ser una fuerza electoral significativa. En los
meses previos a las próximas elecciones, se debe fomentar la movilización y
organización de las bases para consolidar la unidad popular. Antes de la
inscripción formal de las listas al Congreso, una auditoría de las
precandidaturas seleccionadas podría ayudar a depurar las infiltradas y blindar
al Pacto de posibles ataques legales.
En definitiva, el camino no es retroceder en la democracia
interna, sino profundizarla. La victoria en las urnas dependerá de la capacidad
de construir una unidad sólida, transparente y basada en las bases,
reivindicando los ideales de izquierda, las reformas sociales y el cambio
estructural.
¡A trabajar por la victoria!
ALPA
Santiago de Cali distrito, 3 de noviembre de 2025.


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